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Anastasia, el musical

Esta temporada Stage Entertainment sí ha sabido dar en la diana con el estreno de Anastasia, el musical. Ha sabido coger lo mejor de cada uno de los montajes que ha ido estrenando en nuestro país y conjugarlo en el escenario del Teatro Coliseum. Se la estaba jugando con otras grandes productoras que le estaban comiendo su pedazo del pastel, el bluf de El Guardaespaldas a muchos aficionados nos estaba desinflando el mito de esta productora que, si bien no se le puede negar el haber abierto brecha en el terreno de los musicales en nuestro país, estaba visiblemente de capa caída; después del estreno, hace ya demasiado, de El Rey León, solo se le estaban conociendo traspiés, dejando la sensación de vivir de las rentas del rey de la selva G r an Vía, pero para esta ocasión ha sabido sacar la artillería pesada y demostrar que sigue tan potente como se la recordaba. ¡Afortunados todos!

Una puesta en escena llena de espectacularidad, que mezcla el detalle de lo clásico, ¡qué vestuario!, con las nuevas tecnologías. Lo que el año pasado parecía un complemento más propio de un macro concierto, aquí ha sido utilizado en favor de la historia haciendo que nos marquemos un viajazo desde nuestra butaca. Esas pantallas – El equivalente 2.0 a los viejos telones – van a dejar a más de uno con la boca abierta. Me declaro enemigo de utilizar pantallas para la escenografía, pero la utilización que se le han dado en esta producción aporta un dinamismo y una espectacularidad innegables.

En cuanto al elenco, al fin se han decidido a contar con artistas que saben que la interpretación hablada tiene tanta importancia en un musical como la cantada o el saber bailar, aunque lamentablemente no todos. Un gran acierto el contar con Jana Gómez como Anastasia, es una delicia la energía que aporta al personaje, quizá tiene que atender más a la composición corporal, pero estoy seguro que sabrá encontrarla con el transcurso de las funciones y, ni qué decir tiene que escucharla cantar es una auténtico placer, puede sin problema con el peso de un personaje que los fans de la película mirarán con lupa. A Íñigo Etayo y a Carlos Salgado quizá les haya tocado bailar con la “más fea”, vaya por delante que son dos estupendas voces, pero sus personajes se me quedan algo planos e insípidos en desarrollo frente a la fuerza que tienen el resto; una duda, Gleb, el «malo» de la función, ¿no es demasiado parecido al Javert de Les Miserables?. Contar con Angels Jiménez siempre es un tanto a favor, ¡si hasta supo salir airosa de la última producción de Nine! Elegante, tierna, sobria y con una voz como pocas. Pero los que realmente me hicieron disfrutar, porque se nota que ellos lo gozan, son Javier Navares y Silvia Luchetty, ¡fuegos artificiales dentro del espectáculo! Por separado son magistrales, no cabe duda, pero la química que tienen cuando están juntos en escena es algo sublime que no quieres que deje de suceder. ¡Merecen un spin-off ya!

Que nadie vaya pensando en comparar la película de animación con el musical, esto es otra cosa y así ha de verse. Se ha prescindido del toque ‘sobrenatural’ para aportar algo más de verismo a esta leyenda que forma parte de la historia de los Romanov; pero que nadie se asuste, sí, contiene los números musicales que todo el mundo espera ¡y son de ponerte nudo en la garganta! y además hay un buen puñado de números más que llenan de espectácularidad este musical que cuenta con unas voces y una música en vivo de impresión, ¡qué gran placer!

Es cierto que hay un contraste dramático entre los dos actos que quizá descompensa el resultado final, el segundo acto se ha estirado en exceso y quizá le falte un broche algo más brillante para un desenlace que resulta algo atropellado y deslucido, pero estoy seguro que todos vamos a salir con la sensación de haber disfrutado de un fantástico espectáculo que bien merece la entrada y que puede mirar a su «hermana americana» con la cabeza bien alta.

FICHA:

Dirección: Darko Tresnjak Reparto: Jana Gómez, Íñigo Etayo, Carlos Salgado, Javier Navares, Silvia Luchetti, Àngels Jiménez, José Navar, Andrea Currello, Diego Rodríguez, Juan Bey, Marc Flynn, María Arévalo, Marta Malone, Rafael Granados y Xènia García Libreto: Terrence McNally Música original: Stephen Flaherty y Lynn Ahrens Traducción: Zenón Recalde y Roger Peña Escenografía: Alexander Dodge Iluminación: Donald Holder Sonido: Peter Hylenski Audiovisuales: Aaron Rhyne Peluquería: Charles G. Lapointe Vestuario: Linda Cho Coreografía: Peggy Hickey Producción: Stage Entertainment España y Tom Kirdahy Productions

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musicales

Billy Elliot

Qué ganas tenía de poder ver Billy Elliot y qué miedo a la vez. Conozco el musical desde hace tiempo y me parece una delicia, pero al anunciarse el estreno en España me entraron sudores fríos “¿Hay niños con esa calidad actoral en nuestro país? ¿la productora apostará realmente por la excelencia del espectáculo o por hacer caja con el merchandising?” En fin, que como amante de los musicales, soy exigente y cualquier cosa no me vale… pero sí, viendo Billy Elliot me he sentido feliz, por cómo suena, por cómo está interpretado, por la factura del espectáculo y por el enorme trabajo de lograr un elenco de niños que den la calidad que se le pide a esta producción. Ojito, porque si el papel de Biilly Elliot es digno de aplauso en pie, el de su amigo Michael es de esos que no se olvidan y del que quisieras tener más. ¡Qué cantera se está generando ahí!

La puesta en escena es fabulosa, sin ser una franquicia del original y la orquesta pone los pelos de punta. Pero sobre todo me emociona ver que David Serrano ha tenido el acierto de elegir actores para que den vida a esta historia que va más allá del deslumbramiento al que nos tienen acostumbrados los musicales de gran formato. Sí, sí, digo actores porque interpretan hablando, cantando y bailando, como debe trabajarse un musical; no son cantantes intentando resolver la parte hablada como mero puente entre canción y canción, algo cada vez menos frecuente, pero que aún sucede.

Carlos Hipólito, Natalia Millán, Adrián Lastra, Mamen García, Juan Carlos Martín o Alberto Velasco emocionan, brillan y aportan una solidez dramática que no siempre se da en el género musical. Ellos son los nombres más visibles del cartel, pero esto se hace extensible a cualquiera de los miembros del elenco, mires donde mires y en el momento que mires, encuentras una historia que está siendo contada, aun estando fuera de foco, ¡y eso es un placer!

¡Más musicales así, por favor!

(Texto perteneciente a Teatro Madrid)

Ficha del espectáculo:

Dirección: David Serrano Reparto: Natalia Millán, Carlos Hipólito, Adrián Lastra, Mamen Garcia, Juan Carlos Martín, Noemí Gallego, Míriam Madrid, Axel Amores, Manuel Ramos, Aranzazu Zarate, Lourdes Zamalloa, Patricia Clarck, Carlos Salgado, Hugo Ruíz, Pepa Lucas, Alberto Sánchez, Santiago Cano, etc… Adaptación: David Serrano Dirección musical: Gaby Goldman Escenografía: Ricardo Sánchez Cuerda Iluminación: Juan Gómez Cornejo Coreografía: Peter Darling Producción: SOM Produce

 
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Canciones Para No Cortarse Las Venas Jardines de Sabatini Juanjo Llorens Lourdes Zamalloa Manu Berástegui Mariano Marín. Pablo Rubén Maldonado musicales Veranos de la Villa Victor Ullate Roche

Canciones Para No Cortarse Las Venas

Título:
Canciones Para No Cortarse Las Venas

Autor:
Manu Berástegui

Lugar:
Jardines de Sabatini (Dentro de la Programación de
Los Veranos de la Villa)

Elenco:
Víctor Ullate Roche (El Hombre)
Lourdes Zamalloa (La Mujer)
Pablo Rubén Maldonado (El Pianista)

Vestuario:
Moma Costume

Iluminación:
Juanjo Llorens

Dirección Musical:
Mariano Marín

Dirección:
Manu Berástegui

No había asistido nunca a un espectáculo de los que se programan habitualmente en los Jardines de Sabatini dentro de la programación de los Veranos de la Villa, y la verdad, solo con encontrarme sentado al aire libre, para disfrutar en directo de un espectáculo, frente a este escenario que tiene como fondo el Palacio Real, así, iluminado, grandioso… ya merece la pena.
Me encuentro de vacaciones, pero la tentación me pudo.

“Canciones Para No Cortarse Las Venas” es un espectáculo de formato sencillo, diseñado por Manu Berástegui como excusa para poner en escena un buen ramillete de canciones y hacer un recorrido por un amplio repertorio dedicado al (des)amor y a los corazones rotos.
Una mujer acude a una especie de “piano-bar” desesperada, en busca de un remedio para el desamor; allí es atendida por un barman que, junto al pianista del lugar, la ayudan a hacer “terapia” y afrontar su mal, diseccionándolo, desmenuzándolo a través de diferentes géneros musicales que tocan el tema; descubriendo las mil caras del amor o de la falta del mismo, desde los corazones rotos, despechados, magullados, masoquistas, quejumbrosos, violentos, atormentados… que habitan estas canciones. 
El espectáculo tiene como pretexto una sencilla línea argumental para vestir y dar algo de cuerpo a este recital, convirtiéndolo en un espectáculo musical dramatizado, que se concentra en enfatizar las estupendas voces de Víctor Ullate Roche y Lourdes Zamalloa, boleros, copla, tangos, por poner solo un ejemplo, sobrevuelan los Jardines de Sabatini acompañados al piano por un maravilloso Pablo Rubén Maldonado.
La dramaturgia es simple, incluso bastante superflua y naif, pero como excusa para que las canciones fluyan hilvanadas una tras otra, es aceptable. Doy fe que he visto espectáculos de factura más potente y con pretensiones más ambiciosas que poseían una dramaturgia mucho más traída por los pelos y que han sido aplaudidos a rabiar. Sí, sí, hablo de esos musicales juke-box que campan a sus anchas por ahí. Como digo, no es un musical en sí, donde uno busca un peso dramático y una historia sólida, si no un divertimento hecho para deleitarse con estas dos grandes voces y así es como hay que tomárselo y disfrutarlo. Yo lo hice.
El buen trabajo de Víctor Ullate es más que conocido y apreciado por todos los aficionados al teatro musical, y en “Canciones Para No Cortarse Las Venas” derrocha simpatía con este “Doctor-Desamor” que nos invita a probar su amplísima carta de cócteles musicales. Junto a él nos encontramos con la gran sorpresa que resulta Lourdes Zamalloa, una voz potente, cálida, que brilla más a cada canción y que irradia cercanía; quizá menos conocida que Víctor, pero con un amplísimo recorrido en el terreno del Teatro Musical del que hace gala en este espectáculo. Los dos están divertidos, defienden con ganas el espectáculo, juguetean con el público, al que tienen presente en todo momento, y nos hacen salir con una buena carga de positivismo. 
Si me tuviera que quedar con uno de los momentos  de este espectáculo es el bloque dedicado a la canción italiana o la complicidad entre ellos con los boleros o el momento tequila… Vaya, creo que me quedo con unos cuantos…
Quizá el repertorio peca en exceso de melódico, algo más de fuerza y desgarro en algunos momentos le vendría que ni pintado para acabar por enganchar y provocar en el público ese sentimiento que expresan las canciones. 
Y puestos a pedir, eché en falta algún éxito más contemporáneo, seguro que hubiera encajado perfectamente, pero eso es solo apreciación mía. Aún así resulta entretenido de ver y sobretodo de escuchar porque no se les puede negar a Víctor y a Lourdes que es un placer dejarse envolver por sus voces de una manera tan agradable, sentados al aire libre, en la noche madrileña y sentir que nos dejan con ganas de más.
Una bonita noche recordando grandes éxitos como medicina contra el mal de amores.
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Antonio Zancada Carmen Barantes David Martín El Sol de York Funkin' Donuts Gema Zancada Guadalupe Lancho Lo Que Se del Amor musicales Teatro

Lo Que Sé Del Amor

Título:
Lo Que Sé Del Amor
Autor:
Antonio Zancada
Lugar:
El Sol de York
Elenco:
Antonio Zancada (M)
Gema Zancada (H)
David Martín (4)
Carmen Barrantes (Lula Dubois)
Guadalupe Lancho (Cher del Sagrado
                                  Corazón de Glenn Close)

Banda:
Germán Latorre (6) – Bajista
José Luis Fraga (5) – Batería
Juan Manuel Latorre (7) – Guitarra
Carlos Salas (8) – Teclados

Música:
Fraga, Latorre, Latorre, Martín, Salas & Zancada
Vestuario:                                     Escenografía:
Rosa Godiva                               José Sánchez Antonio
Producción:                                 Codirección:
Rafa Romero de Ávila              Alberto Sánchez Diezma & Rebeca Sánchez López

Dirección:
Antonio Zancada
El Sol de York es una sala que nació en el centro de Madrid para abrir sus puertas a todas aquellas propuestas que rompen con lo habitual y que aportan una visión renovada de lo que se cuece en el ambiente teatral, y desde aquí aplaudo su iniciativa por dar oportunidad de ver un tipo de teatro que en otros circuitos nos sería imposible de poder disfrutar, al menos desde un comienzo, porque ya ha habido montajes que gracias, en parte, a haber sido programados en esta sala han podido saltar a teatros de mayor aforo. Así que estamos ante un equipo de gente valiente que arriesga y nos trae propuestas de calidad, y que además merece que les prestemos mucha atención porque miman al espectador como pocos.
Uno de esos montajes que han recalado entre sus paredes es «Lo Que Sé Del Amor», musical de creción propia, escrito y dirigido por Antonio Zancada, con música en directo de mano de los Funkin’ Donuts, que nos cuenta a modo de cursillo de formación los diferentes tipos de amor que existen… si es que el amor en si mismo existe…
Nos reciben en un escenario circense donde compartiremos cerca de hora y media con toda esta troupe que forma parte de esta particular parada de «freaks» del amor; y es que al menos a mi me hicieron sentir dentro de esas ferias ambulantes que salen en las películas americanas en las que uno entra en una carpa con la promesa de poder ver «Lo Nunca Visto» y que, tratándose de este autor, así es.
Cuando uno se sumerge en el imaginario de Antonio Zancada tiene que estar preparado y dispuesto a encontrarse de todo y, por supuesto, nada de lo esperado.
Dentro de esa cabeza casi renacentista hay un mar repleto de mil especies diferentes de seres extraordinarios; júntese y sepárese la palabra «extra» al gusto porque de ambos tipos tiene y, en su caso, ambos se complementan.
Seres con incontinencia verbal, que quieren decir lo que piensan, pero que a veces no piensan lo que dicen y que esto mismo les hace libres y les hace poseedores de esa toque que hace que conectes con ellos.
Un montaje divertido, lleno de chispa, de golpes de humor que bailan entre lo facilón y lo sofisticado, mezclando el glamour ante los focos y las miserias del backstage. Con un buen ramillete de canciones pegadizas y pegajosas que mezclan estilos y que ayudan a la comprensión de las «lecciones» que cada uno de los personajes se encarga de impartirnos y que incluso te dejan con ganas de escuchar mas. 
Quizá con un comienzo mas acertado y desarrollado que su precipitado desenlace, pero con una historia que en definitiva hará pasar un gran rato de locura, risas y despreocupación, para los espectadores que se atrevan a penetrar en este cursillo desquiciado, heredero de aquel mítico «1000 clases de amor» que marcó lo que hoy es todo un estilo, el estilo Zancada.
Un elenco que nos trae a escena al propio Antonio Zancada junto a Guadalupe Lancho, Gema Zancada, David Martín y Carmen Barrantes, mas los cuatro músicos que son parte activa del espectáculo. Y que convierten el reducido espacio que es el escenario de El Sol de York en un enloquecido ir y venir de situaciones y personajes que no nos dan respiro.
Con el permiso de todos, no puedo resistir la tentación de destacar la labor de Carmen Barrantes, actriz que me tiene absolutamente ganado desde que la vi en «Cabaré de Caricia y Puntapié«, con esa vis cómica que le brota por todos lados. Es capaz de con un solo movimiento de ojos llenar todo un escenario. Uno la ve aparecer en escena y ya intuye que nos va a traer mas de lo que en principio nos vende y es que su Lula Dubois es un bombonazo que nos regala momentos absolutamente delirantes.
Otra cosa puede que no, pero que los actores que trabajan en este montaje se entregan de lleno al espectáculo, es innegable y es que no cualquiera sale airoso de un espectáculo que juega con unos personajes tan al límite y un humor tan corrosivo, absurdo y desvergonzado como el que Zancada nos ofrece.
Estoy convencido que este «recién nacido» que es «Lo Que Sé Del Amor» va a crecer fuerte y sano y va a traernos muy buenas noticias y grandísimos momentos. Tan solo ha dado unos tímidos pasos que en cuanto tome confianza serán firmes y contundentes.
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Andrés Lima Álvaro Morte ¡Ay Carmela! Inma Cuesta J.L.García Sánchez Javier Enguix Javier Gutiérrez Javier Navares Joan Valent Julio Awad Marta Ribera musicales Pablo Raya Sanchís Sinisterra

¡Ay, Carmela! Musical

Título:
¡Ay Carmela! Musical

Lugar:
Teatro Reina Victoria

Adaptación:
José Luis García Sánchez
(Basada en el original de 
José Sanchís Sinisterra)

Elenco:
Inma Cuesta (Carmela)
Javier Gutiérrez (Paulino)
Marta Ribera (Gustavete/Narradora)
Javier Navares (Ripamonte)
Álvaro Morte (Peláez)
Pablo Raya (Joe)
Javier Enguix (Ejercito Español/Cura)

Música y Arreglos:
Joan Valent

Canciones:              Escenografía y Vestuario:            Iluminación y Proyecciones:
Victor Manuel       Beatriz San Juan                         Valentín Álvarez
Vanesa Martín
Pedro Guerra

Coreógrafa:            Productor:                                    Director Musical:
Teresa Nieto         Andrés Vicente Gómez                Julio Awad

Director:
Andrés Lima


La temporada en Madrid está llegando a su fin, las vacaciones de verano aletargan la cartelera y hay que aprovechar para ver todos aquellos espectáculos que se nos han ido quedando en la lista antes de que echen el cierre, por temporada, porque salen de gira (¿aún existe esta posibilidad?) o porque dan por finalizado su recorrido.
Uno de esos montajes que se habían quedado pendientes era esta versión dirigida por Andrés Lima de «¡Ay, Carmela!» el clásico de José Sanchís Sinisterra que José Luis  García Sánchez ha adaptado en clave musical.
Ciertamente me picaba la curiosidad descubrir en qué se podía convertir esta historia pasada por el filtro del musical. Si bien la obra trae en su interior varias canciones populares, en esta producción también se incluyen otras nuevas compuestas por Víctor Manuel, Joan Valent, Pedro Guerra y Vanesa Martín. Bellas canciones que quizá como tributo a la obra de Sanchís Sinisterra hubieran funcionado mejor.
El montaje tenía muchas cartas a su favor para poder ser uno de los musicales de la temporada. Una historia conocida por todos, con unos personajes muy bien desarrollados y con los que el público conecta, un buen director, un reparto lleno de voces maravillosas, pero… no.
De nuevo nos encontramos con una historia desmadejada y poco clara, en la que, desde mi punto de vista como espectador, no se ha conseguido igualar la carga emocional, con las canciones, que con el texto ya existente, del que solo han quedado pinceladas anecdóticas. Y es que los personajes se han convertido en una sombra de lo que la historia original ofrecía.
El primer acto es un claro ejemplo de lo que digo; me dejó bastante perplejo que en 45 minutos la historia no hubiera arrancado, que solo hubiera sido una sucesión de escenas inconexas donde se presupone que el espectador sabe de lo que se le habla; el público no tiene porqué llegar al Teatro Reina Victoria conociendo la historia, si no que viene a que se la cuenten, y esta función ha tenido que utilizar el recurso de una narradora para aclarar esos puntos emborronados que da el presuponer tanta parte importante de la obra; por eso digo que es una pena que se haya desaprovechado el original de esta manera. Como también es una pena que se malgasten momentos tan impactantes como el final del primer acto para, una vez conseguida una emoción tan profunda en el espectador, se nos envíe al descanso, y luego intentar que el segundo acto arregle lo que en el primero ni se ha molestado en mostrar…

Es verdad que tiene números con cierta calidad, donde gracias a las voces de los artistas, uno puede permitirse disfrutar de la función. Pero no es suficiente para levantar un montaje en el que predomina el chiste facilón y el juego tramposo del sentir popular para lograr un patio de butacas puesto en pie.
Hay un pequeño destello de lo que podría haber sido una producción de las que marcan temporada, pero que no se ha sabido llevar a buen puerto. Pequeños momentos que se han enturbiado entre chillidos y aspavimientos innecesarios. La historia del soldado y Carmela, el escalofriante Peláez, el momento de la función ante el ejército, ese Paulino perdido tras la desaparición de Carmela y, repito, unas grandes voces muy desaprovechadas… Una verdadera lástima.

Inma Cuesta, Javier Gutiérrez, Marta Ribera, Javier Navares, Javier Enguix, Pablo Raya y Álvaro Morte son un gran conjunto de actores y cantantes que hacen lo que pueden estando al servicio de un libreto y una dirección muy débiles.

Parece que no logramos dar con la clave para conseguir encontrar un musical de gran formato y de producción propia que tenga la calidad suficiente para tomárnoslo en serio. Y me da pena decir esto porque me considero amante de este género y me encantaría presumir de lo que se hace en España, pero de momento creo que toca seguir buscando.

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Antonio Nieves Dunia Ayaso Félix Sabroso Israel Reyes José C. Campos Lili Quintana MCarmen Sánchez musicales Octavi Pujades Perdona bonita Teatro Infanta Isabel Victor Formoso Yanely Hernández

Perdona Bonita Pero Lucas Me Quería A Mi (El Musical)

Título:
Perdona Bonita Pero Lucas Me Quería A Mi

Lugar:
Teatro Infanta Isabel

Autor:
Félix Sabroso
Dunia Ayaso

Elenco:
Octavi Pujades
Victor Formoso
José Carlos Campos
Antonio Nieves
Lili Quintana
Yanely Hernández
MariCarmen Sánchez

Escenografía:
Victor Medina

Vestuario:
Unai Telleria

Iluminación:
José Manuel Guerra

Musica Original:
Germán G. Arias

Dirección:
Israel Reyes



De vez en cuando me apetece buscar propuestas mas ligeras, que me hagan pasar un rato divertido sin tener que romperme la cabeza y rebuscar en la cartelera para intentar descubrir una nueva joya escondida…
Con esta idea acudí el pasado jueves al Teatro Infanta Isabel, buscando un momento divertido y petardo. Si que es cierto que no iba con la mejor de las predisposiciones, había visto vídeos promocionales por internet que no me convencían del todo, pero bueno, teniendo en cuenta que, en su momento, con la película me lo pasé estupendamente y que la adaptación venía de los mismos autores, Félix Sabroso y Dunia Ayaso, estaba convencido que los vídeos no le estaban haciendo justicia…
La historia, igual que en la película, nos cuenta como un trío de gays a punto de ser echados del piso que comparten por falta de dinero, buscan un nuevo compañero que les ayude económicamente para poder salir a flote. En esa desesperación aparece Lucas, el hombre perfecto, convirtiéndose en el objeto de deseo de los tres, por supuesto no pierden el tiempo y le proponen que se quede a vivir con ellos.
Desde ese mismo momento comienza la batalla entre los amigos para lograr conquistar a Lucas, pero un buen día aparece asesinado. Llaman a la policía, sin pensar que estaban complicando todavía mas la historia, pues las policías que aparecen para investigar el caso se encontrarán mas involucradas en el asesinato de lo que se esperaban.
A la historia, que ya de por si tiene suficiente miga para entretener, le han querido añadir un ingrediente mas ¡Convertirlo en musical! Jugando entre melodías originales, canciones ya incluidas en la película y mezcla de canciones conocidas con letras ligeramente alteradas. Algo que no funciona en ningún momento, creo que las canciones están metidas con calzador y no aportan nada al desarrollo de la historia, tan solo podría salvarse el momento flash-back de los tres chicos explicando sus versiones de los hechos, pero para cuando llega ese momento, mi interés ya se había perdido.
En mi opinión es un intento fallido por sacar adelante una función con muy buenas intenciones, pero que creo que no funciona como debería. De ser una comedia «marica» muy divertida y sin grandes pretensiones, que lleva al límite una situación ya de por si surrealista, pasa a convertirse en un sketch sacado de un programa estilo «Noche de Fiesta» excesivamente alargado. 
Los personajes funcionan a golpe de chiste, las reiteraciones con algunas situaciones llegan a ser cansinas… y si a esto se le añade que algunos actores no consiguen afinar una sola nota… A mi personalmente me enfada.
A estas alturas se presupone que si se presenta un musical en Madrid, en un teatro como este, debe llevar un mínimo de calidad y ese mínimo que se exige es que el elenco sepa cantar, si no se quiere o no se puede ofrecer un resultado correcto, lo mejor es cortar las canciones y presentar la función con su texto original, sin mas, seguro que la cosa funcionaría mejor. Me enfado porque las entradas están caras, el público escasea, el 21% nos come los bolsillos a todos y esto no ayuda, no es de buen recibo sentarse en la butaca a oir desgañitarse a un actor que no llega a las notas, lo siento, pero es así. Hay mucha gente preparándose como para encontrar algo de este calibre en un teatro de la red comercial… Es igual que lo de «hacer de», ¿por qué hay un actor «haciendo de» gordo en vez de contratar a uno que lo sea y darle un poco de verosimilitud a la obra? Si tiene una justificación no logré encontrarla.
Es cierto que hubo gente que se reía con ganas y aplaudió entusiasmada, eso quiere decir que si tienen su público y por ese lado yo me alegro, eso quiere decir que hay gente que ha visto y ha entendido lo que a mi se me ha escapado. Sé que detrás hay un esfuerzo que espera ser reconocido, pero pienso que todo está hecho buscando un resultado que se conforma con agradar a unos cuantos, cuando podría haberse convertido en una función absolutamente divertida y alocada y me da pena y rabia, no puedo evitarlo.
En fin, no siempre se puede acertar con lo que uno va a ver…

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Alberto Puraenvidia Carlos Be Carmen Mayordomo Elepé Fran Arráez Ivan Ugalde La Casa de la Portera musicales Sara Luesma Teatro The Zombie Company

Elepé

Título:
Elepé

Lugar:
La Casa de la Portera

Autor:
Carlos Be

Elenco:
Sara Luesma (Dejota)
Fran Arráez (Toñi)
Carmen Mayordomo (Lucía)
Iván Ugalde (Ángel)

Escenografía:
Alberto Puraenvidia

Vestuario:
Antoni Delgado

Producción:
The Zombie Company
Tantarantana Teatre

Dirección Vocal:
Mirko Jumilla

Ayudante Dirección:
Sara Luesma

Dirección:
Carlos Be

Y de nuevo regreso al interior de La Casa de la Portera a sumergirme en una de esas historias que nos tienen preparado con su sabor particular. Mira que son diferentes unas de otras y, sin embargo, que todas estén enmarcadas dentro de este lugar, hacen que las sientas hermanadas en su estatus de compañeras de piso. Y es que a mi me transmiten eso, La Casa de la Portera es como esos pisos compartidos donde cada uno es de su padre y de su madre, pero donde la convivencia hace que haya cierta conexión entre todas ellas. Algo que no todas las salas con diferentes espectáculos pueden decir. Supongo que parte de la personalidad de este espacio radica aquí.
A Carlos Be le sigo desde el año pasado cuando en el Festival Fringe descubrí su «Muere Numancia, Muere» y me dejó cautivado con su forma de morder la escena; es cierto que aún me fustigo mentalmente por no haber ido a ver sus «Peceras» porque estoy convencido que es una de esas obras a las que yo le dedicaría una de mis mas extensas y apasionadas Crónicas Atmosféricas (¡gracias Teatroland por bautizarlas de manera tan acertada y bella!) En el Festival de la Alternativa de este año volví a reencontrarme con otro de sus mordiscos «696», breve pieza que se encuentra dentro de «Tres Segundos», montaje de radioteatro del que ya os hablé, dirigido por Jesús Ortega y donde el texto de Carlos Be brilla con luz propia. Para entonces ya sabía que tenía preparado este «Elepé» del que ahora os hablo, pero han tenido que pasar unos cuantos meses y llegar al momento de su ¿última? representación para que pudiera hablaros de ella. Cosas de andorrear entre teatros, que el tiempo no cunde para poder ver todo cuando uno desea…
«Elepé» es una vuelta a los años 80, donde una aspirante a actriz, Lucía, espera desesperada la llamada de Pedro Almodovar para que le haga un casting para su última película. Mientras espera, tiene que seguir poniendo copas en el Elepé, uno de esos lugares donde hay actuaciones en vivo con cierto regusto casposo, donde actúa su amiga Toñi, pero donde la vida se vive con toda la intensidad y las ganas con la que se vivían las cosas en aquella época. Allí mismo es donde conocen a Ángel, el portero del local y sobrino del propietario, quien hará que la vida de las amigas encuentre un camino que ni ellas mismas esperaban.
Hay que ver las narices que le echan esta gente de The Zombie Company para poner en escena todo tipo de géneros. Ahora se les ha puesto por el camino hacer un musical y salvan la situación con nota y todo. Tan solo tenían que seguir la fórmula de los famosos «Musicales Jukebox», tomárselo de la manera mas gamberra posible, echándole morro y gracia, para salir airosos del envite. Un buen puñado de canciones conocidas por todos, que como pequeñas joyas engastadas en la historia, nos pasean por una montaña rusa de sentimientos de lo mas kitsch, con momentos memorables como la canción de Mari Trini «Una Estrella en Mi Jardín». Todas ellas conducidas por Dejota, personaje silencioso, pero con su propia visión de la historia,  que se ajustan a la trama y logran que todo el público estemos tarareando y sonriendo como bobos, absolutamente entregados a la historia. Aunque creo que llegado el final la cosa pierda fuelle; creo que todo se alarga en exceso y eso hace que la emoción conseguida se pierda.
De todos modos, uno sale de la función fascinado con los personajes, con los actores, Carmen Mayordomo, Iván Ugalde y el absolutamente memorable Fran Arráez que nos regala un personaje de los que no se olvidan, tan tierno y amargo que uno desea tenerlo en su vida para cuidarlo y que nos cuide. Hacen un trabajo precioso. Se nota que entre los tres ya hay un código establecido y que se entienden a la perfección; tienen un dominio tan grande de lo que hacen que impresiona, por poner un ejemplo, en un momento dado hay una escena que dura lo justo para que una cafetera, puesta en el hornillo, termine de hacerse en el momento exacto en el que la situación lo requiere ¡Qué maravilla de tempo!… y qué regalo de personajes, con esas situaciones creadas por Carlos Be, esos diálogos tan llenos de esa chispa de decadencia que les hace ser tan terrenales dentro de su brillo.
Es curioso ver como, a la contra de lo que suele ser lo habitual, el autor hace que los personajes sean dueños de su propio destino, como si estuvieran dotados de una clarividencia que acota su existencia hasta donde ellos dictan. Algo que hace que quieras acompañarles hasta ese final del camino del que hablan, deseando profundamente que se hayan equivocado. Hay tal grado de inocencia en ellos, de ilusión truncada sin motivo, que no puedes por mas que desearles que les vaya bien y no sean una víctima mas del momento que les tocó vivir.

Elepé es el destello fugaz del recuerdo de una época que se marchó y que en el recuerdo permanece con un sabor agridulce. Una época que se merecía que alguien le pusiera una sonrisa, aunque fuera de medio lado, para hacerle honor ahora que la miramos desde la distancia.
Si vuelve a representarse, no dejéis de ir a verla, es todo un viaje en el tiempo merecedor de hacerse y disfrutarlo con ganas.

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Asier Etxeandia Álvaro Tato El Intérprete Enrico Barbaro Gherardo Catanzaro musica musicales Tao Gutiérrez Teatro Teatro La Latina

El Intérprete

Título:
El Intérprete
Lugar:
Teatro La Latina
Dramaturgia:
Álvaro Tato
Elenco:
Asier Etxeandia
Músicos:
Gherardo Catanzaro (Piano)
Tao Gutiérrez (Percusión)
Enrico Barbaro (Contrabajo)
Dirección Musical:
Tao Gutiérrez
Producción:
Factoría Madre Constriktor
Dirección de Escena:
Álvaro Tato, Lautaro Perotti y Santiago Marín
Ayer asistí a una de esas noches que se convertirán por derecho propio en inolvidables, de las que uno se guarda dentro de su chistera particular por lo mágicas y especiales. De esas que después todos comentan y tú sonríes pensado «Yo estuve allí».
Ya advierto que no pienso tener medida a la hora de escribir esta crónica. Primero porque no me apetece y la emoción no me lo permite y Segundo porque Asier Etxeandía no se merece ningún tipo de comedimiento, él no lo tuvo anoche, no hay porqué tenerlo ahora.
La verdad que ya íbamos predispuestos a ver algo con tintes de poder llegar a ser GRANDE. El recital en el Ambigú del Matadero ha sido tan comentado y recomendado por todos, que era de idiotas dejar pasar la ocasión de unirse a esta legión de «amigos invisibles» que tiene nuestro, desde ahora amado, Hombre Lobo-Asier.
Es casi imposible describir la cantidad de sentimientos que a uno se le disparan mientras está viviendo «El Intérprete». Desde el primer minuto Asier nos hace partícipes de este espectáculo. Este es «su» espectáculo, pero también lo hace nuestro invitándonos a adentrarnos en sus recuerdos, a vivirlos, a sentirlos, con lo que si ese espectáculo es suyo y nos invita a meternos en él, aceptamos a acabar siendo también suyos, ¿y quién se puede resistir a que así sea? Los que anoche estábamos allí desde luego que no.
Que alguien te coja de la mano y te pasee por un repertorio en el que se entremezclen Kurt Weill, Madonna, Chavela Vargas, David BowieCarlos Gardel, Rolling Stones… No es que lo aceptes como lo mas normal, si no que  acabas por rogar para que así sea, porque estás deseando con todas tus fuerzas que te haga vibrar, y eso es algo que lo consiguen muy pocos. Asier tiene ese «don» de poder ser un «ángel tentador» o un «demonio purificador» que te zarandea, te manosea, que te besa el alma, que te agarra de las entrañas con una sonrisa seductora, que provoca que se te salten las lágrimas de la emoción y que acabe carcajeándose de ello porque todo es efecto del momento.
Nos invita a andar por la cornisa del tiempo junto a él, y es cierto que da vértigo, pero él se encarga de sujetarnos por la cintura mientras nos susurra al oído canciones llenas de melancolía y desamor, convenciéndote para que saltes junto a él y en esa caída libre gritar hasta que se te salga el alma por la boca a golpe de un adrenalítico rock & roll. Quizá pueda asustar un poco que alguien te abra las puertas a lo prohibido y te deje entrar sin restricciones, pero ya lo dice él: «No me tengas miedo, solo soy un actor», así que ¿por qué no vamos a entrar en el juego?
Valiente puede ser un buen adjetivo para calificarlo e incluso suicida, porque lo que hizo anoche fue lanzarse de cabeza con todas las consecuencias, abriéndonos los brazos a su universo particular y solitario donde la mayoría de nosotros también hemos habitado. Nadie tiene la elegancia y la clase que exuda Asier Etxeandia, tan pronto te recita un poema de amor como da un golpe de cadera y nos lanza al lado mas oscuro de la vida de ese niño que nos habla desde el Bilbao de 1984, pero siempre cercano, muy próximo a todos los amigos invisibles que acudimos invocados anoche.

Con este entusiasmo no quiero olvidarme de Álvaro Tato en la dramaturgia y en la dirección de escena que comparte con Lautaro Perotti y Santiago Marín, que son los responsables de canalizar esta explosión de sentimientos y recuerdos. Y, por supuesto, el superlativo trabajo de esos tres maravillosos músicos que contribuyeron a llenar de magia el Teatro de La Latina. Tao Gutiérrez en la percusión, que además lleva a sus espaldas la dirección musical del espectáculo, Enrico Barbaro en el contrabajo y Gherardo Catanzaro en el piano. Impresionante como suena esta banda, como acompañan y contribuyen a que Asier cree ese universo de Niño Perdido con el que tanto gozamos anoche. Imposible quedarse quieto en la butaca y no unirse a la bacanal musical que nos propusieron los cuatro artistas ayer por la noche, ayer 22 de Marzo de 2013, una noche para no olvidar.
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El 2012 de En Un Entreacto

Mira que es complicado echar la vista atrás y elegir cuales han sido los momentos por los que recordar este 2012…
Me refiero a los momentos felices, porque el gobierno ya se ha encargado de que todos lo recordemos como el año en el que le dio la patada en en el culo a la cultura… pero bueno, de lo que se trata es de ponerle buen rollo al balance. Y digo que es difícil porque sé el cariño y las ganas con las que todos han intentado levantar el telón este año.
Así que, ¿porqué hacer una lista? Mejor repasamos los montajes que mas me han marcado positivamente hablando.
En este año hemos tenido el privilegio de poder vivir montajes que pasarán a ser recordados como legendarios, como «La Vida es Sueño» de Helena Pimenta con Blanca Portillo, «Agosto» de Gerardo Vera con Amparo Baró o «Follies» de Mario Gas con ese reparto irrepetible.
El año en el que por fin pude ver en teatro, ¡y de qué manera, señores! a Concha Velasco en «Yo lo que quiero es bailar» o a Verónica Forqué en «Shirley Valentine», dejándome unos recuerdos personales que jamás olvidaré. ¡Gracias!
Este también ha sido el año en el que disfruté de maravillas que fueron todo un descubrimiento como ese «Iván-Off» en La Casa de la Portera, que me atrevería a decir que es el mejor de los montajes del 2012 y podría enmarcar dentro de los montajes legendarios porque su eco resonará por siempre en la mente de los amantes del TEATRO, así, dicho en mayúsculas.
En el 2012 descubrí El Corral de Comedias de Alcalá de Henares, una caja de bombones hecha teatro, ahí vi otros dos montajes que me han dejado cicatrices de placer en mi alma teatrera «La Barraca del Zurdo» de Lavi e Bel y «Los Ojos» de Pablo Messiez. Dos obras que solo de recordarlas a uno se le humedecen los ojos y se le ponen los pelos de punta.
También he ido dejándome seducir por otras salas o festivales donde he podido descubrir otras propuestas y montajes, que aunque se programen en salas pequeñas, no tienen porque ponerse en un recuento diferente.
Ahí me he encontrado con piezas muy hermosas como «En el Cielo de mi boca» con Daniel Teba y escrita por José Padilla (Al que le debemos en parte la adaptación de ese maravilloso «Enrique VIII» de Fundación Siglo de Oro que también merece sitio de honor), «Primer Acto» de Juan Pablo Di Pace, un montaje tan personal y humilde que comenzó en un café teatro y ahora brilla en la Gran Vía madrileña. «Cuando Fuimos Dos» de Fernado J. López con Doriam Sojo y Felipe Andrés, que nos hablaba directamente a la cara y «normalizaba» algo que ya tenía que haberse normalizado hace mucho tiempo. La sorpresa de «Cuatro Estaciones y un Día» de Miguel Ángel Cárcano
La maravillosa Teresa Rivera y su «La Sole» que tanto dijo a En Un Entreacto. El terrorificamente divertido e inclasificable «Turno de Noche» de Paco Celdrán con Germán Torres y dirigido por J.L.Sixto y Sara Pérez. El tierno y divertido montaje de «Elling» de Andrés Lima con los deliciosos Carmelo Gómez y Javier Gutiérrez. O la incomprendida «Cuarteto» de Diágoras Producciones de la que estoy seguro sabremos mas en este 2013. En verano llegó a la capital el Festival Fringe donde Carlos Be nos golpeó con su incisiva «Muere Numancia, Muere». Y mas recientemente me regalé los sentidos con los «Cuentos Surrealistas para Mujeres Reales» de Antonio Zancada que tanto me gustó y me cautivó; al igual que ese texto tan interesante de descubrir de Antonio de Cos que es «Dos en la Ciudad».

Hay uno de ellos que aún no he mencionado y que lo hago con especial cariño que es «¿A Quién te Llevarías a una Isla Desierta?» de Jota Linares, quizá haya montajes con mas calidad o mejor libreto o interpretaciones mas impactantes, no digo que no, pero todo este equipo encabezado por los actores David Tortosa, Pablo Cabrera, Juan Caballero, Maggie Civantos y María Hervás, le han dado a este 2012 unos momentos inolvidables y a En Un Entreacto le han regalado un cariño y una visión del amor hacia la profesión que les hacen ser los «Niños de mis ojos» 


Antes he mencionado a «Enrique VIII» y «La Vida es Sueño», que para mi han sido los estandartes de lo que he visto de teatro clásico de este año, pero no puedo dejar de mencionar un dulce que degusté con tanto gusto, como fue «La Hostería de la Posta» ese Goldoni dirigido por José Gómez, maravillosa sorpresa. O el grandísimo y desinteresado montaje de «Don Juan Tenorio en La Cebada» dirigido por Cesar Barló del que espero su siguiente edición, sea donde sea. También gracias a un montaje clásico que me encantó descubrí el oculto «Festival de la Antigua Mina», ese montaje del que hablo es «La Hermosa Fea» de Lope de Vega de Diágoras Producciones, divertida propuesta que me reconcilió con el teatro clásico después de las decepciones del 2011.

En el apartado del teatro musical he tenido mis mas y mis menos, decepciones muy grandes, pero también placeres inmensos entre los que se encuentra esa «La Barraca del Zurdo» o la superlativa «Follies» que ya he mencionado. Y es que empezar el año riendo a carcajadas con «Concierto de una Orquesta de Verano» o poder viajar hasta Gran Canaria en Enero solo por darme el gusto de disfrutar de «Sonrisas y Lágrimas» es algo que no se hace muy a menudo. También ha habido divertimentos de calidad como «El Crimen de Lord Arthur Savile» de Egos Teatre, el reencuentro con «Tick, Tick… Boom!», recitales de lujo como «The Belle of Broadway» de Susan Egan
acabar por acceder a pasar un buen rato con «Más de 100 Mentiras», o colarme el agujero y salir encantado con «The Hole» o con gamberradas sanguinolentas como «Evil Dead – El Musical». Sin olvidarme la escapada que me di a Buenos Aires, donde pude darme el lujo de ver a Norma Aleandro en «Master Class», que viene en Octubre a España… cita imprescindible donde las haya. Y disfrutar de un montaje que no se yo si alguna vez veremos por estas tierras, pero que sería una pena que no sucediera, «Casi Normales», la versión en castellano de «Next To Normal».
No puedo finiquitar este recuento sin mencionar la divertidísima «El Manual de la Buena Esposa» o la irregular «¿Quién Teme a Virginia Woolf?», junto con  la valiente y controvertida «Babel» o la maravillosamente tierna «De Ratones y Hombres» de Miguel del Arco con unas interpretaciones soberbias tanto de Roberto Álamo como de Fernando Cayo.
Y el final de año ha sido de los que pocas veces se repiten, asistiendo a una lección de interpretación como  el de esa espléndida Vicky Peña en «El Diccionario».
También debo agradecer esos ratitos de conversaciones que me han regalado algunos profesionales del teatro como Pablo Muñoz-Chápuli, Juan Pablo Di Pace, Mercè Grané, César Barló y Elena López, Teresa Rivera, Daniel Acebes, Jota Linares y Pablo Cabrera, Olga Antúnez o David Ordinas o la entrevista que me hicieron a mi desde el programa de radio «El Secreter» que tanta ilusión me hizo. 

Han sido grandes momentos que quedan en el recuerdo y que he querido plasmar aquí, en «En Un Entreacto», para que se vea que el 2012, a pesar de la falta de ayudas por parte de los que gobiernan, ha sido un año lleno de creatividad, de grandes montajes y de, sobretodo, mucha ilusión y amor por el Teatro. Solo espero que en el año que entra, sigamos pudiendo disfrutar tanto y de tantas opciones, y que todos los que amamos la farándula nos volquemos en conseguir que siga yendo hacia adelante y con la cabeza bien alta.
¡Nos vemos en los TEATROS!
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El Último Jinete

Título:
El Último Jinete

Lugar:
Teatros del Canal

Autor:
Ray Loriga

Elenco:
Miquel Fernández (Tirad)
Julia Möller (Lady Laura)
Marta Ribera (Al Khansa)
Toni Viñals (Jinete Dorado/Camello)
Carlos Solano (Beduino/Abdul Aziz/Tom Cribb)
Guido Balzaretti (Jimmy/Cucaracha)
Leo Rivera (Principe Faisal/Lord Pendal)
Elena Medina (Langosta)
Víctor González (Abbas Pasha)
Teresa Ferrer (Coro)
Sara Pérez(Coro)
Laura Enrech (Coro)

Música y Letra:                                                                        Arreglos y Orquestacion:
John Cameron, Albert Hammond y Barry Mason                     Chris Egan

Letrista Español:                                                                     Dirección Musical:
Alicia Serrat                                                                           Julio Awad

Director:
Víctor Conde


El montar un musical de gran formato concebido en nuestro país es una apuesta muy fuerte e incluso ilusionante. Cierto es que el riesgo que conlleva es enorme, quizá es un paso a ciegas, ya que aún no está muy claro si el público español se siente realmente atraído por los musicales o acude a ellos por las campañas de publicidad y los carteles de renombre… Sea como sea, es muy valorable y aplaudo la valentía. Ya hemos visto que los musicales de pequeño formato si han dado un buen resultado, y quizá era el momento de probar a jugar en 1ª división. Y ya que se hace, se hace en condiciones, es decir, juntando un equipo intachable, tanto técnico como artístico. Pero, claro, hay que tener cuidado, si a toda esta gente no se le da un material en condiciones de ser trabajado, poco mas pueden hacer de lo que actualmente están haciendo en “El Último Jinete”
Viendo la función, uno tiene la oportunidad de poder disfrutar de unos actores/cantantes/bailarines notables. Grandes voces que vienen avaladas por montajes que todos hemos conocido y hemos aplaudido.
Que en un mismo musical tengamos a Marta Ribera, Julia Möller, Miquel Fernández, Leo Rivera, Carlos Solano Guido Balzaretti… es motivo mas que justificado para pagar la entrada, y si a eso añadimos al director, Víctor Conde, que tiene en su curriculum obras que después de varias temporadas aún siguen en cartel y girando por España, la cosa parece que está hecha.
¡Da vértigo mirar el programa y reconocer algunos nombres!
Pero si a todo esto no le damos una historia en condiciones, bien contada y comprensible, poco o nada se puede hacer…
El libreto de Ray Loriga parece la idea de lo que debería haber sido y no es. Las canciones me dejaron un tanto frío, no se si por como estaban calzadas dentro de las escenas, pero salvando un par de ellas, no me parecieron que brillaran ni aportaran nada que no fuera el buen hacer de sus intérpretes. 
Uno ve esta obra y se queda con la sensación de que todo se queda a medias, que las situaciones no están bien desarrolladas, los personajes están desdibujados y que después de complicar la historia, se resuelve pasando todo por alto. No me hubiera importado incluso que se cayera en lo infantiloide, eso también es disfrutable y no hace falta dar solemnidad al asunto para llevarlo a buen puerto. Solo esperaba una buena historia de aventuras, con momentos de emoción, romance y humor, pero lo que me encontré es un pequeño apunte de lo que, supongo, se aspiraba a contar…
Es como si se hubiera cogido el manual de qué es lo que debe contener un musical y se hubieran encajado todo allá donde se pudo, quedando una sucesión de números que, individualmente pueden resultar interesantes, pero que en conjunto no dicen nada. Y confieso que todo esto lo digo con mucha pena porque tenía ganas de que el proyecto funcionara.
La escenografía es imponente y está muy bien aprovechada. Los efectos visuales son interesantes y en ocasiones espectaculares, otras un tanto innecesarios, como el holograma… Sin embargo, hay momentos cinematográficos que son muy efectivos y ofrecen un grado de emoción que, es una pena, no son seguidos por la historia. 
Los personajes tienen ese aire tan atractivo de las grandes aventuras; el héroe nunca reconocido como tal por el resto, de gran corazón, y perseguidor incansable de su sueño. El elemento de misterio aportado por la Poetisa, conocedora del destino del protagonista y guía del mismo. La dama que enamora al héroe, de carácter férreo y enfrentada a su época. Los villanos ansiosos de arrebatar el botín… y un buen puñado de personajes secundarios que dibujan la odisea del protagonista y que ofrecen  situaciones a veces divertidas, a veces emocionantes o intensas y que ayudan a que todo acabe por llegar a buen puerto…. A destacar el caballo protagonista, esa composición entre marioneta y humano me pareció muy bella, con una gestual muy creíble y con mucha personalidad.
Como digo, hay grandes ideas que hubieran hecho del conjunto algo realmente bello y seguramente grande. Quizá haciendo una revisión y volviendo a comenzar, todo pudiera tomar un rumbo acertado, pero tal y como está me parece que pasará a la historia como un nuevo intento de lo que podíamos haber hecho y no conseguimos… ¡Lástima porque se ve mucho trabajo y hecho con ganas!