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Alfonso Torregrosa Carlos Be Carmen Mayordomo David González Esperanza Elipe Fran Arráez José Ángel Trigo Locuras Cotidianas Pepa Rus Petr Zelenka Teatro Lara The Zombie Company

Locuras Cotidianas

Título:
Locuras Cotidianas

Autor:
Petr Zelenka (Dramaturgia de Carlos Be)

Elenco:
José Ángel Trigo
Pepa Rus
Fran Arráez
Esperanza Elipe
Alfonso Torregrosa
Carmen Mayordomo
David González

Escenografía:
Alberto Puraenvidia

Vestuario:
Pier Paolo Álvaro

Iluminación:
Jesús Antón

Producción:
The Zombie Company

Dirección:
Carlos Be

Me confieso seguidor del teatro de The Zombie Company, tiene esa capacidad de siempre zarandear al espectador que se presta a sus montajes. Creo que esta compañía, que se nutre del inquietante y variopinto universo de Carlos Be, tiene esa capacidad de no dejar indiferente a nadie, tanto para lo bueno como para lo malo, y eso ya es mucho decir.
En esta ocasión se han salido de su camino habitual, y han querido montar «Locuras Cotidianas» texto de Petr Zelenka, autor checo que, si no me equivoco, es la primera vez que se representa en nuestro país.
Una comedia surrealista en la que se nos cuenta el extraño mundo en el que se mueve Petr, joven checo, que intenta recuperar a su ex novia, la cual está a punto de casarse con un desconocido sin demasiada sangre. Petr intenta por todos los medios, ayudado por su amigo Mosca, llamar la atención de su chica, cosa que le acarrea más de un problema, tanto con la familia, como con ella, con su prometido, unos vecinos de extrañas costumbres sexuales, como con los propios padres de Petr, los cuales se encuentran también inmersos en una relación ciertamente peculiar que sobrevive entre ladridos y burbujas de cerveza.
Un montaje en el que uno nunca sabe si lo que ve sucede tan solo en la cabeza de su protagonista o es la realidad que le ha tocado vivir a este joven checo.
Carlos Be opta por romper con la imagen que se tiene de su teatro y se decanta, dentro de lo extraño del texto, por una producción que se ajuste a las exigencias del público de la sala Principal del Teatro Lara. Comedia ligera y con rostros conocidos. 
El texto juega con el teatro del absurdo y jugar al absurdo es un arma de doble filo; puede que se convierta en una pieza brillante, hilarante y que estimule la mente del espectador, o puede que caiga en un sinsentido que no se sabe muy bien por dónde agarrar. Sensación esta última con la que salí tras ver estas «Locuras Cotidianas»
El humor que tiene, las situaciones que plantea, no trascienden; el espectador acude con ganas de divertirse, y recibe con ansias los gags, intentando engancharse a ellos, pero perdiéndose en las transiciones entre unos y otros, más por la forma que por el contenido.
Creo que la historia de Petr no resulta atractiva tal y como está contada, su situación daría para muchos y variados enfoques, pero me dio la sensación de que esta vez Carlos Be se ha quedado en la superficie, esforzándose en dar un resultado y adornándolo con el afán de originalidad de su equipo, pero sin aportar el peso que requiere la función para resultar atractiva. Carlos ha querido salirse de su camino dando un volantazo, y sorprendernos con un giro en su estilo, imprimiendo su sello en campos por los que antes no había transitado… lo malo que ese volantazo le ha lanzado cuesta abajo por un terraplén. 
Hay aciertos como la ruptura de espacios, los divertidos puntos de vista de los personajes aún fuera de foco, la composición de algunos cuadros, pero hay otras cosas que dan sensación de estar metidas con calzador dentro de la propuesta, como ese número musical de Pepa Rus, la visión de la sábana voladora, la injustificada exhibición pectoral, aunque bien recibida, del protagonista o el trasnochado amaneramiento, en cierto momento, del personaje del padre.
Es extraño porque la historia no me llegó a atrapar, pero sin embargo si que disfruté de las interpretaciones. Había oído algunos comentarios negativos al respecto y, sin embargo, en la función a la que yo asistí, comprobé que los posibles problemas actorales habían sido subsanados y el elenco está bastante equilibrado, incluso con momentos de química bastante potente entre algunos de ellos y, casualmente, en todos esos momentos quien está junto a otro miembro del reparto es José Ángel Rubio, lo cual algo querrá decir, es la primera vez que le veía actuar y resultó un agradable descubrimiento –a nivel interpretativo, que ya me conozco yo los pensamientos de más de un@
Fran Arráez está divertidísimo con ese personaje perversa y desesperadamente onanista, que resulta un estupendo contrapunto para el protagonista.
Pepa Rus tiene una vis cómica tan marcada que le hace falta muy poquito para resultar divertida, de ella me quedo con la escena en el ascensor, ¡ay! si hubiera ido toda la función por ese camino… 
Al igual que Carmen Mayordomo que demuestra que además de ser una maestra en el drama, es capaz de reírse hasta de su propia sombra y hace que lo disfrutemos con cualquiera de los tres personajes que tiene a su cargo.
Alfonso Torregrosa al comienzo no me interesó demasiado, pero con el desarrollo y crecimiento de personaje que trabaja, acabó por convencerme; de hecho, otro de esos momentos de química potente de los que hablo más arriba es suyo, cuando el padre habla con Petr sentados al borde del escenario, repito, ¡ay! si hubiera ido toda la función por ese camino…
Las peores críticas que he leído han sido para David González, sin embargo, he de decir a su favor, que en esta función estuvo suelto, divertido y resolutivo con esos dos personajes que le han tocado en «suerte», sacándoles jugo a pesar de no ser precisamente los más atractivos de la función.
La que menos me convenció fue Esperanza Elipe que, si bien está correcta, siempre la veo en el mismo registro, tanto en televisión como en teatro y creo que anda falta de un cambio.
No creo que «Locuras Cotidianas» sea un acierto en el teatro de The Zombie Company, carece del auténtico sabor de esta compañía que ha intentado dar un paso hacia terrenos más comerciales, con un resultado poco satisfactorio; además, sigo opinando que el escenario del Teatro Lara no es el mejor lugar para acoger su estilo de teatro.
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Ana Feijoo Carmen Mayordomo El Umbral de Primavera Elena Tur Ivan Ugalde Jorge Moreno Manuel Domínguez Paco Gámez Si Los Ángeles Disparan

Si Los Ángeles Disparan

Título:
Si Los Ángeles Disparan

Autor:
Jorge Moreno

Lugar:
El Umbral de Primavera

Elenco:
Manuel Domínguez
Ana Feijoo
Paco Gámez
Elena Tur
Carmen Mayordomo (Voz en Off)

Música Original:
Rafael Domínguez

Escenografía:
Lola García

Iluminación:
Jesús Antón

Dirección:
Iván Ugalde

La visita teatral del pasado miércoles fue a un transformado Umbral de Primavera, sala que desaparece para convertirse en un lugar indeterminado de la España más profunda. Allí recibimos “Si Los Ángeles Disparan” texto de Jorge Moreno y dirección de Iván Ugalde, actor que se lanza por primera vez a la dirección con esta propuesta arriesgada, nada fácil de digerir. 
Una función que nos habla desde un lugar sin nombre, de una familia con apellido silenciado, donde la sed de justicia terrenal y divina se apodera de sus cuatro miembros, arrastrándoles a cometer una masacre, a sangre fría. Cuatro mentes enfermas, encerradas en sus propias normas, en sus miedos más profundos, unos miedos que hacen ver a los demás como una amenaza latente. Un juego de manipulación, de demencia descontrolada nada amable con terrible final.

Una función de texto complejo, difícil de escuchar, exasperante en ocasiones, áspera, salpicada con insanas gotas de humor, que nos vuelven a una crónica terrorífica de la España más negra. Un juego de manipulaciones que asquea y perturba gracias a la labor de sus cuatro actores, Manuel Domínguez, Ana Feijoo, Paco Gámez y Elena Tur,  que, unos con mejor resultado que otros, nos acercan a estas alimañas a las que quizá por nuestra mente “capitalina”, nos es difícil comprender.  Cuatro actores que viajan por los hechos, saltando en el tiempo, introduciéndonos como fantasmales presencias en su espiral de locura, usándonos como justificación para llevar a cabo su crimen. Aterra e incómoda sentir como clavan sus ojos en nosotros, haciéndonos conscientes de ser posibles víctimas de su justicia.
La puesta en escena, la ambientación que se nutre de la nave externa de este espacio teatral, esa iluminación terrosa, sanguinolenta, que juega entre amaneceres y atardeceres, e interiores titilantes a la luz de las velas, que transforman los rostros arrancándoles sombras feroces… Son el plato fuerte de este montaje. A destacar ese maravilloso espacio sonoro creado en directo por Rafael Domínguez y su guitarra.
El cerrojazo del portón del propio Umbral hace que uno sienta que no va a estar seguro ahí dentro, encerrado con esta familia que surge desde la más oscura profundidad. Cuatro depredadores ciegos de toda razón, lentos, peligrosamente asustadizos, que resultan aparentemente inofensivos hasta que su demente verborrea vomita pensamientos incontrolados y sus verdaderas intenciones… Trastornados, enfermos, rencorosos, peligrosamente miedosos ante la incomprensión. Son seres que ponen los pelos de punta porque sentimos su inminente violencia como algo real.
En ocasiones me dio la impresión de cierta desorientación a la hora de transmitir el fin por el cual se nos quiere contar esta historia, la función dibuja en exceso el momento que todos conocemos y se regodea en pasajes y chascarrillos que ganarían peso dramático siendo abreviados. Más interesante me parecieron los momentos previos a la masacre, tan terribles y fascinantes, con el juego de las hermanas manipulando las mentes débiles de los varones, engatusándolos y alentando la «hombría» de estos dos zánganos de débil razonar que encuentran entre tufos incestuosos, enfrentamientos de lindes, nanas lorquianas, rimas gruesas y canciones de Disney, las razones para llevar a cabo un crimen tan aterrador como real. 
Un trabajo de transformación dirigido por Iván Ugalde que ha apostado por un teatro de impacto, que pretende presentárnoslo como un puñado de tierra lanzado directamente a ojos y boca, y que junto a Teatro Hermético, se tira a la piscina con esta propuesta compleja, nada amable, que viene a remover el lodo y experimentar con un teatro que puede ser firma y primer paso de esta nueva compañía. Veamos qué caminos transita.

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Carmen Mayordomo Claudio Sierra En Un Entreacto Radio Intimidad Iván Ruiz Flores Orquídeas y Panteras Teatro Icaro

En Un Entreacto Radio – Programa 8

Hemos vuelto de las vacaciones de Navidad con muchas ganas de seguir adelante con «En Un Entreacto Radio», traeros lo mejor del teatro y poder ofreceros un programa que transmita la pasión que sentimos por el Teatro.

Siempre hemos dicho que En Un Entreacto Radio está abierto a todo aquel quiera venir a contarnos sus proyectos y en este programa los Entreacteros que han querido pasar por el estudio de GetafeVOZ y dar cuerpo a nuestra sección «Teatreros en Getafe» han sido los miembros de Teatro Ícaro, para hablarnos de cómo es eso de trabajar dentro de una compañía de teatro amateur, sus luces y sus sombras, y acercarnos su inminente estreno «Orquídeas y Panteras».

Después nos sentimos realmente emocionados de poder recibir en el estudio a los «Imprescindibles» de esta quincena, parte del equipo de «Intimidad», obra que se representa actualmente en la Sala TÚ. Ellos son Iván Ruíz Flores, Carmen Mayordomo y Claudio Sierra. Con ellos estuvimos charlando largo y tendido, y sobretodo divirtiéndonos con su compañía. Fue una de esas charlas que transmiten un ambiente tan agradable que no quieres que acaben.
¡Da gusto ponerte ante los micros con invitados como estos!

No dejéis de escuchar nuestra vuelta a la carga tras las fiestas porque merece la pena escuchar todo lo que nos contaron.

¡Bienvenidos a En Un Entreacto Radio!

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Carmen Mayordomo Claudio Sierra Intimidad Iván Ruiz Flores Nahia Láiz Rikar Gil Sala TU Teatro

Intimidad

Título:

Intimidad
Autor:
Iván Ruiz Flores
Lugar:
Sala TU
Elenco:
Carmen Mayordomo
Claudio Sierra
Nahia Láiz
Rikar Gil
Diseño Escénico:
Iván Ruiz Flores
Noelia Rosa
Producción:
Aniur Creativos Audiovisuales
Ayudante de Dirección:
Noelia Rosa
Dirección:
Iván Ruiz Flores

Da un pudor infinito transformar en palabras lo que provoca Intimidad en quienes lo presenciamos, hay que tomar aliento y decidirse a dar el paso porque si no, puede, que nunca lo hagamos.
Esta primera obra escrita por Iván Ruiz Flores, quien también la dirige, es un tajo en la yugular de la realidad. Un golpe seco que te nockea sin contemplaciones y te deja sin respiración.
Un espacio ínfimo, una quietud desesperante, unas miradas huidizas que duelen cuando se posan en nosotros, la voz de los personajes, esas voces que calan poco a poco en nuestro interior y convierten a los actores en primeros planos desasosegantes de una realidad desesperanzada. Hay momentos de la función que ahogan el alma, como si nos zambulléramos en un mar nocturno y, al estar sumergidos en él, no supiéramos hacia donde dirigirnos para encontrar la superficie en la que poder volver a respirar porque solo hay negrura.
Cuatro actores en escena, atentos a lo que dicen unos y otros, pero sin a penas interactuar entre ellos, solo leves gestos, miradas de soslayo, quizá un ligero estremecimiento. Cuatro monólogos ásperos en los que el espectador hunde su curiosidad aún a sabiendas de no encontrar nada amable en ellos. Cuatro vidas resquebrajadas y un solo nexo de unión, la Intimidad del título.
Hablan sobre esas pequeñas cosas que laceran nuestras vidas, esas pequeñas cosas que condicionan el resto de nuestras acciones y que hacen que tomemos determinaciones nunca imaginadas. Pero son cosas cotidianas, guardadas muy adentro, de las que a veces ni reparas en comentar por lo nimias que pueden resultar a los demás, pero que dentro de nosotros toman una importancia desmedida, tanto como para que nuestras vidas se conviertan en otra cosa.
Carmen Mayordomo, Claudio Sierra, Nahia Láiz y Rikar Gil son los cuatro actores que prestan su carne y su alma a esta experiencia que nos hizo salir mudos, turbados, e incluso avergonzados, de la sala. Cuatro actores que hacen algún tipo de conjuro sobre los que presenciamos esta función que deja clavado en la butaca al espectador una vez terminada la función y en estado de shock. Yo salí de la sala rápido, con ganas de que me diera el aire, de tomar una bocanada grande y volver a respirar con normalidad, y de paso agarrarme a mi vida de nuevo y apretarla fuerte para no dejarla escapar.
Una obra dura, áspera y dolorosamente real. No hay momento en ella que te deje tomar resuello para continuar. Una vez que comienza te sujeta por la nuca y te obliga a mirar, aún sabiendo que no quieres ver lo que te muestra, pero que te obliga para que seas consciente de que «eso» que ves, existe, y está presente en nuestro día a día. Aunque almas optimistas como la mía, que salen vapuleadas, aún encuentran un resquicio de esperanza en sus últimas palabras.
La recomiendo con muchas ganas, y a la vez con miedo, porque es hacer que otros miren a lo que a ti te costó tanto sostener la mirada.
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Aixa Villagrán Antonio Gabasa Carmen Mayordomo Daniel Llul Enrique Asenjo Germán Torres Helena Tornero Ivan Ugalde Jose Luis Sixto Mery Cabezuelo Microteatro Pilar Massa Teatro

Microteatro en Agosto – «Superman de Postre», «Ayer» y «No sé tú, pero yo…»

Este mes de Agosto me lo estoy tomando mas relajado, sin correr por las salas de la ciudad. La temporada ha sido intensa y un respiro viene muy bien para recargar energías. Había que tomar aire para la temporada que viene y perfilar algunas novedades con las que En Un Entreacto cobrará una dimensión diferente que os contaré en breve.
Eso sí, hay cosas que son imposibles y una de esas cosas es que un servidor esté un mes completo sin pisar un patio de butacas, sea cual esa, y no aparecer por aquí para contároslo. Así que el miércoles pasado, aprovechando que al día siguiente no se madrugaba, me metí una dosis triple de Microteatro.
La programación de este mes de Agosto en Microteatro es de esas que provoca que a uno se le caiga la baba. Muy buenos actores y directores con pequeñas joyas bajo el brazo que no hay que perderse. Sí, me he quedado con dos de ellas pendientes y no descarto dejarme caer de nuevo para hacer el pleno porque me han hablado muy bien de ellas.
Esto de ir a Microteatro con intención de ver varios títulos es como ir al Parque de Atracciones. Una saca los tickets en taquilla, con la excitación de no saber qué se va a encontrar, qué sensaciones le va a provocar.; suena el timbre que te llama para que entres a ver la primera de las funciones y bajas los escalones que te dirigen a la sala, aguardas escuchando las instrucciones; solo falta eso de «Por su seguridad, mientras la atracción esté en marcha, no saque los brazos del coche», y te adentras en lo desconocido… Y cuando ya sales y subes las escaleras que te devuelven a la realidad, los que esperan en la cola te miran con ojos interrogantes tratando de captar cuáles son las sensaciones que te ha provocado la experiencia. Y corriendo vuelves a taquilla, ¡a por otra!

La primera de la obras que vimos fue «Superman de Postre», escrita por Daniel Llull y dirigida por José Luis Sixto, donde somos testigos de ese momento que todos hemos esperado cuando hemos visto las películas o hemos leído los comics del Hombre de Acero, ese instante en el que Clark Kent (Enrique Asenjo) y Lois Laine (Mery Cabezuelo) se confesarán sus mas íntimos secretos… ¿Todo será como siempre hemos esperado?

En esta obra nos adentramos en una historia en la que José Luis Sixto y Daniel Llull cuidan que todos los detalles tengan su significado, hasta el mas pequeño de ellos. Envolviéndonos en ese universo con regusto naif tan propio de las historietas del superhéroe. 
Nada mas llegar, al espectador se le hace entrega de una gafas especiales que le protegerán del efecto de la Kriptonita y en cuanto se abre la puerta de la sala es arrastrado al interior de una viñeta de comic. Con estos detalles uno ya entra con la sonrisa en la cara, predispuesto a adentrarse en una historia que da para mucho en muy poco tiempo, donde Enrique Asenjo y Mery Cabezuelo nos hacen vivir un momento del que siempre hemos especulado y que ellos, por fin, lo aclaran… ¡a su manera! Dos actores que aportan una visión bien diferente y muy esclarecedora de este mito.
Una comedia que nos hizo pasar un rato muy divertido y que os recomiendo que curioseéis si pasáis por Microteatro en estos días.

La siguiente pieza que vimos fue «Ayer», un texto de Helena Tornero, con Carmen Mayordomo e Iván Ugalde, dirigidos por Pilar Massa.

Una historia de amor con un giro totalmente inesperado. Un mordisco de actualidad que, como ya nos tienen acostumbrados Carmen e Iván, nos hace salir de la sala con la respiración entrecortada y sobrecogidos por la experiencia, nada de lo dicho está dejado al azar, cada acto tiene sus consecuencias y así lo transmiten. Son un tandem perfecto que maneja la emoción del espectador a su antojo y desde la mas absoluta verdad. Sus palabras, sus reacciones, sus giros en las conversaciones, texto sorprendente de Helena Tornero, me fascinaron.
Son dos actores que siempre me seducen con la forma de manejar los claroscuros de sus personajes. Iván Ugalde consigue que lo repudies y te enamores de él en cuestión de segundos y Carmen Mayordomo es de esas actrices que vive en el límite de los personajes mas duros y la delicadeza de quien necesita ser amparado… Dos bestias de la escena que electrizan el ambiente en centésimas de segundo.
Es complicado hablar sobre este montaje sin desvelar nada que no sea clave; ni el argumento, ni sus reacciones pueden comentarse sin destapar el pastel. Hay que verlo y dejarse salpicar por esta historia que es un lobo disfrazado de cordero.

Y para terminar, tuvimos el acierto de hacerlo con «No sé tú, pero yo…», una descacharrante comedia escrita y dirigida por Antonio Gabasa e interpretada por Aixa Villagrán y Germán Torres.
Una comedia que habla sobre las relaciones de pareja, los estereotipos entre hombres y mujeres y la magia…
Siempre es un gusto poder ver en escena a Germán Torres, un actor que se da a los personajes, sea cual sea su género y su condición, con el cariño y el respeto de quien ama esta profesión y si a eso le añadimos el maravilloso descubrimiento de Aixa Villagrán que tiene el don de la comedia clásica. Todo se hace perfecto. Uno entra con la intención de pasarlo bien y sale con una sonrisa de oreja a oreja y la sensación de habérselo pasado en grande.
Entre los dos hacen que no podamos evitar reirnos a carcajadas con las situaciones planteadas, desquiciando los tópicos para que todos nos veamos reflejados en ellos y los encontremos absolutamente cercanos. ¡Qué difícil es la comedia y qué fácil parece con ellos!
Un acertado broche final para una tarde de lo mas fructífera y variada, donde disfruté de grandes y acertados trabajos y donde se volvió a demostrar que el teatro sigue estando muy vivo.

¡Qué bien poder ver como el arte patalea y se hace notar allá donde se represente!

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Alberto Puraenvidia Carlos Be Carmen Mayordomo Elepé Fran Arráez Ivan Ugalde La Casa de la Portera musicales Sara Luesma Teatro The Zombie Company

Elepé

Título:
Elepé

Lugar:
La Casa de la Portera

Autor:
Carlos Be

Elenco:
Sara Luesma (Dejota)
Fran Arráez (Toñi)
Carmen Mayordomo (Lucía)
Iván Ugalde (Ángel)

Escenografía:
Alberto Puraenvidia

Vestuario:
Antoni Delgado

Producción:
The Zombie Company
Tantarantana Teatre

Dirección Vocal:
Mirko Jumilla

Ayudante Dirección:
Sara Luesma

Dirección:
Carlos Be

Y de nuevo regreso al interior de La Casa de la Portera a sumergirme en una de esas historias que nos tienen preparado con su sabor particular. Mira que son diferentes unas de otras y, sin embargo, que todas estén enmarcadas dentro de este lugar, hacen que las sientas hermanadas en su estatus de compañeras de piso. Y es que a mi me transmiten eso, La Casa de la Portera es como esos pisos compartidos donde cada uno es de su padre y de su madre, pero donde la convivencia hace que haya cierta conexión entre todas ellas. Algo que no todas las salas con diferentes espectáculos pueden decir. Supongo que parte de la personalidad de este espacio radica aquí.
A Carlos Be le sigo desde el año pasado cuando en el Festival Fringe descubrí su «Muere Numancia, Muere» y me dejó cautivado con su forma de morder la escena; es cierto que aún me fustigo mentalmente por no haber ido a ver sus «Peceras» porque estoy convencido que es una de esas obras a las que yo le dedicaría una de mis mas extensas y apasionadas Crónicas Atmosféricas (¡gracias Teatroland por bautizarlas de manera tan acertada y bella!) En el Festival de la Alternativa de este año volví a reencontrarme con otro de sus mordiscos «696», breve pieza que se encuentra dentro de «Tres Segundos», montaje de radioteatro del que ya os hablé, dirigido por Jesús Ortega y donde el texto de Carlos Be brilla con luz propia. Para entonces ya sabía que tenía preparado este «Elepé» del que ahora os hablo, pero han tenido que pasar unos cuantos meses y llegar al momento de su ¿última? representación para que pudiera hablaros de ella. Cosas de andorrear entre teatros, que el tiempo no cunde para poder ver todo cuando uno desea…
«Elepé» es una vuelta a los años 80, donde una aspirante a actriz, Lucía, espera desesperada la llamada de Pedro Almodovar para que le haga un casting para su última película. Mientras espera, tiene que seguir poniendo copas en el Elepé, uno de esos lugares donde hay actuaciones en vivo con cierto regusto casposo, donde actúa su amiga Toñi, pero donde la vida se vive con toda la intensidad y las ganas con la que se vivían las cosas en aquella época. Allí mismo es donde conocen a Ángel, el portero del local y sobrino del propietario, quien hará que la vida de las amigas encuentre un camino que ni ellas mismas esperaban.
Hay que ver las narices que le echan esta gente de The Zombie Company para poner en escena todo tipo de géneros. Ahora se les ha puesto por el camino hacer un musical y salvan la situación con nota y todo. Tan solo tenían que seguir la fórmula de los famosos «Musicales Jukebox», tomárselo de la manera mas gamberra posible, echándole morro y gracia, para salir airosos del envite. Un buen puñado de canciones conocidas por todos, que como pequeñas joyas engastadas en la historia, nos pasean por una montaña rusa de sentimientos de lo mas kitsch, con momentos memorables como la canción de Mari Trini «Una Estrella en Mi Jardín». Todas ellas conducidas por Dejota, personaje silencioso, pero con su propia visión de la historia,  que se ajustan a la trama y logran que todo el público estemos tarareando y sonriendo como bobos, absolutamente entregados a la historia. Aunque creo que llegado el final la cosa pierda fuelle; creo que todo se alarga en exceso y eso hace que la emoción conseguida se pierda.
De todos modos, uno sale de la función fascinado con los personajes, con los actores, Carmen Mayordomo, Iván Ugalde y el absolutamente memorable Fran Arráez que nos regala un personaje de los que no se olvidan, tan tierno y amargo que uno desea tenerlo en su vida para cuidarlo y que nos cuide. Hacen un trabajo precioso. Se nota que entre los tres ya hay un código establecido y que se entienden a la perfección; tienen un dominio tan grande de lo que hacen que impresiona, por poner un ejemplo, en un momento dado hay una escena que dura lo justo para que una cafetera, puesta en el hornillo, termine de hacerse en el momento exacto en el que la situación lo requiere ¡Qué maravilla de tempo!… y qué regalo de personajes, con esas situaciones creadas por Carlos Be, esos diálogos tan llenos de esa chispa de decadencia que les hace ser tan terrenales dentro de su brillo.
Es curioso ver como, a la contra de lo que suele ser lo habitual, el autor hace que los personajes sean dueños de su propio destino, como si estuvieran dotados de una clarividencia que acota su existencia hasta donde ellos dictan. Algo que hace que quieras acompañarles hasta ese final del camino del que hablan, deseando profundamente que se hayan equivocado. Hay tal grado de inocencia en ellos, de ilusión truncada sin motivo, que no puedes por mas que desearles que les vaya bien y no sean una víctima mas del momento que les tocó vivir.

Elepé es el destello fugaz del recuerdo de una época que se marchó y que en el recuerdo permanece con un sabor agridulce. Una época que se merecía que alguien le pusiera una sonrisa, aunque fuera de medio lado, para hacerle honor ahora que la miramos desde la distancia.
Si vuelve a representarse, no dejéis de ir a verla, es todo un viaje en el tiempo merecedor de hacerse y disfrutarlo con ganas.

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Carlos Be Carmen Mayordomo Conde Duque Fran Arráez Ivan Ugalde José Gamo Juan Caballero Mentxu Romero Muere Numanacia Zombie Company Korego proArte

Muere Numancia, Muere

Título:
Muere Numancia, Muere

Lugar:
Teatro Conde Duque

Autor:
Carlos Be

Elenco:
Fran Arráez (Scipio)
Juan Caballero (Babpo)
José Gamo (Buntalos)
Carmen Mayordomo (Aunia)
Mentxu Romero (Amaina)
Iván Ugalde (Caciro)

Producción:
Zombie Company & Korego proArte

Dirección:
Carlos Be

Últimamente En Un Entreacto, para ser un blog tan «de andar por casa», lleva una actividad endiablada, viendo montajes, escribiendo sobre ellos, realizando entrevistas (mil perdones por el intrusismo, no me lo tengáis en cuenta), haciendo pequeños ensayos, artículos… Y a veces es complicado compaginarlo con la vida que llevo al otro lado del espejo, por eso puede que algunas crónicas lleguen un poco tarde, como esta, pero siguiendo fiel al principio por el cual se creó este blog, hablar de todo aquello que voy viendo como espectador, aquí estoy de nuevo.

Cuando uno va al teatro, comienza a interesarse por el trabajo de actores, directores, autores, compañías, etc… y va haciendo un seguimiento; tratando de estar al tanto de cuales van a ser los nuevos proyectos y procurando estar ahí para poder verlos e incluso, si se tercia, tratar de ayudar a darles difusión con las posibilidades que uno cuenta. Es por eso que conocí «Muere Numancia, Muere», siguiendo la trayectoria de uno de sus actores y habiendo oído hablar del autor y director. Así que me planté en el 1º Certamen de Artes Escénicas Fringe Madrid en el Conde Duque, sin saber muy bien qué es lo que iba a ver, pero atraído por la curiosidad de descubrir cosas diferentes.

La historia, escrita y dirigida por Carlos Be, está inspirada en «El Cerco de Numancia» de Miguel de Cervantes. Cuenta el momento en el que cinco numantinos siguen resistiéndose a Scipio El Joven, sabiéndose derrotados, aferrándose a la desesperación de encontrar la manera de sobrevivir al asedio y al hambre, pero sobretodo conseguir sobrevivir a si mismos y a la lucha propia e interna de cada uno.

Un montaje con un texto lleno de momentos desgarradores, poéticamente desesperado, que a veces se interrumpe intencionadamente con las intervenciones y el humor amargo con el que Scipio nos hace cómplices a todos los espectadores. Rompiendo la cuarta pared y llenando la escena de atemporalidad, haciendo que lo que pasó hace mas de dos mil años no nos resulte tan lejano como cabría esperar. Aunque confieso que estos momentos de ruptura me sacaban demasiado de la atmósfera creada y me provocaban cierto distanciamiento del que me costaba volver.
Ni el montaje ni el texto son fáciles. Es de esos montajes que uno necesita digerir tras la función, que dejan un regusto extraño y que cada uno debe llevar a casa para que termine de aposentarse y saber descifrar de donde vienen las sensaciones que te ha generado. Porque es cierto que se necesita un momento posterior para rematar lo que has visto, pero las sensaciones que te deja son inmediatas, el espíritu reacciona ante los estímulos de la escena y eso si aparece en la butaca.
A mi el montaje, aunque algo irregular en ritmo, me convenció y en momentos me conmovió. Esos personajes tan llenos de dolor, luchadores incansables ante la resignación, hacen daño por dentro. 
Esa mujer, hermana e hija que vive la amargura de saberse perdedora de padre, hermano y marido, y que sin embargo resiste en pie hasta el último aliento… 
Ese hermano visionario que se entrega a la derrota futura ¿así sucede porque «estaba escrito» o somos nosotros quienes provocamos que nuestros miedos se conviertan en realidad? 
Ese marido culpable de su «buena» fortuna, que decide devolver su suerte aunque con ello no cambie nada ¿generosidad absoluta o cobardía camuflada?… 
Esa mujer dolorida con la pérdida de su hijo y que, sin embargo, se siente aliviada por sobrevivir y no ser devorada por su propio fruto… 
O ese hombre desesperado ante tanto dolor, que se lanza a luchar, hambriento y cansado; quien se encuentra con un enemigo sano, bien alimentado y lúcido en ideas, que le vence ofreciéndole poder volver con los suyos u obtener alivio definitivo a cambio de su propio sacrificio… 
Los actores realizan un trabajo absolutamente intenso y extenuante, consiguiendo transmitir la sensación de desesperanza y lucha por el último aliento. El dolor de Mentxu Romero, el abatimiento de Iván Ugalde, la culpabilidad de José Gamo, el cinismo de Fran Erráez y la derrota anticipada de Juan Caballero (mención a parte su trabajo gestual y estremecedor como Hombre Muerto) son grandes trabajos, pero con el permiso de todos ellos, sin lugar a dudas me quedo con la interpretación de Carmen Mayordomo, totalmente entregada a su Aunia, alma de la función. No la había visto trabajar hasta ahora, pero pienso seguirla de muy cerca.
Son personajes que duelen, que te arrastran con ellos y que te obligan a decidir cual sería tu elección estando en su caso. Todo ello acompañado de una escenografía y una simbología que dibuja muy acertadamente el encerramiento de los personajes, su angustia ante el poder del enemigo y su triste destino.

Me queda la duda de saber qué va a suceder con este montaje, si tendrá nuevas fechas o si ha sido fruto únicamente de este Primer Certamen del Fringe Madrid. Confío que no, que tenga nuevas oportunidades de ser representado y que llegue a mas público del que ha llegado en estas dos únicas fechas porque considero que es un montaje que hay que verlo, sobretodo en los tiempos que estamos viviendo.