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Asier Etxeandia Álvaro Tato El Intérprete Enrico Barbaro Gherardo Catanzaro musica musicales Tao Gutiérrez Teatro Teatro La Latina

El Intérprete

Título:
El Intérprete
Lugar:
Teatro La Latina
Dramaturgia:
Álvaro Tato
Elenco:
Asier Etxeandia
Músicos:
Gherardo Catanzaro (Piano)
Tao Gutiérrez (Percusión)
Enrico Barbaro (Contrabajo)
Dirección Musical:
Tao Gutiérrez
Producción:
Factoría Madre Constriktor
Dirección de Escena:
Álvaro Tato, Lautaro Perotti y Santiago Marín
Ayer asistí a una de esas noches que se convertirán por derecho propio en inolvidables, de las que uno se guarda dentro de su chistera particular por lo mágicas y especiales. De esas que después todos comentan y tú sonríes pensado «Yo estuve allí».
Ya advierto que no pienso tener medida a la hora de escribir esta crónica. Primero porque no me apetece y la emoción no me lo permite y Segundo porque Asier Etxeandía no se merece ningún tipo de comedimiento, él no lo tuvo anoche, no hay porqué tenerlo ahora.
La verdad que ya íbamos predispuestos a ver algo con tintes de poder llegar a ser GRANDE. El recital en el Ambigú del Matadero ha sido tan comentado y recomendado por todos, que era de idiotas dejar pasar la ocasión de unirse a esta legión de «amigos invisibles» que tiene nuestro, desde ahora amado, Hombre Lobo-Asier.
Es casi imposible describir la cantidad de sentimientos que a uno se le disparan mientras está viviendo «El Intérprete». Desde el primer minuto Asier nos hace partícipes de este espectáculo. Este es «su» espectáculo, pero también lo hace nuestro invitándonos a adentrarnos en sus recuerdos, a vivirlos, a sentirlos, con lo que si ese espectáculo es suyo y nos invita a meternos en él, aceptamos a acabar siendo también suyos, ¿y quién se puede resistir a que así sea? Los que anoche estábamos allí desde luego que no.
Que alguien te coja de la mano y te pasee por un repertorio en el que se entremezclen Kurt Weill, Madonna, Chavela Vargas, David BowieCarlos Gardel, Rolling Stones… No es que lo aceptes como lo mas normal, si no que  acabas por rogar para que así sea, porque estás deseando con todas tus fuerzas que te haga vibrar, y eso es algo que lo consiguen muy pocos. Asier tiene ese «don» de poder ser un «ángel tentador» o un «demonio purificador» que te zarandea, te manosea, que te besa el alma, que te agarra de las entrañas con una sonrisa seductora, que provoca que se te salten las lágrimas de la emoción y que acabe carcajeándose de ello porque todo es efecto del momento.
Nos invita a andar por la cornisa del tiempo junto a él, y es cierto que da vértigo, pero él se encarga de sujetarnos por la cintura mientras nos susurra al oído canciones llenas de melancolía y desamor, convenciéndote para que saltes junto a él y en esa caída libre gritar hasta que se te salga el alma por la boca a golpe de un adrenalítico rock & roll. Quizá pueda asustar un poco que alguien te abra las puertas a lo prohibido y te deje entrar sin restricciones, pero ya lo dice él: «No me tengas miedo, solo soy un actor», así que ¿por qué no vamos a entrar en el juego?
Valiente puede ser un buen adjetivo para calificarlo e incluso suicida, porque lo que hizo anoche fue lanzarse de cabeza con todas las consecuencias, abriéndonos los brazos a su universo particular y solitario donde la mayoría de nosotros también hemos habitado. Nadie tiene la elegancia y la clase que exuda Asier Etxeandia, tan pronto te recita un poema de amor como da un golpe de cadera y nos lanza al lado mas oscuro de la vida de ese niño que nos habla desde el Bilbao de 1984, pero siempre cercano, muy próximo a todos los amigos invisibles que acudimos invocados anoche.

Con este entusiasmo no quiero olvidarme de Álvaro Tato en la dramaturgia y en la dirección de escena que comparte con Lautaro Perotti y Santiago Marín, que son los responsables de canalizar esta explosión de sentimientos y recuerdos. Y, por supuesto, el superlativo trabajo de esos tres maravillosos músicos que contribuyeron a llenar de magia el Teatro de La Latina. Tao Gutiérrez en la percusión, que además lleva a sus espaldas la dirección musical del espectáculo, Enrico Barbaro en el contrabajo y Gherardo Catanzaro en el piano. Impresionante como suena esta banda, como acompañan y contribuyen a que Asier cree ese universo de Niño Perdido con el que tanto gozamos anoche. Imposible quedarse quieto en la butaca y no unirse a la bacanal musical que nos propusieron los cuatro artistas ayer por la noche, ayer 22 de Marzo de 2013, una noche para no olvidar.