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Andrés Lima Carmen Machi Javier Gutiérrez Juan Cavestany Los Mácbez Teatro Teatro María Guerrero

Los Mácbez

Título:
Los Mácbez

Autor:
Juan Cavestany 
(Basado en el original de W.Shakespeare «Macbeth»)

Lugar:
Teatro María Guerrero

Elenco:
Chema Adeva
Jesús Barranco
Laura Galán
Javier Gutiérrez
Carmen Machi
Rebeca Montero
Rulo Pardo

Espeacio Escénico y Vestuario:
Beatriz San Juan

Iluminación:
Valentín Álvarez

Música y Espacio Sonoro:
Nick Powell

Caracterización:
Cécile Kretschmar

Dirección:
Andrés Lima 


Confieso que como espectador tengo un puntito de masoquismo, me llaman la atención los montajes que vienen precedidos por unas críticas un poco “destroyer”, me gusta ir a comprobar por mí mismo si lo que se dice es para tanto o es que los “malditos” bloggers somos unos exagerados (Sí, es cierto que a veces lo somos). 
El caso es que ya iba esperando recibir un nuevo golpe de decepción con el teatro de Andrés Lima, cosa que empieza a ser una costumbre. Y las expectativas se cumplieron, ¡Vaya, si se cumplieron! De “Capitalismo” no llegué a escribir porque tengo por costumbre no hacerlo si no tengo nada positivo que decir, y por más vueltas que di a aquello, no lo encontré, así que lo dejé pasar, con “¡Ay, Carmela! El Musical” salí nuevamente espantado, pero algún aspecto positivo encontré, y ahora… “Los Mácbez”, esta versión a lo “Lady Gaga a la gallega” que se han sacado de la manga y que, sinceramente, no hay por donde pillar.
Soy partidario de versionar clásicos y darles mil vueltas, retorcerlos, que me provoquen, que me maltraten y que me revuelvan, pero siempre con algo que aportar; sin embargo, en este caso lo que pude ver, es un adaptación de Juan Cavestany en el Teatro María Guerrero (¡Menuda mano tengo cada vez que elijo ver algo a este teatro!) hueca, pretenciosa y con nulo interés. 
Lo único salvable es la puesta en escena, la iluminación y el sonido tienen un potencial tremendo… Gran trabajo el de Beatriz San Juan, Valentín Álvarez y Nick Powell. ¡Lo que hubiera podido llegar a ser este montaje si el contenido hubiera estado a la altura del envoltorio!

Los actores andan dando tumbos por el escenario, soltando texto a los gritos, babeando, sangrando, subidos en tacones, frotándose, haciendo aspavientos, desgañitándose por aportar un ápice de tensión y ritmo a esto que no es otra cosa que un “más de lo mismo” de lo que se empeña en subir a los escenarios su director…
Y siento de verdad tener que hablar así porque el elenco se esfuerza y se le ve involucrado, pero se alcanzan unos niveles de sobreactuación tan extremos y tan innecesarios, con un catálogo de ticks, seguramente impuesto por la dirección, tan manidos, que caen en lo facilón, casi como si aquello fuera una función de una compañía amateur con ganas de llamar la atención, dejando de interesar a los 15 minutos de comenzada la función.
De verdad que admiro a Carmen Machi, pero tampoco la salvo de la quema, da la sensación de ir con el piloto automático puesto, tirando de sus recursos más “resultones”. Ojalá vuelva pronto a brillar como lo hizo de la mano de Del Arco

Sinceramente, no di crédito a lo que vi. Caos y suciedad en escena, texto corrido, descuidado, efectismo gratuito y plagado de topicazos, y un discurso que, para mi, carece de interés suficiente como para haber montado todo este tinglado en un teatro público.

Poniéndome a la altura de las circunstancias. Un servidor no vuelve al teatro a ver algo de Andrés Lima ¡Nunca Máis!

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Andrés Lima Álvaro Morte ¡Ay Carmela! Inma Cuesta J.L.García Sánchez Javier Enguix Javier Gutiérrez Javier Navares Joan Valent Julio Awad Marta Ribera musicales Pablo Raya Sanchís Sinisterra

¡Ay, Carmela! Musical

Título:
¡Ay Carmela! Musical

Lugar:
Teatro Reina Victoria

Adaptación:
José Luis García Sánchez
(Basada en el original de 
José Sanchís Sinisterra)

Elenco:
Inma Cuesta (Carmela)
Javier Gutiérrez (Paulino)
Marta Ribera (Gustavete/Narradora)
Javier Navares (Ripamonte)
Álvaro Morte (Peláez)
Pablo Raya (Joe)
Javier Enguix (Ejercito Español/Cura)

Música y Arreglos:
Joan Valent

Canciones:              Escenografía y Vestuario:            Iluminación y Proyecciones:
Victor Manuel       Beatriz San Juan                         Valentín Álvarez
Vanesa Martín
Pedro Guerra

Coreógrafa:            Productor:                                    Director Musical:
Teresa Nieto         Andrés Vicente Gómez                Julio Awad

Director:
Andrés Lima


La temporada en Madrid está llegando a su fin, las vacaciones de verano aletargan la cartelera y hay que aprovechar para ver todos aquellos espectáculos que se nos han ido quedando en la lista antes de que echen el cierre, por temporada, porque salen de gira (¿aún existe esta posibilidad?) o porque dan por finalizado su recorrido.
Uno de esos montajes que se habían quedado pendientes era esta versión dirigida por Andrés Lima de «¡Ay, Carmela!» el clásico de José Sanchís Sinisterra que José Luis  García Sánchez ha adaptado en clave musical.
Ciertamente me picaba la curiosidad descubrir en qué se podía convertir esta historia pasada por el filtro del musical. Si bien la obra trae en su interior varias canciones populares, en esta producción también se incluyen otras nuevas compuestas por Víctor Manuel, Joan Valent, Pedro Guerra y Vanesa Martín. Bellas canciones que quizá como tributo a la obra de Sanchís Sinisterra hubieran funcionado mejor.
El montaje tenía muchas cartas a su favor para poder ser uno de los musicales de la temporada. Una historia conocida por todos, con unos personajes muy bien desarrollados y con los que el público conecta, un buen director, un reparto lleno de voces maravillosas, pero… no.
De nuevo nos encontramos con una historia desmadejada y poco clara, en la que, desde mi punto de vista como espectador, no se ha conseguido igualar la carga emocional, con las canciones, que con el texto ya existente, del que solo han quedado pinceladas anecdóticas. Y es que los personajes se han convertido en una sombra de lo que la historia original ofrecía.
El primer acto es un claro ejemplo de lo que digo; me dejó bastante perplejo que en 45 minutos la historia no hubiera arrancado, que solo hubiera sido una sucesión de escenas inconexas donde se presupone que el espectador sabe de lo que se le habla; el público no tiene porqué llegar al Teatro Reina Victoria conociendo la historia, si no que viene a que se la cuenten, y esta función ha tenido que utilizar el recurso de una narradora para aclarar esos puntos emborronados que da el presuponer tanta parte importante de la obra; por eso digo que es una pena que se haya desaprovechado el original de esta manera. Como también es una pena que se malgasten momentos tan impactantes como el final del primer acto para, una vez conseguida una emoción tan profunda en el espectador, se nos envíe al descanso, y luego intentar que el segundo acto arregle lo que en el primero ni se ha molestado en mostrar…

Es verdad que tiene números con cierta calidad, donde gracias a las voces de los artistas, uno puede permitirse disfrutar de la función. Pero no es suficiente para levantar un montaje en el que predomina el chiste facilón y el juego tramposo del sentir popular para lograr un patio de butacas puesto en pie.
Hay un pequeño destello de lo que podría haber sido una producción de las que marcan temporada, pero que no se ha sabido llevar a buen puerto. Pequeños momentos que se han enturbiado entre chillidos y aspavimientos innecesarios. La historia del soldado y Carmela, el escalofriante Peláez, el momento de la función ante el ejército, ese Paulino perdido tras la desaparición de Carmela y, repito, unas grandes voces muy desaprovechadas… Una verdadera lástima.

Inma Cuesta, Javier Gutiérrez, Marta Ribera, Javier Navares, Javier Enguix, Pablo Raya y Álvaro Morte son un gran conjunto de actores y cantantes que hacen lo que pueden estando al servicio de un libreto y una dirección muy débiles.

Parece que no logramos dar con la clave para conseguir encontrar un musical de gran formato y de producción propia que tenga la calidad suficiente para tomárnoslo en serio. Y me da pena decir esto porque me considero amante de este género y me encantaría presumir de lo que se hace en España, pero de momento creo que toca seguir buscando.

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Adeva Ambjorsen Andrés Lima Carmelo Gómez David Serrano Elling Javier Gutiérrez Monterio Smedia Studyonov Teatro Teatro Galileo

Elling

Título:
Elling

Lugar:
Teatro Galileo 

Versión:
David Serrano (Basado en la novela de Ingvar Ambjorsen)

Reparto:
Carmelo Gómez (Elling)
Javier Gutiérrez (Kjell)
Chema Adeva (Alfons/Frank)
Rebeca Montero (Reidun/Enfermera Gunn)
Mikhail Studyonov  (Pianista)

Dirección:
Andrés Lima

Hay veces que sin saber porqué, me resisto a ver ciertas funciones. Me las recomiendan, leo críticas y sé que seguramente me puedan gustar, pero… Unas veces es porque me da cierta pereza la obra y otras porque tengo que hacer criba para poder permitirme ver otras funciones; y es que esto de ser blogger no sale gratis, al menos para mi, yo paso por taquilla el 98% de las veces y eso hace que tenga que decir «No» a algunos montajes. Supongo que unas veces acertaré y otras me habré perdido momentos memorables sobre algún escenario, pero no tengo mas remedio que sea así; eso sí, si se me pone al paso la oportunidad de ver todo lo que me sea posible ¡Allá que voy!
«Elling» ha sido uno de estos casos. Vi que se estrenaba, quienes la protagonizaban, y me dieron muchas ganas de verla, pero… la cosa no surgía. Vi que prorrogaban, pero… Hasta que el hambre de teatro me pudo y me apresuré a ir al Teatro Galileo antes de que la retirasen de cartel.
No tenía muy claro lo que contaba la obra, desconocía el argumento, pero bueno, saber quienes son los protagonistas y el director dan cierta seguridad de que lo que vas a ver va a tener cierto nivel.
La función, dirigida por Andrés Lima, nos cuenta la «salida» al mundo de Elling (Carmelo Gómez) y Kjell (Javier Gutiérrez). Dos hombres que están encerrados en un psiquiátrico, a los que se les ofrece la posibilidad de compartir piso e integrarse en la sociedad. Cosa que no les será nada fácil…
No sé si es cosa de la crisis o es la tendencia del momento, pero me estoy encontrando con muchos montajes que optan por las escenografías sencillas, con pocos elementos, pero con múltiples utilidades. Algo que me agrada y que comparto. Además el director ha ideado un escenario rodeado de público por los cuatro costados, haciendo aún mas cercano lo que sucede en escena. 
A veces menos es mas, y en esta ocasión juega a favor de lo que los personajes nos quieren contar.
La función, dentro de la clave de comedia en la que es tratado el tema, hace pensar en lo complejo que es el mundo que nos hemos fabricado y la escasa cabida que permitimos en él a las personas «peculiares», como se autodenominan los protagonistas.
La labor actoral es impresionante. 
Me agradó mucho ver un Carmelo Gómez diferente al que llevo viendo desde hace años. Mucho menos contenido, mostrándose siempre «hacia afuera», dando una aparente sencillez a un personaje al que hace absolutamente entrañable. Nos muestra una ternura y a la vez una personalidad arrolladoras.
Javier Gutiérrez rompe con todo, totalmente desinhibido, con un trabajo gestual desbordante, que corre el riesgo de apabullar al espectador, pero con el que, sin embargo, todos acabamos enganchando. Creando su «idioma» particular de movimientos, gestos y expresiones.
Ambos dan una lección de lo que a nivel actoral es «lanzarse a la piscina». No cualquiera puede hacer lo que estos dos actores hacen, ni se atreven, que es arriesgarse y entregarse a dos personajes que al comienzo pueden parecerte incoherentes y pasados de vueltas. Cuando uno quiere darse cuenta, le tienen hipnotizado y sintiéndose atrapado por su saber hacer.
Por supuesto vienen acompañados de la labor de dos actores que están incuestionablemente a la altura de lo que los protagonistas nos ofrecen. Chema Adeva y Rebeca Montero. Los dos doblan personaje y es muy interesante ver cómo aportan una personalidad completamente diferente a cada uno de ellos, hasta el punto de creer al comienzo de la función que eran actores diferentes.
Mi conclusión al finalizar la obra fue que a veces adoptamos roles que no nos aportan nada; ni a nosotros ni a los que nos rodean. Nos empobrecemos y nos hacemos mas pequeños involuntariamente, porque perdemos la perspectiva del objetivo en nuestras vidas, que sencillamente es vivirla… No fluimos con naturalidad, nos olvidamos de respetar nuestras imperfecciones y las de los demás. Hacemos y actuamos como «suponemos» que los demás quieren que hagamos… Sin embargo los personajes, aunque llevados al extremo, nos enseñan unos principios que deberían ser básicos en el ser humano: la amistad, el amor, la honestidad, la curiosidad, el cariño, las superación, … las ganas de beberse la vida… Incluso el miedo.
Sinceramente, salí de la función con una sensación de alegría interna muy agradable, algo que va mas allá de lo que uno pueda llegar a comentar con sus acompañantes. Una punzada de esperanza por querer mejorar un poquito y dejarme llevar por la «locura» del día a día.
Os dejo, que me he puesto un tanto espesito… pero quien pueda conseguir alguna entrada antes de que este próximo domingo se marchen del Galileo, que no haga como hice yo hasta la semana pasada y que no se resista.