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DE MORMONES, TONY’S Y GRAN VIA

Hoy ha salido publicado el nuevo número de la revista «El Nuevo Diluvio Magazine» en el que he tenido el gusto de poder colaborar. 
Os dejo el enlace para que podáis leer todos los contenidos y entrevistas que Carlos Rivera ha realizado para celebrar el tercer aniversario de su revista. No tienen desperdicio. Solo tenéis que pinchar en el nombre de la revista que tenéis mas abajo.
¡Gracias Carlos por hacerme un hueco dentro del Diluvio! El Nuevo Diluvio Magazine II
Con permiso de Carlos, aquí tenéis el artículo con el que he colaborado en este fantástico número:
                                                  DE MORMONES, TONY’S Y GRAN VIA
 
Este Junio pasado se celebró la entrega de los premios Tony 2011 y la obra vencedora fue “The Book of Mormon”, el nuevo musical “rebelde” que se pasea con gran éxito de crítica y público por Broadway… y vosotros lo mismo pensáis “¿Y?”, pues que esto me ha dado que pensar que de vez en cuando a Broadway y a todos nosotros nos gusta que nos den un poco de caña… Me explico, cada cierto tiempo sale a la luz un musical que por temática, lenguaje, montaje o la razón que sea, es todo un escándalo o hace que la gente se revuelva en las butacas de los teatros…
A  mi personalmente me encanta, como le dije en un intercambio “twittero” a Julio Bravo; que de vez en cuando salga un musical que actúe como dedo que se le mete en el ojo a Broadway y que le incomode un poco… ¿o no le incomoda tanto como aparenta? ¡Si finalmente lo premia con un aluvión de Tony’s! Y es que Broadway es así, es teatro. Pone pose de dama escandalizada, hace que mira para otro lado, pero a lo tonto se deja querer por el chico malote del momento…
Es algo cíclico, después de una temporada de musicales que van y vienen, surge uno que se levanta sobre los demás y los empuja haciéndose notar, como es el caso del que os hablo “The Book of Mormon”, musical creado por Trey Parker y Matt Stone, que ya venían haciendo de las suyas con “South Park”, con lo que no podía ser de otra manera… 
Creo que esa oleada de rebeldía e irreverencia también se está instalando entre nosotros y nos ha afectado. Eso sí, a ser posible provocándonos una sonrisa. ¿Será por los tiempos que nos está tocando vivir? Todo afecta… 
¿Qué por qué digo esto? Pues porque no hay mas que ver nuestra cartelera desde hace unos meses. Y es que Broadway, como gran Diva que es, crea tendencia y tiene una amiga que se llama Gran Vía, ¡a la que le encanta estar a la última!, y si Broadway se piensa rebelde por tener un espectáculo sin pelos en la lengua, va La Gran Vía, como buena madrileña (que ya se sabe que es “mas chula que un ocho”),y si ve que a Broadway le ha dado por los mormones, va ella y se viste con todos los pelos que a la otra le sobran, poniendo en cartel “Avenue Q; enseñándonos a reírnos de nosotros mismos pensando en lo “mierda” que es ser uno mismo, que seamos un poco racistas o que nos encante el porno en internet, e incluso reírnos de las desgracias ajenas y descubrir que aún así no tenemos porqué tener mal fondo… pero como digo, la Gran Vía es muy chula y muy fresca, así que una noche le dio por salir de copas y ligar con un catalán, con tan mala (buenísima) fortuna que se quedaron “Pegados” ¡por dos veces en un mismo año!, para regocijo de todos los que nos metimos en la sala de espera a ver cómo resolvía la situación…
¿Qué? Ah! ¿Que ninguna de las dos ha estado realmente en la misma Gran Vía? Bueno, tampoco seamos tan tiquismiquis, la “Gran Vía” es mas nuestro estilo de vivir los musicales que la propia avenida. De todos modos para eso se ha hecho el concierto de “Rent” en el Teatro Coliseum, principio o final de la Avenida, y demostrar a todos que da igual cómo seamos o dejemos de ser, que lo que hay que hacer es medir el tiempo en amor y pensar en VIVIR porque ¡No hay mas que hoy! Y por si todo esto fuera poco, y como remate en estos tiempos de indignación, llegará Septiembre, rebuscará en lo mas hondo de nuestra rebeldía, que está loca por salir, y nos regalará “Hair”, repartiendo paz y amor como se hizo antes, cuando todo esto se miraba con la ceja levantada y que ahora se premia como original… 
Y es que en realidad nos encanta que, aún estando sentados en la butaca nos ocurran cosas por dentro, nos escandalicen, nos remuevan la conciencia o nos sorprendan  con una nueva pedorreta en las narices… y de eso trata todo esto, ¿no? El teatro siempre debería ser un muro donde cada uno pudiera decir las cosas a su manera y no dejarnos indiferentes.
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Gran Via Personales

Solo un pedazo de tus 100 años

– Papá, porfi, ¿podemos pasar por la calle de los carteles de cine grandes?… Así vemos las luces de navidad!!!

La ojos del padre resignado miran a su hijo y asiente. La madre se gira, le sonríe y le guiña un ojo. No tienen que pasar por allí, de hecho siempre hay un atasco de mil demonios, pero bueno… Al fin y al cabo solo pide ir mirando por la ventanilla del coche…

El niño, desde el momento que recibe el mensaje afirmativo de su padre, se sitúa entre los dos asientos del conductor y el copiloto y procura pestañear lo menos posible para no perderse nada de lo que ve por el parabrisas del coche, intentando retener las imagenes de esos enormes carteles que anuncian las películas y que él, que aún es muy pequeño no sabe ni de qué van,  ni quienes son sus intérpretes, se imagina las historias que cuentas esas películas…es lo mismo, no importa la realidad, porque siente una atracción extraña que le hace sentirse feliz mirándolos y ya está. El coche le muestra con detalle, gracias al tráfico lento, todas y cada una de las imágenes…

Un semáforo en rojo.

Una chica que está dejando atrás la adolescencia, lleva en una mano la Guía del Ocio y de la otra un niño que parece nervioso. Se paran frente a un escaparate enorme, lleno de muñecas de porcelana y de peluches de todos los tamaños, el centro lo gobierna un oso gigantesco a ojos del niño. Ella, que es su tía, le mira sonriendo por la ternura que le despierta las ganas de comerse todo con la vista de su sobrino.

– Cuando sea mayor y tenga mi casa- Le dice la tía al niño -Tendré una habitación llena de peluches como estos…

El niño levanta la vista, emocionadísimo con la idea de ir a casa de su tía y encontrarse una habitación con todos aquellos muñecos que tanto le están gustando, y eso que los miran cada vez que pasan por allí… No dice nada, solo asiente sonriendo.

-Bueno, ¿has decidido ya qué pelí vamos a ver? Luego de la pelí nos comemos una hamburguesa, ¿quieres?

Y el niño, abre aún mas los ojos y asiente muy exagerado para demostrar que eso es lo que convierte esa tarde en el plan perfecto. Su tía, los peluches, el cine y las hamburguesas!!! ¿Quién puede desear algo mas? ¡La vida es genial!

En ese mismo escaparate hay un chico con una mochila, tampoco resiste el quedarse mirando el escaparate cada vez que pasa por ahí. Va con el tiempo pegado, pero es casi un ritual el mirar ese escaparate y caminar con los ojos hacia arriba, mirando los carteles de los cines y pensando qué tal quedaría su nombre en uno de ellos. Sigue caminando y llega a uno de los antiguos portales de madera que visten la calle, mira el expositor de la entrada, es de una tienda de pelucas y postizos que hay unos pisos mas arriba de la escuela de teatro a la que va, y una cabeza mecanizada le da la bienvenida levantando la peluca a modo de saludo, como si se quitara el sombrero… aunque a veces él piensa que parece que lo que se le levanta es la tapa de los sesos… Se pierde dentro del edificio. No es el único que lo mira, todo el que pasa se detiene un momento y sonríe con extrañeza.

Incluso desde una ventana del edificio de enfrente se puede ver a un hombre de mediana edad mirándolo, pero sin reparar en lo que mira, está hablando con su hijo por teléfono.

– La película que están poniendo es… La «sinrenita»…

– Qué dices papá! Será «La Sirenita»!!! jajajaja- Ríe el chico por la confusión de su padre.

– Sí, eso- Acto seguido cierra la cristalera para aislarse del ruido del tráfico que hay abajo, en la calle. Se despide de su hijo y queda por un instante mirando el alboroto que causa tantas retención de coches…

Un estreno de alguna película o de alguna obra de teatro nueva. Abajo, en la calle, entre la multitud se encuentra un joven, caracterizado como uno de los personajes de la obra para promocionar lo que dentro ocurre. Interactúa con los curiosos. Por dentro está muy nervioso, es muy excitante representar algo frente a todo esa gente y que ellos le miren y se diviertan con él… Ojalá pronto sea otro el que se vista de su personaje y quien esté dentro del teatro sea él mismo representando un gran papel. Se pierde entre la masa de personas que le rodean, disfrutando, esto le llena…

Un grupo de personas han cortado la calleºy gritan como locos «NO A LA GUERRA». Se sientan en el asfalto, muy tensos, pero se sientan «NO A LA GUERRA» A lo lejos se oyen las sirenas de la policia y varios furgones atraviesan a toda velocidad la calle peatonal que da acceso a la avenida donde están los manifestantes «NO A LA GUERRA». Estos permanecen mirando a todos lados mientras siguen con la protesta «NO A LA GUERRA», un zumbido ataviesa el aire y un sonido metálico golpea cerca de ellos, todos miran hacia el mismo lado «NO A LA…» … silencio… una estela de humo ha quedado dibujada en el aire y finaliza en una humareda viva que se despliega a toda velocidad, sirenas, luces, chillidos y al instante varios zumbidos mas, seguidos de los sonidos metálicos y sus estelas que rompen  la protesta, todos los manifestantes salen a la carrera despavoridos, en todas direcciones. Entre ellos una chica y un chico agarrados de la mano para no perderse. Corren como locos calle abajo.

– ¡¡¡Carmen, no te sueltes!!!- Dice el chico sintiendo que sus piernas son de gelatina, pero sorprendido por como siguen corriendo, a pesar de no sentir ni el asfalto bajo los pies. Nada va a hacer que suelte a su amiga, aunque su brazo comience a medirle casi dos metros…

– ¡¡¡Corre que los tenemos justo detrás!!!- Apremia la chica a su amigo, entre miedo y risa nerviosa por la excitación del momento. Con el corazón en la boca. Mientras ve que detrás de ellos están los furgones con sus luces destelleantes y sus sirenas, seguidos de policias a pie lanzando pelotas rabiosas y botes de humo.

Entre los peatones que pasean ajenos a todo esto hay dos chicos que se miran, uno sonríe al otro, que tiene cierta expresión tensa en su cara. Intenta sonreir, pero lo que le sale es solo tensión… El otro le tiende una mano y el chico tenso accede a darle la suya, suspira nervioso y le da un beso en los labios. Pffff!!! La tensión se va. ¡Esto es vida! ¡Se siente tal como es! No ha sido tan complicado ¡y nadie les mira! ¡Y tiene ganas de bailar abrazado a su novio! Porque ya puede decirlo sin sentirse extraño. Se pierden por las calles adyacentes, la ciudad se los traga como a los demás.

Un ángel en lo alto de un edificio, a veces protagonista de miradas y siempre testigo de lo que acontece en los alrededores, es fotografiado por un hombre que, aún siendo hijo de esta ciudad, le gusta salir a pasear con su marido y descubrirla día tras día como si nunca hubieran estado ahí. Los dos se unen a la muchedumbre llena de banderas multicolores que canta, baila y se muestra tal cual es. Un beso en los labios y una mirada a la cuesta que se alza frente a ellos. Llena de personas anónimas, de edificios que contemplan la vida que ha pasado, que pasa y que permanecerán ahí después de que aquel coche con el niño mirando luces y carteles pase, de que la tía y su sobrino regresen a casa tras una tarde de cines. De que el estudiante de teatro termine sus clases. De que el padre regrese a casa con su hijo. De que el actor decida que hará con su carrera. De que los amigos que se manifestaron contra la guerra se rían entre cervezas y lo guarden como un gran recuerdo. Que los novios sigan su camino. De que el hombre y su marido contemplen las nuevas capturas de su cámara, satisfechos de saberse conquistadores de su propia realidad.

En definitiva, La Gran Vía podría decirse que también es La Gran Vida!!!… Mi vida.