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Pero… ¿Qué está pasando?

La crisis… Pff, con esas dos palabras parece que la cosa está resuelta. Cuando no sabemos porqué la tendencia de todo es a la baja, la respuesta es la misma… La crisis… Y sí, será eso, no digo que no, pero no puede ser que todo lo dejemos ahí. No es posible que con decir esas dos palabras demos carpetazo a todo lo que nos rodea ¡porque es entonces cuando vienen los buitres y nos comen!

Desde hace varios meses, no hay día que no lea o vea noticias diciendo que algún ayuntamiento ha dejado sin pagar a alguna compañía (Ejemplar es la actitud de Miguel del Arco con esta situación o la denuncia de Blanca Portillo con la gestión del Festival de Mérida del 2011), que compañías de larga trayectoria deban abandonar porque son insolventes, que alguna productora haya dejado sin pagar a todos los trabajadores de alguna obra en cartel (Como es el caso reciente de Theatre Properties y los trabajadores de «Shreck, El Musical» por citar uno…) o que alguna sala esté en la cuerda floja porque le han retirado las ayudas (Como puede ser el caso de Ángel Gutiérrez y el Teatro de Cámara Chejov)…

¿Qué está pasando? ¿No hay alguien que sepa como canalizar todo esto y encontrarle una solución? Al menos sabemos que son los mismos trabajadores los que, aún a riesgo de una caza de brujas en la profesión, se están liando la manta a la cabeza y están revelándose, negándose a actuar si no cobran parte por adelantado, denunciando los «abusos» de los carroñeros que quieren sacar adelante proyectos que ya nacen muertos economicamente hablando o apelando a la solidaridad del espectador… Aunque me temo que no es suficiente, ya que el plantel político se ha dedicado a mirar hacia otro lado, limpiándose el hombro en el que los «titiriteros» intentan apoyarse para no perecer ahogados en la miseria.

Pero lo que me ha llamado mucho la atención y me ha entristecido hasta el punto de querer escribir y sacar mi rabia, es ver como han aprovechado para desprestigiar a todos los trabajadores que se dedican al mundo de la farándula; haciendo ver al resto de la población que son una panda de vagos que solo quieren vivir de fiesta, trabajar un par de horas que dura la función y aprovecharse de las ayudas del estado… ¡Qué pena!

Es cierto que viendo la televisión todo el mundo tiene la misma imagen; la de aquellos que viven de promoción, que viven rodeados de glamour y que ruedan una película al año y con eso ya tienen para poder alcanzar lo que la mayoría de nosotros no llegaremos ni a oler (Afotunados, ¡claro que sí!), pero esos son solo unos pocos… La realidad es bien distinta porque ¿Qué sucede con aquellos que se pasan la vida yendo de un lado a otro negociando un par de bolos mal pagados? ¿Con aquellos que tienen compañías que se chupan mil horas en la carretera?  ¿Los que llegan para montar el escenario en cualquier pueblo, ensayan rapidamente y de mala manera, con condiciones totalmente diferentes a las negociadas? ¿Los que hacen la función ilusionados de haber puesto todo su esfuerzo, tras buscar huecos casi incompatibles con sus «verdaderos» trabajos? ¿Los que viven del pequeño tanto por ciento que se llevan de lo recaudado en la taquilla? ¿Los que después de la función tienen que desmontar a toda prisa y lanzarse de nuevo a la carretera porque no hay dinero para pagar la noche en el pueblo donde actuaron? De esos nadie se acuerda, y esos son precisamente los que sufren los abusos de los que hablo. Los «curritos» de este mundillo. Los que tienen que mirar a la cara a los de los ayuntamientos mientras les dicen que no van a poder cobrar hasta pasado un tiempo… si es que cobran, porque tal y como está la cosa, la administración no puede permitirse ciertos «lujos»… Uff, ¡qué jodido es que te digan que el pan para ti y tu familia para ellos es un lujo! ¿no? Pues eso sucede y mas veces de las que nos imaginamos. Ahora alguno me dirá «Pues que se busquen un trabajo como todos los demás» ¿Por qué? ¿Acaso lo suyo no es trabajo? Es un trabajo como el de cualquiera de nosotros, solo que ellos han decidido que su trabajo y su esfuerzo vaya enfocado a algo que realmente quieren, pero eso no hace menos valorable su esfuerzo… Incluso puedo caer en la demagogia mas pura y decir que ellos han sido mas valientes que el resto, ya que los demás nos hemos «conformado» con lo que nos ha venido cayendo y, sin embargo, ellos han apostado por convertir su sueño en una realidad…

Pero no es eso lo que pretendo, lo que quiero expresar con este artículo es decir que TODOS estamos en el mismo saco y debemos unirnos contra el sistema que nos está asfixiando. Seamos administrativos, camareros, actores, abogados, fontaneros o técnicos de sonido, ¡es lo mismo! No debemos acabar viendo lo que ellos preteden que veamos, que consigan hacernos sentir desunidos, individuales, que nos enfrentemos unos a otros mientras nos muestran que nuestra miseria siempre es peor que la de el que está a nuestro lado y que debemos cargar contra él…

Debemos denunciar todas las injusticias, hacerlas visibles, que no queden impunes por miedo y que sigan permaneciendo en la sombra. Seguro que no somos los únicos que sufrimos esa situación, muchos viven en ese mismo estado de miedo y debemos implicarnos para hacerles ver que estamos unidos y que no pensamos comulgar con lo que nos impongan. Sean del color político del que sean, es lo mismo.

Es triste ver como hemos acabado por caer en el absurdo de creer que lo que se ve en la foto es lo cierto, lo que prevalece; cuando todos sabemos que son mas las sombras que los brillos.. Hagamos un esfuerzo y dejemos que las ilusiones solo sean las que se producen en el escenario cuando veamos esas maravillosas obras de teatro que tanto esfuerzo tienen detrás, pero que después, bajándose de las tablas, la vida sea la real, por la que todos luchamos con un mismo fin, trabajar para vivir. Así de simple.