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Casi Normales

Título:
Casi Normales
(Next to Normal)
Lugar:
Teatro Apolo (Buenos Aires)


Música:
Tom Kitt
Libreto y Letras:
Brian Yorkey


Reparto:
Alejandra Perlusky (Diana)
Alejandro Paker (Dan)
Florencia Otero (Natalie)
Fernando Dente (Henry)
Matías Mayer (Gabriel)
Mariano Chiesa (Dr. Madden)


Dirección Musical:
Gaby Goldman
Dirección General:
Luis Romero

Hasta hace menos de un año no conocía de la existencia de esta obra. Fue gracias a los chicos de «MasMusical» (programa en formato podcast dedicado al teatro musical del que en breve os hablaré mas extensamente), que en cada programa dedican una sección a hablar de musicales menos conocidos para el  público musicalero de a pie. Y en uno de esos programas hablaron de «Next to Normal», un musical ganador de 3 premios Tony y el Pulitzer, pero del que no había oído hablar. Y ahí surgió el flechazo, según comenzó a sonar «Just Another Day», canción con la que se abre el musical, me quedé conmocionado… No sé si por la música, por lo que entendía de la letra o por lo que los chicos de «MasMusical» contaban sobre ella. El caso es que me gustó hasta el punto de buscarlo para poder escucharlo completo y, aunque mi inglés deja mucho que desear, me gustaba lo que transmitía la fuerza de su música y sus voces. Me atraparon las melodías; las canciones se quedaron en la cabeza… Obsesivas, pegajosas…
Ni mucho menos pensaba que hubiera posibilidad de verla en castellano, cosa que me apetecía para terminar de comprender aspectos de la obra que se me escapaban. Hasta que hace cosa de un mes, cuando me puse a mirar en la cartelera porteña para ver qué obras podía ir a ver, vi que se estaba representando,  y ya nadie pudo sacarme de la cabeza la idea de querer verla.

La obra habla de Diana, un ama de casa con problemas psicológicos, y de su familia. De cómo es la convivencia con la enfermedad, de cómo luchar contra ella y llegar a conseguir esa «casi normalidad» tan añorada. Habla de la unión familiar, de lo que cada uno está dispuesto a sacrificar por amor… ¡y mucho mas! pero que no puedo contar para no destripar de mala manera lo que la obra nos guarda.

La función baila entre lo melódico y lo rockero, con un lenguaje claro y sin tapujos. Tratando las cosas por su nombre. Yendo y viniendo entre los cómico y lo trágico. El director Luis Romero saca de este musical un «achuchón» al corazón que deja al público conmocionado. Con una banda dirigida por Gaby Goldman que suena increíblemente bien, nos golpea y nos conmueve con su música y un elenco impecable que nos impregnan de una energía desbordante desde los primeros compases hasta el momento de los saludos finales. ¡Qué voces! ¡qué conexión entre todos! ¡qué forma de cautivar una platea!

Uno de mis miedos era no llegar a «entender» del todo las letras, ya que aunque hablemos el mismo idioma, utilizamos diferentes expresiones, pero no fue así… las traducciones y adaptaciones de Marcelo Kotliar, Pablo del Campo y Diego Jaraz, encajan a la perfección y transmiten todo lo que la obra tiene que contarnos. Me encantaría poder disfrutar de una grabación de esta versión porque la escucharía una y mil veces, tanto por las voces, como por los arreglos musicales, como por las letras.

Además cuentan con una escenografía a tres niveles que sirve tanto como el hogar de esta familia golpeada como para dibujar el interior de la mente de Diana. Los paneles se mueven y nos desvelan diferentes habitaciones, lugares vividos y sentimientos guardados. Cambios que van acorde con la rapidez en las entradas y salidas de los personajes.

La función que vi tuvo como «Diana» a Alejandra Perlusky que dibuja un personaje tan conmovedor, tan frágil, tan perdido y a la vez con un sentimiento de superación y de garra tan creíble… Pienso que el papel que le corresponde es muy complejo de llevar sin caer en la pantomima y en la sobreactuación, pero ella lo logra y ¡de qué manera!
Alejandro Paker, que interpreta al cabeza de familia, nos regala momentos muy especiales. Pasa de un marido resignado a un luchador. Es la imagen del amor incondicional, de la lucha desesperada por recuperar lo que se le escapó de las manos. La resolución final de su personaje es de los que dejan sin aliento al espectador.
Florencia Otero y Fernando Dente se podría decir que son las víctimas indirectas de la función, a los que les toca sufrir por algo que les ha venido impuesto, pero que les toca tan de cerca que no les queda mas remedio que entrar a formar parte de la lucha para ayudar a Diana. Me gustó mucho la evolución que dan a sus personajes, la dulzura de su relación, sus confesiones a corazón a abierto, la candidez de su amor y la entrega del uno por el otro. ¡Mucha química y mucha verdad!
De Matías Mayer quién diría que este es su debut. Su personaje es todo un caramelo que nos hace saborear con sumo gusto. Un personaje que de alguna manera cuenta con la responsabilidad de hacer que el espectador quede atrapado por la historia, desde luego que conmigo lo logró. ¡Una explosión de energía y carisma en escena!
Mariano Chiesa tiene en sus manos el personaje menos agradable. Debería ser quien provocara rechazo y que sin embargo seduce al patio de butacas. Tiene un voz espectacular. Juega con su personaje, llevándolo de la sobriedad y la gravedad a la máxima exageración, ya que no es lo mismo lo que vemos nosotros a lo que ve Diana en su cabeza y él lo logra sin demasiado esfuerzo aparente.

Iba con la idea de que la obra me gustaría, pero no pensaba que me iba a gustar tanto.
Es de esas obras que cuando salgo y voy caminando por la calle, me cuesta hablar de ellas… porque estoy convencido que me voy a romper y voy a comenzar a llorar emocionado. Así que tengo que esperar un poco, y tomarme un tiempo para decir lo mucho que me ha gustado sin que el nudo de la garganta haga que se me quiebre la voz.

Gracias a todo este equipo humano salimos emocionados del Teatro Apolo. Una bonita despedida de nuestro viaje argentino.

¡Qué grande es encontrar en el mundo profesionales que me provocan tanto amor por el teatro!

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Buenos Aires Maipo María Callas Master Class musica Norma Aleandro Teatro Terrence McNally

Master Class

Título:
Master Class


Lugar:
Teatro Maipo (Buenos Aires)


Autor:
Terrence McNally


Elenco:
Norma Aleandro (María Callas)
Santiago Rosso (Manny – Pianista)
Lucila Gandolfo (Sophie de Palma – Soprano)
Marcelo E. Gómez (Anthony Candolino – Tenor)
Carolina Gómez (Sharon Graham – Soprano)
Hugo Argüello (El Utilero)


Dirección Musical:
Susana Naidich
Dirección:
Agustín Alezzo

Ya os comenté a comienzos de mes que me marchaba unos días de vacaciones, pero ir a Argentina con la cultura teatral que tiene y no dejarse caer por algún teatro es un pecado. Así que imaginad el lujo de descubrir que en Buenos Aires exista la posibilidad de poder disfrutar de la inmensa Norma Aleandro. ¿Quién puede resistirse?
La obra que está interpretando en estos momentos en el Teatro Maipo es «Master Class». Función que nos habla de un momento concreto en la vida de María Callas
Asistimos como alumnos-oyentes a una de las clases magistrales que la Diva impartía tras haberse retirado. 
En estas clases derrochaba un torrente de sabiduría para sus alumnos, mostrando la pasión y la disciplina férrea con la que había vivido su profesión. Salpicada de un punzante humor; ácido y verdaderamente corrosivo, que hacía entrever el ser humano que habitaba en su interior; donde a través de las sombras nos muestra a la mujer desgarrada que tuvo que cargar con el peso de una vida mucho menos amable y llena de complejos de lo que el público piensa. 
Una función impecable, sin grandes alardes de escenografía ni iluminación. Tampoco son necesarios, ya que esta es una obra de actores (y cantantes). ¡Ojo! Con esto no quiero hacer de menos la labor de nadie, todo lo contrario. Me explico; bajo mi punto de vista, hay funciones en las que uno no tiene que dejarse impresionar por agentes externos a la interpretación del actor y para eso hay que hacer un trabajo muy delicado, ya que la escenografía y la iluminación son los encargados de llevar al espectador de la mano para que fije su atención en lo que el autor (Terrence McNally) y el director (Agustín Alezzo) nos quieren ofrecer.
Así, de esta manera, es como podemos disfrutar de una Norma Aleandro sencillamente espectacular. Obra que retoma después de 16 años y por la que ya fue premiada. Haciendo un trabajo que no cualquier actriz quiere, sabe o se atreve a hacer, que es el dejarse desaparecer bajo el personaje que interpreta. 
Mientras disfrutas de su interpretación, sientes como Norma Aleandro se deshace dentro de María Callas, como, sin darte cuenta, la actriz da paso al personaje y realmente sientes que quien se dirige a nosotros, abriendo su alma de par en par, es Ella… La Callas. Nos regala un ser tan real y palpable que cuesta levantarse de la butaca y abandonar el teatro. ¡Quieres mas! y es que, cuando un trabajo está hecho de una manera tan honesta, sientes la necesidad de querer dejarte llevar junto al actor que te lo muestra y seguir ahí sentando, escuchando, riendo y sufriendo con una mujer tan impresionante como es Norma Aleandro. ¡Qué derroche de registros en una hora y media de función! Con esos dos monólogos que ponen los pelos de punta. Sacados de los mas hondo del alma de la mujer que fue María Callas. Sus anhelos, sus complejos, sus amores, sus dolores, sus tristezas. La amargura interior de una mujer hecha a si misma, pero que fue obligada a elegir y privada de sus deseos.
Efectivamente es una Master Class… para cualquier actor que se precie de (querer) serlo.

Por supuesto no voy a olvidarme del resto del elenco. No solo podemos disfrutar de Norma Aleandro en escena, a ella le acompaña durante toda la función Santiago Rosso al piano, Hugo Argüello dando el contrapunto como, el nada impresionable, trabajador del teatro y los tres actores/cantantes Lucila Gandolfo, Marcelo E. Gómez Carolina Gómez, que dan vida a los tres alumnos que reciben los «duros» conocimientos en la Master Class. Todos ellos hacen una gran labor y tienen unas voces impecables. Como alumno de interpretación que he sido y soy, confieso que me sentí muy identificado con ellos y el abanico de sensaciones y sentimientos que se despiertan dentro de uno cuando se siente juzgado de la manera que los tres son juzgados por tan ilustre maestra.

Con permiso de las dos sopranos, quiero destacar a Marcelo E. Gómez y su tenor aparentemente fanfarrón. Sé, por los comentarios escuchados, que no fui el único que quedó impresionado y conmovido por su voz.

Salí del teatro sintiéndome feliz. Feliz de tener la oportunidad de disfrutar de esta función; de haber tenido la suerte de encontrarme en la parte del mundo adecuada para poderme sentir un privilegiado al degustar un trabajo realizado con tanto gusto y del que aprender y admirar tantas cosas.