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Alberto Puraenvidia Carlos Be Carmen Mayordomo Elepé Fran Arráez Ivan Ugalde La Casa de la Portera musicales Sara Luesma Teatro The Zombie Company

Elepé

Título:
Elepé

Lugar:
La Casa de la Portera

Autor:
Carlos Be

Elenco:
Sara Luesma (Dejota)
Fran Arráez (Toñi)
Carmen Mayordomo (Lucía)
Iván Ugalde (Ángel)

Escenografía:
Alberto Puraenvidia

Vestuario:
Antoni Delgado

Producción:
The Zombie Company
Tantarantana Teatre

Dirección Vocal:
Mirko Jumilla

Ayudante Dirección:
Sara Luesma

Dirección:
Carlos Be

Y de nuevo regreso al interior de La Casa de la Portera a sumergirme en una de esas historias que nos tienen preparado con su sabor particular. Mira que son diferentes unas de otras y, sin embargo, que todas estén enmarcadas dentro de este lugar, hacen que las sientas hermanadas en su estatus de compañeras de piso. Y es que a mi me transmiten eso, La Casa de la Portera es como esos pisos compartidos donde cada uno es de su padre y de su madre, pero donde la convivencia hace que haya cierta conexión entre todas ellas. Algo que no todas las salas con diferentes espectáculos pueden decir. Supongo que parte de la personalidad de este espacio radica aquí.
A Carlos Be le sigo desde el año pasado cuando en el Festival Fringe descubrí su «Muere Numancia, Muere» y me dejó cautivado con su forma de morder la escena; es cierto que aún me fustigo mentalmente por no haber ido a ver sus «Peceras» porque estoy convencido que es una de esas obras a las que yo le dedicaría una de mis mas extensas y apasionadas Crónicas Atmosféricas (¡gracias Teatroland por bautizarlas de manera tan acertada y bella!) En el Festival de la Alternativa de este año volví a reencontrarme con otro de sus mordiscos «696», breve pieza que se encuentra dentro de «Tres Segundos», montaje de radioteatro del que ya os hablé, dirigido por Jesús Ortega y donde el texto de Carlos Be brilla con luz propia. Para entonces ya sabía que tenía preparado este «Elepé» del que ahora os hablo, pero han tenido que pasar unos cuantos meses y llegar al momento de su ¿última? representación para que pudiera hablaros de ella. Cosas de andorrear entre teatros, que el tiempo no cunde para poder ver todo cuando uno desea…
«Elepé» es una vuelta a los años 80, donde una aspirante a actriz, Lucía, espera desesperada la llamada de Pedro Almodovar para que le haga un casting para su última película. Mientras espera, tiene que seguir poniendo copas en el Elepé, uno de esos lugares donde hay actuaciones en vivo con cierto regusto casposo, donde actúa su amiga Toñi, pero donde la vida se vive con toda la intensidad y las ganas con la que se vivían las cosas en aquella época. Allí mismo es donde conocen a Ángel, el portero del local y sobrino del propietario, quien hará que la vida de las amigas encuentre un camino que ni ellas mismas esperaban.
Hay que ver las narices que le echan esta gente de The Zombie Company para poner en escena todo tipo de géneros. Ahora se les ha puesto por el camino hacer un musical y salvan la situación con nota y todo. Tan solo tenían que seguir la fórmula de los famosos «Musicales Jukebox», tomárselo de la manera mas gamberra posible, echándole morro y gracia, para salir airosos del envite. Un buen puñado de canciones conocidas por todos, que como pequeñas joyas engastadas en la historia, nos pasean por una montaña rusa de sentimientos de lo mas kitsch, con momentos memorables como la canción de Mari Trini «Una Estrella en Mi Jardín». Todas ellas conducidas por Dejota, personaje silencioso, pero con su propia visión de la historia,  que se ajustan a la trama y logran que todo el público estemos tarareando y sonriendo como bobos, absolutamente entregados a la historia. Aunque creo que llegado el final la cosa pierda fuelle; creo que todo se alarga en exceso y eso hace que la emoción conseguida se pierda.
De todos modos, uno sale de la función fascinado con los personajes, con los actores, Carmen Mayordomo, Iván Ugalde y el absolutamente memorable Fran Arráez que nos regala un personaje de los que no se olvidan, tan tierno y amargo que uno desea tenerlo en su vida para cuidarlo y que nos cuide. Hacen un trabajo precioso. Se nota que entre los tres ya hay un código establecido y que se entienden a la perfección; tienen un dominio tan grande de lo que hacen que impresiona, por poner un ejemplo, en un momento dado hay una escena que dura lo justo para que una cafetera, puesta en el hornillo, termine de hacerse en el momento exacto en el que la situación lo requiere ¡Qué maravilla de tempo!… y qué regalo de personajes, con esas situaciones creadas por Carlos Be, esos diálogos tan llenos de esa chispa de decadencia que les hace ser tan terrenales dentro de su brillo.
Es curioso ver como, a la contra de lo que suele ser lo habitual, el autor hace que los personajes sean dueños de su propio destino, como si estuvieran dotados de una clarividencia que acota su existencia hasta donde ellos dictan. Algo que hace que quieras acompañarles hasta ese final del camino del que hablan, deseando profundamente que se hayan equivocado. Hay tal grado de inocencia en ellos, de ilusión truncada sin motivo, que no puedes por mas que desearles que les vaya bien y no sean una víctima mas del momento que les tocó vivir.

Elepé es el destello fugaz del recuerdo de una época que se marchó y que en el recuerdo permanece con un sabor agridulce. Una época que se merecía que alguien le pusiera una sonrisa, aunque fuera de medio lado, para hacerle honor ahora que la miramos desde la distancia.
Si vuelve a representarse, no dejéis de ir a verla, es todo un viaje en el tiempo merecedor de hacerse y disfrutarlo con ganas.

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Carlos Marchena CNTC La Noche Toledana Lope de Vega Teatro Pavón

La Noche Toledana

Título:
La Noche Toledana

Lugar:
Teatro Pavón

Autor:
Lope de Vega

Elenco:
Francisco Ortiz (Florencio)
Jonás Alonso (Beltrán)
Guillermo de Santos (Julio/Alguacil)
Sole Solís (Posadera)
Julia Barceló (Gerarda)
Elsa González (Lucrecia)
Laura Romero (Celia)
Borja Luna (Aurelio/Alguacil)
Natalia Huarte (Lisena)
Alba Enríquez (Belarda)
Carlos Cuevas (El Alférez Carrillo)
Manuel Moya (El Capitán Acevedo)
Ignacio Jiménez (Lucindo)
Álvaro de Juan (Ríselo)
José Gómez (Fineo/Caballero)
Samuel Viyuela (Escribano)

Iluminación:                                  Vestuario:                         Escenografía:
Luis Perdiguero                           Laura Escribano              Rodrigo Zaparaín

Versión:                                        Dirección:
Daniel Pérez                               Carlos Marchena


Ya os he contado alguna vez de mis coqueteos con el teatro clásico, que fueron los que me llevaron a ser uno de los primeros habitantes que hubo en las entrañas del Teatro Pavón en su reapertura (Daría lo que fuera por darme un paseito y poder curiosear para saber cómo está todo por ahí dentro)… Pues bien, cuando el pasado Jueves asistí a la representación de «La Noche Toledana» de Lope de Vega sentí que el espíritu de aquellos días planeaba sobre nuestras cabezas. Seguramente nadie mas sintiera algo así porque la cosa era algo interno mío, ese «que se yo» que se me pone en el pecho cada vez que traspaso las puertas de este recinto.
No conocía este texto de Lope de Vega, la verdad. Había oído hablar de él, pero sin ahondar demasiado en su contenido. El verdadero motivo que me atrajo de poder ver este montaje, era el tener la oportunidad de conocer a los cachorros de la CNTC en acción. 
«La Joven Compañía Nacional de Teatro Clásico» Ese proyecto que me hubiera encantado que existiera en aquel momento en el que yo vivía bajo la protección de las alas de Zampanó Teatro. Me parece una oportunidad maravillosa poder formar parte de la cantera de semejante compañía. Poder trabajar textos clásicos y hacerlo en escenarios como este o el del Festival de Almagro, por poner solo un par de ejemplos, y dirigidos por profesionales de la talla de Carlos Marchena. Vamos, todo un lujo para quien quiera dedicarse a la interpretación.
«La Noche Toledana» es un texto muy divertido, lleno de enredos y amoríos al mas puro estilo del autor. Con montones de personajes que se cruzan y entrecruzan llenando la trama central de pinceladas y momentos cómicos que juegan a confundir y despistar a sus participantes, locos de amor o deseo, dependiendo de quien y a quien miren. Mientras que nosotros, los espectadores, somos siempre cómplices de las argucias y manipulaciones de la despechada protagonista hacia su amado y el criado de este, tan bien llevados por los estupendos Natalia Huarte, Francisco Ortiz y Jonás Alonso.
En este función se ha querido jugar con una adaptación que tuviera cierta contemporaneidad en el vestuario y en la escenografía e intentar acercarse mas a un público que normalmente rechaza este tipo de teatro. Muy acertado el juego de puertas y módulos que nos trasladan desde una posada toledana, llevada por una divertida y atemorizante Sole Solís, a los tejados de esa misma ciudad que celebra su famosa fiesta del Corpus.
Un montaje llevado al límite, que busca en sus personajes una vuelta de tuerca mas para provocar la carcajada del público, como es el caso de ese magnífico Manuel Moya y su deliciosamente sobreactuado Capitán Acevedo o Julia BarcelóObjetivo que logran los actores en casi todos los casos, aunque en otros se nota demasiado la trampa y eso impide que entremos con las mismas ganas en su juego, dejándonos con la sensación de que a lo mejor se podía haber prescindido de algún personaje; eso sí, no es algo que empañe el buen hacer de la gran mayoría, que conectan con el sentido mas divertido de esta comedia disparatada y enloquecida, que podría ser perfectamente el origen de esa idea que todos tenemos del Camarote de los Hermanos Marx, y que hizo que pasara casi dos horas disfrutando con entusiasmo de unas interpretaciones que transmitían ganas y muy buen hacer.
Foto de Ceferino López
Quizá caiga en la pesadez y en la pedantería cada vez que ensalzo la buena dicción y la proyección en los actores, pero me parece algo tan esencial y a la vez tan escaso en muchas producciones, que cuando lo descubro en algún montaje no puedo dejar de destacarlo y aplaudirlo. Es una gozada escuchar voces claras y potentes, que llenan un teatro entero, y que provocan el interés en lo que nos están contando tanto en los espectadores de la primera como de la última fila, y que dicen el verso de una manera tan maravillosa. De verdad, aunque suena a pedantillo y algo rancio, es algo que me hace echarme hacia adelante en mi butaca y disfrutar con todas las ganas del mundo de un trabajo actoral en condiciones.
Cuando la función terminó sentí que el gusto con el que me había quedado era el de haber vivido el espíritu de un corral de comedias a la antigua usanza, con la sensacion de haber disfrutado de una buena función y un equipo en sintonía y con ganas de dar lo mejor. Así da gusto regresar una y otra vez al Pavón y quedarme embobado con su magia.
¡Qué bien ver que la nueva camada del clásico apunta maneras!
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Carolina Román En Construcción Nelson Dante Teatro Teatro del Arte Tristán Ulloa

En Construcción

Título:
En Construcción

Lugar:
Teatro del Arte

Autores:
Carolina Román
Nelson Dante

Elenco:
Nelson Dante (Pablo)
Carolina Román (Sole)

Escenografía:
Alexandra Alonso-Santócildes

Iluminación:
Eduardo Alonso Chacón

Sonido:
David Cubero

Música:
Julio de la Rosa

Dirección:
Tristán Ulloa

He dado mil vueltas a la forma en la que quería contaros mi opinión sobre “En Construcción”, que he borrado y reescrito la crónica un montón de veces. Pienso que es una función tan especial que se merece que las palabras reflejen, en la medida que me sea posible, la belleza de esta joya que todos deberíamos disfrutar en el Teatro del Arte. No sé si llegaré a conseguirlo, pero eso es un aliciente mas para que vayáis vosotros mismos a descubrirla.
Nelson Dante y Carolina Román han creado un texto y unas interpretaciones que nos hacen sentir una cercanía tan sincera, tan llena de lugares comunes, que uno no sabe si llorar, reír o hacer todo a la vez para poder liberar el nudo en la garganta que se forma desde el mismo momento que pasas a formar parte de la gran aventura de sus vidas, y es que es casi imposible no sentirse cómplice de Pablo y de Sole. Su historia son filamentos de alma que se enredan con nosotros, son experiencias que uno siente similares a las propias. Destilan una inocencia tan pura que es inevitable no amarles y desearles que la vida les sonría y les trate con cariño porque, al fin y al cabo, ellos tan solo desean ver cumplido el proyecto de futuro que emprenden al huir del famoso Corralito argentino, que mas allá de arruinarles, les regala la fuerza suficiente para lanzarse a descubrir qué les tiene preparado el destino. 
A veces los sinsabores y los palos mas amargos son la clave para salir a flote.
El desarraigo, el amor, el miedo, la ilusión, la complicidad brillan en el alma de estos dos personajes que deciden saltar al vacío apretándose fuerte de la mano y enfrentándose unidos a lo desconocido. Que se toman la vida sin grandes aspavientos; regalándonos una lección, mostrando sin pretenderlo, que la vida hay que bebérsela a sorbitos, tal como viene, pero luchando por aquello que nos ilumina el alma; intentando sacar de todo ello el motivo por el que seguir adelante. Un canto a la vida, al amor en todas sus versiones.
Nelson Dante y Carolina Román dibujan una realidad tan tangible que a veces nos sobrepasa, llegando tan hondo que nos hacen perder la noción de estar viendo un espectáculo teatral, prueba de ello fue el sonoro suspiro que se le escapó a uno de los espectadores en la función en la que estuve, cuando Soletoma la decisión clave de la función; me puso los pelos de punta pensar en lo embebido que estaba en la función ese espectador como para que su alma se expresara tan abierta e involuntariamente… es tal la pureza y la verdad que se vive durante la función que uno sabe que Sole y Pablo son dos personas, que no personajes, con los que seguramente nos vamos a cruzar en cualquier esquina de nuestras vidas, o incluso ¿quién nos dice que no seamos nosotros mismos? Porque como bien dicen ellos, esta es una historia de ida y vuelta…
Qué bello es este espectáculo que ha dirigido con una mano tan delicada Tristán Ulloa, crítico con la vida y con las situaciones que nos tocan vivir, pero con la medida justa como para que uno salga de ver la función pensado en lo necesaria que es y reafirmándose en lo poderoso y bello que es el teatro que a veces mas allá de hablarnos de fantasías nos habla de las ilusiones. Y eso, en estos momentos es tan terriblemente necesario…
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Abadía Aitor Tejada Cristobal Suárez Israel Elejalde Juanjo Llorens Kamikaze La Función Por Hacer Manuela Paso Miguel del Arco Miriam Montilla Raúl Prieto Sandra Vicente Teatro Teresa Hurtado

La Función Por Hacer

Título:
La Función Por Hacer

Lugar:
Teatro de La Abadía

Autor:
Aitor Tejada y Miguel del Arco,
adaptación de «Seis Personajes en
Busca de Autor» de Pirandello

Elenco:
Cristóbal Suárez (Actor)
Miriam Montilla (Actriz)
Israel Elejalde (Hermano Mayor)
Teresa Hurtado de Ory (Mujer)
Manuela Paso (Madre)
Raúl Prieto (Hermano Menor)

Iluminación:
Juanjo Llorens

Sonido:
Sandra Vicente

Producción:
Kamikaze Producciones

Dirección:
Miguel del Arco

Uno se pone hasta nervioso al saber que lo que está a punto de ver ha sido y es todo un hito en el panorama teatral actual, incluso que sea el germen de lo que después ha acabado por convertirse en un referente para la cultura de este país…

¿Soy un exagerado? No, no lo creo. 
«La Función por Hacer» es una de esas raras avis que de vez en cuando pare nuestro teatro. Ha cosechado un éxito arrollador en varios espacios de la capital, arrasó en los Premios Max del 2011 y después ha sobrevivido a una gira de dos años por los pueblos de un país que culturalmente agoniza… Incluso ha sido el aval para que posteriormente Kamikaze Producciones haya podido poner en pie montajes que de otra manera no hubieran llegado a nuestros escenarios de ninguna de las maneras. 
¡No me digáis que no estamos ante todo un Titán Escénico! Así que imaginaos mis expectativas donde estaban…
Juro que me cuesta mucho contenerme cuando hablo de algunos montajes porque me impactan tanto que me descontrolo y si ya de por si, en mis crónicas, me gusta hablar en positivo de las funciones que voy a ver, cuando de repente me golpean de la manera que me ha golpeado esta, tengo que hacer un ejercicio de autocontrol bastante grande para no perder los papeles. Veamos por donde voy y donde acabo…
Miguel del Arco y Aitor Tejada nos traen su propia versión de «Seis Personajes en Busca de Autor» de Pirandello, donde unos personajes que han sido abandonados a su suerte por su creador, buscan a alguien que los deje representar su historia y puedan ver cumplida la «misión» para la que fueron concebidos.
Es maravilloso ver como con un simple banco de madera, la siempre acertada iluminación de Juanjo Llorens o con la ambientación de Sandra Vicente y un espacio completamente desnudo se puede crear un montaje como este, donde tan solo se necesita el teatro en sí, como continente, para dar forma a esta historia donde la realidad abre sus puertas y se transforma para acoger a los personajes de una ficción que hacen que, tanto los actores como al espectador, nos planteemos cual es la verdadera realidad, si es la que uno piensa, la que uno presencia, la que le cuentan, la que siente, la que vive, la que vivió… Un juego escénico, cincelado a golpe de verdad por Miguel del Arco, donde vemos retazos de unas vidas que se nos presentan sin velos, con la necesidad del que busca ser escuchado. En ocasiones cómica y en ocasiones  perturbadora y terriblemente dolorosa, pero siempre fascinante.
Para mi el teatro de Del Arco tiene la virtud de hacer que uno se implique con lo que está viendo, que cale muy hondo y lo sienta de una manera especialmente personal. Envuelve todo con un halo de calidez que hace que lo veas como si estuviera hecho únicamente para el disfrute de uno mismo. Y eso es algo que ha sabido transmitir a todo su equipo y cuando ves la puesta en escena el resto del mundo desaparece, casi como si traspasáramos la membrana que separa la realidad de la ficción y te encontraras en medio de una historia hecha a medida.
Los actores, los seis, dan una lección de verdad que casi da pudor mirar, por la cercanía, tanto física como interpretativa. Uno los siente vibrar, siente como fluye su energía por el espacio, tanto si están en ese momento acaparando el foco como si están agazapados entre las butacas, siempre se les siente presentes, sientes la intensidad de sus almas, sientes que realmente están vivos. 
Uno querría tener varios pares de ojos mas para poder ver en todo momento a cada uno de ellos y gozar de todas sus reacciones y sus silencios, porque cuentan tanto o mas que sus propias palabras. Estén donde estén ves como la historia viaja a través de ellos y avanza por su interior.
Creo que precisamente aquí radica lo magnífico de este montaje, los actores forman un todo difícil de desglosar, sus personajes están tan complementados y alimentados por los demás que da pena intentar describirlo en una pocas palabras; daría casi para escribir una crónica con cada uno de ellos para poder hacerles justicia. 
Es fascinante ver trabajar a todos y cada uno de los miembros del elenco, Cristóbal Suárez, Miriam Montilla, Israel Elejalde, Teresa Hurtado de Ory, Manuela Paso y Raul Prieto, como transmiten el desgarro y la pasión por lo que nos cuentan. 
Y como después de dos años siguen manteniendo un grado de compromiso tan grande ante este proyecto que ya ha alcanzado el calificativo de mito entre los teatreros.
Ver «La Función por Hacer» es una absoluta delicia para todo aquel que se precie de amar el teatro. Me refiero a aquellos que lo vivimos como una parte esencial de nuestras vidas, los que cuando pensamos en ver un montaje determinado sentimos un cosquilleo por dentro que a veces incluso nos impide dormir bien, pero que sin embargo nos aporta un sentimiento de plenitud que para muchos es incomprensible.
Aquí vais a encontrar la esencia de lo que es el teatro, dejaos empapar por esta función y disfrutar de las sensaciones que os despierte porque es una auténtica belleza.
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Aitor Luna Ana Vayón Asier Etxeandia Delia Vime Eduardo Mayo José Luis Patiño José Luis Torrijo José Padilla La Casa de la Portera Rocío Calvo Sagrado Corazón 45 Teatro

Sagrado Corazón 45

Titulo:

Sagrado Corazón 45

Lugar:
La Casa de la Portera

Autor:
José Padilla

Elenco:
Ana Vayón (Dorotea)
Rocío Calvo (Remedios)
José Luis Patiño (Jacobo)
José Luis Torrijo (Fidel Betanzos)
Aitor Luna (Alejandro Moyano)
Asier Etxeandía (Hector Reina)
Delia Vime (Lucía Barrios)

Creación Sonora:
Mariano García

Vestuario:
Almudena Rodríguez Huertas

Producción:
Factoría Madre Constriktor
Estudio Juan Codina

Dirección:
Eduardo Mayo
José Padilla


Uno entra en La Casa de la Portera y se transforma. Al traspasar el umbral da la sensación que cambia hasta el aire que uno respira, como si la rutina de nuestro día a día se quedara aparcada en la acera de la Calle Abades, dejándonos libres para poder empaparnos a conciencia de la atmósfera que allí reina.
Tiene una personalidad tan potente que uno siente que está sumergido en la experiencia que se está por vivir desde el mismo momento que retiramos las entradas.
No he podido acudir tantas veces como me hubiera gustado, pero las veces que he ido ha sido movido por una curiosidad casi incontrolable y confieso que he salido de allí transformado.
Dos han sido los motivos por los que he ido a ver «Sagrado Corazón 45». 
El primero es la admiración por el trabajo que realiza el dramaturgo José Padilla; ya han sido tres las funciones suyas que he podido ver y aún estoy por saber cómo definir su estilo (tampoco quiero); cada una ha tenido un aire totalmente diferente a la anterior y no saber qué es lo que me voy a encontrar cuando voy a ver algo suyo es lo que mas me gusta de él. Admiro su capacidad para sorprendernos con sus creaciones. De ese maravilloso «Enrique VIII» que ahora regresa a la capital, pasando por el monólogo «En el cielo de mi boca» a esta nueva experiencia que es «Sagrado Corazón 45», nada que ver unas piezas con otras y todas con un gran resultado.
El segundo motivo era el deseo de poder ver interpretar a Asier Etxeandía a un palmo de distancia, sentir ese torrente de energía actoral tan cerca no es algo que se pueda permitir uno todos los días y dejarlo pasar sería cuanto menos… «malfatal».

La función viaja por tres momentos clave dentro de nuestra historia; el comienzo de la transición española, la resaca de las Olimpiadas de Barcelona en el 92 y el momento de crisis actual. Tres momentos que albergaron y albergan cambios radicales llenos de temores e inseguridades, tanto a nivel global como a nivel individual, temores que nos transforman y nos hacen actuar de una manera que ni nosotros mismos esperamos, como si «algo» nos moviera involuntariamente a hacer cosas que no necesariamente deseamos.
No me gustaría desvelar mucho de las cosas que suceden en la dirección que da título a la obra porque eso sería estropear la sorpresa de vivir esta experiencia en primera persona. Eso sí, no se me ocurre un lugar mejor para ser representada que en «La Casa de la Portera», de hecho creo que es una pieza impensable fuera de estas paredes, la atmósfera conseguida es imposible de lograr en un teatro al uso. Así que creo que el día que finalicen las funciones, tan solo quedará el recuerdo impreso en sus habitaciones, como esas presencias o energías que nunca nos abandonan del todo…

Eduardo Mayo y José Padilla logran que los espectadores permanezcamos clavados en nuestros asientos durante todo el tiempo que dura la historia, manteniéndonos con la boca entreabierta y los ojos inquietos, esperando que tras las puertas de esta casa pueda suceder cualquier cosa. Encerrados en esas habitaciones se genera la misma intranquilidad colectiva que se crea cuando se cuentan historias de miedo, uno se vuelve susceptible ante cualquier agente externo que perturbe el instante, se siente vulnerable, inseguro ante lo desconocido, ante lo que se intuye detrás de las paredes y esa es la baza que tan inteligentemente juegan directores y actores en esta versión en vivo y en directo de lo que podría ser perfectamente un episodio de aquellas memorables «Historias para no dormir» (Hasta el cartel me lo recuerda). La ambientación de las épocas, los sonidos, el texto, los actores, todo está elegido con sumo cuidado para que uno trague el anzuelo sin problema y se entregue de lleno a la propuesta.
El reparto al completo hace un gran trabajo para llevarnos de la mano por este divertimento poseedor de un trasfondo mucho mas crítico del que en un principio se puede esperar, al que hace referencia el propio Eduardo Mayo en el programa de mano. Una lectura mas profunda sobre el peligro de quedar aislado en nuestra propio entorno frente al temor que el poder inyecta a la población ante los cambios que se generan en el exterior…
Desde ese comienzo tan perturbador protagonizado por una Ana Vayón impresionante, junto a mi admirada Rocio Calvo y José Luis Patiño, pasando por unos estupendos Aitor Luna y José Luis Torrijo hasta llegar a Delia Vime y Asier Etxeandía que cierran la historia con una serie de oscurisimos fuegos artificiales que no dan tregua hasta que llega el momento de los aplausos finales.

Disfruté como un niño pequeño dejándome llevar por esta historia que es como montar en «El Tren Fantasma», que no sabes si mirar con los ojos como platos o entornarlos y mirar por entre los dedos porque no sabes qué va a suceder al torcer en el siguiente recoveco y del que uno sale con una sonrisa enorme de excitación y satisfacción. Y si a eso le añades poder tener al alcance de la mano un reparto como este, no queda mucho mas que decir para recomendarlo sin dudar un instante.
«Sagrado Corazón 45» es como esos caramelos que tiene dentro «pica-pica», que uno saborea con ganas, incluso salivando en exceso y que siempre quiere que dure mas porque sabe a poco.

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Ainhoa Santamaría Alberto Castrillo-Ferrer Alistair Beaton Feelgood Fran Perea Javier Márquez Jorge Bosch Jorge Usón Manuela Velasco Matadero Teatro

FEELGOOD

Título:
Feelgood

Lugar:
Naves del Español. Matadero

Autor:
Alistair Beaton

Traducción:
Alicia Macías

Elenco:
Javier Márquez (Alex)
Fran Perea (Edu)
Ainhona Santamaría (Marta)
Jorge Bosch (Max)
Jorge Usón (Simón Pik)
Manuela Velasco (Elisa)
Carlos Hipólito (Presidente – Vídeo)
Gloria Muñóz (Delegada – Voz)

Iluminación:                                         Espacio Sonoro y Música Original:      
The Blue Stage Family                       David Angulo                                         

Vestuario:                                            Escenografía:          
Marie-Laure Bénard                          Uxua Castelló

Dirección:
Alberto Castrillo-Ferrer

Es complicado hablar sobre «Feelgood» y no caer en la tentación de escribir un discurso que suene a «panfletillo» contra la clase política. Es tal la sensación de indignación y sobrecogimiento con la que uno sale de la Sala 2 del Matadero, que no sabe si le dan mas ganas de volver a acampar en Sol y seguir con el espíritu del 15M con mas fuerza que nunca o marcharse a casa rendido, sabiendo que por mas que nos dejemos la piel lanzándonos a la calle, seguiremos sin importarles un carajo a los de ahí arriba.
Y es que la historia que Alistair Beaton nos viene a contar es algo que todos sospechamos que puede estar ocurriendo en los despachos de la gente que nos gobierna ¡y pensar eso es aterrador! porque si ya uno mismo se crea sus propias paranoias con estas cosas, que vengan a plasmarlas en obra teatral y que te las confirmen, es como para volverse loco.
¡Ojo! Todo esto que cuento que suena tan tremendo, está pasado por el filtro de la comedia, haciendo que uno pase un rato absolutamente divertido, viendo esta sátira política que viene de la mano de Alberto Castrillo-Ferrer y un equipo de actores que hacen que la carcajada esté asegurada.
La obra viene a contarnos las horas previas al discurso del presidente del gobierno, de un país indeterminado, ante los miembros de su partido. Son momentos en los que el descontento en las calles está alcanzando unos niveles de tensión bastante peligrosos y la prensa anda husmeando en lugares que pueden afectar al equilibrio interno del gobierno; con lo que el equipo de asesores del presidente andan como locos intentando salvar una situación que se les escapa de las manos.
Un retrato despiadado y desternillante de lo que posiblemente se cueza en los despachos de los altos mandatarios que, aunque suene a descabellado, uno no puede dejar de sospechar que sea cierto. De hecho uno no se ríe en esta obra porque las situaciones que se plantean sean sorprendentes, si no porque uno ve reafirmadas sus propias sospechas y ve reflejado en muchos momentos a la clase política que existe en nuestro país. Una trama llena de mentiras, de chantajes, de manipulaciones, de estrategias que está a la orden del día y que lanza cuchilladas al politiqueo mas grotesco y, por ende, mas peligroso que vive gobernándonos.
Pienso que es una función necesaria y con una forma de contarlo muy acertada. No es necesario que siempre que se hable de ciertos temas haya que ponerse intenso, muchas veces funciona mejor el provocar una buena carcajada en el espectador y que en un momento dado se le quede atravesada en la garganta para conseguir el efecto deseado, y desde luego que la gente que ha hecho posible «Feelgood» lo ha conseguido.
Alberto Castrillo-Ferrer logra un tempo agotador durante toda la función. Situaciones que ocurren a la velocidad de la luz, que incluso en ocasiones suceden al mismo tiempo, pero que están tan bien hilvanadas que consigue centrar la atención del espectador en el lugar deseado.

Del reparto no puedo mas que decir que están impresionantes, y no lo digo por utilizar un calificativo grandilocuente, si no que es así como los sentí. Me impresionó y me sorprendió, gratamente, la aspereza de Fran Perea con un personaje tan detestable como ese Edu o Jorge Bosch, que tras verle en Babel, nos regala un personaje como este, tan amoral y despreciable que arranca carcajadas, pero que a la vez vemos tan posible dentro de la fauna política que nos rodea.
De Manuela Velasco me gusta mucho la intensidad que tiene en su mirada y en lo que transmite, aunque es cierto que en algún momento temí que se le fuera de las manos esa fiereza, pero supongo que eso es precisamente lo que hace que su duelo con Fran Perea sea tan electrizante.
A Jorge Usón le he visto en dos funciones en menos de dos meses y solo puedo decir que me declaro un fiel admirador. Tanto en el «Cabaré» que hizo en el Alfil como ahora, da buena cuenta de lo poderosa que es su presencia en escena y el dominio tan potente que tiene sobre la comedia. Admiro a los actores que hacen que todo fluya con sencillez en escena.
Tanto Ainhoa Santamaría como Javier Márquez son mis dos descubrimientos de esta función y me apetece mucho seguirles la pista. Hacen un gran trabajo transmitiendo esa tensión tan brutal, que les desborda y les aliena de una manera tan aterradora.
Aún quedan dos semanas para que podáis ir a ver esta función. Os la recomiendo porque como digo, aunque trata con rotundidad el tema de los entresijos de la política actual, lo hace a ritmo de comedia y eso, que queréis que os diga, se agradece enormemente.
Una función que hace sangre con su comedia y que pone los pelos de punta; no porque sorprenda lo que cuenta si no porque corrobora lo que todos tristemente pensamos de la gente que tenemos en el poder.
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Andrea Soto Baz y Boeta El Flautista de Hamelin Hermanos Grimm Juan Bey Laura González Teatro San Pol Telón Tolón

El Flautista de Hamelin

Título:

El Flautista de Hamelin

Lugar:
Teatro San Pol

Autor:
Los Hermanos Grimm

Elenco:
Andrea Soto (Flautista – Títeres)
Juan Bey (Alcalde Hamelin – Títeres)
Laura González (Mujer del Alcalde – Títeres)

Escenografía y Vestuario:
Telón Tolón

Música y Dirección Musical:
Gonzalo García Baz

Dramaturgia y Dirección Escénica:
Rafael Boeta Pardo

Hace ya un tiempo que vengo siguiendo la pista a esta compañía que tiene doble personalidad. 
Para el que no lo sepa, la gente que anda tras Telón Tolón (su alter ego para los espectáculos infantiles) son nada mas y nada menos que la compañía de Baz&Boeta que ya han pasado por este blog con su montaje «Concierto de una Orquesta de Verano» y que están dispuestos a revolucionar el mundo del teatro musical en todas sus facetas. 
Actualmente, a parte de este montaje inspirado en el cuento de Los Hermanos Grimm, también poseen otro par rodando por aquellos escenarios que tienen el buen olfato y la valentía de programarles.
La verdad que no soy muy aficionado a ver espectáculos infantiles, pero cuando voy a verlos, salgo gratamente sorprendido. Sobretodo por las enormes ganas y el esfuerzo que destilan estas compañías que luchan por hacerse un hueco y que nos traen unas producciones que arriesgan y dan un paso mas allá del que normalmente se espera de ellos.
Telón Tolón apuestan por un espectáculo nada edulcorado. 
Todos sabemos que la historia de «El Flautista de Hamelin» no es precisamente un cuento apto para todos los públicos; no, no me refiero a que no sea apto para niños ¡los niños se lo pasan estupendamente! no había mas que ver la cantidad de manos alzadas queriendo subir al escenario y seguir al Flautista o ser la cobaya humana para que el Alcalde de Hamelin y su señora esposa experimentaran con ellos con sus locas ideas para acabar con la plaga de ratas. A lo que me refiero es que no es apto para padres que después no quieran dar muchas explicaciones a sus hijos porque viendo este espectáculo, uno se adentra en el mundo de los cuentos tal y como son. El cuento es el que es y así nos lo cuentan, nada de finales inventados. 
Un texto y unas canciones, creadas por Rafael Boeta y Gonzalo Gª Baz, llamativamente oscuras que, junto a la escenografía y la ambientación, nos dan paso a este cuento habitado por personajes mentirosos y manipuladores que son castigados por intentar aprovecharse de quien intenta ayudarlos. Mención especial a la originalidad en la creación de sus marionetas.
Al final de la función y hablando con Laura González, actriz que interpreta a la mujer del Alcalde de Hamelin, le comentaba que me había dado la sensación de haber visto una especie de Sweeney Todd para niños, algo que me ha parecido muy interesante de descubrir en un infantil y realmente arriesgado.
La música tiene en sus melodías cierto regusto a Sondheim, que ya se dejaba ver en su montaje de «Concierto de una Orquesta de Verano», con una letras que no se quedan solo en el soniquete pegadizo para que los niños aplaudan, si no que dibujan la personalidad de los personajes, que hacen que los adultos también nos lo pasemos bien viendo la función. 
Eso sí, teniendo en cuenta que es un espectáculo pensado para niños, eché en falta alguna canción o situación un poco mas «luminosa» que aflojara el dramatismo de la función, sin traicionar la premisa de contar el cuento tal como es. Aunque por otra parte, no vi que los niños acusaran esta falta de «luminosidad» de la que hablo, y ellos son los que mandan.
Los tres actores, que en esta función eran Andrea Soto, Laura González y Juan Bey, están muy divertidos en sus papeles. Dispuestos a hacer pasar un buen rato a los niños y defendiéndose con soltura frente a uno de los públicos mas exigentes que existe. Buenas voces e interpretaciones a la medida de este cuento, que mantienen atentos a grandes y pequeños.
Espero que los programadores sean avispados y apuesten por esta compañía que trae algo diferente al típico espectáculo infantil y le hagan hueco en su sala, no se van a arrepentir.
Y yo personalmente ardo en deseos de ver un espectáculo, me es lo mismo Telón Tolón, Baz&Boeta o los dos a la vez, que mezcle el lirismo de su producción infantil y el esperpento que aflora en su espectáculo mas adulto y que, con esas melodías que componen y que me encantan, nos regalen un musical inspirado en ese universo tan particular que están cultivando, porque pueden convertirse en el gran bombazo de la cartelera.
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Clément Michel Entrevistas Gabriel Olivares La Caja Personal Teatro Teatro Lara

Una jornada y una previa dentro de «La Caja»

El domingo pasado tuve la gran suerte de ser invitado a un ensayo de «La Caja», obra de la que  actualmente se están haciendo las funciones previas en el Teatro Lara y que tendrá su estreno oficial el próximo 17 de Mayo.
Un vodevil francés escrito por Clément Michel y adaptado por Gabriel Olivares y Beatriz Santana,  que viene precedido de un éxito arrollador en Francia.
La historia nos sitúa en el apartamento alquilado de Antonio, un treintañero cualquiera que debe dejar la casa de manera repentina y sin tener nada preparado y que, con la «ayuda» de sus amigos, debe desalojar el piso en tiempo record. Problema que destapará secretos y mentiras y que desatará un sin fin de situaciones cómicas e irreales que harán que parezca que esta mudanza no tendrá un final feliz.

Fue toda una sorpresa cuando Elena Camacho se puso en contacto conmigo para invitarme a pasar por el local de ensayo y compartir con la compañía una jornada de trabajo. (¡Gracias!)
Siempre me ha resultado extrañamente irresistible el irrumpir en los ensayos de una compañía. Es como entrar en un camerino y ver a una gran diva sin maquillaje y despojada de sus lentejuelas
Poder estar presente y ver el trabajo «sucio» de lo que después todo el mundo verá encima del escenario es algo maravilloso; sobretodo para alguien que, como yo, no se conforma con vivir el teatro desde el patio de butacas.

Cortesía de Javier Tomás Biosca

Es un absoluto privilegio que Gabriel Olivares y todo su equipo quisieran abrirnos las puertas . Pero mas privilegiado se siente uno cuando el propio Gabriel Olivares se toma la molestia de explicarte los métodos de trabajo que están utilizando e incluso, mientras realizan los trabajos de ensayo, vaya explicándote personalmente los pasos que van siguiendo, el entramado de movimientos y texto que han ido construyendo para que el resultado final sea el que vimos el pasado miércoles sobre las tablas del Lara.

Gabriel nos explicó que «La Caja» cuenta con 13 actores en el elenco para interpretar a 7 personajes. Esto quiere decir que hay multitud de combinaciones posibles a la hora de representar la función, con lo que uno puede repetir y ver una versión completamente diferente de la que ya ha visto.
En el reparto se encuentran César Camino, Javier Martín, Fran Nortes, Daniel Gallardo, Irene Arcos, Leticia Etala, Bart Santana, Nacho Diago, Mar del Hoyo, Mónica Vic, Eva Higueras, Joseba Hernández y Fran Calvo. Actores reconocidos que hemos visto en cine, televisión y teatro, y que generosamente se prestaron a mostrar esa parte del trabajo que no siempre se nos permite observar.

Cortesía de Javier Tomás Biosca
Gabriel nos comentó que llevan trabajando y entrenándose desde hace mas o menos un año, ya que para lograr el resultado perseguido se han basado en los métodos Suzuki y Viewpoints (Puntos de vista) para así hacer de los ensayos un trabajo mas orgánico y llegar a  encontrar en la acción del propio actor la necesidad de integrar el texto en la función. Una opción mas que acertada a la hora de afrontar una comedia como esta en la que el ritmo prima sobre otras muchas cosas.
Para el que desconozca estas técnicas os hago un pequeño resumen sobre estos métodos de entrenamiento actoral que creo os pueden resultar interesantes de conocer:
El Método Suzuki es un método creado por el dramaturgo y director teatral Tadashi Suzuki en el cual el trabajo del actor con su cuerpo es la base de todo. Es casi una disciplina de artes marciales, ya que se basa en movimientos muy concretos que ayudan a que el actor adquiera mayor consciencia de su espacio, del suelo  que pisa, además de con sus compañeros y lo que le rodea. De esta manera su concentración será mas orgánica, trabajando desde «las tripas», las emociones, del propio actor y no tanto desde la psicología del personaje (esto llegará mas tarde, cuando el entrenamiento de sus frutos).
Cortesía TeatroLab


The Viewpoints se basa en el trabajo de improvisación por parte del actor, donde su cuerpo responde a estímulos externos como puede ser una música determinada, la acción de sus compañeros o el propio espacio. Esto hace que el actor esté alerta en todo momento, siendo consciente de su posición en el escenario, ayudándole a desarrollar una gran orientación espacial; sabiendo, sin tan si quiera mirar, donde está ubicado cada compañero en la escena.

Son dos técnicas que requieren de una gran forma física ya que exigen mucho esfuerzo por parte del actor, y se suelen entrenar en grupo para ayudar a tener una mayor conexión entre todos los miembros del equipo, además de ayudar a lograr una interpretación basada en el momento presente, reaccionando a los instintos propios del actor, sin pensar en algo establecido previamente. Casi provocando que en cada función haya que comenzar de nuevo, activando los códigos de alerta aprendidos con estos métodos de los que hablamos.
En este enlace que os dejo podéis echar un vistazo y saber un poquito mas de lo que os hablo (A partir del minuto 17): La tarde en 24 horas cultura-Método Suzuki
Varios miembros del elenco, antes de pasar al ensayo de la función, se prestaron a realizar una demostración para nosotros, para que conociéramos en la práctica la teoría que nos acababa de explicar Gabriel. Y para mi, que he vivido muchas clases de teatro y ensayos, fue realmente interesante descubrir este método por la marcialidad de la disciplina y la absoluta concentración y conexión que transmitían todos los actores antes de comenzar con el trabajo de ensayos.
Cortesía TeatroLab

Sentado al lado de Gabriel tuve el privilegio de poder ir escuchando todas sus explicaciones, cual fue la construcción de las escenas, la creación de la topografía de los personajes (el camino que dejan al andar); un aspecto treméndamente curioso de observar, ya que todos los personajes efectúan la misma topografía en escena, dependiendo el momento de la función en la que se encuentren y cada uno adaptándolo a las necesidades de su personaje; haciendo que no sea perceptible al ojo del espectador y que sin embargo marca el ritmo de la función, haciéndola tan dinámica y enloquecida como después pudimos comprobar en la previa del miércoles.
La cabeza me voló llena de preguntas, tanto para Gabriel como para el elenco, pero como invitado a una sesión de trabajo, no quise entrometerme ni interrumpir; preferí observar y absorber todo lo que estaba viendo, disfrutando con los cinco sentidos esta oportunidad que no se presenta todos los días y vivir una jornada con un equipo de profesionales como estos. 
Muchos habréis llegado hasta aquí preguntándoos «Vale, sí. Y cuando la viste ya en el teatro, ¿qué?»
Pues debo decir que el resultado es mucho mas llamativo puesto en las tablas del Lara.
Cuando a la Diva que hemos visitado en el camerino ya la encontramos maquillada y vestida para la escena, todo adquiere una dimensión aún mas espectacular.
La función es una comedia divertidísima, que no decae en ningún momento. Está llena de momentos hilarantes, surrealistas, bobos y muy muy divertidos. Esta obra como muy bien la definen ellos mismos es una mezcla de vodevil y sitcom televisiva a la que no hace falta meterle risas enlatadas porque es el propio público el que de manera espontánea se carcajea, además con muchas ganas, de las situaciones que viven Antonio y todos sus amigos.
El espectador siempre tiene mas información que los propios personajes y eso hace que nos divirtamos aún mas con las situaciones que les toca sufrir. Una propuesta muy interesante, llena de secretos, de mentiras, de enredos que siempre están al límite de ser descubiertos, un empleo del gag bien resuelto y una mezcla de elementos visibles e invisibles que le dan un punto de vista diferente a esta propuesta.

Cortesía TeatroLab

Hubo algún detalle que vimos en el local que después no ha llegado a escena y que echamos de menos, ajustes necesarios de última hora. O que algún miembro del equipo nos gustara mas encarnando otros personajes que no eran los que finalmente les tocaron en suerte, aunque esto no quiere ser una mala crítica a su actuación, si no que habiendo visto el ensayo ya disponemos de dos versiones que comparar y eso ya crea nuestras propias preferencias. Es lo bueno de disponer de un elenco de tantos actores para tan solo siete personajes, que uno puede buscar cual es la combinación que mas le gusta viendo varias veces la función.
También nos gustó ver que alguna propuesta que surgió mientras nosotros presenciábamos el ensayo, ha acabado estando presente en la función. Esto demuestra la labor tan creativa y abierta que tiene Gabriel con su compañía, donde las ideas fluyen y son probadas, experimentadas y finalmente incorporadas o no al trabajo que ya traían hecho.

El reparto que pudimos ver el miércoles fue el integrado por Javier Martín, Fran Nortes, Irene Arcos, Leticia Etala, Bart Santana, Mónica Vic y Fran Calvo. Todos ellos divertidísimos, llenos de una simpatía y un carisma muy especiales; la verdad que la energía que lanzaban al patio de butacas era impresionante, llena de un buen rollo que caló en los asistentes. Prueba de ello son los comentarios que se escuchaban a la salida donde todo el mundo hablaba de lo muchísimo que se había sorprendido y reído con la función.

Cortesía TeatroLab
A veces, sin uno quererlo, pasa por alto la labor tan grande que se tiene que hacer para llevar a buen puerto una comedia. Como uno se divierte, nota la ligereza de la obra, piensa que lo que se está haciendo es sencillo y quizá no lleguemos a valorarlo en su justa medida, pasándolo por alto y juzgando por encima lo que en verdad ha supuesto tantas horas de esfuerzo. Aunque por otra parte así es como tiene que ser, pues eso significa que todo está correctamente ejecutado. El público no debe sufrir por el trabajo del actor, si no disfrutar desde su butaca. Para eso estamos los que husmeamos entre cajas, miramos entre telones y lo observamos todo para después contarlo.
Es un placer ver la entrega y el trabajo tan duro que hay tras esta función. Normalmente el teatro exige un esfuerzo enorme, tanto psíquico como físico, pero si además lo que se está preparando es una comedia tan llena de acción como es esta, todo se multiplica por mil, y ver el cuidado que se ha puesto en construirla y que funcione con el dinamismo y la vida con la que funciona «La Caja», hace que no pueda por menos que valorarla con mucha admiración. 
Creo y espero de todo corazón que tengan mucho éxito, lo merecen, y que se alargue en la cartelera tanto como «Burundanga» que es la que le precede.

Desde esta crónica les doy las gracias por habernos dado la oportunidad de ser los primeros espectadores que han vivido «La Caja», ¡un regalo de lujo que disfruté como un niño y que espero haber transmitido con la misma ilusión que lo viví!
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Alfil Anda Que No Te Quiero Anna Tussel Jorge Gonzalo Miguel Ángel Flores Muñoz-Chápuli Sandra Marchena Teatro

Anda Que No Te Quiero

Título:

Anda que no te quiero

Lugar:
Teatro Alfil

Autor:
Miguel Ángel Flores

Elenco:
Sandra Marchena (Ella)
Jorge Gonzalo (Él)

Escenografía/Vestuario/Atrezzo:
Anna Tussel

Diseño de Luces:
Pablo Muñoz-Chápuli

Diseño Sonido:
Ángel Francisco López

Dirección:
Jorge Gonzalo





El domingo pasado por fin llegó la primavera a Madrid. El día invitaba a lazarse a la calle y sacudirse el invierno de encima, dejarse empapar por el sol y finalizar la tarde yendo al teatro a disfrutar, a despejar la mente, y dejarse seducir por un montaje tan amable como este, convirtiendo el final de la semana en un verdadero placer.
«Anda Que No Te Quiero» es una delicia de texto escrita por Miguel Ángel Flores, que nos muestra una colección de seres que habitan en un universo muy especial, hecho literalmente de cartón, donde habita el desamor en todas sus vertientes, siempre buscando la complicidad y la sonrisa con el espectador; este montaje dirigido e interpretado por Jorge Gonzalo nos hace sentir cómodos en la butaca, con ganas de divertirnos y que crea una atmósfera tan agradable e interesante de ver que uno no se puede resistir a dejarse llevar; poder mirar un poquito mas allá en esa ciudad y descubrir cuanto personaje la puebla.
Me fascina ver el complejo entramado de este montaje. ¡Me quito el sombrero ante lo maravilloso de la escenografía, vestuario y atrezzo de Anna Tussel! ¡Qué idea tan magnífica y tan bien ejecutada! Un trabajo hecho con minuciosidad, casi podríamos comparar al equipo con esos apasionados a las maquetas que de una cosa aparentemente pequeña son capaces de sacar infinidad de detalles, de guiños, de toques especiales, hechos con sumo cuidado y que se nota están hechos con mucho cariño… y que además en la gran mayoría de los sketches logran dejarnos con una sonrisa, sabiendo cerrarlo en el momento justo.
Saber donde está la medida exacta de un gag o de una escena completa es una labor difícil porque normalmente, cuando algo funciona, solemos ser propensos a alargarlo en exceso, acabando por agotar la idea brillante de la que partía. Sin embargo aquí todo está medido con gusto y con sutileza, haciendo que uno empatice con los personajes y acabe por quererlos en el breve espacio concedido para ser observados. Un universo disparatado que el espectador acepta con ganas, que divierte y, sobretodo, apetece. A veces es oxigenante dejarse llevar por la blancura y la sencillez.
Todo esto no podría ser posible sin los dos actores que lo dan vida, Jorge Gonzalo y Sandra Marchena. Dos actores que se divierten como dos niños que nos han invitado a su cuarto de juegos y que quieren mostrarnos todos sus juguetes y cachibaches. Corretean de un lado para otro del escenario transformando los pocos, pero aprovechadísimos, elementos de la escenografía con una sonrisa en la cara; sacudiéndose los personajes de encima para mostrarnos otro aún mas loco y mas tierno. Ofreciéndonos mil y una combinaciones, a cada cual mas increíble y cómica; siempre bien ejecutadas. Es cierto que algunos funcionan mas que otros y que algunas escenas son mas chispeantes que otras, pero en su conjunto son mas que notables.
Si queréis pasar una tarde divertida y salir con una sensación de buen rollo, dejaros caer por el Teatro Alfil y saborear esta función que es como una chocolatina.
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Brian Friel Bruno Lastra El Fantástico Francis Hardy Felipe Andrés Juan Pastor La Guindalera María Pastor Teatro

El Fantástico Francis Hardy, Curandero

Título:

El Fantástico Francis Hardy, Curandero

Lugar:
Teatro La Guindalera

Autor:
Brian Friel

Elenco:
Bruno Lastra (Francis Hardy)
María Pastor (Grace)
Felipe Andrés (Teddy)

Traducción:
Manuel Benito

Ambientación y Vestuario:
Teresa Valentín-Gamazo

Iluminación y Espacio Escénico:
Juan Pastor

Producción:
Teresa Valentín-Gamazo

Dirección:
Juan Pastor

Esta semana está siendo una semana muy prolífica en cuanto a teatro se refiere. Para cuando estéis leyendo esta crónica ya habré visto alguna que otra función mas e incluso habré vivido alguna experiencia teatral fuera del patio de butacas que ya os contaré mas adelante, y eso que solo han pasado tres o cuatro días desde que vi «El Fantástico Francis Hardy, Curandero» en el Teatro La Guindalera… ¡Me encanta este bullir de actividad!
La anterior vez que estuvieron con esta función en La Guindalera no pude ir, mucha gente me la recomendó y quedé pendiente, pero hizo falta que pasara el tiempo, que saliera de cartel y que otros proyectos llenaran las vidas del equipo artístico, para que yo conociera un poquito mas a Felipe y me volviera a hablar sobre la función y ya no quisiera dejar pasar la oportunidad de verla.
Aunque tenga mis dudas sobre el «Crowfunding», a veces es necesario para que puedan llevarse a escena montajes que de otra manera nunca verían la luz, y este es el caso de «El Fantástico Francis…», gracias a las aportaciones económicas del equipo artístico y de una serie de espectadores, finalmente se ha podido poner en pie y además con este maravilloso resultado que ha hecho que vuelva a programarse una vez mas en este 2013. Se nota cuando hay hambre de teatro y no ganas de lucrarse sin mas.
«El Fantástico Francis Hardy, Curandero» de Brian Friel cuenta una sola historia a tres voces, o quizá también podríamos decir que cuenta tres historias de una misma vida… El caso es que reúne a tres personajes en diferente espacio y momento para contarnos el mismo acontecimiento, pero cada uno desde su percepción.
Los tres hablan sobre una misma vida, la de Francis Hardy, de como irrumpió en las suyas para que jamás volvieran a ser lo mismo.
Son tres personajes que, llevados de la mano de Juan Pastor, se asoman a escena para hablarnos directamente a los ojos, exponiéndonos sus pareceres sobre los hechos que acontecieron; haciendo que, según van sucediéndose los soliloquios, el espectador se plantee si lo que nos exponen es realidad o ficción, y es que lo que para unos supone «su» realidad, para otros tiene cierta sensación a engaño o a distorsión de la verdad.
Este texto de Brian Friel es una gran reflexión en voz alta sobre como afectamos y nos afecta la vida de otros. Lo que para uno es su propia vida, para otro es la renuncia a la suya o una posibilidad para redireccionarla; lo que para uno son frivolidades, para otro son punzadas de dolor o pactos de silencio. Lo que para uno son motivos para continuar viviendo, para otros significa un paso mas hacia la muerte.
Ver esta función es una experiencia llena de sensaciones y sentimientos que se van destapando con cada intervención, como una muñeca rusa. Uno queda hipnotizado con los aspavientos de charlatán de Frank, pero no puede evitar escucharle como el que está a punto de ver como un mentiroso cae presa de su propio engaño. Produciendo una mezcla de tristeza y desprecio hacia este ser que ha sido engullido por su propia luz, y que ha sido incapaz de reparar en las consecuencias que esto acarrea para aquellos que se han entregado a él y se sacrifican por acompañarle en su viaje.

Quedé fascinado con el trabajo tan complicado que realizan los tres actores. Tres personajes que jamás se cruzan en escena y que sin embargo nos embarcan en su odisea, atrapándonos poco a poco en su red para ya no soltarnos. Bruno Lastra consigue que veamos a ese «fantástico» Francis Hardy con su impostación y sus ademanes de charlatán de tres al cuarto, llegando a repudiarlo y a compadecerlo a partes iguales. Felipe Andrés nos regala un Teddy con aire de comediante crepuscular, testigo de primera mano de una tragedia que él maquilla con medias sonrisas, reflexiones aparentemente vanales, pero llenas de sabiduría, haciéndonos comprender que dentro de su comicidad se paladea un regusto amargo. Un personaje al que Felipe le regala esa distinción y cercanía que se disfruta enormemente. Pero Felipe y Bruno me van a permitir decir que la joya absoluta de este montaje es sin duda alguna María Pastor, una actriz que se nos ofrece en carne viva, haciendo que uno pase todo su soliloquio con el alma en vilo, sufriendo con ella, padeciendo su desconsuelo, y que aunque suene a masoquismo, gocé su sufrimiento como pocas veces he gozado de una actriz en el escenario. Creo que María hace una de las actuaciones mas brillantes que he visto en mucho tiempo. La entrega que hace esta actriz en escena es digna de las grandes damas del teatro, llenando su personaje de pequeños matices, gestos, miradas, exclamaciones, tan maravillosas y llenas de significado, que me dejó sin respiración. Esta Grace es un cúmulo de pequeñas sorpresas actorales que me hacen sentir feliz de haber descubierto.

Aunque hay momentos que el texto se hace dificil de seguir y uno no puede evitar tener que esforzarse, creo que debe ser visto para poder gozar de estas grandes actuaciones que el equipo de La Guindalera nos vuelve a brindar.

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