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¡Ay, Carmela! Musical

Título:
¡Ay Carmela! Musical

Lugar:
Teatro Reina Victoria

Adaptación:
José Luis García Sánchez
(Basada en el original de 
José Sanchís Sinisterra)

Elenco:
Inma Cuesta (Carmela)
Javier Gutiérrez (Paulino)
Marta Ribera (Gustavete/Narradora)
Javier Navares (Ripamonte)
Álvaro Morte (Peláez)
Pablo Raya (Joe)
Javier Enguix (Ejercito Español/Cura)

Música y Arreglos:
Joan Valent

Canciones:              Escenografía y Vestuario:            Iluminación y Proyecciones:
Victor Manuel       Beatriz San Juan                         Valentín Álvarez
Vanesa Martín
Pedro Guerra

Coreógrafa:            Productor:                                    Director Musical:
Teresa Nieto         Andrés Vicente Gómez                Julio Awad

Director:
Andrés Lima


La temporada en Madrid está llegando a su fin, las vacaciones de verano aletargan la cartelera y hay que aprovechar para ver todos aquellos espectáculos que se nos han ido quedando en la lista antes de que echen el cierre, por temporada, porque salen de gira (¿aún existe esta posibilidad?) o porque dan por finalizado su recorrido.
Uno de esos montajes que se habían quedado pendientes era esta versión dirigida por Andrés Lima de «¡Ay, Carmela!» el clásico de José Sanchís Sinisterra que José Luis  García Sánchez ha adaptado en clave musical.
Ciertamente me picaba la curiosidad descubrir en qué se podía convertir esta historia pasada por el filtro del musical. Si bien la obra trae en su interior varias canciones populares, en esta producción también se incluyen otras nuevas compuestas por Víctor Manuel, Joan Valent, Pedro Guerra y Vanesa Martín. Bellas canciones que quizá como tributo a la obra de Sanchís Sinisterra hubieran funcionado mejor.
El montaje tenía muchas cartas a su favor para poder ser uno de los musicales de la temporada. Una historia conocida por todos, con unos personajes muy bien desarrollados y con los que el público conecta, un buen director, un reparto lleno de voces maravillosas, pero… no.
De nuevo nos encontramos con una historia desmadejada y poco clara, en la que, desde mi punto de vista como espectador, no se ha conseguido igualar la carga emocional, con las canciones, que con el texto ya existente, del que solo han quedado pinceladas anecdóticas. Y es que los personajes se han convertido en una sombra de lo que la historia original ofrecía.
El primer acto es un claro ejemplo de lo que digo; me dejó bastante perplejo que en 45 minutos la historia no hubiera arrancado, que solo hubiera sido una sucesión de escenas inconexas donde se presupone que el espectador sabe de lo que se le habla; el público no tiene porqué llegar al Teatro Reina Victoria conociendo la historia, si no que viene a que se la cuenten, y esta función ha tenido que utilizar el recurso de una narradora para aclarar esos puntos emborronados que da el presuponer tanta parte importante de la obra; por eso digo que es una pena que se haya desaprovechado el original de esta manera. Como también es una pena que se malgasten momentos tan impactantes como el final del primer acto para, una vez conseguida una emoción tan profunda en el espectador, se nos envíe al descanso, y luego intentar que el segundo acto arregle lo que en el primero ni se ha molestado en mostrar…

Es verdad que tiene números con cierta calidad, donde gracias a las voces de los artistas, uno puede permitirse disfrutar de la función. Pero no es suficiente para levantar un montaje en el que predomina el chiste facilón y el juego tramposo del sentir popular para lograr un patio de butacas puesto en pie.
Hay un pequeño destello de lo que podría haber sido una producción de las que marcan temporada, pero que no se ha sabido llevar a buen puerto. Pequeños momentos que se han enturbiado entre chillidos y aspavimientos innecesarios. La historia del soldado y Carmela, el escalofriante Peláez, el momento de la función ante el ejército, ese Paulino perdido tras la desaparición de Carmela y, repito, unas grandes voces muy desaprovechadas… Una verdadera lástima.

Inma Cuesta, Javier Gutiérrez, Marta Ribera, Javier Navares, Javier Enguix, Pablo Raya y Álvaro Morte son un gran conjunto de actores y cantantes que hacen lo que pueden estando al servicio de un libreto y una dirección muy débiles.

Parece que no logramos dar con la clave para conseguir encontrar un musical de gran formato y de producción propia que tenga la calidad suficiente para tomárnoslo en serio. Y me da pena decir esto porque me considero amante de este género y me encantaría presumir de lo que se hace en España, pero de momento creo que toca seguir buscando.

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Derbi en la morgue Entrevistas Javier Enguix Juanjo González Manuel Maestro Microteatro

Derbi en la Morgue – Charla con Javier Enguix

Siempre es curioso pasarse por Microteatro. El ambiente que se respira, la gente que se deja caer por allí y, sobretodo, la posibilidad de poder ver el teatro que se ve allí.

Seguro que muchos de vosotros ya sabéis de lo que hablo porque este tipo de propuesta se ha extendido por todo el territorio nacional y sé de otras provincias donde también tienen espacios en los que se programan «micro-obras».

Para los que aún no sepáis de lo que hablo, «Microteatro» es como un «multiteatro» donde solo se programan «cortos» teatrales. Donde los creadores dan rienda suelta a sus ideas menos convencionales para que salgan a la luz o para sacar al mundo el germen de lo que posteriormente pueda ser una función de larga duración, como ya ha habido varios casos.
Así que no es de extrañar que si recibo una llamada para recomendarme uno de los montajes que allí se están viendo, vaya sin pensármelo demasiado. 
Esta vez la pieza que llamó a las puertas del blog fue «Derbi en La Morgue», escrita y dirigida por Manuel Maestro, producida por Juanjo González e interpretada por Javier Enguix quien se prestó a charlar un rato con En Un Entreacto y hablarme sobre las sensaciones que le provoca estar inmerso en este proyecto.

Javier Enguix es un actor valenciano conocido para el gran público por ser Gustavo Olavide en la exitosa serie «Amar en Tiempos Revueltos», serie de la que me comentó que tiene muy gratos recuerdos y en la que trabajó muy a gusto. Pero su trabajo no comenzó ahí, él ya trabajó anteriormente en series para la televisión valenciana y ha formado parte de grandes musicales que se han representado en nuestra cartelera, como «Hoy No Me Puedo Levantar», «Víctor o Victoria», «El Rey de Bodas», «Chicago», «Cantando Bajo la Lluvia» o «Sietes Novias Para Siete Hermanos»… Actualmente, a parte de «Derbi en la Morgue» está inmerso en los ensayos de la versión musical de «Ay, Carmela» que se estrenará a comienzos de Abril en Madrid.

Mientras esperábamos a que finalizaran las sesiones de diario de Microteatro y pudieran entrar a montar la escenografía, nos sentamos a charlar un rato y que Javier me contara un poco de qué trata la obra que está representando y las sensaciones que le provoca trabajar en este espacio tan peculiar.

La función nos sitúa, como bien dice el título, en una  de las salas de una morgue donde un trabajador de la misma espera a que vengan a identificar un cadáver. Ese día justamente se juega un Madrid-Barça, con lo que la espera se hace mas larga de lo acostumbrado, provocando cierta intranquilidad en el empleado que aguarda junto al cadáver… y ya se sabe que, cuando uno está intranquilo, le da por pensar muchas cosas, aparecen dudas, miedos y la espera puede hacerse eterna.

Javier nos comenta que todo surgió a raíz de que su amigo Manuel Maestro le comentara que tenía una idea para presentar a Microteatro y ver si eran programados con ella. Se lo comentó para que él, Javier, la representara; les llamaron para comunicarles que habían sido seleccionados para representar la función en el mes de Marzo. Por ese entonces Javier estaba en un momento de parón y le pareció buena idea entrar en el proyecto porque, como bien dice, a parte de ser trabajo, participar en este tipo de propuestas hace que el actor se mantenga en activo y ayuda a regresar a la esencia de esta profesión, algo de lo que algunos actores parece que se olvidan cuando comienzan a trabajar en grandes proyectos y que no debería ser así. El caso es que se pusieron manos a la obra, contando con la ayuda de Juanjo González, que ya tiene experiencia en producir piezas de este tipo y llegaron a las sesiones golfas del mes de Marzo, representando los miércoles y jueves a partir de las 23,30h.

Le comenté a Javier que me llama mucho la atención verles trabajar en estos espacios porque es una vuelta de tuerca mas en lo tocante a la interpretación, ya que evidentemente no es lo mismo enfrentarse a un patio de butacas de cualquier teatro que estar encerrado en una habitación con 1, 2 o 10 personas de las que a penas te separa medio metro. Y Javier me decía que así era, que el concepto del Microteatro hace que la cuarta pared desaparezca por completo, que las sensaciones de sentir a los espectadores tan próximos hacen que tengas que estar mucho mas alerta e interpretar con mucha mas veracidad, ya que estás expuesto hasta el mas mínimo detalle. Además de estar obligado a tener siempre las pilas cargadas porque nunca sabes si cuando comienzas la representación tienes una persona mirándote o está el espacio abarrotado; y eso influye mucho. Tanto en él como en los espectadores, pues o se desinhiben mucho o pueden estar tan tímidos que generan en el actor una tremenda inseguridad por no saber si el pase está funcionando o está fallando.
También me decía que es interesante tener cuatro pases seguidos porque en cada uno de ellos las energías son diferentes y tiene que adaptarse a ello, reconduciendo el texto; que aunque siempre es el mismo, los silencios y las reacciones pueden variar en función a lo que él se encuentre cuando da comienzo la pieza. Además que lo de estar solo en escena le da una cierta sensación de vértigo, pues no tiene apoyo de nadie y un momento en blanco puede llegar a ser muy angustioso… Aunque por otro lado, confiesa, no hay problema de poder reconducirlo todo a «su» manera, puesto que no hay nadie a quien pueda entorpecer y el público está abierto a lo que él les quiera contar.

Enseguida tuvo que bajar a la sala a montar la escenografía y a concentrarse para el primero de los pases, pero puedo decir que el rato de conversación dejó muy buen sabor de boca y con ganas de, no tardando mucho, poder conversar mas extensamente con Javier sobre sus trabajos anteriores y los nuevos proyectos que le ocupan.

Mientras, os recomiendo que vayáis a visitar esta morgue porque en cuestión de 15 minutos vais a pasar de la risa al escalofrío en la espalda sin daros cuenta. Un texto que guarda momentos de humor muy negro, con un Javier Enguix que viaja por un buen puñado de estados de ánimo que a nosotros, como público, nos llegan y hacen que lo que para él es una larga espera, para nosotros pase volando. Un divertido y, en ocasiones, inquietante paseo en el tren fantasma que seguro vais a disfrutar.

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