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David Carrillo David Serrano David Tortosa Jaime Ztaraín Joaquín Sabina Juan Carlos Martín Mas de 100 Mentiras musicales Silvia Álvarez Teatro Rialto Víctor Massán

Más de 100 Mentiras

Título:
Más de 100 Mentiras

Lugar:
Teatro Rialto

Autor Libreto:
David Serrano, Fernando Castets y
Diego San José

Elenco:
Jaime Zataraín (Juan)
David Tortosa (Tuli)
Victor Massán (Samuel)
Silvia Álvarez (Magda)
David Carrillo (Manitas)
Juan Carlos Martín (Ocaña)
Federico García Vélez (Villegas)
Marta Torres (Rossana)
Gerard Mínguez (Novio Rossana)

Directo Musical:
Daniel García

Dirección:
David Serrano

«Más de 100 Mentiras» se estrenó allá por Octubre del 2011 y desde entonces permanece en cartel en el Teatro Rialto de la Gran Vía madrileña, relamiéndose de gusto esperando su salto en el 2013 a los escenarios de Buenos Aires y una próxima gira por el territorio español. 
Siempre me ha picado la curiosidad de saber qué era lo que habían hecho con las canciones de Sabina, pero con bastante miedo, tanto como para negarme a comprar una entrada para comprobarlo. 
Esta extraña manía de tener, casi por obligación, que estrenar un «juke-box» por temporada… no me convence. Y es que ahora todos se han apuntado al carro y se está explotando la fórmula con demasiada ligereza y esa moda, al menos a mi, me tira para atrás a la hora de decidir si ir o no a ver un espectáculo… aunque también confieso que no hay nada que no consiga un 2×1 y un amigo en escena, ¡para qué vamos a engañarnos! Así que ayer me planté en el Rialto dispuesto, y no niego que con ganas y mucha curiosidad.
Drive Entertainment, la productora que ha hecho posible la puesta en escena de este musical, nos ofrece una fórmula y estructura muy similar a la ya vista en «Hoy no me puedo levantar» y que tantos éxitos les ha aportado. Lógicamente esta vez los tintes son mucho mas oscuros. La ocasión lo pedía y les vuelve a funcionar. La excusa para poner en escena las canciones de Sabina es la, supuesta, historia de aquellos tres «chorizos» de tres al cuarto a los que les dedicó «Pacto entre caballeros», y qué sucedió con ellos tras ese final de «mucha mucha policía» de la canción… 
Una historia de tipos duros, bares, timos, mafiosos de barrio, mujeres y amistad… Dirigida y coescrita por David Serrano.
A mi, personalmente y conociendo las canciones del maestro, el musical me pedía algo mas «real», una ambientación y unos personajes mas de la calle… Aunque es cierto que quizá se ha buscado el colorido y la amabilidad de argumento y personajes para hacerlo accesible a un público mas amplio, pero insisto que a mi las canciones de Sabina me piden algo mas desgarrado y seco, salpicado con una dulzura gamberra, eso es algo mas «sabinero». 
No se puede pasar por el mismo filtro a Mecano, las canciones de los 40 Principales y a Sabina, cada cosa pide su propio lenguaje.
La historia no está mal, tiene su gracia y encaja mas o menos bien. Eso sí, llena de clichés y excesivamente larga en duración, pero funciona. Mas el segundo acto donde todo se centra algo mas y nos cuentan cosas mas interesantes de ver que el primero. Con respecto a la ambientación y escenografía me faltaba algo mas de suciedad y de ambiente barrio bajero. Todo está demasiado limpio y la sordidez de la historia para mi gusto está demasiado brillante. ¡Ojo! Para por donde se ha querido llevar el montaje está todo correcto y bien resuelto. 
Doy gracias al equipo de coreógrafos por ese cuerpo de baile y por hacer que las coreografías destilen «heterosexualidad». A mi me da exactamente igual la condición sexual de los bailarines y las bailarinas, pero cuando voy a ver su trabajo, quiero que me representen lo que quieren transmitir como personajes, y la ocasión pedía que fueran ellas muy femeninas y ellos muy masculinos y así ha sido y lo he disfrutado. Otra cosa es que me encaje lo que hacen dentro de la historia. Me sobraba gente e información en escena, fallo de dirección. No se puede abusar del recurso de llenarlo todo de movimiento. Hay momentos que se pide sosiego para que la atención del espectador se centre en los interpretes que están actuando y cantando, sin adornos ni distracciones. En otros momentos, cuando la historia toma tintes algo mas subrrealistas o se toma ciertas licencias, me parece estupendo y se disfruta mucho, pero no todo el tiempo.
Las adaptaciones de las canciones están bien, a mi me resultan muy agradables de escuchar. Bravo por esa magnífica banda dirigida por Daniel García y por las voces que en todo momento suenan con sentimiento y ganas. Me cuesta encajarlas como canciones que hacen avanzar la historia, pero suenan muy bien e incluso hay algunas, sobretodo en voces femeninas, que toman una dimensión interesante de descubrir. Preciosa y cálida voz la de Silvia Álvarez, que en la función de ayer interpretaba a Magda.
Con los actores me quedo sin lugar a dudas con Víctor Massán, como Samuel, un papel con mucha responsabilidad, ya que es el puente entre el público y lo que sucede en escena. Lleno de energía y que en todo momento está aportando su punto de vista. Un trabajo agotador y hecho con ganas. Ya me gustó mucho viéndole hacer el MC de Cabaret y aquí he vuelto a disfrutar con su interpretación. Un placer, la verdad.
Al igual que me sucede con David Tortosa, en la función de ayer interpretaba al Tuli. Un actor al que ya he podido ver en repetidas ocasiones y que no deja de sorprenderme. Algo que gustó mucho de lo que vi en él ayer es que, cuando le tocaba llevar las riendas de una escena, la función dejaba de ser un continuo ir y venir de sketches, si no que todo se aposentaba y se convertía en teatro del que apetece.
Viendo a Juan Carlos Martín sabes que hay calidad en el espectáculo y es que este señor, lástima no verle en montajes musicales de mas peso, es de esos actores que te pueden hacer cualquier cosa que les pidas, en cuatro escenas da el sentimiento justo para que enganchemos a su personaje con toda la sencillez del mundo. ¡Ojalá algún director piense en él para un papel donde pueda brillar con mas esplendor!
La verdad que la función es agradable de ver, es cierto que se cae en una fórmula que no creo que aguante muchos montajes mas, pero es de fácil consumo, entretenida y hace que te lo pases bien.
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Adeva Ambjorsen Andrés Lima Carmelo Gómez David Serrano Elling Javier Gutiérrez Monterio Smedia Studyonov Teatro Teatro Galileo

Elling

Título:
Elling

Lugar:
Teatro Galileo 

Versión:
David Serrano (Basado en la novela de Ingvar Ambjorsen)

Reparto:
Carmelo Gómez (Elling)
Javier Gutiérrez (Kjell)
Chema Adeva (Alfons/Frank)
Rebeca Montero (Reidun/Enfermera Gunn)
Mikhail Studyonov  (Pianista)

Dirección:
Andrés Lima

Hay veces que sin saber porqué, me resisto a ver ciertas funciones. Me las recomiendan, leo críticas y sé que seguramente me puedan gustar, pero… Unas veces es porque me da cierta pereza la obra y otras porque tengo que hacer criba para poder permitirme ver otras funciones; y es que esto de ser blogger no sale gratis, al menos para mi, yo paso por taquilla el 98% de las veces y eso hace que tenga que decir «No» a algunos montajes. Supongo que unas veces acertaré y otras me habré perdido momentos memorables sobre algún escenario, pero no tengo mas remedio que sea así; eso sí, si se me pone al paso la oportunidad de ver todo lo que me sea posible ¡Allá que voy!
«Elling» ha sido uno de estos casos. Vi que se estrenaba, quienes la protagonizaban, y me dieron muchas ganas de verla, pero… la cosa no surgía. Vi que prorrogaban, pero… Hasta que el hambre de teatro me pudo y me apresuré a ir al Teatro Galileo antes de que la retirasen de cartel.
No tenía muy claro lo que contaba la obra, desconocía el argumento, pero bueno, saber quienes son los protagonistas y el director dan cierta seguridad de que lo que vas a ver va a tener cierto nivel.
La función, dirigida por Andrés Lima, nos cuenta la «salida» al mundo de Elling (Carmelo Gómez) y Kjell (Javier Gutiérrez). Dos hombres que están encerrados en un psiquiátrico, a los que se les ofrece la posibilidad de compartir piso e integrarse en la sociedad. Cosa que no les será nada fácil…
No sé si es cosa de la crisis o es la tendencia del momento, pero me estoy encontrando con muchos montajes que optan por las escenografías sencillas, con pocos elementos, pero con múltiples utilidades. Algo que me agrada y que comparto. Además el director ha ideado un escenario rodeado de público por los cuatro costados, haciendo aún mas cercano lo que sucede en escena. 
A veces menos es mas, y en esta ocasión juega a favor de lo que los personajes nos quieren contar.
La función, dentro de la clave de comedia en la que es tratado el tema, hace pensar en lo complejo que es el mundo que nos hemos fabricado y la escasa cabida que permitimos en él a las personas «peculiares», como se autodenominan los protagonistas.
La labor actoral es impresionante. 
Me agradó mucho ver un Carmelo Gómez diferente al que llevo viendo desde hace años. Mucho menos contenido, mostrándose siempre «hacia afuera», dando una aparente sencillez a un personaje al que hace absolutamente entrañable. Nos muestra una ternura y a la vez una personalidad arrolladoras.
Javier Gutiérrez rompe con todo, totalmente desinhibido, con un trabajo gestual desbordante, que corre el riesgo de apabullar al espectador, pero con el que, sin embargo, todos acabamos enganchando. Creando su «idioma» particular de movimientos, gestos y expresiones.
Ambos dan una lección de lo que a nivel actoral es «lanzarse a la piscina». No cualquiera puede hacer lo que estos dos actores hacen, ni se atreven, que es arriesgarse y entregarse a dos personajes que al comienzo pueden parecerte incoherentes y pasados de vueltas. Cuando uno quiere darse cuenta, le tienen hipnotizado y sintiéndose atrapado por su saber hacer.
Por supuesto vienen acompañados de la labor de dos actores que están incuestionablemente a la altura de lo que los protagonistas nos ofrecen. Chema Adeva y Rebeca Montero. Los dos doblan personaje y es muy interesante ver cómo aportan una personalidad completamente diferente a cada uno de ellos, hasta el punto de creer al comienzo de la función que eran actores diferentes.
Mi conclusión al finalizar la obra fue que a veces adoptamos roles que no nos aportan nada; ni a nosotros ni a los que nos rodean. Nos empobrecemos y nos hacemos mas pequeños involuntariamente, porque perdemos la perspectiva del objetivo en nuestras vidas, que sencillamente es vivirla… No fluimos con naturalidad, nos olvidamos de respetar nuestras imperfecciones y las de los demás. Hacemos y actuamos como «suponemos» que los demás quieren que hagamos… Sin embargo los personajes, aunque llevados al extremo, nos enseñan unos principios que deberían ser básicos en el ser humano: la amistad, el amor, la honestidad, la curiosidad, el cariño, las superación, … las ganas de beberse la vida… Incluso el miedo.
Sinceramente, salí de la función con una sensación de alegría interna muy agradable, algo que va mas allá de lo que uno pueda llegar a comentar con sus acompañantes. Una punzada de esperanza por querer mejorar un poquito y dejarme llevar por la «locura» del día a día.
Os dejo, que me he puesto un tanto espesito… pero quien pueda conseguir alguna entrada antes de que este próximo domingo se marchen del Galileo, que no haga como hice yo hasta la semana pasada y que no se resista.

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