
Tenía muchas ganas de ver esta película. No sabía muy bien de qué iba ni quería saberlo, solo quería verla. Supongo que mi admiración por Viggo Mortensen va mas allá de argumentos o títulos mas o menos comerciales. Veo todo lo que hace porque sé que el resultado me va a dejar un muy buen sabor de boca. Solo tengo un reproche y fue el español susurrado y monocorde de «Alatriste», el resto… Me encanta!
The Road no es una excepción. Me ha gustado muchísimo, tanto si quieres dejarla como una película apocalíptica o quieres profundizar un poco mas…
Los intérpretes me han parecido maravillosos, tanto Viggo, destaco dos momentos, su encuentro con un piano y pidiéndole a su hijo que le agarre de la mano… No digo mas para no desvelar nada. Kodi Smit-McPhee, el chico que interpreta a su hijo, tremendo momento cuando queda en estado de shock tras el tiro en la cabeza al enemigo y cuando asume su destino, derrumbe-serenidad-aceptación. Robert Duvall como uno mas de los pocos personajes ¿buenos? de este cuento tan lejano y tan cercano a la vez. Me gustaría también destacar la aparición de Michael K, Williams como el ladrón, nos hace vivir un momento en el que no sabes si debemos apiadarnos o no… No sabes si adoptar la posición del hombre o del chico, te desarma, y es que te penetra la soledad y la desesperanza que les invade y que les hace actuar como lo hacen tanto a unos como a otros…
La fotografía espectacular, tan desasosegante, tan fría que asfixia… Todos esos grises que contrastan con los rojos de la sangre, el verde de los ríos…
El sonido inquietante, nunca sabes si lo que se oye es la destrucción lenta y pausada del planeta, si es un peligro que les ronda… Te mantiene en permanente estado de alerta, como si fueras otro de los protagonistas.
Y es que es tan cruda como la vida misma, un dilema permanente. Momentos de respiro que no sabemos disfrutar porque no sabemos si nos los merecemos, momentos de terror de los que no nos creemos merecedores, anhelo por todo lo que ya no volverá. El recuerdo agridulce de los que ya no están… Quién no ha sentido todo eso? Y es que todo eso y mas está reflejado en esta película. El amor por los nuestros, el intentar mantener la esperanza sin dejarnos llevar por la «ilusión ilusa», el miedo a los demás, al dolor, al desencanto. El hermetismo hacia los desconocidos, perdiéndonos quizá momentos felices en la vida… Eso, sí, siempre dejando un resquicio a la esperanza de al menos poder seguir adelante, si no a un mundo mejor, al menos pudiendo sobrevivir, que no es poco!
Sinceramente y dejando a un lado el análisis crítico que le estoy dando a esta entrada. Esta película me ha tocado algo interno. Ha removido muchos sentimientos tan intímos, que a uno le da pudor compartirlos. Son esos sentimientos que te quedas para ti mismo porque cuando intentas expresarlos se ahogan en un nudo en la garganta y acaban quedándose donde estaban. Y es que en la vida hay momentos en los que un paso adelante, voluntario u obligado, hace que ya no puedas volver y rectificar, quedándose por siempre la sensación angustiosa de poder haberlo hecho mejor… o no. Y de las que queremos proteger a los que mas queremos, deseando que se hagan fuertes ante la adversidad, pero sin que la sufran «demasiado».
Supongo que ese tipo de mortificaciones son las que nos hacen humanos… Aunque como digo, siempre tratando de encontrar «un algo» a lo que aferrarnos y que nos de fuerzas para no desfallecer, ya sea por nosotros, por nuestros hijos o por la curiosidad de saber qué puede haber un poco mas allá…
Vaya! Creo que me he ido por los cerros de Úbeda! y es que el fango que acumulamos en el fondo del alma de vez en cuando se alborota cuando le damos con palitos como The Road y el resultado es este…
Categoría: Cine
Cine de barrio

Parecerá una tontería, pero el Domingo pasado cuando estaban echando en la tele «Pretty Woman» por enésima vez, me vi transportado al pasado. De repente me encontré en la rampa que bajaba de la calle a la entrada del cine que había cerca de mi casa… Ahora es un «Ahorra mas»… Vi con toda nitidez el cartel de «Próximos estrenos» y debajo el poster de una tal Julia Roberts con Richard Gere, ella sonriendo y tirando con chulería de la corbata de él…
Ufff!!! Qué momentazo!!! No, no por la peli… Lo digo por poder recordar algo tan enterrado en la memoria como era ese cine, el famoso cine «Las Margaritas»!!! Famoso en mi pueblo, claro!
Para cuando se estrenó la película, ya había vivido muchas cosas en ese cine, esas tardes de sábado y domingo, mis amigos, el olor de las palomitas, las aglomeraciones para ver los estrenos, las pelis de serie B y hasta Z que me he podido tragar y que forman parte de mi imaginario particular…
No recuerdo muchos cines tan grandes como aquel… al menos en mi mente… La verdad es que no he querido entrar en ese supermercado nunca. Casi es como violar un recuerdo, ver ese local con esa luz brillante que lo desvela todo y esos estantes que seguro están donde antes estaban las butacas… o peor aún, que se hayan convertido en un garaje de cemento… No, creo que nunca querré entrar ahí… Prefiero engañarme y hacerme la ilusión de pensar que, aunque esté el cartel del supermercado, dentro aún sigue todo en su sitio. Casi como si fuera un cine clandestino…
Recuerdo que yo siempre me sentaba en la fila 7, me dio por ahí! Todos mis amigos sabían que si llegaban tarde, me encontrarían ahí sentado. No había pérdida. Era como algo especial, encontrar hueco en esa fila, MI fila.
Me acuerdo que la única vez que no pude sentarme ahí fue el día que se estrenó… «Cocktail»!!! Jajajajaja En serio!!! Todo un acontecimiento, sí, señor! Medio pueblo como loco por ver esa película. Recuerdo la entrada del cine taponada, algún desvanecimiento… Aunque esto no sé si mi imaginación lo ha puesto de su propia cosecha… Todos a tortas por conseguir una entrada de sesión sin numerar… Una semana, desde que pusieron el cartel en Próximos Estrenos, esperando que se estrenara… hasta que la vimos y creo que nadie volvió a hablar mas de ella!Jajajajaja
Según escribo esto me ha pasado algo curioso. De pronto me ha venido un olor a palomitas muy especial, lo juro!… No, no son como las de ahora, las de antes olían diferente; casi podías saboreabar la sal que tenían antes de comprarlas… recién hechas? No recuerdo, solo sé que ese olor se quedará siempre en el recuerdo, como algo que no sabes describir con palabras… Te tentaban para que sacaras las monedas de la vuelta de la entrada para comprar una bolsita y una coca entre varios amigos… De ahí, a mi fila 7… Me acuerdo que en la pantalla enoooorme, había un pequeño desgarrón, jamás lo arreglaron. Todas las semanas estaba ahí, esperándonos en la oscuridad. Se apagaban las luces y con el anuncio de Movierecord, de los Salones Arisoles y la discoteca Jimena… ¡zas! el desgarrón perenne toda la película! Junto con esa imagen ya desgastada, de copia pasada una y mil veces antes de caer en ese cine, con mucho grano y sonido crujiente, a veces Stereo y a veces mono… A mi me daba lo mismo, estaba feliz ahí sentado en la oscuridad, viajando a donde tocara esa semana…
Buah! cuántas películas! Qué divertido era aquello! La tensión y el nerviosismo de saber si nos dejarían pasar a ver algo de mayores de 13 años… La boca seca cuando comprábamos las entradas y pasamos al lado del portero, habría que habernos visto! Qué caras! Siempre procurábamos vestirnos mejor para aparentar ser mas mayores y que no hubiera problemas… cosa que jamás pasó, si muchas veces nos tendrían que haber pagado a nosotros por ver alguna de esa pelis! jajajajaja
Tantos detalles, pero ¿sabes?, no recuerdo cuando dejé de ir… Simplemente, no volví mas… Supongo que mi abandono sucedió en el momento en el que me dejaron entrar en los pubs y en las discotecas. No es que dejara de ir al cine, pero ya iba a los que estaban en el centro, a los minicines. Aquel, el cine de Las Margaritas, ese era un cine para «pequeños», y ahí se quedó, las palomitas, el desgarrón y mi fila 7… Todos enterrados bajo ese supermercado… Viviendo solo por un momento en mi recuerdo del domingo pasado, cuando me encontré de nuevo con 14 o 15 años, mirando el poster de esa peli con título en inglés de una tal Julia Roberts (Leído Julia, no Yulia)