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Locuras Cotidianas

Título:
Locuras Cotidianas

Autor:
Petr Zelenka (Dramaturgia de Carlos Be)

Elenco:
José Ángel Trigo
Pepa Rus
Fran Arráez
Esperanza Elipe
Alfonso Torregrosa
Carmen Mayordomo
David González

Escenografía:
Alberto Puraenvidia

Vestuario:
Pier Paolo Álvaro

Iluminación:
Jesús Antón

Producción:
The Zombie Company

Dirección:
Carlos Be

Me confieso seguidor del teatro de The Zombie Company, tiene esa capacidad de siempre zarandear al espectador que se presta a sus montajes. Creo que esta compañía, que se nutre del inquietante y variopinto universo de Carlos Be, tiene esa capacidad de no dejar indiferente a nadie, tanto para lo bueno como para lo malo, y eso ya es mucho decir.
En esta ocasión se han salido de su camino habitual, y han querido montar «Locuras Cotidianas» texto de Petr Zelenka, autor checo que, si no me equivoco, es la primera vez que se representa en nuestro país.
Una comedia surrealista en la que se nos cuenta el extraño mundo en el que se mueve Petr, joven checo, que intenta recuperar a su ex novia, la cual está a punto de casarse con un desconocido sin demasiada sangre. Petr intenta por todos los medios, ayudado por su amigo Mosca, llamar la atención de su chica, cosa que le acarrea más de un problema, tanto con la familia, como con ella, con su prometido, unos vecinos de extrañas costumbres sexuales, como con los propios padres de Petr, los cuales se encuentran también inmersos en una relación ciertamente peculiar que sobrevive entre ladridos y burbujas de cerveza.
Un montaje en el que uno nunca sabe si lo que ve sucede tan solo en la cabeza de su protagonista o es la realidad que le ha tocado vivir a este joven checo.
Carlos Be opta por romper con la imagen que se tiene de su teatro y se decanta, dentro de lo extraño del texto, por una producción que se ajuste a las exigencias del público de la sala Principal del Teatro Lara. Comedia ligera y con rostros conocidos. 
El texto juega con el teatro del absurdo y jugar al absurdo es un arma de doble filo; puede que se convierta en una pieza brillante, hilarante y que estimule la mente del espectador, o puede que caiga en un sinsentido que no se sabe muy bien por dónde agarrar. Sensación esta última con la que salí tras ver estas «Locuras Cotidianas»
El humor que tiene, las situaciones que plantea, no trascienden; el espectador acude con ganas de divertirse, y recibe con ansias los gags, intentando engancharse a ellos, pero perdiéndose en las transiciones entre unos y otros, más por la forma que por el contenido.
Creo que la historia de Petr no resulta atractiva tal y como está contada, su situación daría para muchos y variados enfoques, pero me dio la sensación de que esta vez Carlos Be se ha quedado en la superficie, esforzándose en dar un resultado y adornándolo con el afán de originalidad de su equipo, pero sin aportar el peso que requiere la función para resultar atractiva. Carlos ha querido salirse de su camino dando un volantazo, y sorprendernos con un giro en su estilo, imprimiendo su sello en campos por los que antes no había transitado… lo malo que ese volantazo le ha lanzado cuesta abajo por un terraplén. 
Hay aciertos como la ruptura de espacios, los divertidos puntos de vista de los personajes aún fuera de foco, la composición de algunos cuadros, pero hay otras cosas que dan sensación de estar metidas con calzador dentro de la propuesta, como ese número musical de Pepa Rus, la visión de la sábana voladora, la injustificada exhibición pectoral, aunque bien recibida, del protagonista o el trasnochado amaneramiento, en cierto momento, del personaje del padre.
Es extraño porque la historia no me llegó a atrapar, pero sin embargo si que disfruté de las interpretaciones. Había oído algunos comentarios negativos al respecto y, sin embargo, en la función a la que yo asistí, comprobé que los posibles problemas actorales habían sido subsanados y el elenco está bastante equilibrado, incluso con momentos de química bastante potente entre algunos de ellos y, casualmente, en todos esos momentos quien está junto a otro miembro del reparto es José Ángel Rubio, lo cual algo querrá decir, es la primera vez que le veía actuar y resultó un agradable descubrimiento –a nivel interpretativo, que ya me conozco yo los pensamientos de más de un@
Fran Arráez está divertidísimo con ese personaje perversa y desesperadamente onanista, que resulta un estupendo contrapunto para el protagonista.
Pepa Rus tiene una vis cómica tan marcada que le hace falta muy poquito para resultar divertida, de ella me quedo con la escena en el ascensor, ¡ay! si hubiera ido toda la función por ese camino… 
Al igual que Carmen Mayordomo que demuestra que además de ser una maestra en el drama, es capaz de reírse hasta de su propia sombra y hace que lo disfrutemos con cualquiera de los tres personajes que tiene a su cargo.
Alfonso Torregrosa al comienzo no me interesó demasiado, pero con el desarrollo y crecimiento de personaje que trabaja, acabó por convencerme; de hecho, otro de esos momentos de química potente de los que hablo más arriba es suyo, cuando el padre habla con Petr sentados al borde del escenario, repito, ¡ay! si hubiera ido toda la función por ese camino…
Las peores críticas que he leído han sido para David González, sin embargo, he de decir a su favor, que en esta función estuvo suelto, divertido y resolutivo con esos dos personajes que le han tocado en «suerte», sacándoles jugo a pesar de no ser precisamente los más atractivos de la función.
La que menos me convenció fue Esperanza Elipe que, si bien está correcta, siempre la veo en el mismo registro, tanto en televisión como en teatro y creo que anda falta de un cambio.
No creo que «Locuras Cotidianas» sea un acierto en el teatro de The Zombie Company, carece del auténtico sabor de esta compañía que ha intentado dar un paso hacia terrenos más comerciales, con un resultado poco satisfactorio; además, sigo opinando que el escenario del Teatro Lara no es el mejor lugar para acoger su estilo de teatro.
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Ángel Burgos Esperanza Elipe José Luis Santos Juan Antonio Lumbreras Locos Por El Té Mª Luisa Merlo Oscar de la Fuente Quino Falero Rocío Calvo Teatro Teatro Alcázar

Locos Por El Té



Título:

Locos Por El Té
Autor:
Patrick Haudecouer
Danielle Navarro
Adaptación:
Julián Quintanilla
Lugar:
Teatro Alcázar (Cofidís)

Elenco:
Mª Luisa Merlo
Juan Antonio Lumbreras
José Luis Santos
Esperanza Elipe
Óscar de la Fuente
Ángel Burgos
Rocio Calvo

Escenografía y Vestuario:
Elisa Sanz

Iluminación:
Alfonso Ramos

Ayudante de Dirección:
Rocío Vidal

Director:
Quino Falero
Después de la intensidad con la que hemos comenzado el año teatral, me hacía falta un poco de “aire fresco”, así que nos acercamos por el Teatro Alcázar (Cofidis) para ver qué nos tenía preparado Quino Falero con este “Locos Por El Té” con el que acaba de comenzar su andadura.
Esta comedia de Patrick Haudecouer y Danielle Navarro que ha triunfado tras su reposición en los escenarios franceses, ganadora del Premio Moliere de comedia del año 2011, nos invita a pasar y presenciar los últimos ensayos de una compañía de teatro que anda continuamente al filo del desastre. 
Una diva de la escena y de la sobreactuación (Mª Luisa Merlo), un actor que no lo es y que con cada gesto genera un nuevo desastre (Juan Antonio Lumbreras), un secundario hiperactivo y muy «del método» (Óscar de la Fuente) , un veterano actor que no deja de sugerir “cambios” (José Luis Santos), una directora inglesa que no sabe dónde se ha metido (Esperanza Elipe), un técnico sin pelos en la lengua (Ángel Burgos) y una “sastra” con muy malos humos y limitados conocimientos sobre su profesión (Rocío Calvo), son los integrantes de este “Locos Por El Té”. 
Tal como dice Mª Luisa Merlo, esta función es un “Juguete cómico” donde se percibe lo bien que se lo pasan en escena todos los integrantes de la función y al que hay que ir sin más pretensiones que la de pasar un rato divertido. Desde el mismo comienzo la locura se desata y ya no hay momento de descanso, los personajes comienzan a poner en marcha este caótico carrusel, sacando toda una batería de tics y “manías actorales” llevadas al extremo (¿o no tan extremas?) que hacen que el patio de butacas esté totalmente entregado.
Confieso que el vodevil no se encuentra entre mis géneros favoritos, soy un poco “especialito” en cuanto al tipo de comedia y me cuesta entrar; quizá es por eso que la primera parte me pareció un tanto floja, es cierto que es cuando te entregan las claves para comprender la locura posterior, pero creo que le cuesta comenzar, me faltó algo de ritmo en el planteamiento y creo que hay ciertos momentos a las que aún hay que encontrarle el tono para que acabe de cuajar; ¡Ojo! Hay que tener en cuenta que aún están en las previas y las comedias van tomando cuerpo a base de representaciones. 
Todo esto no quita para que la viera divertido, apreciando el agotador trabajo de los actores, el de alguno de ellos es extenuante, como el de ese fantástico Juan Antonio Lumbreras o el alarde físico de Óscar de la Fuente (¡guau!), y el encaje de bolillos que Quino Falero realiza para sacar adelante la cantidad de gags que se suceden en escena.
Pero si hablamos de la segunda parte, la cosa cambia. El momento en el que se estrena la función que estos personajes preparan, está lleno de cabriolas, con un ritmo vertiginoso y plagado de instantes de una locura absurda y desquiciada, que me divirtieron y provocaron que soltara más de una carcajada. El caos parece que no tiene fin con ese arsenal de artillería pesada que acaban por soltar hasta el mismísimo último minuto.
Así que ya sabéis, si estáis buscando una función con la que divertiros sin mayor preocupación que la de soltar unas buenas carcajadas, esta puede ser vuestra opción.
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