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39 Defaults Ana Adams Juan Caballero La Guindalera Laura Madera Mar Gómez González

39 Defaults

Título:
39 Defaults

Autor:
Mar Gómez González

Lugar:
Teatro Guindalera

Elenco:
Ana Adams
Juan Caballero

Traducción:
Raquel y Mar Gómez González

Música:
Olivier Pontini

Dirección:
Laura Madera


Me pirro por los montajes llenos de diálogos que se prestan a desgranar las intenciones de sus personajes a base de conversaciones, esos montajes en los que el interés reside en todo aquello que cuentan, prevaleciendo sobre la acción; quizá sea porque a mi, personalmente, me gusta más escuchar que hablar; pero es algo que me apasiona, perderme en las palabras y en los gestos que las acompañan, en lo que se dice en voz alta y lo que se trasluce tras lo que se calla. Y eso, se puede encontrar en el interior de “39 Defaults”, un texto escrito en inglés por la española Mar Gómez González, que viene precedido de un gran éxito en Nueva York, y que ahora goza del beneplácito del público madrileño. Y todo ello gracias al acierto por parte de Juan Pastor y la Sala La Guindalera apostando por este montaje, agradeciéndole el haberlo rescatado de lo que parecía un paso más que fugaz por el Off más off del ambiente teatral madrileño.
Un texto que nos presenta un encuentro entre dos desconocidos en un apartamento, una conversación regada con vino, música jazz, libros, y que lo que comienza siendo una situación que aparentemente parece no tener más puntos en común que el coincidir en el mismo lugar e instante, acaba por presentarnos el compromiso, la disconformidad y la rebeldía como plato fuerte de este encuentro «fortuito». Que mientras juega con su prudencia y cordialidad, va girando a sus personajes, mostrándoles en su parte más oculta.
“39 Defaults” es un montaje raro en su normalidad, rompe con la estructura clásica del planteamiento, nudo y desenlace, diluyéndolos en un instante entre dos personas, vivido en tiempo real para el espectador. Un instante aparentemente anodino que va despojándose de capas y que nos descubre sus intenciones en el momento en el que la función nos ha empapado completamente. Una realidad que poco a poco deja asomar las orejas como quien no quiere la cosa y que nos hace plantearnos un sin fin de preguntas. ¿Qué es más importante? ¿luchar por lo que uno cree o que te vean hacerlo? ¿Es mejor el activismo visible o el que uno mismo adopta y adapta? Y como ellos mismos dicen, ¿hasta dónde estaríamos dispuestos a llegar por nuestros ideales?


Un montaje que gracias a la dirección de Laura Madera, nos descubre dos interpretaciones poseedoras de un realismo que, por desgracia, pocas veces vemos con la acertada naturalidad con la que Ana Adams y Juan Caballero trabajan sus personajes. Unas interpretaciones desprovistas de artificios y llenas de solidez, que optan por aquello del «menos es más».

En esta función he asistido a dos aspectos que me gustaría reseñar. El primero es el descubrimiento de una estupenda actriz como Ana Adams, que nos gana con su forma de mostrar la profundidad de un ser humano que, a simple vista, parece pasar por allí sin más y que una vez presentado nos abre un maravilloso abanico de preguntas que plantearnos a nosotros mismos. Sencilla, refrescante y efectiva interpretación la de esta actriz.
Y el otro aspecto a reseñar es que en «39 Defaults» asistimos al comienzo de la madurez interpretativa de Juan Caballero, actor al que he tenido la fortuna de poder seguir muy de cerca en los últimos tiempos, que siempre ha sido resolutivo en sus trabajos, y que a base de lanzarse a cuanta piscina se ha encontrado en el camino, ha ido enriqueciéndose para ahora, con todo ese bagaje, ser capaz de mostrarnos la solvencia de la que disfrutamos en este montaje. Arriesga, tiene peso en escena y sabe jugar con generosidad.
Dos interpretaciones que a través de pequeños matices, muy bien explorados por los actores y estupendamente aprovechados por Laura Madera, logran calar hondo y poner un sin fin de cuestiones sobre la mesa.
Señores, el debate está servido tras esta función absolutamente recomendable y que, en su aparente «calma chicha», nos llena el espíritu de rebeldía y reflexión. La actualidad puesta sobre el escenario tal cual es.
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Castigo Ejemplar Yeah Iñigo Guardamino La Trastienda Natalia Díaz Rodrígo Sáenz de Heredia

Castigo Ejemplar Yeah

Título:
Castigo Ejemplar Yeah

Autor:
Íñigo Guardamino

Elenco:
Natalia Díaz
Rodrigo Sáenz de Heredia

Iluminación;
Pedro Guerrero

Escenografía/Espacio Sonoro:
María José Pazos

Coreografía/Ayte. Dirección:
Crismar López

Dirección:
Íñigo Guardamino

Como espectador me gusta que me propongan retos, que me pongan a prueba y ver hasta dónde puedo llegar, y eso me ha sucedido con el teatro de Íñigo Guardamino. El primer encuentro fue “Vacaciones en la Inopia” y el encontronazo fue confuso, no logré entrar en lo que proponía, pero lejos de hacerme huir de su trabajo, lo que consiguió fue dejar un poso de curiosidad en mi retina de espectador provocando que acuda a ver “Castigo Ejemplar Yeah”, la nueva experiencia teatral que nos trae a La Trastienda.
Una pareja se cuela en el despacho del director del internado donde estudia su hijo, con el objeto de robar el expediente de este, temiendo que sea expulsado a causa de algún incidente del que no llegamos a conocer los hechos. Esto es el detonante que destapa la caja de los truenos, descubriendo aspectos desconocidos de su hijo, bueno… y no solo de él…
Esta vez Íñigo Guardamino ha optado por proponer una línea argumental más sencilla, escondiendo su universo particular en un envoltorio aparentemente más mundano, pero que al desenvolverlo nos estalla en las narices, como un paquete bomba, salpicándonos de ese surrealismo y humor cáustico del que hace gala este dramaturgo.
La élite de los colegios privados, el poder de la iglesia en la sociedad, el desgaste y la decepción en las relaciones de pareja, primogénitos venidos a pequeños dictadores… son temas que uno puede encontrar tan solo rascando la superficie de las primeras capas de esta función, pero Guardamino no se queda en la superficie e invita a meter la mano hasta el codo en cada una de las fisuras, de las heridas, que se van abriendo para que nos empapemos hasta las cejas de todo lo que de ellas supura.
Yo personalmente me lo pasé en grande y si no hubiera sido por lo expuesto que se encuentra uno en este tipo de salas, hubiera soltado un buen número de risotadas y carcajadas, pero por timidez y temor a molestar más de la cuenta a los actores, fui moderado en mis reacciones. Quizá el ritmo en algunos momentos decelere, tambaleándose la aparente solidez del discurso, y puede que aún haya ciertas asperezas que limar, pero confieso que conecté del todo con el negrísimo humor y la crítica tan ácida e incisiva que gasta el autor en esta función; ese ir y venir entre finas puntadas y trazos gruesos y escatológicos me divierten una barbaridad, le dan un color absolutamente propio a lo que se nos cuenta; el humor de “Castigo Ejemplar Yeah” me gusta tanto como esos golpes surrealistas que guarda la historia, girando bruscamente y lanzándose por inesperados terraplenes por los que baja a lo más turbio del ser humano, y que te dejan el cuerpo sin saber por dónde tirar, si tomártelo a guasa o reflexionar sobre la gravedad de lo que expone. 
Ni qué decir tiene que esto no sería posible sin dos actores que estuvieran en sintonía con esta forma bruta de mirar nuestra ¿futura? Sociedad, ellos son Rodrigo Sáenz de Heredia y Natalia Díaz, que se lanzan desprejuiciados a convertir en carne y hueso ese torbellino de peculiar denuncia. Grandes y valientes, nos regalan este viaje enloquecido, destructor, divertidamente pesimista, de esta pareja que vive en un “quiero y no puedo” que los devora.
A Rodrigo Sáenz de Heredia le pude ver tres días antes en otro montaje y ya dije cuánto me gusta su forma de trabajar, tiene esa forma de interpretar que crees cuanto propone, da igual en distancias largas o cortas, y después está NataliaDíaz, ella es de esos descubrimientos que hace que uno se sienta afortunado de poder disfrutar, y ya digo desde aquí que ojalá sea por muchas más veces. 
En fin, que os recomiendo que os dejéis caer por La Trastienda y viajéis al Universo-Guardamino porque estoy seguro que en él encontraréis muchos puntos en común, y no todos amables, con el vuestro particular. Y porque también mola reírse de lo políticamente incorrecto, ¡yeah!
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Antonio C. Quiroga Fael García Liturgia de un asesinato Marian Arahuetes Mon Ceballos Rodrígo Sáenz de Heredia Teatro Galileo Verónica Fernández

Liturgia De Un Asesinato

Título:
Liturgia de un Asesinata

Autor:
Verónica Fernández

Lugar:
Teatro Galileo

Elenco:
Marian Arahuetes
Mon Ceballos
Fael García
Rodrígo Sáenz de Heredia

Escenografía:
Mariona Julbe

Vestuario:
Mónica Teijeiro

Iluminación:
Daniel Checa

Sonido:
Mar Navarro

Dirección:
Antonio C. Guijosa


La semana pasada acudí a ver “Liturgia de un Asesinato” de Verónica Fernández al Teatro Galileo.
Un aparente suicidio, una familia bajo sospecha, que comparten heridas abiertas a pesar de sus diferencias ideológicas, y un policía demasiado involucrado, son las claves de esta historia dirigida por Antonio C. Guijosa que nos sitúa en un franquismo tardío, que se va desmoronando, pero donde los venenos del régimen aún colean peligrosos.

Una camada de cachorros que devoran a su progenitor y que, sin embargo, sienten el frío e interesado vacío de su ausencia; cachorros que entre ellos se lanzan dentelladas, pero donde el poder de la sangre se impone, haciéndose cruelmente palpable.
Un juego al engaño, como un «Cluedo» sobre las tablas, con un texto que nos plantea diferentes hipótesis que giran dependiendo del ángulo desde el que se mira; una exposición de  intereses que hacen posible cualquiera de ellas en el momento de ser planteadas.
Hoy en día es raro, a no ser en los teatro nacionales o más comerciales, los montajes con una escenografía que no sea minimalistas, incluso a veces inexistente, sin embargo en “Liturgia de un Asesinato” se presentan con una puesta en escena como esta, que incluso recuerda un set de rodaje. Una puesta en escena y una estética que me recordó al estilo de los Estudio 1. Todo tiene ese aire apagado, incluso algo rancio, donde casi se huele el polvo del tiempo y que, sin embargo, tan estupendamente le sienta a la propuesta. Casi como si mirásemos una foto descolorida.

Mon Ceballos, con su Manuel Requejo, es un fantástico «Poirot pre-transición», que gracias a esa turbiedad y conflicto moral al que se enfrenta, logra una acertada dimensión.
Me entusiasmaron las interpretaciones de Fael García y Rodrigo Sáenz de Heredia, creo que su manera de jugar el texto, la sobriedad con la que se enfrentan a estos dos extremos de una misma familia, es perfecta para esta propuesta, además de regalarnos, junto a Mon, el placer de escuchar esas fantásticas voces, con esas dicciones y ese gusto por dar importancia a cada una de las palabras de este texto. 
Quizá Marian Arahuetes se encuentra algo más forzada en su personaje, cuesta entrar en su propuesta, aunque finalmente acabes por comprarla. Los tres, Fael, Rodrigo y Marian, forman un triángulo fraternal que funciona, en sintonía y muy creíble.
Incluso es interesante ver lo que sucede con ellos, con los cuatro actores, cuando están en la penumbra de la acción, el trabajo interpretativo se mantiene y dan continuidad para cuando entran en foco.
Hay momentos intensos, inteligentes, a veces melodramáticos, que me entretuvieron y me interesaron, tanto en lo que a interpretación como en lo que cuenta, y cómo lo cuentan.
Quizá llegue un momento que todo suena un tanto reiterativo, pero lo remontan con ese final que explota tan cruel como inesperado.
No sé si es por el estilo con cierto aroma decadente de la dirección de Antonio C. Quiroga, esa forma de exponer la situación que me hace recordar como decía más arriba a esos Estudio 1 o porque ahora se opta por una velocidad de planteamiento que hace de esta forma de contar algo diferente, que hizo que acabara por disfrutarlo tanto. A veces solo hay que dejarse llevar y deleitarse con el viaje.

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Daniel Jiménez El Hijo de la Novia En Un Entreacto Radio Fernando de Retes Fernando Molina GetafeVoz Impro Impar La Casa de Huéspedes Luis López de Arriba Teatro en Serie Tina Sáinz

En Un Entreacto Radio – Programa 23

Desde En Un Entreacto Radio recibimos al Otoño haciendo una mezcla teatral muy particular. Hemos hecho nuestro cóctel de géneros teatrales para, en poco más de una hora, haceros llegar tres propuestas muy diferentes, pero igualmente interesantes.
Primero hemos dado un paseo express por la cartelera, haciendo unas cuantas recomendaciones, entre las que hemos hablado de “El Hijo de la Novia” que se representa en el Teatro Bellas Artes, con Tina Sáinz como protagonista. Con ella hemos tenido el gusto de charlar un ratito y que nos explique cómo ha sido regresar a las tablas con esta propuesta.
Después hemos tenido la visita en nuestro estudio de GetafeVOZ de dos de los miembros de Impro Impar, Daniel Jiménez y Fernado Molina, que nos han acercado al mundo del Teatro de Improvisación. Nos explicado como trabajan, de qué trata su espectáculo “3 en Impro” y un buen puñado de anécdotas que nos han hecho tener ganas de visitarles en el Teatro Bellas Artes.
Y para finalizar el programa hemos contando con la presencia de parte de la compañía Teatro en Serie, Luis López de Arriba y Fernando de Retes, que nos han venido a presentar “La Casa de Huéspedes” que actualmente están representando en La Trastienda. Una curiosa propuesta que ya va por su 2º capítulo y que estamos deseando conocer.
Como veis, hemos tenido en esta quincena formas muy diferentes de hacer teatro, y a cada cual más interesante. Eso sí, lo que más nos ha gustado es poder conocerlas de primera mano, y con la simpatía y buen rollo del que han llenado los invitados esta nueva entrega de nuestros Entreactos.
¡Bienvenidos a En Un Entreacto Radio!
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Ana Feijoo Carmen Mayordomo El Umbral de Primavera Elena Tur Ivan Ugalde Jorge Moreno Manuel Domínguez Paco Gámez Si Los Ángeles Disparan

Si Los Ángeles Disparan

Título:
Si Los Ángeles Disparan

Autor:
Jorge Moreno

Lugar:
El Umbral de Primavera

Elenco:
Manuel Domínguez
Ana Feijoo
Paco Gámez
Elena Tur
Carmen Mayordomo (Voz en Off)

Música Original:
Rafael Domínguez

Escenografía:
Lola García

Iluminación:
Jesús Antón

Dirección:
Iván Ugalde

La visita teatral del pasado miércoles fue a un transformado Umbral de Primavera, sala que desaparece para convertirse en un lugar indeterminado de la España más profunda. Allí recibimos “Si Los Ángeles Disparan” texto de Jorge Moreno y dirección de Iván Ugalde, actor que se lanza por primera vez a la dirección con esta propuesta arriesgada, nada fácil de digerir. 
Una función que nos habla desde un lugar sin nombre, de una familia con apellido silenciado, donde la sed de justicia terrenal y divina se apodera de sus cuatro miembros, arrastrándoles a cometer una masacre, a sangre fría. Cuatro mentes enfermas, encerradas en sus propias normas, en sus miedos más profundos, unos miedos que hacen ver a los demás como una amenaza latente. Un juego de manipulación, de demencia descontrolada nada amable con terrible final.

Una función de texto complejo, difícil de escuchar, exasperante en ocasiones, áspera, salpicada con insanas gotas de humor, que nos vuelven a una crónica terrorífica de la España más negra. Un juego de manipulaciones que asquea y perturba gracias a la labor de sus cuatro actores, Manuel Domínguez, Ana Feijoo, Paco Gámez y Elena Tur,  que, unos con mejor resultado que otros, nos acercan a estas alimañas a las que quizá por nuestra mente “capitalina”, nos es difícil comprender.  Cuatro actores que viajan por los hechos, saltando en el tiempo, introduciéndonos como fantasmales presencias en su espiral de locura, usándonos como justificación para llevar a cabo su crimen. Aterra e incómoda sentir como clavan sus ojos en nosotros, haciéndonos conscientes de ser posibles víctimas de su justicia.
La puesta en escena, la ambientación que se nutre de la nave externa de este espacio teatral, esa iluminación terrosa, sanguinolenta, que juega entre amaneceres y atardeceres, e interiores titilantes a la luz de las velas, que transforman los rostros arrancándoles sombras feroces… Son el plato fuerte de este montaje. A destacar ese maravilloso espacio sonoro creado en directo por Rafael Domínguez y su guitarra.
El cerrojazo del portón del propio Umbral hace que uno sienta que no va a estar seguro ahí dentro, encerrado con esta familia que surge desde la más oscura profundidad. Cuatro depredadores ciegos de toda razón, lentos, peligrosamente asustadizos, que resultan aparentemente inofensivos hasta que su demente verborrea vomita pensamientos incontrolados y sus verdaderas intenciones… Trastornados, enfermos, rencorosos, peligrosamente miedosos ante la incomprensión. Son seres que ponen los pelos de punta porque sentimos su inminente violencia como algo real.
En ocasiones me dio la impresión de cierta desorientación a la hora de transmitir el fin por el cual se nos quiere contar esta historia, la función dibuja en exceso el momento que todos conocemos y se regodea en pasajes y chascarrillos que ganarían peso dramático siendo abreviados. Más interesante me parecieron los momentos previos a la masacre, tan terribles y fascinantes, con el juego de las hermanas manipulando las mentes débiles de los varones, engatusándolos y alentando la «hombría» de estos dos zánganos de débil razonar que encuentran entre tufos incestuosos, enfrentamientos de lindes, nanas lorquianas, rimas gruesas y canciones de Disney, las razones para llevar a cabo un crimen tan aterrador como real. 
Un trabajo de transformación dirigido por Iván Ugalde que ha apostado por un teatro de impacto, que pretende presentárnoslo como un puñado de tierra lanzado directamente a ojos y boca, y que junto a Teatro Hermético, se tira a la piscina con esta propuesta compleja, nada amable, que viene a remover el lodo y experimentar con un teatro que puede ser firma y primer paso de esta nueva compañía. Veamos qué caminos transita.

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Elena Fortuny Gretel Stuyck Jumon Erra La Pensión de las Pulgas Un Disgusto Danés

Un Disgusto Danés

Título:
Un Disgusto Danés

Autor:
Jumon Erra

Lugar:
La Pensión de las Pulgas

Elenco:
Elena Fortuny
Gretel Stuyck

Vestuario:
Meritxell Muñoz

Ayudante de Dirección:
Nesa Vidaurrázaga

Director:
Jumon Erra

Una vez más he viajado atravesando el portal de La Pensión de las Pulgas, además este viaje pretendidamente gastronómico no podía estar programado a una mejor hora que la hora del aperitivo.
 El menú que nos ofrece Jumon Erra en “Un Disgusto Danés” está repleto de sabrosos ingredientes que a mi, particularmente, me resultan suculentos tan solo con mirarlos, de esos que uno puede paladear con dedicación. Un libreto que basa su peso en los diálogos, reencuentros de amigos, conflictos emocionales insospechados, algo de misterio, humor íntimo y cómplice y todo ello regado con un poco de trampa en los giros que le den algo de cosquilleante aguja al entramado.
Así que me senté y me dispuse a la degustación. 
Los entrantes fueron ciertamente interesantes, enérgicos, con chispa, con dos actrices dispuestas, incluso ocurrentes. Elena Fortuny y Gretel Stuyck juegan a plantearnos una pretendida normalidad en todo este comienzo con una pizca de misterio que se reservan para los postres.
El primer plato se nos presentó bien calentito, con dos amigas que se dan cita cuatro años después de su último encuentro en el mismo lugar. Cariño, chascarrillos, risas, manías no del todo toleradas, pequeños reproches encubiertos entre sonrisas y anécdotas de juventud y una cuenta pendiente… Algo en el pasado no ha terminado de ser como ellas esperaban y algo queda pendiente por resolverse, ¿qué es? Quizá el exceso de quietud en las actrices, en la puesta en escena, apagan el brillo de este planteamiento que a priori promete algo sabroso.
Cuando llega el segundo plato todo adquiere un tono añejo, es un flashback que da sentido al primer plato, donde se nos develan ingredientes que no acertábamos a adivinar al comienzo y que aquí se nos muestran como plato fuerte. Algo que no conviene contar para que quien vaya reciba la sorpresa como Jumon nos la ha preparado y lo saboree recién salida del horno. Lo malo, que en el momento que esos ingredientes salen a la luz, uno ya sabe por donde van a ir los postres, y la magia y los sabores de la comida se van diluyendo, dejándonos con un regusto algo insípido. Las actrices lo intentan, quieren aliñar el conjunto con su esfuerzo, sazonándolo con esfuerzo, el problema es que las especias en forma de verborrea que al comienzo nos divertían como diálogos picados, comienza a volverse algo pesados y repetitivos, aunque seguimos esperanzados porque uno sabe que lo mejor siempre se guarda para los postres.
Y este esperado postre nos regresa al comienzo, pero como nos temíamos en el segundo plato, lo que nos imaginábamos es lo que nos sirven… Dejándonos un tanto decepcionados al no encontrar un nuevo giro en forma de bengala, de adorno, de guinda que lo remate y lo colme de originalidad. Todo se queda en lo que suponíamos sin más. Repitiendo las fórmulas que se habían utilizado a lo largo de toda la degustación. No hay un descubrimiento de nuevos sabores. No hay riesgo, y sí cierto intento, en vano, de provocar un cierre que nos haga reflexionar sobre esta historia tan previsible.
Me marché de La Pensión de las Pulgas con la pesarosa sensación de haber probado lo mismo que ya he probado en otras ocasiones, pero sin haber encontrado ese ingrediente sorpresa que hace especial a otros montajes… y salir plenamente satisfecho.
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David Tortosa En Un Entreacto Radio Excitame GetafeVoz Gorka Lasaosa Javier Collado Jose Luis Sixto Primer Aniversario

En Un Entreacto Radio – Programa 22

¡Ya hemos cumplido nuestro primer año desde GetafeVOZ!
En Un Entreacto Radio se ha hecho mayor y hemos querido tener de alguna manera presentes a todos los amigos que nos habéis acompañado en este comienzo de aventura.
Un programa plagado de amigos, de felicitaciones, de buenos deseos, de sonrisas y de muchísimo cariño.
Un programa en el que nos hemos reencontrado con viejos conocidos, y conocido nuevos amigos.

En la cartelera hemos podido conversar con Javier Collado, que nos ha hablado de “Calígula”, función en la que se encuentra inmerso en estos momentos; y con Gorka Lasaosa que nos ha acercado el estreno de “Comment Te Dire Adieu” que estrena esta misma semana en la Sala Azarte.

Y en nuestro estudio hemos recibido la visita de los componente de “Excítame – El Crimen de Leopold y Loeb”. Un thriller musical que comienza su andadura desde las tablas del Fernán Gómez. José Luis Sixto, Alejandro de los Santos y David Tortosa, se han acercado a charlar con nosotros, contarnos detalles sobre su estupendo trabajo y brindar con el equipo de En Un Entreacto Radio; acompañándonos en este primer año de existencia que tan bonito nos está resultando.

¡Gracias a GetafeVOZ y a todos los Entreacteros que nos hacéis posible!

¡Bienvenidos a En Un Entreacto Radio!

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Comment Te Dire Adieu Gorka Lasaosa María Asensio Nuria Deulofeu Roc Esquius Sala AZarte Sergi Manel Alonso Teatro

Comment Te Dire Adieu

Título:
Comment Te Dire Adieu

Autor:
Sergi Manel Alonso

Lugar:
Sala AZarte

Elenco:
Gorka Lasaosa (Francesc)
María Asensio (Lola)
Nuria Deulofeu (Mónica)
Roc Esquius (Andreu)

Dirección:
Sergi Manel Alonso

Vivo en el extrarradio de Madrid y toda mi vida la he compartido con la gente que arranca su día a día en las marquesinas de los autobuses que los lleva a su trabajo, con esa gente de mirada perdida, que quizá piensa en una quiniela ganadora, en aspirar a un pedacito de felicidad que no esté hipotecada, de sueños alimentados con el regusto del desencanto. 
Convivo con amas de casa que charlan en los rellanos de las escaleras, y que en su casa piensan en un destino más amable; con tenderos que fuman parlanchines a las puertas de sus establecimientos y que resoplan entre cuentas que no les salen, con bares de barrio sustentados por los cuatro parroquianos de siempre, que dejan pasar el día lánguidamente, anhelando un destino algo más luminoso. Es gente que cuando sueña a lo grande siente vértigo y se conforma con un sueño más pequeñito, que quepa en el cuenco de su mano y suspiran por ello. Eso sí, dentro de esa vida con tintes grisáceos, no falta la alegría y nunca faltará en cualquier patio de luces el sonido de alguien cantando a grito pelado pensando que nadie le oye, besando el boleto de la lotería e intentando cruzar los dedos de los pies dentro de los zapatos para que no se note mucho la superstición, o el motivo más liviano para brindar con un botellín y sentirse dueño de su porvenir. Yo vivo en ese barrio, así que seguramente me pase igual…
Por eso, cuando me encontré con estos cuatro personajes que habitan dentro de «Comment Te Dire Adieu», función escrita y dirigida por el jovencísimo Sergi Manel Alonso, yo ya sintiese que los conocía.
Lola (María Asensio) trabaja en el bar de Francesc (Gorka Lasaosa) , vive una vida convencional, sin más aspiración que la de ser feliz junto a su novio, quien la hace más bien poco caso, aunque ella se conforma…
Andreu (Roc Esquius) , cliente del bar, ama a Lola en secreto, no sabe cómo hacérselo notar, es un don nadie y él lo sabe, por eso no se atreve, y se conforma con ir a desayunar todas las mañanas al bar en el que trabaja Lola
Franscesc, el dueño del bar, es un tipo desencantado de la vida, nada le satisface, vive en un enfado permanente, lanzando su frustración a bocajarro a cuantos le rodean, pensando que son unos ignorantes que se dejan vencer por el amor, ese destello de felicidad que luego nos hunde más profundamente en nuestras miserias… Hasta que un día se le cruza Mónica (Nuria Deulofeu), que aparentemente se come la vida por los pies, y hace que  se tambaleen los cimientos desencantados de Francesc, y los dos inician un tramo de sus caminos juntos,  poniéndose a prueba, viendo cuán difícil es mirarse frente a frente y hablar de los sentimientos sin tapujos, ser capaz de remontar sus taras sentimentales y personales, y romper con ellas…
Una comedia con tintes agridulces, que no es más que el día a día de cuatro «cualquieras» en cualquier punto del planeta. Cuatro seres que ansían secretamente ser un poquito más felices, que les da pudor mostrarlo frente a los demás o que sencillamente son incapaces. Cuatro personajes que tienen eso que anhelan al alcance de la mano, y que deben vencer su cobardía para lograr verlo. ¿Lo conseguirán? Pues es que esto es la vida…
La verdad es que al comienzo no lograba entrar en esta propuesta, las butacas de AZarte tampoco ayudan, pero me conquistaron con esa mezcla de referencias, «Los Paraguas de Cherburgo» (a mi me pasó como a Lola), Raphael o Bakara, o con los momentos de revelación metafísica provocados por croissants y muffins. Me gustó que la historia evolucionara por sí misma, rápida, concreta, sencilla, sin dar sesudos rodeos por la trama, ayudando a que situemos a sus personajes en nuestra propia realidad. 
Me pareció un acierto que Sergi Manel Alonso colocara pequeños guiños a lo largo de la función, golosinas para diferentes públicos y que jugase a crear un lenguaje en algunos casos, casi cinematográfico, con medios casi mínimos. Y esa música que se le queda a uno pegada aún pasados los días…
Los cuatro actores (María Asensio, Roc Esquius, Gorka Lasaosa y Nuria Deulofeu) trabajan con cercanía, juegan estupendamente los momentos de hiperrealismo y las ensoñaciones. Y convierten los destinos de cada uno de ellos en algo que podríamos ver en cualquiera de nosotros en cualquier momento. La sencillez de su propuesta genera empatía y cariño según avanza la historia y hacen que acabemos por comprender el porqué de sus destinos. Quizá están algo extraños en este espacio, y con todo nos dan grandes momentos como la borrachera de Francesc y Andreu, los pequeños destellos de libertad privada que se regala Lola o el desenlace de la historia de Francesc y Mónica.
Su humor, sus expresiones, sus réplicas tienen inevitablemente aroma catalán, lógico por la procedencia de la compañía; y no sé porqué me da que al estar en Madrid intentan suavizar un poco su acento… Quizá me equivoque, pero si es así, espero que se olviden, que lo dejen fluir con naturalidad porque les dará más sabor y frescura a sus interpretaciones y el público se lo agradecerá, estoy seguro.
Una bonita comedia-dramática que habla del amor, de cómo se lo toma cada uno y de cómo a veces somos nosotros los dueños de lo que nos puede suceder… Tan sólo tenemos que estar abiertos a que nos suceda.
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Ana Frau África Gonzalbes Esteve Ferrer Inge Martín Julián Quintanilla Laurent Baffie Miguel Foronda Pablo Vázquez Sara Moros Teatro Príncipe Gran Vía Toc Toc

TOC TOC

Título:
TOC TOC

Autor:
Laurent Baffie

Lugar:
Teatro Príncipe Gran Vía

Elenco:
Esteve Ferrer
África Gonzalbes 
Miguel Foronda 
Inge Martín 
Ana Frau 
Pablo Vázquez 
Sara Moros

Adaptación:
Julián Quintanilla

Escenografía y Vestuario:
Ana Garay

Iluminación:
Juanjo Llorens

Dirección:
Esteve Ferrer


TOC TOC es una comedia de Laurent Baffie, con adaptación de Julián Quintanilla, que acaba de arrancar con su sexta temporada consecutiva en Madrid. Un hito que pocas producciones consiguen, es un logro titánico conseguir que noche tras noche el público abarrote el Teatro Príncipe Gran Vía dispuestos a pasar un rato de carcajadas.
Las cifras que manejan dan vértigo y no podemos más que quitarnos el sombrero ante semejante hazaña; la crisis en las artes escénicas devora sin piedad todo lo que se le pone por medio, pero TOC TOC es una prueba viviente de que hay quien da con la clave para lograr hacer frente a este despropósito cultural que estamos viviendo. ¿Que cuál es? Pues simple y llanamente hacer que la gente se divierta, entrar en el teatro y por un momento poder “aparcar” la preocupación por la que está cayendo fuera y echar unas risas… “Anestesia para el pensamiento”, pensará alguno, pero es que todo no pueden ser lecciones de vida, discursos moralistas o intensidades de todo tipo, de vez en cuando hay que aflojarse el nudo que llevamos al cuello y dejarnos llevar por unas buenas risotadas, ¡que es muy sano y se liberan endorfinas!
La historia habla sobre varios pacientes afectados con un TOC (Trastorno Obsesivo Compulsivo) particular, se dan cita en la consulta de un reputado doctor del cual dicen que con una sola sesión es capaz de curarles; el problema está en que dicho doctor no llega pues se encuentra atrapado en un aeropuerto. La espera lleva a sus pacientes a hacer un simulacro de lo que podría ser una terapia de grupo, para que llegada la hora de la verdad, sea lo menos traumático posible para todos. Cada cual se enfrenta a su problema frente a los demás intentando superarlo o vencerlo, aunque sea solo por unos segundos, ¿lo conseguirán?
Ya he dicho en alguna otra crónica que este tipo de comedia no es el tipo de teatro que más suelo frecuentar, es un tipo de humor que -personalmente- no llega a seducirme, de ahí que me haya resistido seis temporadas, pero no por eso se le pueden restar méritos. Su propuesta opta por ser una comedia blanca, que dibuja con trazo grueso la historia que cuenta. Pero oye, que a mi no termine de engancharme no quiere decir nada, es un género que tiene su público, ¡y qué cantidad de público! Yo creo que su éxito radica en que la complejidad de su ejecución aparente ser lo más sencillo del mundo… Un entramado de gags que funcionan como una máquina de precisión, donde las piezas encajan perfectamente; y ahí es donde entro a valorar a este equipo de actores, capitaneados por Steve Ferrer, que son África Gonzalbes, Miguel Foronda, Inge Martín, Ana Frau, Pablo Vázquez y Sara Moros,  una troupeque se entrega a una locura de función como esta, donde no puede haber nada dejado a la improvisación, aunque jueguen a que lo parezca; una función donde el ritmo lo es todo para que el resultado sea óptimo. No se puede más que aplaudir y reconocer que es una estupenda labor, sobretodo cuando muchos de ellos llevan a sus espaldas más de 1500 representaciones. Admirable labor de equipo la que llevan a cabo, y sobretodo destacar la frescura que se mantiene sin haber variado a penas el reparto.
Una función que aboga por la superación personal, por la aceptación, por la solidaridad y que deja bien claro que hay tomarse la vida con más sentido del humor. A quien le apetezca pasar un rato entretenido y echarse unas buenas risas, esta puede ser su opción.
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Alberto Conejero Alberto Velasco Carlos Lorenzo Cliff/Acantilado La Pensión de las Pulgas

Cliff/Acantilado

Título:
Cliff/Acantilado

Autor:
Alberto Conejero

Lugar:
La Pensión de las Pulgas

Elenco:
Carlos Lorenzo

Creación Audiovisual:
Adriá Ghiralt

Espacio Sonoro y Música Original:
Mariano Marín

Ayudante:
Pablo Martínez

Dirección:
Alberto Conejero y Alberto Velasco


Ya sabéis lo mucho que me gusta meterme en La Pensión de las Pulgas. Es un vicio al que no me resisto. Me encanta eso de atravesar el portal del número 48 de la Calle Huertas y colarme furtivamente en esos universos inesperados que habitan en sus paredes.
En este caso las ganas vinieron además por otro cauce, pues este verano me había propuesto ir descubriendo a nuestros autores contemporáneos, y eso me llevó a leer “La Piedra Oscura” de Alberto Conejero, autor multipremiado que para mi era un auténtico desconocido; tanto me entusiasmó lo que me provocó el leerlo, que me lancé a conocer más sobre su obra, y eso me llevó a leer “Cliff/Acantilado”, texto con el que conecté automáticamente. Su viaje casi lisérgico a través de la mente de Montgomery Clift me cautivó, la desgarrada poética de su sufrimiento, el viaje de ida sin billete de vuelta a lo más profundo de su psique fue una delicia de lectura, y casualmente a los pocos días se hizo oficial el anuncio de su estreno en La Pensión de las Pulgas. Una feliz coincidencia que vino con regalo incorporado, ya que el propio autor me invitó a ser uno de los afortunados que pudimos asistir al primer ensayo con público. No he escrito antes sobre la función a la espera de que estuviera estrenada, a que las bases se asentaran y poder volver a verla cuando la maquinaria estuviera a pleno rendimiento. Así el pasado domingo volví a sumergirme en la mente de Monty y visité junto a él su corte de fantasmas.

Montgomery Clift tuvo un accidente de coche en el año 1956, un accidente que le desfiguró la cara y del que fue rescatado gracias a que Elizabeth Taylor logró extraerle dos dientes que se le habían quedado clavados en la garganta, desde ese momento su vida fue una caída en picado, sumergiéndose en una espiral de alcohol y pastillas que acabaron con él diez años después. En ese intervalo de tiempo intentó dejar el cine y entregarse al teatro, donde quiso poner en marcha una versión de «La Gaviota» de Chejov que nunca llegó a realizar, una decepción que vino acompañada de su declive personal…

La historia, tal y como nos la acerca Alberto Conejero, es una espiral de fantasma, alcohol, deseos, anhelos, miedos y soledad. La función late de dolor, ese dolor que uno se guarda para si mismo y que ante los demás lo disimula con una fingida sonrisa que se resquebraja, como la que intenta sostener en ese momento que vivimos durante la función, cuando somos asistentes a la entrega de los Oscars junto a él. Resumen crudo y cruel de la decepción contínua en la que debió convertirse su vida desde ese fatídico accidente que no solo le destrozó la cara.

Todo en esta función juega a sumergirnos en la mente atormentada de este hombre, esas proyecciones deformadas, clavadas en un esquinazo, que no cesan de recordarle quién fue. El mobiliario de la habitación donde vuelven a tomar forma las presencias para hacerle viajar en un caleidoscopio de amargos recuerdos. Las luces que nos hacen saltar en el tiempo, las voces, los ecos, las músicas… y las palabras, lacerantes, desnudas, que producen tanto escozor… Un perfecto conjunto de complementos que nos hacen sentir la estremecedora y desasosegante brisa en el borde de ese Acantilado al que hace referencia el título. Un círculo vicioso y resignado que acaba por llevarnos de nuevo allí donde nos encontramos a Clift al entrar,  como si su condena fuera tener que rememorar todos esos momentos una y otra vez…

La dirección conjunta de Alberto Conejero y Alberto Velasco está llena de doloroso lirismo, desnaturalizando, casi deconstruyendo, cualquier acción de Carlos Lorenzo, actor que da vida a Montgomery Clift, optando por velar con los vapores etílicos y el sopor de los tranquilizantes cualquier reacción de esta alma perdida. Un personaje impedido, incapaz de sentirse libre para mostrarse tal como es, que siempre mantiene una frágil compostura, como un niño perdido que intenta crearse un mundo ficticio en el que refugiarse y que se le revela convirtiéndose en una dolorosa vuelta a la crueldad por la que pasó y reflejo de la insatisfacción de lo que el futuro le ofrecía, haciéndonos entender las angustiosas ataduras a las que se vio sometido; prueba de ello es ese único grito que se permite así mismo, un grito desgarrador, pero sordo. 
Quizá eché de menos vislumbrar en más instantes al hombre bajo la máscara, que el dolor rompiera cualquier pose, que estallase y reventase esa membrana que le separaba de la realidad, creo que esos momentos se encuentran en el texto, o yo así me los imaginé, para llegar a empatizar con total entrega con el Clift que Carlos Lorenzo pone en escena. Un trabajo complejo, bien trazado, que alcanza su grado álgido en esa ceremonia de entrega de los Oscars que comento más arriba, donde la máscara se desmenuza y nos pellizca la emoción, o ese fugaz encuentro con el desconocido, haciéndonos ver ese hombre solo, que sabe que todo ha terminado para él, aunque después intente convencernos de lo contrario…

Un arriesgado trabajo, complicado y muy cuidado, que en algunos momentos hace sentir que el texto supera a la función, pero que guarda momentos gloriosos, brillantes, punzantes y que es poseedor de una hipnótica belleza… Es una función compleja, para dejarse seducir por lo que cuenta y, sobretodo, cómo lo cuenta; que deja un regusto áspero en el fondo del paladar; para tener los ojos y los oídos bien abiertos y empaparse en la nada amable oscuridad de un alma que camina resignada a la condena. ¡Dejaos llevar!

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