Categorías
Dani Muriel Juan Carlos Rubio Kiti Manver Las Heridas del Viento Teatro Teatro Lara

Las Heridas del Viento

Título:
Las Heridas Del Viento

Autor:
Juan Carlos Rubio

Lugar:
Teatro Lara

Elenco:
Kiti Manver
Dani Muriel

Diseño de Luces:
José Manuel Guerra

Vestuario:
Félix Ramiro

Ayudante de Dirección:
Chus Martínez

Dirección:
Juan Carlos Rubio

Supongo que ya todo el mundo habrá hablado de «Las Heridas del Viento» y poco quedará por contar sobre esta función escrita y dirigida por Juan Carlos Rubio que arrasa allá donde se programa, pero no puedo dejar pasar la ocasión de exteriorizar todo eso que me lleva bullendo por dentro desde que la vi.
La función nos cuenta como David, un joven que acaba de perder a su padre, descubre mientras recoge sus pertenencias, unas apasionadas cartas de amor de otro hombre dirigidas a su padre. El mundo de David se tambalea y la duda sobre lo que creía conocer comienza a sobrevolar su cabeza, así que toma la decisión de visitar al autor de dichas cartas.
No cuento más porque creo que quien aún no la haya visto, debería descubrirla según la vaya viviendo, pienso que es la manera más pura y bella de ir desgranando esta pieza que tantas cosas nos puede llegar a remover. 
Así que, si no la has visto y tienes pensando hacerlo, cosa que deberías, deja de leerme y regresa por aquí tras la función, que yo te espero.

Uno asiste a esta obra con el morbillo de ver a Kiti Manver interpretar a un hombre… y al poco de comenzar la función piensa «¿Perdón? ¿En serio es Kiti Manver quien está en escena?» Desde luego que yo no vi resquicio de ella hasta el momento de los saludos, el resto del tiempo vi a un señor entrado en años, que habla con un gato ausente, llevando con amarga dignidad la elección de su vida y temeroso de sus propios sentimientos al saberse con tiempo suficiente de volver a perderse en el interior de algún corazón ajeno.

Es muy complejo poner en orden las palabras, los pensamientos y las sensaciones para expresar todo lo que uno recibe de esta obra.
El texto de Juan Carlos Rubio es una belleza que habla sin pelos en la lengua, lleno de frases temerarias, de las que te miran desafiantes a los ojos, que se enfrentan de cara a las circunstancia.
Un texto capaz de escarbar en los corazones de cuantos acuden a ver la función, tanto por la empatía que se genera con los dos personajes que interpretan Kiti Manver o Dani Muriel como con el propio padre ausente. Genera tal impacto de sensaciones el ser consciente de que se comparten lugares comunes con estos personajes, que deseas que, en uno de sus múltiples momentos de cercanía con el público, claven sus ojos en ti y te hablen y con la fuerza de la mirada, hacerles entender que les entiendes y abrazarles con una medio sonrisa de comprensión y en ocasiones, de triste identificación.
 Son dos personajes que se rajan la piel para mostrar ante nosotros la carne viva del sufrimiento, con toda la amargura posible, sin medias tintas, descubriéndose ante sus miedos y vomitando todo eso que ha permanecido escondido durante tanto tiempo.
Es doloroso pensar en la soledad en la que se han sumergido y que, de alguna manera, has podido llegar a compartir.

Les escuchaba hablar y no sentí ganas de juzgarles, ni de tomar partido por uno de ellos, tan solo quería escuchar lo que tenían que contar y ofrecer mi corazón para que sus almas maltrechas reposaran por un momento, sintiendo la paz que se derrama en ese fugaz instante en el que los labios dejan, al fin, escapar esa verdad que llevaba tanto tiempo lacerándoles el alma.
Dos extraños encontrándose, que se retuercen y se resisten ante la posibilidad de verse expuestos, pero que acaban por encontrar el consuelo de sentirse escuchados, compartiendo ese doloroso nexo de unión que tantas cosas les negó con su silencio.

Me ha encantado comprobar el enorme crecimiento de Dani Muriel como actor, el peso de su presencia, la perfecta réplica a su compañera de reparto, el manejo tan agradable y seguro del texto, la implicación que provoca en el espectador. Confieso que hasta este momento no era un actor al que prestara excesiva atención, sin embargo, viendo el trabajo que hace en «Las Heridas del Viento», me apetece ver más de él. Se ha sabido sacudir todo esos ticks y ademanes que ensucian una buena interpretación y se ha quedado con la esencia. Me gusta sentir en escena a un actor que pisa, y lo hace de verdad; que mira, y clava los ojos; que lanza su energía con potencia, y aquí, Dani, es así.

Me derrito de amor y admiración por lo que Kiti Manver hace en esta función.
Que una actriz de su calibre logre desaparecer tras su personaje con semejante generosidad, es algo maravilloso y que lo haga a dos palmos de nosotros es sublime. Me siento un orgulloso privilegiado por ser testigo de cómo acepta el reto, arriesga, y lo supera con tanta grandiosidad. Creo que su personaje en esta función es de los que seguramente queden anclados en la historia, y si en algún momento, pasados los años, se vuelve a montar esta función, supondrá todo un desafío para la siguiente actriz o actor que lo interprete porque siempre quedará lo que ella ha hecho con él.

Juan Carlos Rubio ha dirigido su texto con una sensibilidad y un acierto enormes, demostrando una vez más que no es necesario un montaje aparatoso para que a uno le deslumbren.
Que logren pellizcarte el alma como Juan Carlos, Kiti y Dani lo hacen, es una de las experiencias más gratificante que se pueden vivir como espectador.

Categorías
Alicia Lobo Barrocamiento Fernando Sansegundo Rocío Marín Teatro Lara Zaloa Zamarreño

Barrocamiento

Título:
Barrocamiento

Autor:
Fernando Sansegundo

Lugar:
Hall del Teatro Lara

Elenco:
Alicia Lobo (Son Juana Inés de la Cruz)
Rocío Marín (María Zayas y Sotomayor)
Zaloa Zamarreño (Feliciana Enríquez de Guzmán)

Escenografía:
Ana García Marina

Vestuario:
Maribel Binimelis

Iluminación:
Sergio Balsera
Enrique Chueca

Producción:
SíoSí Teatro

Dirección:
Fernando Sansegundo

Hace unos días hablaba que ir al Hall del Lara se está convirtiendo en una caja de sorpresas y hoy me reafirmo en mi comentario. El lunes estuve viendo “Barrocamiento” escrita y dirigida por Fernando Sansegundo y creo que es una de las funciones que más he gozado desde hace tiempo.
Me habían hablado maravillas de la función, pero siempre hay que andarse con pies de plomo, que para gustos los colores, y en muchas ocasiones he salido doblemente decepcionado por tanta recomendación histérica. No es el caso.

La historia cuenta cómo el encanto del teatro hace regresar del limbo en el que pasan la eternidad a Sor Juana Inés de la Cruz, María de Zayas y Sotomayor y Feliciana Enríquez Guzmán, tres mujeres invocadas con el poder de sus propios versos; tres mujeres entregadas al arte de escribir y sacar la pasión que llevaban en su interior a través de sus plumas. 

El desconcierto que les supone este regreso del más allá provoca que hablen sobre los episodios más notables de sus vidas, dejando aflorar sus personalidades; claves para llegar a comprender porqué acabaron siendo las mujeres que fueron y la huella que dejaron en el Siglo de Oro.
Unos personajes y unas referencias prácticamente desconocidos para el gran público. Ingredientes que a priori pueden llegar a echar para atrás y, sin embargo, hacen de este caldo una delicatesen teatral.

Una bellísima oda a la mujer, a la pasión por escribir, al poder del teatro y sobretodo un canto al gusto por la vida, que no podía haber sido trasladado de mejor manera a las tablas que a través de este cuidadísimo texto escrito en verso, que si no fuera por el vocabulario actual que emplea en ciertos momentos de la función, uno nunca hubiera adivinado que pertenecen a un autor del Siglo XXI.

Fernando Sansegundo tiene un ritmo al escribir y al poner esta pieza en escena, una forma tan bella de abrirnos el interior de estas tres mujeres, de trasladarnos a las situaciones vividas, que es imposible no dejarse cautivar por los versos que hace flotar entre las columnas del Lara, que se enredan en nuestros sentidos; uno paladea la musicalidad del texto con tanto gusto que aún hoy recuerdo la sensación tan hermosa que dejan dentro.
Con una escenografía perfecta de Ana García Marina, que separa el presente del pasado, que juega a crear situaciones; una nebulosa que viaja con nuestras protagonistas y que nos sirve de recreo para acompañarlas en este tránsito teatral por el que han sido invocadas. 

¿Y qué decir del deleite que es ver a estas maravillosas actrices? Alicia Lobo, Rocío Marín y Zaloa Zamarreño interpretan a estas tres mujeres con tal cuidado, imprimiéndoles unos caracteres tan bien trazados, con un verso tan bien dicho, con tanta naturalidad, que en ningún momento la actriz se trasluce a través del personaje. Siempre vemos a esos tres espíritus confusos, juguetones, sufrientes, descolocados y halagados que gracias al teatro, nos visitan en el hall del Lara para abrirnos las puertas a este maravilloso jardín de las delicias que es “Barrocamiento”. Las tres actrices nos muestran el poder y la grandeza de tres mujeres que, a su manera, fueron rebeldía y revelación de su tiempo.

Aunque es curioso, y divertido para mi que lo escribo, establecer un paralelismo en el errar de esta compañía por los diferentes escenarios por los que ha pasado y el de sus protagonistas, ya que sus apariciones se producen allá donde el teatro es amado y cuidado; a la vez es difícil entender que no estén programadas de continuo en un mismo teatro y que todo el mundo vaya a gozar de semejante pieza sin tener que estar pendiente de en qué momento y en qué lugar se va a producir de nuevo este ejercicio de espiritismo casual.

Sin lugar a dudas esta es una de las piezas de factura más delicada y mejor realizada que he visto en mucho tiempo. Llena de sensibilidad, de sabias dósis de humor, y de una pasión contagiosa; indispensable para todo aquel que sienta la necesidad de dejarse emocionar por un teatro que en nuestro tiempo se ha convertido en una auténtica rareza.

Categorías
Alicia Lobo Óscar Sanz Cabrera Irene Arcos Jorge Cabrera Lágrimas Mocos y Sangre Noé Denia Teatro Lara

Lágrimas, Mocos y Sangre

Título:
Lágrimas, Mocos y Sangre

Autor:
Óscar Sanz Cabrera

Lugar:
Hall del Teatro Lara

Elenco:
Jorge Cabrera (Paquito)
Irene Arcos (Vanessa)
Alicia Lobo (Pilar)

Escenografía:
La Partida

Atrezzo y Vestuario:
Producciones El Farol

Diseño de Luces:
La Partida

Dirección:
Noé Denia y Óscar Sanz Cabrera

Es una maravilla darse cuenta que la capacidad de sorpresa sigue intacta por mucho teatro que uno vea; aún hay tanto qué descubrir y con lo que sentir que algo se te encoge por dentro de emoción, que es maravilloso y tremendamente excitante acudir a cada cita teatral, y, en ocasiones, cuanta menos información adultere la experiencia, mejor (Aunque decir esto juegue en mi contra). Y a la vez eso me hace pensar en todas las personas que, por prejuicios tontos o por comodidad, no se atreven a salir del circuito comercial y dejan pasar la ocasión de vivir algo como esto…
El hall del Teatro Lara se ha convertido en una caja de sorpresas, y la última de ellas es este “Lágrimas, Mocos y Sangre” escrito por Óscar Sanz Cabrera que también la dirige junto a Noé Denia. Una historia que  habla de boxeo, de amor, remordimientos, amistad, nostalgia, traiciones y honor, que tiene un regusto a clásico, que posee la grandiosidad de unos personajes que transitan entre el cine americano de los 50 y el ambiente de suburbio de la España de los años 80, mezcla quizá extraña, pero que, cuando la veáis, os daréis cuenta que encaja perfectamente.
La historia habla sobre el recuerdo de un mismo hombre, Paquito, campeón de boxeo, visto por las dos mujeres más importantes de su vida. Una, Vanessa, que le acompañó en el ascenso por el camino hacia la gloria, con todo lo que esto conlleva, y no siempre agradable, y otra, Pilar, que vivió el ocaso de un mito que se fustigó por serlo. Dos caminos distantes que acaban por confluir, iluminándose uno al otro y complementándose ante un recuerdo trágico que las llena de dolor.
Una historia sólida, plasmada en cuadros concretos y contundentes, con diálogos cercanos, sencillos, y que generan ese tipo de sensibilidad que a uno le da pudor admitir, porque son pura emoción extraida de las tripas.
Magnífica puesta en escena la creada por sus directores, jugando con flash backs, donde el ahora se diluye con los recuerdos, haciendo bailar el presente y el pasado con un tempo muy bien conducido;  o donde el ritmo y la narración se apoyan en efectivos juegos visuales que funcionan a las mil maravillas con esa acertadísima iluminación y tres interpretaciones tan entregadas. Y que además demuestran una lección de cómo, a veces, los pocos medios pueden llegar a crear algo tan exquisito como este montaje.

Ni qué decir tiene que los tres actores realizan un trabajo precioso, enérgico, comprometido, que en ocasiones nos deja exhaustos, que transmiten tanta verdad y que la cercanía del hall del Lara nos regala la oportunidad de poder vivirlo de una manera tan próxima. Por poner un «pero», diría que en ocasiones alguna de las interpretaciones queda algo descompensada al esforzarse en subrayar situaciones o puntos de vista que, con el buen hacer de los tres, son innecesarias.

Jorge Cabrera nos regala un Paquito sublime, que transita en el tiempo sin esfuerzos, tremendamente terrenal, y que hace que uno comprenda y comparta sus pecados y su padecer. Una composición de las diferentes facetas de este personaje tan ágiles como deliciosas.

Irene Arcos aporta una energía electrizante, y además tiene un dominio sobre la escena tremendo; y habiéndola visto no hace mucho en otra función, me da la sensación que aún tenemos mucho por descubrir y disfrutar en ella. Creo que Irene posee los ojos más grandes y expresivos (además de bonitos) del teatro actual.

Alicia Lobo hace de la contención un arma de destrucción masiva. Fue mi descubrimiento de la función, es a la única de los tres que aún no había visto actuar, y sentí que lo que ella hace es un regalo interpretativo fascinante, lleno de honestidad y verdad, que disfruté con muchísimo gusto.

Si tenéis ocasión, sacaros cualquier prejuicio que tengáis e id a ver «Lágrimas, Mocos y Sangre» porque hay mucho dentro de esta función, tiene la cercanía de las historias que apuestan por los héroes con pies de barro, la épica narrativa de las «pequeñas-grandes» historias de barrio y la sensibilidad (que no sensiblería) de unos dialogos limpios y certeros. No se puede pedir más para que uno disfrute con plenitud de este montaje. 

Categorías
Alberto Puraenvidia Autostop Carlos Be Fran Arráez Juan Caballero Mentxu Romero Teatro Teatro Lara The Zombie Company

Autostop

Título:
Autostop

Autor:
Carlos Be
(Basado en un relato de Milan Kundera)

Lugar:
Teatro Lara

Elenco:
Mentxu Romero
Juan Caballero

Vestuario:
Reme Gómez

Escenografía:
Alberto Puraenvidia

Iluminación:
Jesús Antón

Producción y Ayudante de Dirección:
Sara Luesma

Dirección:
Fran Arráez

Me encanta asistir a los montajes de The Zombie Company y ver las reacciones de aquellos espectadores que desconocen el terreno en el que se adentran; las caras de estupefacción con la que salen son dignas de ver, y es que Carlos Be tiene el poder de hacer que todos nos sentimos un poco estupefactos cuando nos sumergimos en sus mundos. Asistir al estreno de uno de sus textos es como volver a perder la virginidad. Te sientes inseguro, excitado, esperando con ansiedad el momento; sientes que te invade una mezcla entre miedo y entusiasmo y, llegado el momento, te entregas con cierto temor sabiendo, por lo que te han contado, que puede doler, pero que lo acabarás por gozar… ¿Sentirse satisfecho al acabar? ¡Ahí ya cada uno con su experiencia! Yo cuento la mía.

Ayer asistimos al estreno de “Autostop”, nueva producción de esta compañía que no ha dejado de parir montajes, cada uno con su estilo y todos con el mismo, el de su autor, Carlos Be. En esta nueva función, basada en un relato de Milan Kundera, nos adentramos en un peligroso juego que, con un aparente tono inicial de inocente socarronería, nos presentan a una pareja que durante un viaje cargado de intenciones románticas se descubre a si misma…
Si quieres que tu pérdida de virginidad en “Autostop” sea única y genuina, te aconsejo que no sigas leyendo porque quizá pueda «spoilear» parte de la función.
Es curioso como uno se entrega con entusiasmo al juego que Carlos Be y Fran Arráez, director del montaje, nos proponen. Uno sabe que la aparente armonía e idealidad de los personajes se va a ver truncada en cualquier momento por alguna circunstancia que sacará a la superficie su verdadera naturaleza. Hurgar en la herida nunca trajo nada bueno… y si además jugamos con fuego, lejos de cauterizar esa herida, lo que haremos será ahondar en ella y acabar perdiéndonos dentro, como si fuera una caverna de tierras movedizas.
Partiendo de una colorida y preciosista premisa, nacida del vestuario de Reme Gómez y la escenografía creada por la brillante mano de Alberto Puraenvidia; reflejo de esa artificiosidad con la que estos personajes han decidido decorar toda su “mierda”; vamos desgarrando, a golpe de juguetonas cuchilladas, esas “vidas estupendas” en las que se encuentran atrapados estos dos seres, para despertar el dolor tan corrompido y repulsivo que se revuelve en su interior. Una “mierda” que es simple y llanamente la liberación de ellos mismos y sus verdaderos sentimientos.
Un trabajo por parte de Juan Caballero y Mentxu Romero muy arriesgado, no tanto por su desnudez física, si no por la emocional, por el paso de esa artificiosidad de la que hablaba antes, a la visceralidad de sus interpretaciones y, por supuesto, la absoluta entrega en respuesta a lo que Fran Arráez les propone.
No creo que cualquier actor se atreva a exponerse y dar tanto de la manera que ellos lo hacen. Pasar de la aparente insustancialidad de la comedieta inicial al desgarro final de una manera tan despojada de prejuicios, hacen que aplauda la valentía con la que se entregan. 
No es un montaje fácil y nada convencional, de hecho no creo que todo el mundo soporte mirar dentro de la habitación a la que nos invitan The Zombie Company, pero este es su estilo y es lo que defienden. A mi particularmente me gusta y me entrego cada vez con más curiosidad a sus propuestas, pero no sé si esta es la obra apropiada para dar el salto del Off al On. Confieso que me encanta ver montajes tan arriesgados en las tablas de un gran teatro y no en su hall o en su sala pequeña. Es como ver cumplida parte de una utopía que muchos compartimos.
Mi mayor temor es pensar que no encaje con el tipo de público que acostumbra a acercarse por el Teatro Lara, ojalá me equivoque. El tiempo lo dirá y espero que sea lo suficientemente justo con ellos.
Categorías
Andrea Ros Álvaro Aránguez Planeta Gómez Kaminsky Teatro Teatro Lara

Planeta Gómez Kaminsky

Título:
Planeta Gómez Kaminsky

Autor:
Alvaro Aránguez

Lugar:
Teatro Lara

Elenco:
Andrea Ros

Iluminación:
Guillermo Jiménez

Escenografía:
Fernando Sánchez

Director:
Álvaro Aránguez

Cuando fui a ver “Planeta Gómez Kaminsky” al Off del Teatro Lara, decidí que no quería saber nada de ella, tan solo la premisa con la que parte, que me puso los pelos de punta, pero que a la vez me parecía que tenía algo mas en su interior: 
«Me llamo Daniela Kaminsky Gómez. Tengo 20 años. De pequeña quería ser bombero, pero ahora estudio segundo de periodismo en la Universidad Complutense de Madrid. Pero nunca voy a ejercer de periodista, porque mañana voy a morir en un accidente de coche».
 
Tuve la oportunidad de conocer algo de la función a través de algunas críticas ya publicadas, pero las deseché; me parecía que había que entregarse a esta propuesta sin prejuicios, como si fuera una caja sorpresa, aceptando que lo que saliera de ella era lo que tenía que ser, sin mas. Y después del resultado me parece que, aunque a veces sea complicado conseguirlo, lo intentaré con todos los montajes que me sea posible. Pienso que es la forma en la que deberíamos vivir siempre las funciones de teatro; ir desnudo de prejuicios, tanto positivos como negativos, para que la obra en cuestión entre en nosotros con la mayor pureza posible; ofreciéndonos su esencia sin que nadie nos influencie antes de poder verla.

Sumergirse en el mundo “Planeta Gómez Kaminsky” es nadar en nuestros propios recuerdos, porque todos los sucesos que Andrea Ros nos cuenta a través de Daniela, salvando algunas diferencias, son un baño en las aguas profundas de nuestras vidas; en todos esos momentos que se han quedado grabados a fuego en nuestras almas y que han dejado un poso de dulce amargor por allí dentro… Quizá algunos de esos momentos, cuando Daniela los toque nos escuezan, pero no podemos evitar sonreír y dejar que fluyan para volverlos a recordar una vez mas; al fin y al cabo, son parte de nosotros.
Este texto de Álvaro Aránguez, que también dirige el montaje, es un paseo amable por todos esos instantes de nuestras vidas que nos han hecho ser como somos ahora, los que han abierto un camino y no otro para llegar al punto en el que nos encontramos. 
Las palabras de Daniela nos abren una ventana agridulce a la vida de una muchacha de lo mas convencional, que ha sentido como nosotros y que ahora se despide delicadamente de todo, doblándolo con esmero, envolviéndolo con cariño para guardarlo, con toda la delicadeza que la nostalgia invita, dentro de esa maleta de recuerdos que será lo que permanezca a partir de mañana…

Un montaje lleno de sentir, de rabia, de incomprensión, de cariño, de ternura… y todo ello llevado por una preciosa interpretación de Andrea Ros que consigue que ese escenario vacío del Off del Lara, se convierta ante nuestros ojos en todo lo que ella desee ver; es cierto que al comienzo me tiró para atrás la velocidad con la que nos lanza el texto, pero es imposible no acabar siendo conquistado por esa mirada que brilla con tanta verdad. 
No es que ella corra, es que el texto fluye como los recuerdos, unas veces a velocidades imposibles, atropellando y solapando sucesos, otras con todo tipo de detalles, recordando hasta aquello que nos sonroja reconocer, y otras en simples pinceladas. Algo imposible de dominar, pero que en la hora y poco que dura el espectáculo, consigue hacernos volar por su vida, sentirla como nuestra y emocionarnos con un nudo en la garganta porque destila una realidad tan palpable, tan reconocible, en todo lo que nos cuenta, que es imposible que las lágrimas no asomen de vez en cuando viendo a Daniela como lo revive. Inlcuso nos duele intuir la angustia de la protagonista sabiendo que todo ha terminado, que este es su punto y final…

Uno sale de ver la función con el corazón lleno de ternura, con cierto escozor imposible de esconder; con el alma encogida y con la sensación de haber sido abrazado por el momento vivido. De sabernos poseedores del hermoso tesoro que son nuestros recuerdos.
Categorías
Bart Santana Burundanga Eloy Arenas Gabriel Olivares Jordi Galcerán Leandro Rivera Mar Abascal Mar del Hoyo Teatro Teatro Lara

Burundanga

Título:
Burundanga

Lugar:
Teatro Lara

Autor:
Jordi Galcerán

Elenco:
Mar Abascal
Mar del Hoyo
Bart Santana
Leo Rivera
Eloy Arenas

Escenografía:                   Producción:                                    Dirección:
Anna Tusell                     El Reló, Verteatro y Smedia        Gabriel Olivares


Una de las propuestas mas interesantes para este comienzo de temporada, en lo que al bolsillo del espectador de a pie se refiere, es la que ha lanzado el Teatro Lara. Una tarifa plana con la que podremos ver todas las funciones que queramos hasta final de año pagando un precio muy, pero que muy asequible.
No sé si será la forma de combatir la crisis del 21% o no, eso lo dejo para discutirlo en otro momento, porque como con todas las cosas, tendrá sus defensores y sus detractores, pero mirando el gasto mensual en entradas que tenemos los “teatreros”, es una idea fantástica de la que me he querido aprovechar sin dudarlo un momento.
La función con la que he dado comienzo al uso de la tarifa plana ha sido con “Burundanga”, obra a la que le tenía echado el ojo desde que andaba por el Teatro Maravillas, pero que no ha sido hasta hoy, que ya llevan innumerables temporadas llenando, cuando he podido verla. Es cierto que mi interés por el montaje ya era grande tras las recomendaciones de todos los que han ido pasando por esta casa de locos, pero esto se multiplicó tras hacer el artículo sobre la preparación y las previas al estreno de “La Caja” y conocer a su director Gabriel Olivares, y descubrir cuales son sus métodos de trabajo y su pulso con la comedia, me apetecía descubrir algo mas.
“Burundanga” cuenta la historia de una pareja en la que ella se queda embarazada por «accidente». A pesar de que la idea le encanta y está decidida a tener al bebé, tiene dudas de que a su novio la noticia le vaya a entusiasmar de la misma manera que le entusiasma a ella, así que se lo comenta a su mejor amiga, con la que comparte piso, y deciden que la manera de averiguarlo es suministrándole una dosis de Burundanga, droga que hace que el que la toma no pueda mas que decir la verdad sobre todo aquello que se le pregunta, sufriendo de amnesia parcial pasados sus efectos. Lo que no saben las dos amigas es que van a descubrir mas de lo que esperan…
Una comedia de enredo absolutamente divertida que sorprende por la forma de tratar un tema un tanto escabroso (prefiero no desvelar nada para que, quien vaya a verla por primera vez, le pille por sorpresa. A mi, por tardar tanto en ir a verla, me la destriparon…) y que a cada paso que da descubrimos un nuevo recodo por el que nos asaltan mas sorpresas.
A primera vista la temática de la función puede chocar por la ligereza con la que se trata. Hasta ahora no había visto ningún montaje que lo tratara de una manera tan abierta y que no molestara el tipo de humor que gasta. Y eso es gracias a que Jordi Galcerán ha sabido escribir un texto que mezcla muy bien el humor negro con la parodia y el esperpento, creando unos diálogos divertidos y un buen puñado de momentos delirantes; y que gracias a la dirección de Gabriel Olivares logra un ritmo frenético por el que uno se deja llevar sin oponer ningún tipo de resistencia. Sí es cierto que, llegada la resolución de la trama, la historia pierde fuelle, después de conseguir unos picos tan altos de hilaridad, uno echa en falta algo que de sensación de traca final.
De entre todos los actores del reparto me quedo sin lugar a dudas con Mar Abascal. Es la reina absoluta de la función;  Desde sus primeras intervenciones es la que lleva la batuta en cuanto a ritmo y conexión con el público, ya disfruté de esta maravillosa actriz cómica en “Mi Primera Vez” y aquí riza el rizo; donde a otro le quedaría una sobreactuación molesta, a ella le nace un personaje hecho con gracia y que engancha tanto que hay momentos en los que se la echa en falta. 
Con esto no quiero desmerecer la labor del resto del elenco, porque creo que Mar del Hoyo es el contrapunto perfecto. Disfruté viendo como dibujaba todos los puntos de vista de su personaje y como va ganándole terreno el desquiciamiento. Bart Santana está muy divertido y gusta ver lo dispuesto que está a jugar con ganas el rol que le ha tocado en suerte.
Leo Rivera está correcto, tiene muy buena vis cómica, sus anteriores trabajos dan fe de ello, pero en momentos le vi forzado, pero quien me dejó  algo frío fue Eloy Arenas, no sé si hacer la misma función desde hace tanto tiempo provoca que se pierda frescura en las intenciones, llevándole a tener que remarcar en exceso las “gracias” para lograr un resultado, pero su interpretación, de entre todas, fue la que me dejó mas indiferente. Aún así, la función brilla e hizo que pasara una tarde divertidísima.
Ya lo he dicho en mas de una ocasión, que el mejor antídoto para un día de estos que se te vuelven en contra, es meterte en vena una buena comedia con la que descargar a base de carcajadas las malas energías y esta es una candidata perfecta, ¡sales con el cuerpo nuevo!
Muy recomendable a todos aquellos que busquen disfrutar a base de humor pasado de vueltas.
Categorías
Clément Michel Entrevistas Gabriel Olivares La Caja Personal Teatro Teatro Lara

Una jornada y una previa dentro de «La Caja»

El domingo pasado tuve la gran suerte de ser invitado a un ensayo de «La Caja», obra de la que  actualmente se están haciendo las funciones previas en el Teatro Lara y que tendrá su estreno oficial el próximo 17 de Mayo.
Un vodevil francés escrito por Clément Michel y adaptado por Gabriel Olivares y Beatriz Santana,  que viene precedido de un éxito arrollador en Francia.
La historia nos sitúa en el apartamento alquilado de Antonio, un treintañero cualquiera que debe dejar la casa de manera repentina y sin tener nada preparado y que, con la «ayuda» de sus amigos, debe desalojar el piso en tiempo record. Problema que destapará secretos y mentiras y que desatará un sin fin de situaciones cómicas e irreales que harán que parezca que esta mudanza no tendrá un final feliz.

Fue toda una sorpresa cuando Elena Camacho se puso en contacto conmigo para invitarme a pasar por el local de ensayo y compartir con la compañía una jornada de trabajo. (¡Gracias!)
Siempre me ha resultado extrañamente irresistible el irrumpir en los ensayos de una compañía. Es como entrar en un camerino y ver a una gran diva sin maquillaje y despojada de sus lentejuelas
Poder estar presente y ver el trabajo «sucio» de lo que después todo el mundo verá encima del escenario es algo maravilloso; sobretodo para alguien que, como yo, no se conforma con vivir el teatro desde el patio de butacas.

Cortesía de Javier Tomás Biosca

Es un absoluto privilegio que Gabriel Olivares y todo su equipo quisieran abrirnos las puertas . Pero mas privilegiado se siente uno cuando el propio Gabriel Olivares se toma la molestia de explicarte los métodos de trabajo que están utilizando e incluso, mientras realizan los trabajos de ensayo, vaya explicándote personalmente los pasos que van siguiendo, el entramado de movimientos y texto que han ido construyendo para que el resultado final sea el que vimos el pasado miércoles sobre las tablas del Lara.

Gabriel nos explicó que «La Caja» cuenta con 13 actores en el elenco para interpretar a 7 personajes. Esto quiere decir que hay multitud de combinaciones posibles a la hora de representar la función, con lo que uno puede repetir y ver una versión completamente diferente de la que ya ha visto.
En el reparto se encuentran César Camino, Javier Martín, Fran Nortes, Daniel Gallardo, Irene Arcos, Leticia Etala, Bart Santana, Nacho Diago, Mar del Hoyo, Mónica Vic, Eva Higueras, Joseba Hernández y Fran Calvo. Actores reconocidos que hemos visto en cine, televisión y teatro, y que generosamente se prestaron a mostrar esa parte del trabajo que no siempre se nos permite observar.

Cortesía de Javier Tomás Biosca
Gabriel nos comentó que llevan trabajando y entrenándose desde hace mas o menos un año, ya que para lograr el resultado perseguido se han basado en los métodos Suzuki y Viewpoints (Puntos de vista) para así hacer de los ensayos un trabajo mas orgánico y llegar a  encontrar en la acción del propio actor la necesidad de integrar el texto en la función. Una opción mas que acertada a la hora de afrontar una comedia como esta en la que el ritmo prima sobre otras muchas cosas.
Para el que desconozca estas técnicas os hago un pequeño resumen sobre estos métodos de entrenamiento actoral que creo os pueden resultar interesantes de conocer:
El Método Suzuki es un método creado por el dramaturgo y director teatral Tadashi Suzuki en el cual el trabajo del actor con su cuerpo es la base de todo. Es casi una disciplina de artes marciales, ya que se basa en movimientos muy concretos que ayudan a que el actor adquiera mayor consciencia de su espacio, del suelo  que pisa, además de con sus compañeros y lo que le rodea. De esta manera su concentración será mas orgánica, trabajando desde «las tripas», las emociones, del propio actor y no tanto desde la psicología del personaje (esto llegará mas tarde, cuando el entrenamiento de sus frutos).
Cortesía TeatroLab


The Viewpoints se basa en el trabajo de improvisación por parte del actor, donde su cuerpo responde a estímulos externos como puede ser una música determinada, la acción de sus compañeros o el propio espacio. Esto hace que el actor esté alerta en todo momento, siendo consciente de su posición en el escenario, ayudándole a desarrollar una gran orientación espacial; sabiendo, sin tan si quiera mirar, donde está ubicado cada compañero en la escena.

Son dos técnicas que requieren de una gran forma física ya que exigen mucho esfuerzo por parte del actor, y se suelen entrenar en grupo para ayudar a tener una mayor conexión entre todos los miembros del equipo, además de ayudar a lograr una interpretación basada en el momento presente, reaccionando a los instintos propios del actor, sin pensar en algo establecido previamente. Casi provocando que en cada función haya que comenzar de nuevo, activando los códigos de alerta aprendidos con estos métodos de los que hablamos.
En este enlace que os dejo podéis echar un vistazo y saber un poquito mas de lo que os hablo (A partir del minuto 17): La tarde en 24 horas cultura-Método Suzuki
Varios miembros del elenco, antes de pasar al ensayo de la función, se prestaron a realizar una demostración para nosotros, para que conociéramos en la práctica la teoría que nos acababa de explicar Gabriel. Y para mi, que he vivido muchas clases de teatro y ensayos, fue realmente interesante descubrir este método por la marcialidad de la disciplina y la absoluta concentración y conexión que transmitían todos los actores antes de comenzar con el trabajo de ensayos.
Cortesía TeatroLab

Sentado al lado de Gabriel tuve el privilegio de poder ir escuchando todas sus explicaciones, cual fue la construcción de las escenas, la creación de la topografía de los personajes (el camino que dejan al andar); un aspecto treméndamente curioso de observar, ya que todos los personajes efectúan la misma topografía en escena, dependiendo el momento de la función en la que se encuentren y cada uno adaptándolo a las necesidades de su personaje; haciendo que no sea perceptible al ojo del espectador y que sin embargo marca el ritmo de la función, haciéndola tan dinámica y enloquecida como después pudimos comprobar en la previa del miércoles.
La cabeza me voló llena de preguntas, tanto para Gabriel como para el elenco, pero como invitado a una sesión de trabajo, no quise entrometerme ni interrumpir; preferí observar y absorber todo lo que estaba viendo, disfrutando con los cinco sentidos esta oportunidad que no se presenta todos los días y vivir una jornada con un equipo de profesionales como estos. 
Muchos habréis llegado hasta aquí preguntándoos «Vale, sí. Y cuando la viste ya en el teatro, ¿qué?»
Pues debo decir que el resultado es mucho mas llamativo puesto en las tablas del Lara.
Cuando a la Diva que hemos visitado en el camerino ya la encontramos maquillada y vestida para la escena, todo adquiere una dimensión aún mas espectacular.
La función es una comedia divertidísima, que no decae en ningún momento. Está llena de momentos hilarantes, surrealistas, bobos y muy muy divertidos. Esta obra como muy bien la definen ellos mismos es una mezcla de vodevil y sitcom televisiva a la que no hace falta meterle risas enlatadas porque es el propio público el que de manera espontánea se carcajea, además con muchas ganas, de las situaciones que viven Antonio y todos sus amigos.
El espectador siempre tiene mas información que los propios personajes y eso hace que nos divirtamos aún mas con las situaciones que les toca sufrir. Una propuesta muy interesante, llena de secretos, de mentiras, de enredos que siempre están al límite de ser descubiertos, un empleo del gag bien resuelto y una mezcla de elementos visibles e invisibles que le dan un punto de vista diferente a esta propuesta.

Cortesía TeatroLab

Hubo algún detalle que vimos en el local que después no ha llegado a escena y que echamos de menos, ajustes necesarios de última hora. O que algún miembro del equipo nos gustara mas encarnando otros personajes que no eran los que finalmente les tocaron en suerte, aunque esto no quiere ser una mala crítica a su actuación, si no que habiendo visto el ensayo ya disponemos de dos versiones que comparar y eso ya crea nuestras propias preferencias. Es lo bueno de disponer de un elenco de tantos actores para tan solo siete personajes, que uno puede buscar cual es la combinación que mas le gusta viendo varias veces la función.
También nos gustó ver que alguna propuesta que surgió mientras nosotros presenciábamos el ensayo, ha acabado estando presente en la función. Esto demuestra la labor tan creativa y abierta que tiene Gabriel con su compañía, donde las ideas fluyen y son probadas, experimentadas y finalmente incorporadas o no al trabajo que ya traían hecho.

El reparto que pudimos ver el miércoles fue el integrado por Javier Martín, Fran Nortes, Irene Arcos, Leticia Etala, Bart Santana, Mónica Vic y Fran Calvo. Todos ellos divertidísimos, llenos de una simpatía y un carisma muy especiales; la verdad que la energía que lanzaban al patio de butacas era impresionante, llena de un buen rollo que caló en los asistentes. Prueba de ello son los comentarios que se escuchaban a la salida donde todo el mundo hablaba de lo muchísimo que se había sorprendido y reído con la función.

Cortesía TeatroLab
A veces, sin uno quererlo, pasa por alto la labor tan grande que se tiene que hacer para llevar a buen puerto una comedia. Como uno se divierte, nota la ligereza de la obra, piensa que lo que se está haciendo es sencillo y quizá no lleguemos a valorarlo en su justa medida, pasándolo por alto y juzgando por encima lo que en verdad ha supuesto tantas horas de esfuerzo. Aunque por otra parte así es como tiene que ser, pues eso significa que todo está correctamente ejecutado. El público no debe sufrir por el trabajo del actor, si no disfrutar desde su butaca. Para eso estamos los que husmeamos entre cajas, miramos entre telones y lo observamos todo para después contarlo.
Es un placer ver la entrega y el trabajo tan duro que hay tras esta función. Normalmente el teatro exige un esfuerzo enorme, tanto psíquico como físico, pero si además lo que se está preparando es una comedia tan llena de acción como es esta, todo se multiplica por mil, y ver el cuidado que se ha puesto en construirla y que funcione con el dinamismo y la vida con la que funciona «La Caja», hace que no pueda por menos que valorarla con mucha admiración. 
Creo y espero de todo corazón que tengan mucho éxito, lo merecen, y que se alargue en la cartelera tanto como «Burundanga» que es la que le precede.

Desde esta crónica les doy las gracias por habernos dado la oportunidad de ser los primeros espectadores que han vivido «La Caja», ¡un regalo de lujo que disfruté como un niño y que espero haber transmitido con la misma ilusión que lo viví!
Categorías
Alicia Rubio Cuatro estaciones y un dia M.A. Cárcano Mª Inés González Sara Martín Sergio Mur Teatro Teatro Lara

Cuatro Estaciones y Un Día

Título:
Cuatro Estaciones y Un Día

Lugar:
Teatro Lara

Autor:
María Inés González
Miguel Ángel Cárcano

Elenco:
Sergio Mur (Manuel)
Alicia Rubio (Marta)
Sara Martín (Pilar)

Dirección:
Miguel Ángel Cárcano

Hay veces que las obras nos eligen a nosotros, en ocasiones se nos plantan ellas solas en la mano y no hay que dejarlas escapar… Me gusta pensar que hay un «porqué» para que esto sea así y acepto el desafío con alegría e intriga.
Sí, habéis adivinado que esto es lo que me ha sucedido con «Cuatro Estaciones y Un Día», un buen amigo no pudo ir a ver la función de ayer y tuvo la gentileza de pasarme las entradas… ¡Gracias!
Había leído sobre la obra y me llamaba la atención, pero como uno no da para ver toda la cartelera, pues estaba resignado a dejarla pasar y mira tú por donde…
La función nos sitúa en una habitación de hotel en la que a lo largo de un año tendrán lugar varios encuentros. En ella asistimos a las rupturas y reconciliaciones de Manuel con Marta, su novia, y con Pilar, su amante, ante su imposibilidad de elegir entre una de las dos.
Desde el comienzo el espectador siente simpatía por los personajes, gracias a que Miguel Ángel Cárcano no los juzga y nos presenta los tres puntos de vista como válidos. Tanto Manuel, como Marta o Pilar tienen su momento para argumentar su postura y hacer que el público entienda «su lado».
La función me resultó toda una sorpresa. Una trama mas compleja de lo que a simple vista uno pueda esperar, pero que los autores (María Inés González y, el director, Miguel A. Cárcano) nos la ofrecen con un gusto a comedia que es de agradecer, sin entrar en grandes explicaciones. Haciendo que la historia fluya sola, sin aleccionar ni forzar un punto de vista. Creando una trama que, de puro «rocambolesca», hasta puede ser posible porque… que tire la primera piedra quien no se haya sentido en algún momento un poco «Manuel», incluso sería divertido que existiera una nueva función que nos cuente lo que es la vida de los tres personajes tras finalizar estas cuatro primeras estaciones ¡Ahí lanzo un guante!
Los tres actores transmiten una tranquilidad en escena que hace que el espectador se sienta cómodo, que queramos escuchar todo lo que quieran contarnos. Hacen un trabajo sencillo, muy medido y que, sin embargo, ofrece una espontaneidad que me conquistó desde el principio.
Iba a decir que ellas me gustaron algo mas que él, pero no es cierto. Tanto Alicia Rubio, que desde su primera intervención me ganó, como Sara Martín, tienen en sus manos dos personajes afrontados de una manera mas naturalista, perfecto para dar el contrapunto a su compañero, pero a Sergio Mur le ha tocado componer un personaje mas arriesgado. Por el tipo de personalidad que tiene su «Manuel«, él tiene que lanzarse mas a la piscina, arriesgar y forzar un personaje del que todos vamos a estar pendientes a sus acciones y reacciones, resolviéndolo con mucho acierto. Los tres se complementan y se entienden a la perfección, y desde la butaca eso se agradece enormemente.
Como ya me ha pasado en mas de una ocasión, he llegado por los pelos a ver esta obra y todo lo que os he contado no sé si os va a servir mas que como mero entretenimiento para conocer otro de los montajes que han pasado por la cartelera de Madrid, porque si no me equivoco, creo que las funciones en el Teatro Lara finalizaron ayer mismo… Una pena porque de vez en cuando apetece dejar los dramatismos y las profundidades de lado y sentarte a ver algo que sea amable y sencillo, que te provoque la risa y que salgas con la sensación de haberte entretenido sin mas, con una historia llena de planteamientos que puedes debatir fuera de la sala, pero con simpatía.
Categorías
Cristina Alcazar Llum Barrera Manual Buena Esposa Natalia Hernández Quino Falero Teatro Teatro Lara

El Manual de la Buena Esposa

Título:
El Manuel de la Buena Esposa

Lugar:
Teatro Lara

Autores:
Anna R. Costa
Verónica Fernández
Yolanda G. Serrano
Alfredo Sanzol
Juan Carlos Rubio
Miguel del Arco

Elenco:
Llum Barrera
Natalia Hernández
Cristina Alcázar

Director:
Quino Falero





Y yo que pensaba que este mes de Junio iba a estar tranquilo… 
Me había prometido a mi mismo que contendría esas ganas irrefrenables de ir al teatro a cada ocasión que se me cruzara por delante, ¡pues no! No lo he conseguido. Esto es como el que aguanta sin fumar durante toda la semana y el fin de semana se fuma de una atacada la dosis completa de la semana.
Es complicado aguantar cuando sabes que hay obras que tienes que verlas sí o sí porque no sabes si tendrás una nueva ocasión, o sabes que se van a marchar de vacaciones y que aún no has podido ir… 
Estas excusas mas que dároslas a vosotros, me las digo a mi mismo para autoconvencerme de que verse en una semana 4 funciones (contando las crónicas ya escritas) es «normal».
Los que leéis de vez en cuando este blog sabéis que uno es aficionado a buscar ofertas en diferentes webs, para poder permitirse el ritmo de vicio-teatral que tengo, así que hace un par de semanas cayó en mis manos la oportunidad de ver «barata barata» la obra que llevaba tiempo esperando para ver. «El Manual de la Buena Esposa», había oído hablar muy bien sobre la función, la gente salía muy contenta, me la habían recomendado por varios sitios diferentes, además a una de las actrices le tengo un cariño especial porque pertenece a un momento muy importante dentro de mi mitología particular y, además, por el tema que trata la obra. Quería llevar a mi madre conmigo, sabía que ella es quien mas la iba a disfrutar por la cercanía de todo lo que hablan. ¿Mas razones? Creo que no hacen falta, ¿verdad?
La obra está construida a través de textos de varios autores, que tratan diferentes circunstancias de un mismo momento de nuestro pasado mas reciente. Retratan de manera cómica la vida cotidiana de la mujer española de los años 50, 60 y 70. Una vida que, vista ahora, nos parece absolutamente inconcebible (aunque en mas de una casa aún se siga estilando), y que sin embargo la tenemos casi a la vuelta de la esquina.
A base de diferentes sketches resucitamos de nuestra memoria La Sección Femenina, el falangismo, la famosa visita de  The Beatles a España, los Coros y Danzas, la censura, el Régimen de Franco, la represión sexual, los rancios ideales femeninos… Como digo, todo regado de comicidad, mucha ironía y sarcasmo, muy bien recibidos por el público. 
Quizá, por poner un pero, diría que hay alguna escena que se alarga mas de la cuenta, pero en general el ritmo de la función es rápido, concreto y sobretodo muy divertido.
Las tres actrices realizan un trabajo estupendo. Llum Barrera, Natalia Hernández y, la recién llegada a la función, Cristina Alcázar, brillan en escena y despliegan un amplio y sorprendente abanico de prototipos femeninos llevados al límite. Da lo mismo verlas juntas, de a dos, en solitario… Siempre tienen la energía justa para llevarse al público hacia la carcajada. 
La verdad que es interesante ver la función rodeado de gente que vivió aquella época. Si bien a mi me parecía divertido lo que estaba viendo, a la gente que tenía alrededor se lo parecía aún mas, ya que habían sido testigos presenciales de todo lo que estaban contándole en el escenario. Muchos no podían reprimir hacer comentarios al sentirse identificados, otros no podían evitar aplaudir espontáneamente, e incluso vi alguna cara de reprobación (de todo tiene que haber) y eso es señal de que el trabajo de Quino Falero, las tres actrices y de los seis autores, es acertado y está bien hecho.
Otra función que debéis apuntaros en la lista de «Espectáculos a ver».
Diseña un sitio como este con WordPress.com
Comenzar