Me está resutando complicadísimo poder plasmar en palabras todo lo que «Iaia. Memoria Histórica» despertó en mi el día que tuve la suerte de poder verla.
Uno piensa que cuanto mas le gusta algo, más sencillo le resulta escribir sobre ello, pero es todo lo contrario… Quieres plasmar con tal exactitud lo que te sucedió por dentro que no encuentras las palabras apropiadas que le hagan justicia. Intentaré hacerlo lo mejor que pueda.
«Iaia. Memoria Histórica» no es una función de teatro al uso, es visitar a esta señora catalana de 96 años, y sentarse a escuchar cuanto quiera decir, sin más, dejando que sus recuerdos afloren, y aprender de cuanto nos quiera enseñar.
Un viaje de ida y vuelta a través de la memoria española del siglo XX, pero sin grandes filigranas ni aspavientos. Desde la perspectiva de una persona que lo único que hizo fue vivir dicha época y que cuenta cómo fue aquello, cómo era su familia, su marido, ella misma… una historia que nos habla de la alegría de vivir, que no se olvida ni magnifica los aspectos mas oscuros, simplemente los asume y los encaja en su transitar; que habla de la guerra civil, aportándole la visión de quien le tocó aprender a compaginar su día a día con ese terrible momento histórico.
Como bien dice Iaia: «En la vida hay que pasar página, pero antes hay que leérsela».
Todo ello utilizando varios lenguajes teatrales que se entremezclan y fluyen con absoluta naturalidad, con tal sutileza en el tratamiento de todos los temas que toca, tal delicadeza, que hace que nos sobrecojan aún mas y sabiendo contarnos la crudeza de una época amarga, incluso con un sentido del humor exquisito.
Ver a Alba Valldaura en escena interpretando esta Iaia, es presenciar la magia en primera persona. Casi me atrevería a decir que tiene algo de sobrenatural el trabajo que hace esta actriz.
Maneja su fisicidad de tal manera que es capaz de mutar de edad a voluntad sin que uno, aún mirándola fijamente, sea capaz decir en qué momento se ha producido la transformación, en qué momento se borran las sombras de la vejez para dar paso a la luminosidad de una muchacha a punto de casarse, o todo lo contrario, como los años consumen un cuerpo y una voz en cuestión de segundos y a ojos del espectador. Y que se atreve a rizar el rizo con ese momento final en el que una sola actriz es capaz de hacernos ver a dos personas ocupando el mismo espacio, a pesar de estar presenciando un monólogo.
Su composición de personaje es de los que uno ve una única vez en la vida y hace que, por ese mismo motivo, nos sintamos privilegiados.
Un trabajo hecho desde la sencillez, con poquísimo elementos en los que apoyarse, para levantar una historia que, aunque parezca mínima, es enorme.
Quizá el texto no sea el más brillante, ni el mas conmovedor, pero Alba lo convierte en un pequeño golpe de genialidad que nadie debería perderse. Sin lugar a dudas, la mejor interpretación femenina desde hace mucho tiempo.
Una función que nos dice que la vida no es solo una «cosa», que es una madeja de situaciones teñida de todos los colores que hay que saber apreciar, porque continúa hacia adelante sin darnos un respiro y hay que saber vivirla.
Una función que nos muestra cómo es posible que la cotidianidad, nuestro día a día, esté lleno de poesía y belleza, incluso en los momentos duros. Y que tiene la capacidad de tocar una tecla única y especial dentro de nosotros, y que nos hace salir sintiéndonos diferentes.
Una absoluta belleza.
Me atrevo a decir que es obligatorio ir a visitar a la Iaia, antes de que se marche.
Elenco: Álvaro Morte Sara Gómez Esteban Jiménez Anna Hastings Carlos De Austria
Vestuario: Iluminación: Escenografía: Blanca Clemente José Mora Blanca Clemente Álvaro Morte
Música: Coreógrafa: José Villalobos Fredeswinda Gijón
Dirección: Álvaro Morte
Ir a ver Tres Sombreros de Copa despierta en mi un sin fin de aromas del pasado.
Fue una de las primeras obras que me dieron a leer en el instituto, una de las primeras que ensayé y con la que aprendí a jugar en escena; también fue una de las primeras funciones que recuerdo haber visto en un teatro «Grande» con un fantástico Luis Merlo como Dionisio…
En fin, que cuando se me puso delante la posibilidad de volver a recuperarla, no quise resistirme.
Siempre he pensado que algo de este texto de Mihura se me escapaba, supongo que la lectura de un jovenzuelo de 15 años quedaba un tanto limitada a lo que el gran Miguel Mihura escondía tras sus frases, y ver esta propuesta ha sido como si encendieran una luz que dejara a la vista todas las esquinas de una habitación que había estado hasta entonces en penumbra.
Es difícil de explicar sin ver la función, pero el trabajo tan laborioso que han realizado para lograr la intención correcta a cada una de las intervenciones es tan magnífica, que aún me hace sonreir rememorar ciertos momentos del montaje que Alvaro Morte y el resto del equipo de 300 Pistolas ponen en escena. La propuesta que se traen entre manos es tan fresca y atractiva que no se puede pasar por alto.
Comienza la función y uno ya es consciente de que lo que va a presenciar no tiene nada que ver con la idea que podría llevarse preconcebida ante este texto. Ellos optan por jugársela a lo bestia, «Tirando pa’lante» y ¡vaya que sí!, la apuesta les sale redonda.
Jamás se me hubiera ocurrido pensar que Miguel Mihura pudiera convertirse en la esencia palpitante de los Hermanos Marx. Que todo aquello que ellos llevaban a cabo en sus películas, ese ritmo endiablado, lleno de dobles inteciones, de velocidades imposibles y malabarismo casi sobrehumanos, esos juegos con el absurdo tan efectivos, ¡y ese humor tan maravilloso! pudieran estar presentes dentro de un texto como este, y menos subido a un escenario, con la precisión con la que esta compañía lo lleva a cabo.
Solo puedo decir que gocé todos y cada uno de los minutos. Cada vez que la función amenazaba con languidecer, remontaba con una nueva cabriola, un nuevo guiño o un truco que hacía que nuestras orejas de espectador se volvieran a erguir para no perder detalle de aquello que ocurre en los recovecos del mundo de 300 Pistolas.
Los actores son piezas de un engranaje que funciona con absoluta exactitud. Todo está calculado al milímetro y realizado con una gustosa limpieza. Las coreografías, los movimientos, la minuciosidad en los detalles, el acierto en los gestos mas insignificantes, hacen de este montaje un trabajo impecable.Uno los mira con embobamiento, hasta el punto casi de babear. Esas interpretaciones de triple salto mortal, hacen que den ganas de aplaudir a cada cierre de cuadro. Siempre hay un «mas difícil todavía» que hace que cuando te quieres dar cuenta, te encuentras sentado en el filo de la grada provocado por el entusiasmo que nos genera cada nueva escena. Como si fuéramos niños pequeños. Esteban Jiménez es en sí mismo un parque de atracciones, no hay personaje de los que cae en sus manos durante esta función, que no sea un regalo para el espectador, es el delirio personificado y siempre impecable. Sara Gómez nos obsequia con el sabor agridulce de su Paula, que trae con tanta delicadeza. En ella podemos intuir la mirada triste del payaso, esa lágrima que nunca resbala porque no hay tiempo ni lugar donde dejarla. y a la vez tan divertida… la coordinación y el trabajo con sus compañeros es admirable. Hace de lo complicado un juego sencillo. Bellísima. Anna Hastings es un soplo de aire que revuelve la escena cada vez que aparece tras el telón, juega con ganas y nosotros lo disfrutamos a manos llenas. Carlos De Austria hace una cosa que a mi me parece muy complicada de lograr, y es llegar a dirigir la mirada del espectador para que este esté pendiente de sus puntos de vista en los momentos adecuados. Generoso cediendo el foco a sus compañeros, pero sabiendo lucirse en las escenas que le toca defender.
No se ha perdido ni un ápice de la magia y la candidez del original, todo lo contrario, se ha enriquecido de tal manera que creo que el trabajo que ha hecho Álvaro Morte con la adaptación y la dirección son de lo mejorcito que he visto en bastante tiempo. Al igual que su interpretación de Dionisio. Ofrece una visión tan renovada de este personaje, tan enriquecida, que es un placer haber disfrutado tanto descubriendo aspectos desconocidos, para mi, de este personaje.
Siempre valoramos los dramas, las tragedias y las funciones que te desgarran por dentro, pero Álvaro logra con esta comedia un trabajo absolutamente artesanal, rematado con un gusto exquisito ¡Lástima no haber llegado a ver lo que hicieron con El Perro del Hortelano!
Ya os podréis imaginar que os la recomiendo con ganas. Incluso creo que es una de esas funciones que aficionan a ver teatro a aquellos que se resisten. Atrapa desde el comienzo, hace que uno se divierta con ganas y que en ocasiones se emocione, está hecho todo con una ternura y una pasión tan grandes que traspasan y calan. 300 Pistolas son muy necesarios, son el teatro de Barraca resucitado y, eso, es una belleza. ¡Vayan a comprobarlo por sí mismos a Nave 73!
Elenco: Mario Hernández (El Chico) Gerardo de Pablos (La Estrella) Esther Vega (La Chica)
Esenografía: Quincalla Teatro
Música: Charlie Mysterio
Dirección: Mario Hernández
«Héroes» está basado en la novela que, con el mismo título, publicó en los 90 Ray Loriga.
Un texto desconsolado, que rezuma la desilusión y la rabia de la época.
En su viaje a los escenarios se transforma en un grito ahogado de tres personajes que viven enclaustrados en si mismos, que viven con resignación el momento que les ha tocado en suerte.
Los tres están encerrados en un bar que, a modo de purgatorio, les hace planear sobre sus ilusiones truncadas, volver a visitarlas y volver a caer sobre ellas, haciendo que cada uno de ellos entre dentro de un círculo vicioso de pensamientos y sentimientos lacerantes y atormentados.
Es un montaje duro, tanto por la prosa rebuscada del autor, como por su planteamiento. En ningún momento vemos un hilo conductor de la historia que nos facilite el camino a estos personajes de los que, en momentos, dudas si podrían simpatizarte y en otros, si has vivido ese aspecto de los 90, puedes verte reflejado.
Una puesta en escena con cierto olor a pasado que se niega a marchar. Donde la decadencia campa a sus anchas, impregnándonos a todos y dejándonos una sensación viscosa y, porqué no decirlo, premeditamente desagradable.
Mario Hernández, encargado de la dramaturgia y de la dirección del espectáculo y en estos momentos también actor,nos trae un montaje oscuro, lleno de lisérgicos soliloquios con toques de desquiciamiento que dejan sensación de asfixia en los espectadores. Quizá en exceso. Quizá se reitera demasiado en algunos aspectos, olvidándose de llegar a un punto en el que dar importancia a contar una historia que pueda enganchar al espectador.
Es cierto que a veces uno se deja llevar por lo que los personajes nos cuentan, es interesante e incluso identificable, (Sí, en los 90 fui un adolescente «raro» y ciertamente atormentado), pero el enrevesamiento de las figuras que el autor crea son tan complejas que es complicado entender con claridad lo que nos quieren transmitir y no sé hasta que punto su filosofía no ha quedado algo trasnochada.
El trabajo de los actores es complejo y convence. Desde el momento en el que aparecen en escena ya nos anuncian lo descarnado de su situación; propuesta que les funciona mejor a Mario Hernández y a Esther Vega que a Gerardo de Pablos, quizá por ser el suyo un personaje con una pose permanente que le resta credibilidad. Sin embargo Mario trabaja dentro de una realidad que resulta refrescante dentro de tanta intensidad; cosa que Esther Vega nos quita cuando llega su turno, pero, a la vez, su camarera tiene algo de hipnótico y de muñeca rota que convence e interesa, con una humanidad muy palpable.
Eché en falta algo mas de interacción entre ellos, aunque supongo que la propuesta de Mario Hernández, es el aislamiento de estos tres personajes, con lo que mi anhelo rompería su creación.
Es un montaje diferente y arriesgado, que recomendaría a nostálgicos y curiosos de la época y a amantes de los textos complejos de este autor nada convencional.
La semana que viene comienza de nuevo la temporada teatral en la capital, ¡ya había ganas!, y Nave 73la abre con una obra de la compañía Mudanzas y Portes Teatro, la obra se llama «Amor, ¿Y si lo hacemos antes de morir?» escrita por Álvaro Doñate y Marta Sánchez, dirigida por Samuel Señas e interpretada por Beatriz Manrique, Miguel Rascón, Carlos Guardiola y Álvaro Doñate, una comedia ácida que promete no dejarnos indiferente.
El pasado Lunes tuve el placer de pasar una tarde de charla con Álvaro Doñate y Miguel Rascón para que me contaran detalles de la creación tanto de la compañía como del montaje, que podremos ver todos los viernes a partir del próximo día 6 de Septiembre. Siempre es un gusto poder hablar con gente que derrocha tanto sentido del humor y tanta pasión por lo que hacen y que, ante las trabas que se plantean en estos momentos tan difíciles, se crecen y se lanzan al reto de presentarnos su propuesta.
Diseño de Eduardo Navarro y Miguel Rascón
En Un Entreacto.-¿Cómo surge la compañía?
MIGUEL.- Surge de una idea que tuvimos un día hablando de que estaría bien juntarnos y hacer algo. Y como Álvaro escribe, él es el dramaturgo de esta obra, ya tenía claro con quien quería hacer la obra, así que nos juntamos, leímos el texto, nos gustó mucho desde un primer momento…
ALVARO.- ¡¿Qué va a decir él?! Jajaja
MIGUEL.- Ese fue el germen de todo. De una charla de “¿Porqué no nos juntamos?… Hay que hacer cosas…” ¡y aquí estamos, a punto de estrenar!
Después vino lo de buscar a Marta Sánchez que es una muy buena guionista que trabaja para Globomedia entre otros sitios, para que colaborara haciendo arreglos en el texto, en la dramaturgia y que acabó formando parte de todo esto. Además de encontrar al director, claro, a Samuel Señas… y de esto puede que haga un año…
ALVARO.- Sí, mas o menos hará 8 o 9 meses que se cerró el texto, que fuimos juntando a las personas, actores, director… Samuel fue quien nos sugirió a Marta, ya había trabajado con ella y nos dijo que porqué no la sumábamos al proyecto para rematar algunas partes del texto y así es como poco a poco se creo “Mudanzas y Portes Teatro”
EUE.- ¡Teatro! Que nadie se confunda con el nombre.
MIGUEL.- Sí, teatro. Porque además eso es lo que realmente nos gusta, el teatro. Nos apasiona todo lo audiovisual, la performance, lo que rodea el tema del diseño, pero en donde nos encontramos realmente cómodos es ahí, en el teatro; en la suma de todas las cosas que lo rodean y que hacen que sea eso ¡Teatro!
Fotografía de Mandela Photography
EUE.- Así que este es el primer montaje que hacéis como compañía, ¿no?
MIGUEL.- Sí, habíamos trabajado antes juntos en varias ocasiones, procedemos de la misma escuela, aunque no en los mismos cursos, pero si que hemos coincidido en trabajos dentro y fuera de la escuela; pero como compañía y con nuestro propio texto es la primera vez, porque aunque lo haya escrito Álvaro junto con Marta, es “nuestro”.
ALVARO.- ¡Ahora ya sí! Jajaja La verdad es que la obra se ha convertido en un poco de todos y creo que ese es el camino inteligente. Y sí, como compañía es nuestro primer montaje. “Amor, ¿Y si lo hacemos antes de morir?”, título cortito, ¡como el nombre de la compañía! Jajajaja
EUE.- Y el estreno absoluto además es este próximo día 6 de Septiembre.
ALVARO.- Sí, este es el estreno. En Nave 73, todos los viernes a las 21,30h.
EUE.- ¿Y qué es lo que nos vais a contar con la función? Todo lo que sea posible contar sin desvelar demasiado…
ALVARO.- Es cierto que hay obras en la que puedes contar mas y otras en las que puedes contar menos… y esta es de las que puedes contar menos… Es una obra muy original, fresca, divertida, pero no solo es fresca y divertida. Comienza con un ritmo muy similar al de las sitcom televisivas, son cuatro personajes muy identificables. Raúl, Pilar, Alex y…
Fotografía de Mandela Photography
MIGUEL.- Hugo
ALVARO.- ¡Eso! Raúl, Pilar, Alex y Hugo… ¡Me había olvidado!… jajajaja
No hay un negro, juro que la he escrito yo, eh?!
La obra habla de cuatro amigos, uno es Álex, que vuelve del funeral de su primo y quiere reunir a su novia, Pilar, y a sus dos mejores amigos, a los que conoce de la época de la universidad, para hacer algo… y a partir de ahí tiene que ser el espectador el que tiene que venir y descubrir su propósito. La obra comienza de una manera y termina de otra muy distinta. Es una obra en la que, como bien lo define Samuel, el público siempre va un paso por delante, siempre tiene un poco mas de información que los personajes y va viendo hacia donde va yendo todo. La obra habla de que no conocemos tanto a la gente que nos rodea, por mucho que lleves 10 años conociéndote.
MIGUEL.- Es algo muy bonito porque, como espectador, puedes ir vislumbrando lo que les sucede a los personajes cuando el protagonista y sus verdaderos amigos, que están en escena con él, no se están enterando de nada. Es una especie de puzzle que se va armando desde fuera. Es como cuando estás pintando un dibujo muy grande, pero que como estás trabajando desde tan cerca, no eres consciente de lo grande que es, pero desde la distancia, posición que tiene el espectador, se puede ver la envergadura real que tiene todo.
Fotografía de Mandela Photography
EUE.- Álvaro, ¿en qué te inspiraste? ¿Fue la obra la que unió a la compañía o la compañía inspiró la obra?
ALVARO.- Fue un poco las dos cosas. Si que es cierto que cuando escribía la obra pensaba en Miguel, en Bea, pensaba en Carlos. No voy a decir que los personajes sean ellos, pero si que están hechos un poco a su medida y tiene cierta “cosa” de cada uno de ellos, pero yo la escribí y luego se la propuse. La verdad que esto ha sido como un plato al que se le han ido añadiendo ingredientes que han ido encajando bien, a ver ahora que tal.
MIGUEL.-¡A ver ahora si nos hemos pasado de sal! (Mirada cómplice entre los dos)
ALVARO.- ¡Claro! , ahora habrá que ver si nos hemos pasado de sal o se ha quedado soso…
EUE.- Ya hay ganas de estrenar, ¿verdad?
ALVARO.- La verdad es que sí, que yo firmaría porque mañana mismo se estrenara.
Además que todo ha sido un tanto accidentado, han sido un montón de meses de ensayos, de buscar salas y cuando ya la teníamos, la sala injustamente cerró, como le ha pasado a otras tantas en tan poco tiempo…Después tuvimos la suerte de encontrarnos con Nave 73 que lo acababan de inaugurar hacía muy poco tiempo y fue un flechazo absoluto, nos encantó porque puede llegar a ser un punto de referencia teatral en la ciudad y sentimos que encajamos muy bien con su estilo, por su programación, por como son ellos…
EUE.- Miguel, tiene que ser algo muy especial inspirar la creación de un personaje, ¿no? Por la circunstancia que sea, físico, actitud, la forma de interpretar…
MIGUEL.- Sí, la verdad es que Álvaro nos conoce mucho y es una cosa muy bonita que un amigo piense en ti cuando está escribiendo. Fue muy especial cuando me lo ofreció, aunque fue justo el momento en el que comenzaba con los ensayos de “Bajarse al Moro”(Miguel participó en el montaje que la Kimera Teatro realizó de la obra de José Luis Alonso de Santos a comienzos de verano en Madrid) y estaba metido en otras cosas, pero pensé “La tengo que hacer” y Álvaro me preguntaba todo el tiempo “pero ¿tú la vas a poder hacer? Si puedes, el personaje es tuyo, pero ¿la vas a poder hacer?”
ALVARO.- ¡Y ha podido!
EUE.- La verdad, Miguel, es que este año lo has tenido lleno de proyectos.
Fotografía de Mandela Photography
MIGUEL.- Sí, este año he tenido tres montajes. “Bajarse Al Moro”, “Amor, ¿Y si lo hacemos antes de morir?” y el próximo 14 de septiembre estreno en Getafe “1984” inspirada en el libro de George Orwell. Así que este año está siendo un tanto stresante, pensaba “Estoy en tres obras a la vez, no tengo tiempo para ensayar y, lo mejor de todo, ¡no tengo tiempo para ganar dinero!” ¡Me he pasado los últimos meses encajando ensayos y a la vez intentando encontrar trabajo en los huecos que tenía entre ensayos!
ALVARO.- ¿Para qué ganar dinero si no lo puedes gastar? Jajajaja
MIGUEL.- ¡Me voy a llevar una tienda de campaña al local de ensayo! Pero no puedo quejarme, estoy encantado de la vida.
ALVARO.- Al final hemos llegado todos vivos. Todos tenemos que compaginarlo con nuestras cosas, todos tenemos mil historias, pero es gratificante ver como al final todos hemos encontrado tiempo, a pesar del cansancio de venir de otro ensayo o de un bolo en alguna ciudad de “no se donde”…
MIGUEL.- Y eso yo creo que al final es positivo, porque toda los que pertenecemos a “Mudanzas y Portes” somos gente que no paramos, somos gente muy activa, que nos gusta generar. Y todos nosotros somos así. Si fuéramos gente que se queda en casa viendo la tele, Álvaro, no hubiera pensando en nosotros para esta obra, o no hubiera tenido ese arranque para empezar a escribir.
ÁLVARO.- Es que al final, de la gente que te acuerdas es de todos aquellos que se mantienen activos, de la forma que sea. Y al igual que ha pasado con nosotros, ha pasado con Mandela que es el fotógrafo o Eduardo Navarroque es quien ha diseñado junto a Miguel el cartel, son gente que le apetece involucrarse en proyectos y es que el movimiento genera mas movimiento.
Fotografía de Mandela Photography
EUE.- Es cierto lo que dices, es muy necesario provocar que sucedan cosas, no quedarse parado esperando a que alguien venga a proponerte, si no que seas tú mismo el que diga “Venga, hay que trabajar y seguir hacia adelante. Si no sale trabajo por este lado, vamos a hacerlo nosotros por este otro”.
ÁLVARO.- Sí, hay que generar cosas que a ti te gusten, que a ti te motiven, porque no siempre te toca trabajar en cosas que a ti te gusten y no estamos en posición de rechazar nada, pero si que es un gustazo poder hacer cosas que te gustan.
EUE.- ¡Claro! Es muy importante poder tener el placer de poder hacer lo que a ti te llena.
ÁLVARO.- Es cierto, aunque a todos no tiene porqué gustarnos lo mismo. Esta obra puede que a unos les guste y a otros no, ¡fantástico! Solo espero que a nadie deje indiferente. Además que creo que las cosas rezuman algo que va mas allá cuando está hecho con ganas y se nota el cariño. Tal y como está el panorama, si haces algo, hazlo con ganas, ¡con lo que cuesta levantar un proyecto! Eso siempre lo digo cuando voy a ver un proyecto de alguien que ha levantado algo con cuatro personas, “Chapeau! Por la valentía”
EUE.- A la hora de encarar el trabajo, ¿ayuda el que todos hayáis pasado por la misma escuela?
ÁLVARO.- Sí, si que ayuda porque es un código muy similar, pero por ejemplo Samuel, el director, estudió solo un año y medio en Cristina Rota, después él se licenció en la RESAD y a mi, de las cosas que mas interesantes me ha parecido de este trabajo es la visión que él nos ha aportado. Aunque nos conocía, no había trabajado con todos y él nos ha aportado su visión, sus herramientas como director y ha sido de las cosas mas enriquecedoras, me ha dado formas de trabajar que yo no conocía… A parte, por supuesto, de trabajar con todos ellos.
EUE.- Álvaro, ¿qué se siente a la hora de ver tu creación en escena?
ÁLVARO.- ¡Casi prefiero no pensarlo! Ya bastante nervioso estoy con el trabajo como actor como para pensar en lo otro jajajaja
No, en serio, la verdad que a nivel personal, ver algo tuyo, aunque insisto que no es solo mío, también es de Marta y me gusta hacer hincapié en ello, te llena de ilusión y de orgullo, ¡no voy a negarlo! Pero también muchos nervios
MIGUEL.- Es que es una gran responsabilidad.
ÁLVARO.- Claro, es una gran responsabilidad, por eso te decía que no quería pensarlo mucho jajajaja
MIGUEL.- A ti no te puede servir la típica situación en la que se dice “A ti , como actor, el texto es que no te ayuda”! jajajaja
Fotografía de Mandela Photography
ÁLVARO.- Estoy contento por el hecho de pensar en aquel momento en el que pensaste por primera vez en una situación y ver hasta donde ha llegado. Justo esta sensación la he vivido también hace poco con una pieza mía que se representó en Microteatro, pero me ilusiona ver que ahora es una obra de teatro larga… ¡Aunque no mucho! jajajaja
EUE.- Pero tiene que ser difícil distanciarse y trabajar como actor en algo que ha salido de ti, ¿no?
ÁLVARO.- Bueno, como al final ha sido un trabajo de todos, con su colaboración ha sido mas fácil, porque lo han hecho suyo, y muy bien hecho. No ha habido momentos en los que haya pensando “Madre mía lo que están haciendo…” Confié mucho en ellos.
MIGUEL.- Yo he conocido algunos autores que se han metido en el montaje y se ha convertido muchas veces en una tortura. Es cierto que no siempre, pero si he vivido casos en los que he oído eso de “No has respetado tal coma o no has dicho la frase como venía”. Sin embargo Álvaro ha confiado en el director y cuando estaba como actor, estaba como actor y eso se agradece mucho.
ÁLVARO.- Es que es muy importante que cada uno tenga su sitio. Así entiendo yo el teatro, el cine, la televisión… me da igual y yo he disfrutado del proceso como actor porque estoy trabajando como actor y es que con Samuel me ha sido muy fácil desprenderme porque creo que lo ha hecho muy bien y me ha descubierto incluso cosas en las que ni yo mismo había pensado que pudieran ir por ahí.
EUE.- Samuel ha aportado una visión diferente.
ÁLVARO.- Claro, porque cuando uno lo crea, lo tiene en su cabeza y en el momento que viene otra cabeza, lo que hace es sumar y eso siempre es positivo.
La escenografía también la ha ideado Samuel. Todo está hecho de cartón, con cajas… El nombre de la compañía viene un poco por ahí. Es una idea muy interesante, es el salón de una casa a la que se acaban de mudar. Tiene cierto toque de “Dadaísmo”…
MIGUEL.- Es la idea de trasladar las cosas de sitio, tanto de objetos como de, en este caso, el público. Porque lo que intentamos es cambiar las cosas de lugar tanto exterior como interiormente.
Las cajas de cartón tienen un simbolismo muy fuerte, todo el mundo las identifica con los cambios.
Samuel habla de que las personas siempre acaban por tomar la forma de lo que llevan dentro y, basándose en esto, él ha pensado que las cajas pueden tomar la forma de las cosas que guardan en su interior. Por eso una caja que guarda una planta, de repente se convierte en esa misma planta, al igual que una persona si alberga algo oscuro en su interior acaba oscureciéndose. Creo que es algo muy interesante.
EUE.- Pues sí, la verdad que es una visión y una idea fascinante que le dará otra visión cuando veamos la función. Bueno, y para finalizar esta entrevista, ¿qué esperáis de Mudanzas y Portes de aquí a un futuro?
Fotografía de Mandela Photography
ÁLVARO.- Bueno, somos muy conscientes que las circunstancias no son muy propicias y que ahora mismo la única manera de poder salir de la comunidad de Madrid; porque programar en la capital es algo complicado viendo los cierres de salas alternativas que está habiendo y que los teatros comerciales no se atreven a arriesgar, a pesar de estar convencidos que al gran público le encantaría; es salir a festivales o ir a ayuntamientos, y lo del tema de los ayuntamientos en estos momentos está complicado. No queremos ser pesimistas y si que andamos hablando con programadores, pero de momento nos queremos centrar en el estreno y nuestro paso por Nave 73. Así que animamos a todo el mundo a que se acerque y descubra esta historia.
MIGUEL.- Y yo aprovecho desde En Un Entreacto para decirles a los teatros comerciales que se atrevan a apostar, al igual que hacen salas como Nave 73 que se arriesgan y programan cosas que les gusta y lo defienden, y que hagan ver a través de su programación al gran público, que no solo los actores de renombre hacen buenos trabajos, si no que hay muchos actores y compañías que estamos ahí, con ganas de ofrecerles otras alternativas. Aunque somos conscientes que eso sería lo ideal y que es complicado mover a los públicos tan diferentes que hay en salas y teatros para que conozcan otros espacios distintos a los que están acostumbrados.
ÁLVARO.-Claro, la gente tiene que ser consciente que las salas alternativas son eso, alternativas, y no solo quedarse con esa visión de que van a encontrar teatro “experimental”, si no montajes de obras de todo tipo, desde teatro clásico o autores contemporáneos a esa teatro “experimental” del que hablo.
Estaría encantado de que hubiera cierta porosidad y la señora que va al Coliseum se deje caer por Nave 73 o que quien viene por aquí se deje llevar por algo programado en el María Guerrero. Lo importante es la calidad y de un tiempo a esta parte la calidad del teatro hecho y programado en las salas alternativas ha crecido muchísimo, simplemente es teatro autogestionable que no cuenta con ayuda de los “grandes”, pero eso no quiere decir que no pueda ser tan grande como ellos, y eso es lo que mola. Al fin y al cabo es cultura y eso es de lo que se trata, ¿no?
Y con esta llamada de atención al público tan cierta y este buen sabor de boca, cerramos una tarde tan agradable, llena de buen humor, teatro y contagiado con su ilusión y las ganas de poder ver «Amor, ¿Y si lo hacemos antes de morir?».
Solo me queda dar las gracias a Álvaro y a Miguel por dedicar un rato de su tiempo a En Un Entreacto y por su generosidad y darnos la exclusiva de poder publicar junto a esta entrevista el primero de los Teaser de la función.
Por supuesto, no me quiero olvidar de Rocio Navarro de Nave 73 por su compañía y por prestarnos un hueco de esta maravillosa sala para que esta entrevista tuviera lugar.
Sigo diciendo que es un auténtico placer poder contar con «Teatreros» que quieran aportar tanto y con tantas ganas, ahí seguiremos estando para apoyarles.
Si queréis comprar las entradas podéis hacerlo a través de la web de la sala o en Atrápalo y también podéis seguirles a través de Twitter: @MudanzasyPortes y @nave_73