Categorías
Aixalà Arquillué Benet Edward Albee Machi Pou Quien teme a Virginia Woolf Teatro Teatro La Latina Veronese

¿Quién Teme a Virginia Woolf?

Título:
¿Quién Teme a Virginia Woolf?

Lugar:
Teatro La Latina

Autor:
Edward Albee

Elenco:
Carmen Machi (Martha)
Pere Arquillué (George)
Mireia Aixalà (Honey)
Iván Benet (Nick)

Traducción:
José María Pou

Dirección:
Daniel Veronese

Hay textos que por circunstancias de la vida te tocan mas de cerca y es imposible resistirse cuando aparecen en cartel y ¿Quién Teme a Virginia Woolf? es uno de ellos. Hace muchos años tuve la osadía junto con una amiga de querer montar esta función escrita por Edward Albee, de una manera amateur, pero con la pretensión de mostrar al mundo que éramos los actores ideales para poder encarnar a Martha y a George… Uno con 20 años tiene estas cosas, y aunque finalmente el texto pudo con nosotros y nos abrió los ojos a base de golpes, tuvimos la suerte de encontrarnos con una maravilla de función que se ha quedado clavada dentro de nosotros. Un pulso para el actor y para el espectador como este no es fácil de olvidar.
Martha y George son un matrimonio desgastado que regresa a casa tras una fiesta organizada por el padre de Martha, rector de la universidad en la que trabaja George. Todo seguiría un patrón normal en sus vidas; un poco de discusión, unas copas para rematar la borrachera, una lucha dialéctica que después de varios «rounds» les enviaría, vacíos y asqueados, a dormir… Si no fuera porque han invitado a Nick, nuevo compañero de George, y su mujer Honey, a tomar «una última copa» junto a ellos; dos jóvenes que tienen la desdicha de ponerse justo entre dos seres carcomidos por el hastío y el odio. La velada se convertirá en una acumulación de ataques, de los que ninguno de los cuatro saldrá bien parado…
 Con este argumento uno ya sabe que va a asistir a una función nada cómoda, donde cualquier gesto de amabilidad se convertirá en un bofetón y donde cualquier reproche vendrá acompañado de un contraataque.
Una función que desde el primer minuto te deja sin respiración. Una sucesión de frases y réplicas retorcidas con una sola intención, destruir al otro a cualquier precio.
Con tal propósito, Martha y George, ven en sus invitados el arma arrojadiza apropiada para poder demostrar quien de los dos tiene el poder de someter al otro. Es cierto que en la función uno se ríe, además con ganas, con algunas de las ocurrencias de estos personajes, pero ni una sola palabra que sale por sus bocas está libre de llevar veneno y dolor.
Lástima que en algunos momentos se pierda el maravilloso texto. Las discusiones están montadas tan «picadas» que entre los personajes se atropellan y frases que merecen ser escuchadas por lo lacerante de su sentido, quedan pisoteadas entre si… Supongo que esto está hecho para lograr mayor realismo, ya que nadie respeta turnos cuando discute… pero esos momentos quedan algo «sucios», al igual que también eché en falta algunos silencios; algunas pausas que creo necesarias para darle mas peso a la situación, y a los personajes, y que la celeridad no impida aturullar al espectador. 
Supongo que va en gustos y la opción escogida por Daniel Veronese era la de darle mas agilidad al enfrentamiento.
No sé si he visto en un mismo año demasiadas veces sufrir a Carmen Machi, pero no he podido evitar encontrar similitudes entre la Helena de «Juicio a una Zorra«, la hija superada por esa madre opresora de «Agosto» y esta Martha. Con esto no quiero decir mas que lo que he dicho, la Machi es un bicho de escenario en toda regla y resuelve con nota cualquier papel que le cae en las manos, eso es así; pero también es cierto que viéndola tantas veces seguidas, uno vislumbra ciertos «códigos» en su interpretación. Pero hay tanto que aprender de ella, de la forma en que afronta cada personaje, que siempre es un placer verla en escena. En mi opinión, tiene la virtud de saber qué teclas tocar en cada espectador para que este se rinda a sus pies.
Pere Arquillué tiene un personaje tan rico, tan lleno de sentimientos, de cosas guardadas en su interior… ¡Qué placer poder afrontar este personaje! Es cierto que yo ya venía con una idea preconcebida de cómo «debía» ser George y no tenía nada que ver con lo que él nos ofrece, esto no es malo, pero creo que mi amigo César lo definió con acierto, se lleva el personaje hacia «lo ibérico» y esto no está mal, si no fuera porque el personaje es americano… Sin embargo Pere Arquillué le da una socarronería a George muy acertada. Es interesante que te rompan los esquemas y descubrir nuevas visiones sobre un mismo personaje, estés mas o menos de acuerdo en ello.
Iván Benet me sedujo nada mas entrar en escena, transmite una mezcla de inocencia y masculinidad que definen perfectamente al personaje, siguiendo el juego de sus dos anfitriones con ganas y reaccionando claramente a todo lo que acontece en escena.
Con Mireia Aixalà me surge cierto conflicto, tan pronto me daba la sensación de vagar sin sentido por la escena, como entraba en la trama dando puntos de vista mas que acertados. Es un personaje que dentro de su aparente jovialidad e infantilismo esconde un drama tan grande que incluso en ella se vislumbran los comienzos de lo que pudo llevar a Martha a la caída en picado en la que se ha convertido su vida.
Me agradó mucho, tanto en Iván Benet como en Mireia Aixalà ese punto de coherencia que ayuda al espectador a tomar contacto con la realidad en la demente situación en la que son sumergidos por sus anfitriones.
Un montaje interesante de ver y un placer reencontrarme con un texto del que me reafirmo en su grandeza, pero del que a la vez salí con la sensación de no haberlo «sufrido» tanto como me hubiera gustado.
Categorías
Agosto Baró Borrachero CDN Garbisu Gerardo Vera Irene Escolar Machi Sanchís Teatro Valle Inclán

Agosto (Condado de Osage)

Título:  
Agosto (Condado de Osage)

Lugar:
Teatro Valle-Inclán

Autor:  
Tracy Letts

Reparto:
Amparo Baró (Violet Weston)
Sonsoles Benedicto (Mattie Fae Aiken)
Alicia Borrachero (Ivy Weston)
Irene Escolar (Jean Fordham)
Gabriel Garbisu (Steve Heidebrecht)
Antonio Gil (Bill Fordham)
Carmen Machi (Barbara Fordham)
Markos Marín (Charles Aiken Junior)
Miguel Palenzuela (Beverly Weston)
Chema Ruiz (Deon Gilbeau)
Clara Sanchís (Karen Weston)
Marina Seresesky (Johnna Monevata)
Abel Vitón (Charlie Aiken)

Dirección:
Gerardo Vera

Esta crónica tendría que estar escrita desde hace mas de un mes, cuando tenía mis entradas compradas, pero la gripe también hace estragos entre los actores y a comienzos de Enero se tuvieron que suspender algunas funciones…  Algo que me hizo temer que me quedaría sin poder verla, ya que se habían agotado prácticamente todas las entradas antes del estreno del día 7 de Diciembre. Al final, lo que tenía que haber durado hasta el domingo 19, para suerte de unos cuantos se prolongó hasta ayer día 22 de Febrero. Seguro que ha supuesto un esfuerzo extra tanto para el equipo artístico y técnico como para el CDN, y desde aquí les doy las gracias porque finalmente he tenido el privilegio de presenciar algo que creo será comentado durante mucho tiempo.
«Agosto» nos cuenta la historia de una familia americana que se desmorona. Una familia obligada a reunirse tras la repentina desaparición del padre (Miguel Palenzuela). Reunión que hace aflorar el resentimiento y el amor mal aprendido de todos los integrantes de esta familia que vaga desamparada por la vida. Una familia que se sostiene sobre los hombros de una madre (Amparo Baró) enferma y adicta a las pastillas. Harta, dolorida y asqueada de todo, guarda mil secretos que le escuecen por dentro y que alivia haciendo blanco de su ira sobre sus tres hijas (Carmen Machi, Clara Sanchís y Alicia Borrachero). Las cuales a su vez son portadoras de sus propias miserias y que intentan crear su particular felicidad, la cual siempre queda infectada por esa madre asfixiante que, incluso en la distancia, tiende sus sogas sobre ellas. Una madre que al final sabemos que solo demanda la porción de amor que nunca le dieron y que, anestesiada de cariño, tampoco sabe dar a los que le rodean.
La obra, última pieza dirigida por Gerardo Vera al frente del CDN, es una dolorosa visión de las tripas de una familia que no sabe amar y que cuando ve florecer el amor, lo aplasta porque no sabe como mantenerlo vivo. Un texto de Tracy Letts y versionado por Luis García Montero, lleno de dolor, amargura y un humor corrosivo que me tuvo fascinado desde el comienzo hasta ese dasasosegante final. 
Hubo momentos que no supe si reír, llorar, hacer las dos cosas a la vez o como tomarme las situaciones que se planteaban en el escenario porque todo aquello de lo que nos reíamos, además con ganas, era realmente algo que destrozaba los corazones de los personajes. Pocos momentos hay en la representación que te den un respiro y los que hay vienen anunciando un golpe mas duro que el anterior. Como digo, la función está llena de momentos cómicos que, a mi personalmente, me hacían doler por dentro, pero de los que era imposible no reírse porque, al igual que cuando uno sufre la pérdida de un ser querido no puede sostener el duelo de contínuo, al espectador le sucede con estos personajes lo mismo, y aunque compartimos el sentimiento con ellos, se necesita aliviar esa tensión de alguna manera, y este texto sabe como manejarlo. El texto está lleno de diálogos brillantes, monólogos desgarradores y silencios que desesperan de todo el sentimiento que contienen. Y si a eso añadimos un reparto que se entrega con el alma abierta a la función, poco mas se puede pedir.
¡Qué grande es Amparo Baró! No tengo forma de expresar todo lo que pude gozar viéndola en escena, que cantidad de sentimientos me removió por dentro con su Violet. Qué generosidad por su parte el volver a los escenarios de esta forma, dando una lección de humanidad sobre las tablas… Me hizo sentir un privilegiado por dejarme mirar dentro de su alma de actriz.
Por supuesto que todo el reparto es maravilloso, no hay uno solo de todos ellos que se quede rezagado. Todos tienen grandes momentos que saben aprovechar al máximo y de los que no perdí detalle, eso es algo que también engrandece al libreto, que regale a todos los personajes su momento de gloria. Es maravilloso. 
Carmen Machi está espléndida, no puedo dejar de disfrutar la verdad con la que afronta su trabajo, su forma de moverse por escena, la forma de hacer suyas las frases. El brillo emocionado en sus ojos. Todo, absolutamente todo es una verdad palpable.  
Alicia Borrachero me enamoró con su hija/hermana asfixiada por la vida y tan cruelmente golpeada al final de la función. Hay tanto amor en lo que hace, en lo que dice, en sus caricias, que aún me emociona el visualizarla.
Clara Sanchís me tuvo hipnotizado todo el tiempo de su monólogo inicial, imposible dejar de observar un personaje tan lleno de matices.
Irene Escolar compone un personaje tan real, tan cercano a la vida que hay fuera de las puertas del teatro, que a veces parecía que no estaba diciendo un texto aprendido… Se nota lo que ha mamado…
Sonsoles Benedicto da un recital de dolores silenciosos y frases hirientes que hacen que comprendas lo injusto de su personaje.
Marina Seresesky tiene el agente externo de toda esta odisea, quien aparentemente ajena al dolor, acaba por ser una presencia indispensable para esta familia. Su forma de escuchar y reaccionar ante los otros personajes es maravillosa.
Antonio Gil ofrece un recital de contención brutal, me pareció complicadísimo hacer ver al espectador la culpabilidad y la «misericordia» hacía su despechada y desprotegida esposa, bajo una capa de aparente naturalidad pensando que, lo suyo en ese momento, no es importante.
Grandes momentos también los ofrecidos por Gabriel Garbisu seduciendo a la menor, Markos Marín intentando confesar y no pudiendo por el bien de su amada, Abel Vitón enfrentándose a su mujer tras 38 años intentando, sin éxito, aplacar el dolor de ella. Chema Ruiz dejándose seducir por la mayor de las hijas en un momento de debilidad humana como es el que se siente con el abandono. o Miguel Palenzuela en ese precioso momento siendo escuchado por su recién contratada sirvienta Y es que ellos, los hombres, son el contrapunto; la lucha del amor, en todas sus variantes y con todos sus defectos, frente a las mujeres de la familia, impedidas de todo afecto por el manto asfixiante de la madre.
Una función que vibra con la magia de los actores. Maravilloso momento el de las tres hermanas hablando sobre ellas y sus vidas, se podía haber parado en ese momento el mundo que yo no me hubiera enterado. Todo mi ser estaba en ellas, en lo que contaban, en como se reían, se miraban, se decían… 
Al igual que los enfrentamientos entre los personajes de Baró y Machi, una auténtica montaña rusa de escenas que me dejaron sin aliento. 
Después de ver la función tuve un pensamiento. Había salido tan fascinado por lo que había prensenciado, que ahora que coqueteo con la posibilidad de volver a subirme a las tablas, pensé lo feliz que sería subiéndome a un escenario y poder conseguir hacer sentir al espectador una milésima parte de lo que estos maravillosos actores me han hecho sentir a mi con esta obra. Qué bien ver un trabajo tan bien hecho.
Dentro de un tiempo diré «Yo vi Agosto» y aún habrá algo dentro de mi que se acelerará de pensar que así fue…
Categorías
Abadía Juicio a una Zorra Machi Miguel del Arco Teatro

Juicio A Una Zorra

Tras su paso por el Festival de Teatro de Mérida de este verano, llegó a la cartelera del Teatro de la Abadía «Juicio a una zorra«, un texto escrito y dirigido por Miguel del Arco para ser interpretado por Carmen Machi. Monólogo en el que La Bella Helena se defiende de la Historia en si, de todos aquellos personajes que la vilipendiaron y ultrajaron y que pasaron a la eternidad como auténticos héroes…Y creo que esto es todo lo que puedo decir de esta función manteniendo cierta sobriedad en mis palabras…

Quedé absolutamente prendado del texto. Enamorado de sus palabras, de su intensidad, de los giros que esconde; de sus subidas y bajadas. Un texto que tan pronto te acaricia y te cosquillea como te abofetea y te fuerza a escuchar todo lo agrio que cuenta. Porque dentro de Helena nos podemos identificar todos, en su injusticia y su sufrimiento, en esa ironía tan dolorida que destila y que baña con copas de vino… Una delicia, ¡lo mires por donde lo mires!
¿Y qué decir de Carmen Machi? ¿Qué puedes añadir cuando te das cuenta que has estado presenciando una lección de teatro y de humanidad tan grande?
No hay palabras para poder definir lo que presencié el 20 de Noviembre pasado en el Teatro de la Abadía. Tener el privilegio de ver como alguien, sin abrir la boca, atrapa al público y le mece de la manera en que lo hace Carmen Machi. 

Es increíble el poder que posee, el respeto que desprende tan solo con su presencia; y es que con tan solo una mirada, todos quedamos prendados de ella, queriendo que nos cuente, que nos haga cómplices de su historia. Si ella dice que es la mas bella, nosotros lo admitimos, si ella dice que es la mas zorra, nosotros la creemos, si ella se permite un guiño, nosotros se lo reímos, si ella quiere que lloremos, lloramos. Como digo, ella manda y nos lleva donde quiera y nosotros obedecemos felices.

¡Qué maravilloso resulta ver a Carmen Machi en escena! Sus gestos, sus maneras, su voz. Hace que uno quiera vivir por siempre encima de un escenario. Verla actuar es pensar que la genialidad es sencilla y que no vas a querer dejar de saborearla. Se desgarra por dentro para dárselo todo al público. No se reserva. Es pura energía controlada, dispuesta para ser lanzada hacía la grada. Y lo mejor de todo es que, cuando finaliza el monólogo, y Helena desaparece para dar paso a Carmen, la actriz… No vemos a Carmen, la actriz; vemos a Carmen, la persona. Con su actitud ves que ella misma está satisfecha de su trabajo, que lo disfruta y que, de alguna manera, no da crédito a que, la emoción acumulada en la sala, haya sido cosa suya… ¡No me digáis que eso no la hace grande! A mi forma de ver la convierte en toda una Dama de la Escena, como hay muy pocas… Os juro que cuando terminó la función lo único que tenía ganas era de saltar al escenario y abrazarla para mostrarle toda la emoción que me había hecho sentir durante la hora que dura el monólogo. Pasado ya un tiempo iba andando por la calle y aún sentía que en mi cuerpo, en mi garganta, en mis tripas, seguía vibrando esa sensación… La de saberme presente en un momento mágico y que permanecerá por mucho tiempo dentro, en lo mas profundo… Lo siento Helena, pero después de esto, tu deseo no se va a poder ver cumplido. No caerás en el olvido.

Poco mas puedo añadir. Sé que no he sido nada analítico, pero es que lo que vi el otro día fue algo mas allá de la piel y para eso, como dije mas arriba, no hay palabras.

Diseña un sitio como este con WordPress.com
Comenzar