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Antonio Velasco El Ultimo Vuelo Saint-Exupery En Un Entreacto Radio GetafeVoz Irene Arcos Nacho López Sara Martín Secundario

En Un Entreacto Radio – Programa 17

Acabamos Mayo en En Un Entreacto Radio con otro gran programa emitido desde GetafeVOZ.
Primero tuvimos la gran suerte de poder contar con Antonio Velasco, que vino a presentarnos su último montaje “El Último Vuelo de Saint-Exupéry” y para hablarnos de “Secundario” que ha regresado a Madrid. Antonio es de esos actores que llevan el oficio de Cómico por bandera. Con él hablamos de sus montajes, de las diferentes formas de hacer teatro; hablamos de la experiencia de llevar el teatro allá donde está la gente, sacándolo del recinto habitual. Una de esas charlas que nos descubren el incansable y maravilloso espíritu que se esconde tras el teatro de resistencia.
Después hicimos una de esas piruetas raras que nos salen de vez en cuando y mezclamos a parte del equipo de “Entreactos” con los de “Una Historia de Amor y Miedo”, utilizando como nexo de unión a la actriz Irene Arcos, que está trabajando en ambos montajes y que vino acompañada de Sara Martín y Nacho López. Con ellos hablamos de ambas funciones, de sus preferencias a la hora de trabajar, de jugar, de qué es eso de ser actor/actriz, incluso de cine Gore y superhéroes.
¡No se puede pedir más en una hora de programa! Bueno sí, nuestro particular repaso de la cartelera.
¡Bienvenidos a En Un Entreacto Radio!
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Alicia Lobo Óscar Sanz Cabrera Irene Arcos Jorge Cabrera Lágrimas Mocos y Sangre Noé Denia Teatro Lara

Lágrimas, Mocos y Sangre

Título:
Lágrimas, Mocos y Sangre

Autor:
Óscar Sanz Cabrera

Lugar:
Hall del Teatro Lara

Elenco:
Jorge Cabrera (Paquito)
Irene Arcos (Vanessa)
Alicia Lobo (Pilar)

Escenografía:
La Partida

Atrezzo y Vestuario:
Producciones El Farol

Diseño de Luces:
La Partida

Dirección:
Noé Denia y Óscar Sanz Cabrera

Es una maravilla darse cuenta que la capacidad de sorpresa sigue intacta por mucho teatro que uno vea; aún hay tanto qué descubrir y con lo que sentir que algo se te encoge por dentro de emoción, que es maravilloso y tremendamente excitante acudir a cada cita teatral, y, en ocasiones, cuanta menos información adultere la experiencia, mejor (Aunque decir esto juegue en mi contra). Y a la vez eso me hace pensar en todas las personas que, por prejuicios tontos o por comodidad, no se atreven a salir del circuito comercial y dejan pasar la ocasión de vivir algo como esto…
El hall del Teatro Lara se ha convertido en una caja de sorpresas, y la última de ellas es este “Lágrimas, Mocos y Sangre” escrito por Óscar Sanz Cabrera que también la dirige junto a Noé Denia. Una historia que  habla de boxeo, de amor, remordimientos, amistad, nostalgia, traiciones y honor, que tiene un regusto a clásico, que posee la grandiosidad de unos personajes que transitan entre el cine americano de los 50 y el ambiente de suburbio de la España de los años 80, mezcla quizá extraña, pero que, cuando la veáis, os daréis cuenta que encaja perfectamente.
La historia habla sobre el recuerdo de un mismo hombre, Paquito, campeón de boxeo, visto por las dos mujeres más importantes de su vida. Una, Vanessa, que le acompañó en el ascenso por el camino hacia la gloria, con todo lo que esto conlleva, y no siempre agradable, y otra, Pilar, que vivió el ocaso de un mito que se fustigó por serlo. Dos caminos distantes que acaban por confluir, iluminándose uno al otro y complementándose ante un recuerdo trágico que las llena de dolor.
Una historia sólida, plasmada en cuadros concretos y contundentes, con diálogos cercanos, sencillos, y que generan ese tipo de sensibilidad que a uno le da pudor admitir, porque son pura emoción extraida de las tripas.
Magnífica puesta en escena la creada por sus directores, jugando con flash backs, donde el ahora se diluye con los recuerdos, haciendo bailar el presente y el pasado con un tempo muy bien conducido;  o donde el ritmo y la narración se apoyan en efectivos juegos visuales que funcionan a las mil maravillas con esa acertadísima iluminación y tres interpretaciones tan entregadas. Y que además demuestran una lección de cómo, a veces, los pocos medios pueden llegar a crear algo tan exquisito como este montaje.

Ni qué decir tiene que los tres actores realizan un trabajo precioso, enérgico, comprometido, que en ocasiones nos deja exhaustos, que transmiten tanta verdad y que la cercanía del hall del Lara nos regala la oportunidad de poder vivirlo de una manera tan próxima. Por poner un «pero», diría que en ocasiones alguna de las interpretaciones queda algo descompensada al esforzarse en subrayar situaciones o puntos de vista que, con el buen hacer de los tres, son innecesarias.

Jorge Cabrera nos regala un Paquito sublime, que transita en el tiempo sin esfuerzos, tremendamente terrenal, y que hace que uno comprenda y comparta sus pecados y su padecer. Una composición de las diferentes facetas de este personaje tan ágiles como deliciosas.

Irene Arcos aporta una energía electrizante, y además tiene un dominio sobre la escena tremendo; y habiéndola visto no hace mucho en otra función, me da la sensación que aún tenemos mucho por descubrir y disfrutar en ella. Creo que Irene posee los ojos más grandes y expresivos (además de bonitos) del teatro actual.

Alicia Lobo hace de la contención un arma de destrucción masiva. Fue mi descubrimiento de la función, es a la única de los tres que aún no había visto actuar, y sentí que lo que ella hace es un regalo interpretativo fascinante, lleno de honestidad y verdad, que disfruté con muchísimo gusto.

Si tenéis ocasión, sacaros cualquier prejuicio que tengáis e id a ver «Lágrimas, Mocos y Sangre» porque hay mucho dentro de esta función, tiene la cercanía de las historias que apuestan por los héroes con pies de barro, la épica narrativa de las «pequeñas-grandes» historias de barrio y la sensibilidad (que no sensiblería) de unos dialogos limpios y certeros. No se puede pedir más para que uno disfrute con plenitud de este montaje. 

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Entreactos Irene Arcos La Casa de la Portera María Inés González Miguel Ángel Cárcano Sara Martín Teatro

Entreactos

Título:
Entreactos

Autor:
María Inés González
Miguel Ángel Cárcano

Lugar:
La Casa de la Portera

Elenco:
Irene Arcos (Elena)
Sara Martín (Julia)

Escenografía:
Alberto Puraenvidia

Dirección:
Miguel Ángel Cárcano

Antes de anoche estuve en casa de unas amigas… o al menos esa es la sensación con la que vi «Entreactos» de María Inés González y Miguel Ángel Cárcano, que se representa todos los viernes en La Casa de la Portera (Sí, de nuevo estuve allí).
«Entreactos» cuenta la relación entre Julia y Elena a lo largo de 10 años. Instantes recogidos que hablan de los diferentes estados por los que transcurre la vida de cualquier pareja; que sea una pareja de mujeres es irrelevante, el transitar que cuentan es el de cualquiera de nosotros, más allá de nuestras inclinaciones sexuales. El texto no se mete en este tipo de jardines, ni hace sobreesfuerzos para «normalizar» ningún aspecto de sus vidas. Son dos seres que se conocen, se enamoran y deciden emprender un proyecto de futuro, punto. De hecho, creo que ya le estoy dedicando más líneas de las necesarias a este aspecto de la función.
Es inevitable sentirse identificado con ellas, con esos instantes que nacen y laten en un mismo lugar, esos entreactos que transcurren en el sofá de Elena
María Inés González y Miguel Ángel Cárcano logran recrear las sensaciones que todos hemos vivido en algún momento de nuestras vidas en pareja.
Cárcano, como director de la función, logra que nos entreguemos al juego de revivir con estas dos mujeres la excitación del primer momento, ese primer beso, los primeros pasos como pareja, los proyectos de futuro, conocer la manías del otro…y también cómo todo esto deviene en rutina. 
A esto hay que añadirle los aspectos individuales, las ambiciones personales, las frustraciones, que de alguna manera acaban por influir en el crecimiento más o menos sano de una relación. Nuestros temores, los sueños, las esperanzas que a veces nos avergüenza exteriorizas hasta con nuestra pareja.
Irene Arcos y Sara Martín hacen con su interpretación tan sincera y cercana que todos seamos un poco Elena y Julia, que sus besos nos sepan también a nosotros, que sus sonrisas las hagamos nuestras y que sus lágrimas nos empapen por dentro. Logran que nos sintamos plenamente identificados con su día a día. 
Es cierto que hay momentos en los que me faltó cierta evolución en los personajes para acabar por llegar a ver esos 10 años de viaje en los que transcurren los «Entreactos«, que no sólo fueran referencias del texto, pero por lo demás sentí la cercanía hacia ellas como para querer involucrarme en su propuesta.
Ver a Irene Arcos y Sara Martín representándonos estos diferentes instantes de la vida de Julia y Elena transmite esa sensación de que todo lo que sucede es fruto del momento, hay algo en sus miradas, en sus gestos, en su forma de hablar que hace que todo fluya con un aire de casualidad que apetece y que se agradece.
Hay mucha belleza dentro de esta historia llena de cotidianidad; es cierto que quizá es más de lo mismo, la historia de una pareja sin más, sin grandes conflictos, sin dramas devastadores o emociones desmedidas, pero puede que su atractivo resida precisamente en eso, en que sus vidas sean tan similares a las nuestras. En ver una función que habla de nosotros. Donde no hay malos ni hay buenos, donde a veces los sueños se cumplen a medias o donde uno acaba en un punto en el que no se hubiera querido encontrar, pero que asume y lo lleva como puede.
Salí de la función feliz, con una inyección de vitalidad. Es cierto que el regusto que se me quedó fue agridulce, pero como soy un tipo optimista, salí pensando en positivo. Queriendo a Elena y a Julia, como si fueran mis contradicciones interiores. Apeteciéndome seguir amando mi día a día y disfrutando de mis Entreactos personales.
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