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Entrevista a Celia de Molina – GARAJE LUMIERE

 Ya han pasado casi dos meses desde que Garaje Lumiere echara el telón. Dos meses no parece que sean mucho tiempo, pero que a nivel teatral da para un sin fin de representaciones; de ocasiones de ver sentado en las gradas de esta sala, a un montón de compañías peleando por captar nuestra atención con sus historias; de tener infinidad de sueños puestos en escena…
Celia de Molina
Han pasado dos meses y Celia de Molina ha sacado fuerzas de flaqueza para mirar hacia atrás a petición de «En Un Entreacto», con el dolor que eso conlleva, y contarnos qué pasó en su momento con esta sala que se estaba erigiendo por derecho propio en un estandarte para el Off-Madrid y que los trámites burocráticos eternos y tramposos y la nula gestión cultural por parte del Ayuntamiento de Madrid han intentado cerrarle la boca… ¡Nada mas lejos de la realidad!
Os recomiendo que leáis esta entrevista a corazón abierto.
¡Gracias Celia por tanta generosidad!
En Un Entreacto.- Para todos aquellos que no lo conozcan ¿Cómo surgió Garaje Lumiere?
Celia de Molina.- Garaje Lumière surge de la necesidad de poder desarrollar nuestras inquietudes artísticas y poder trabajar de aquello para lo que, tanto Miguel Quero como yo, nos habíamos preparado. Miguel Quero acababa de terminar la carrera de Dirección de Cine y yo hacía un año que había terminado la escuela de Arte Dramático. Recuerdo que yo trabajaba como camarera en un bar de tapas de Madrid y un día me dijeron que no me renovarían el contrato, aquello en su momento fue un palo, sin embargo, me ayudó a decidirme a buscar mi propio futuro, algo que dependiera de mi y sólo de mi.
Miguel y yo nos reunímos y comenzamos a pensar y a desarrollar lo que casi un año después sería Garaje Lumière. Al principio pensábamos en un espacio pequeño donde poder realizar videobooks, alquilarlo para ensayos y a su vez utilizarlo para nuestros propios proyectos. Lo que descubrimos con el paso del tiempo y del esfuerzo es que aquella idea se iba convirtiendo cada vez más en un sueño gigante: un lugar donde las artes tuvieran cabida, un lugar donde los jóvenes creadores pudieran realizar sus proyectos. Queríamos una ventana para los que, como nosotros, acababan de terminar sus estudios o, simplemente, no eran las bestias consagradas que normalmente se necesitaba ser para poder acceder a los lugares de exhibición madrileños.
En este viaje se unió Francesco Pozzi, pieza también clave en el desarrollo de Garaje, él acababa de doctorarse en Historia del Arte, añadió lo que se refería a exposiciones artísticas. Desarrollamos una idea donde convergieran el cine, el teatro y el arte. Nació Garaje Lumière, gracias también a muchas personas que desde el primer momento nos apoyaron, aportaron ideas e incluso participaron de la creación del lugar.
EUE.- ¿Cuántas personas habéis estado trabajando en Garaje?
CM.- En Garaje Lumière trabajábamos de forma estable 5 personas: Miguel Quero en la parte administradora y de dirección audiovisual, Silvia ChiaromonteFrancesco Pozzi el gestor cultural y responsable de prensa, Gonzalo Grillo el encargado de taquilla y ventas, Ignacio Jiménez el técnico de sala y yo como directora artística y programadora escénica.

Si contamos todas y cada una de las compañías que han pasado por nuestro espacio, la cifra de personas que han trabajado en Garaje Lumiére se dispara.

La cantidad de trabajo que genera un espacio de este tipo es abrumadora, desde técnicos, actores, directores, y teniendo en cuenta que se realizaban eventos privados, cursos y exposiciones… la verdad es que ha sido un lugar donde hemos “convertido en oficio la capacidad de soñar” (recordando las palabras de mi adorado Juan Vinuesa en su artículo de ElClubExpress)

No obstante, muchas personas colaboraron y sin ellas no habría sido lo mismo Garaje Lumière, tales como Natalia de Molina, Emilia Díaz, Maria Ángeles Díaz, Giovanna Olivari, José Pedro Carrión, Valery Tellechea, Juan Vinuesa , Carlos Rico, Vicent Díaz, Airún Oliveros…
EUE.- ¿Cuál es el motivo de tener que echar el cierre?
CM.- El motivo de tener que echar el cierre es un gobierno con complejo de Narciso , que de tanto mirarse a sí mismo ha olvidado el principio fundamental para el que gobierna: el pueblo, el ciudadano.
Trabajan para entes no para personas. La cultura es la bandera de un pueblo, el trabajo no dignifica pero da de comer. Si continúan mirándose entre ellos conseguirán un pueblo moribundo.
La cultura se ahoga ante un maremoto como es el 21% de Iva y ellos siguen mirando a otro lado, continúan cerrando espacios en base a una ley que desprotege por completo la realidad de un sector, como es la ley de licencias urbanísticas en base a espectáculos del ayuntamiento de Madrid, y ellos no sólo miran a otro lado si no que ejecutan cartas de cese sin conocer cómo evoluciona el sector, sobretodo en los últimos años que han aflorado espacios escénicos que no atienden a la realidad de los años precedentes, sino que son nuevos conceptos acordes al tiempo que vivimos.
La realidad del espacio de exhibición ha cambiado, apostando por adaptarse a los nuevos tiempos, también ocurre con las nuevas formas de crear compañías, de hacer teatro, hoy en día nadie piensa ya en subsistir su creación a través de ayudas públicas, el teatro ha evolucionado para adaptarse a los tiempos, sin embargo, la administración sigue anclada en un sistema que nada tiene que ver con la realidad del sector.
El último artículo que salió sobre nuestro cierre fue en un periódico de prestigio como es EL PAÍS, pues bien, en este artículo el titular era: «GARAJE LUMIÈRE CIERRA POR VENDER ALCOHOL Y CARECER DE LICENCIA», para cualquier persona que haya conocido y vivido la realidad de Garaje Lumière éste titular es más que ofensivo, pero es, entiendo, el argumento más apropiado para un ayuntamiento con credibilidad 0, cualquier persona que no conozca Garaje Lumière y ese día tuviera EL PAÍS en sus manos, pensaría que los que trabajábamos allí somos poco menos que delincuentes y que habíamos regentado algo parecido a una discoteca y cuanto menos un pub. Con este discurso banal y volviendo a mirar a otro lado, nos cerraron el local, que ya de por sí era difícil de sustentar puesto que hoy en día regentar un espacio cultural es casi un acto heroico, bueno, sin el “casi”: ES UN ACTO HEROICO.
EUE.- ¿No hay opción de poder llegar a reabrir?
CM.- Reabrir el espacio físico es casi imposible, sobretodo en el mismo lugar donde se realizó. Sin embargo las puertas de lo que significa y es Garaje Lumière nunca se han cerrado por lo tanto no hay que reabrirlas. Nos quitaron el local, no el alma.
EUE.- Cuando os lanzasteis a la aventura de abrir este espacio ¿ya os advirtieron de los problemas
burocráticos que os ibais a encontrar?
CM.- Jamás. Miguel y yo estuvimos durante 3 meses acudiendo cada mañana a la asesoría de emprendedores de la Comunidad de Madrid, donde trabajábamos sobre escrito el proyecto que deseábamos realizar junto a un profesional de la comunidad. El proyecto debería pasar un examen de evaluación que determinaba si era viable o no, lo pasamos de forma positiva, accediendo así a AVALMADRID (un organismo que pone al servicio de los emprendedores la comunidad de Madrid para avalar créditos financieros), en este lugar un grupo de expertos evalúa el proyecto desde todos los ámbitos: financiero, jurídico, viabilidad, etc.. A nosotros no sólo nos dieron la enhorabuena por un proyecto tan bien presentado y tan bien definido, sino que nos preguntaron si podrían usarlo de ejemplo, de esta forma nos dieron el crédito y comenzamos a montar lo que después ha sido Garaje Lumière.
En todas estas evaluaciones y diagnósticos, nadie, jamás, nos advirtió de que conseguir legalizar la actividad sería imposible y ni tan siquiera difícil.
EUE.- Las reacciones de la gente a través de las redes sociales ha sido abrumadora ¿qué opinión te
merece esto?
CM.- A nivel personal ha sido uno de los mejores antídotos contra la rabia y el dolor.
El día que se hizo público el cierre de la sala el aluvión de cariño, de mensajes llenos de indignación, de dolor, fue una especie de compartir aquella injusta noticia entre todos. Entendí que lo que habíamos hecho era algo que nos pertenecía a todos, que el trabajo se había hecho bien y que aquella forma de amar desmedida tenía recompensa: las personas.
Yo conseguí transformar la rabia en amor, y aquello ha sido una de las cosas más bonitas que me ha sucedido nunca.
EUE.- ¿Hay una unión real entre los profesionales y aficionados a las artes escénicas?
CM.- Buena pregunta, a veces la unión real no existe ni entre los profesionales…. De todas formas, superadas viejas leyendas de que pertenecemos a una profesión donde vuelan cuchillos entre compañeros, yo, desde mi experiencia, creo que no es del todo clara la unión entre profesionales y aficionados.

Y puedo hablar sobretodo desde mi experiencia en Garaje Lumière, mi autocrítica va en la medida en la que quizá deberíamos hacer un ejercicio de conciencia y buscar la forma de llegar al ciudadano, al público, y hacerlo partícipe de que el teatro es tan suyo como de los profesionales . Yo en Garaje Lumière, por ejemplo, veía como las actuaciones se nutrían en un amplio porcentaje de personas del propio sector que van a ver a sus compañeros, sin embargo ejemplos como la Kubik Fabrik que ha sabido hacer del barrio un espectador asiduo al teatro me parece que es la buena dirección, acercar el teatro a las personas, que es su principal labor… hacer partícipe al aficionado de las artes escénicas de los problemas del sector tan aberrantes como el IVA, los cierres de salas, según mi opinión es algo que deberíamos poner sobre la mesa y hacer autocrítica.
EUE.- La situación teatral actual en la capital, en lo que a salas de pequeño formato se refiere, es bastante complicada ¿qué solución crees que puede tener esto?
CM.- Según mi punto de vista en esto conviven dos realidades que van en paralelo:
  • Por un lado, es entusiasmante debido a la creciente e inspiradora actividad de creadores como José Padilla, Jota Linares, Paco Bezerra, Álvaro Aranguez, Carlos Be, Paco Anaya, Miguel Ángel Cárcano, Antonio de Cos, Íñigo Guardamino y tantos otros, que están haciendo una labor impecable al desarrollo de las nuevas dramaturgias, del nuevo concepto de compañía y que están haciendo del circuito off quizá la parte más interesante y motivadora de la realidad teatral madrileña, son ejemplos de autores que están dando y dan mucho gracias a los nuevos espacios de creación, los reconocidos como circuito off. Esta realidad que se está palpando es necesaria para la salud del teatro.
  • Por otro lado, los lugares donde se desarrollan están , no en una situación complicada, en una situación alarmante. Que exista un vacío legal en cuanto a la legalización de dichos espacios, nos sitúa en un marco desprotegido de cualquier golpe.
Por lo tanto, según mi opinión, el júbilo de estas nuevas tendencias y realidades teatrales debemos
protegerlo, para ello no podemos olvidar la realidad de una ley que las desprotege. Sin lugar de exhibición y sin lugares donde se prioriza la selección de obras en base a los nuevos creadores, el golpe puede ser mortal. Podremos recordar estos momentos vividos como la eclosión de unos años de libertad creativa, de autogestión de los creadores y los lugares de exhibición… pero más que un recuerdo, no quiero ser fatalista, debemos hacer de ello una realidad, que continúen, y para ello es importante no sólo aplaudir el resultado sino proteger el proceso y el lugar de exhibición.

En las jornadas de “Churros y creadores” del Fringe de Madrid organizadas por Fernando Sánchez Cabezudo, se abrieron diferentes temas de debate y de acción. Uno de ellos era el del diálogo institucional cuyo fin es hacer de la realidad de estos lugares una realidad administrativa. Hoy en día se ha creado una “plataforma” de creadores que trata, entre otros, este problema tan grave: la indefensión de los lugares de exhibición.

Es importante pues que todo el sector y los aficionados conozcan la situación y trabajemos unidos para conseguir que estas realidades prosperen.
EUE.- ¿Alguna vez ha aparecido alguna personalidad política por vuestra sala? Me refiero como
espectador, a interesarse por ella, por lo que hacéis en ella…
CM.- Sí, Milagros Hernández Calvo, secretaria de cultura de Izquierda Unida y concejala del ayuntamiento de Madrid. Desde el principio se interesó por nuestra labor y en cuanto recibimos la carta de cese fue uno de los pilares fundamentales para nuestro diálogo con la administración. Hoy en día forma parte de esta nueva “plataforma” que pretende legalizar los espacios de exhibición.
De los políticos que nos han cerrado, ninguno.
EUE.- Este momento amargo e inexplicable que os ha tocado vivir ¿qué sensaciones te dejan?
CM.- Como ya he dicho antes, he tenido la suerte de transformar la amargura en amor.
Los últimos días de Garaje Lumière fueron un bálsamo contra la estupidez y la ineptitud.
Reconocí que da igual si somos pocos o muchos, lo importante es que los que seamos estemos unidos. Y tengo la suerte de haber encontrado a personas maravillosas y haber visto en sus ojos que la pena y el amor que sentíamos era compartido.
Por ello, hoy la sensación que tengo es que Garaje Lumière éramos muchos y seguiremos siéndolo y que el espacio físico es lo de menos.
EUE.- ¿Qué futuro le espera al equipo de Garaje Lumiere?
CM.- Que futuro nos espera es imposible de saber… de momento, incierto.

Por mi parte, sé que volveré a Madrid en unos días, (he pasado el mayor tiempo desconectando en una isla italiana), y asumo esta nueva etapa con fuerza, con ganas de trabajar por y para lo que he decidido dedicar mi vida: el teatro.


Por un lado, como actriz, ya tengo algunos bolos a las órdenes de mi amado Paco Anaya con la obra «S.Paradise» y después imagino llegarán nuevos proyectos y nuevas ilusiones como actriz.
Cartel promocional de S.Paradise
Por otra parte, quiero dedicar mi tiempo también a la gestión cultural, a desarrollar proyectos culturales interesantes, ya tengo alguna idea… ahora despacio pero sin calma. Y, por supuesto, retomar esta “plataforma” que surgió en el Fringe con el fin de buscar el diálogo institucional y luchar para que los que miran hacia otro lado miren de frente.
EUE.- Celia, ya hemos terminado, pero no quiero finalizarla sin dejarte un espacio para que digas lo que quieras; que nos des tu reflexión o que hagas llegar lo que quieras a todos los que leamos esta entrevista.
CM.- Pertenezco a una generación que, desgraciadamente, está destruida laboralmente. Yo he sido una emprendedora, lo fuí casi sin saber que existía dicha palabra, hoy la escucho casi a diario en boca de los políticos como si fuera una bandera que al enarbolarla les diera automáticamente credibilidad y votos, y si va acompañada de la palabra “joven” parece que sientan que podrían ganar las elecciones de un plumazo.

Ser emprendedor no es una palabra vacía, en el mayor de los casos es crear un negocio de la nada, con créditos o sin ellos pero siempre con pasión. Por él te dejas la piel y realizas sacrificios porque crees poder transformalo en un proyecto de vida, de futuro. Cerrar negocios, abocarlos al fracaso por la miopía administrativa es cortar las raíces de un futuro que no sólo afecta al emprendedor sino que afecta al tejido económico colectivo y distancia aún más si cabe a la ciudadanía del poder político.

Los políticos deberían mirar de frente a su pueblo, a su gente y no dejarse sólo ver ante personajes dantescos de gran poder económico que nada tienen que ver con nuestra realidad.
Sin salir de Madrid estamos asistiendo a la segunda parte de una de las grandes películas del cine español “Bienvenido Mr Adelson” el que nos dará trabajo a todos, el que nos dejará fumar y jugar hasta la saciedad sólo a cambio de que a él la “burocracia” le suene a una palabra de una lengua muerta y “hacienda” sólo tenga el significado de finca agrícola.

O llegarán las ansiadas Olimpiadas: tendremos trabajo para elegir, el paro bajará durante 3 meses… ah! No, perdón, las Olimpiadas no, pero bueno tenemos entre un 80% o 90% de las infraestructuras hechas que pasarán a la historia como el Aeropuerto de Castellón. Si ni siquiera saben responder en español a las demandas y necesidades de la ciudadanía ¿cómo lo van a hacer en inglés? Las pretensiones de ir hacia fuera, demostrar y aparentar sólo indican que en el interior hay algo insano.

Mensaje escrito en las paredes de Garaje Lumiere por «La Inventiva Teatro» el día del cierre.

Si nuestros políticos siguen mirando a otro lado, pensando en levantar el país sólo desde fuera, estamos siempre en el mismo lugar, es el círculo vicioso que nos llevó a esta maldita crisis de deudas gigantescas para con los bancos heredadas por el ciudadano que nada tuvo que ver. Esta soberbia del gobernante con el pueblo no es más que la herencia adquirida de caciques y señoritos. El pueblo tiene que respirar, que vivir y que decidir.

Y nosotros, los teatreros, entendemos que el teatro es espejo de la sociedad. Volvemos al callejón del gato, mírense en el espejo gobernantes, y si no lo hacen, nosotros haremos de espejo.
Y para terminar, debo ser agradecida, porque hubo quien me sustentó, quien me dió vida y quien compartió conmigo los dolores más trágicos, también las risas.

A los que me enseñaron a convertir la rabia en amor:
Emilia Díaz, Gonzalo Grillo, Juan Vinuesa, Carlos Olalla, Claudia y David, Giovanna Olivari, César Egea, Iñigo Guardamino, Francesco Pozzi, Zaira Montes, Miluka Suriñack, José Pedro Carrión, Valery Tellechea y Natalia de Molina.
Leyendo esta entrevista podríamos quedarnos con el amargor que arroja la situación que han vivido todos los habitantes de Garaje Lumiere; sin embargo, prefiero quedarme con ese amor con el que la propia Celia ha optado por vivirlo todo y seguir buscando una luz de esperanza y fuerzas para pelear o para que esto no se siga repitiendo.
Sirva este testimonio como grito de «concienciación» para todos aquellos que creen que el teatro es solo un momentos de diversión y no reparan en quienes lo hacen y las situaciones con las que tienen que pelear… y sobretodo como grito de repulsa ante las trabas y las zancadillas a las que están siendo sometidos todos los profesionales que intentan hacer de la cultura su medio de vida.
Desde aquí vamos a seguir, junto a Celia y todo aquel teatrero que quiera, alzando la voz ante la impasividad y la injusticia de aquellos que quiere asfixiar y ningunear a la cultura.
Deseo lo mejor del mundo a todo el equipo y ojalá se abra una nueva oportunidad para que el espíritu de Garaje Lumiere resurja de la manera que sea.
Gracias por regalarnos tantos y tan buenos momentos que nos han permitido volar tan alto a los que hemos pasado por vuestro espacio. ¡Chicos, lo habéis hecho muy bien!
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Celia de Molina Garaje Lumiere Javier Martínez Jorge Quesada Paco Anaya S.Paradise Teatro

S.Paradise

Título:
S.Paradise

Lugar:
Garaje Lumiere

Autor:
Paco Anaya

Elenco:
Javier Martínez (Kike)
Jorge Quesada (Lu)
Celia De Molina (Macarena)

Iluminación:
Chon López

Ayudante de Dirección:
Lydia Ruíz

Dirección:
Paco Anaya





Hace unas cuantas crónicas comentaba que de vez en cuando a uno le apetece sentarse y ver una función sin mas pretensiones que las de pasar un buen rato, disfrutando de un montaje que te cuente una historia que te divierta. No siempre me apetece acudir al teatro en busca de historias que me hagan reflexionar sobre temas profundos, hay veces que lo que se busca es poner una buena sonrisa como bálsamo para olvidarse de las preocupaciones del día a día y creo que «S.Paradise» cumple a la perfección con esto (Aunque con su toque, no creáis)

«S.Paradise» nos introduce en el interior de una sauna de ambiente gay donde se nos presenta a y a Kike, dos chicos que entran en la sauna por motivos aparentemente muy diferentes, pero que acaban compartiendo un instante de sus vidas. Mientras, conoceremos a Macarena, un fantasma que vaga por las salas de la sauna penando y «pagando» un precio muy caro por haber dado rienda suelta a sus instintos mas primarios y que nos lo contará con pelos y señales, literalmente…

Esta función escrita y dirigida por Paco Anaya se apoya en todos los tópicos que cualquiera puede tener en su mente sobre el ambiente, riéndose de ello y mostrándolo sin ningún tipo de pudor.
Un texto que tiene un estilo muy particular de contar las cosas, que ya hemos podido disfrutar en otras  obras coescritas junto a su amigo y colaborador Jota Linares. Nos hablan de frente y sin tapujos, llamando a las cosas por su nombre, creando situaciones y provocando emociones con las que todos nos podemos sentir identificados, mas allá de donde se desarrolle la acción y el tono de la obra.

Me parece una idea bastante valiente, en los tiempos tan mojigatos y rancios a los que estamos retrocediendo, el realizar un montaje donde se llama a cada cosa por su nombre y donde si hablamos de un lugar en el que lo que predominan son los encuentros sexuales, se nos muestren sin autocensuras y con todas las consecuencias. Y si «S.Paradise» es una comedia donde se habla de amor, sexo, «tíos buenos» y pollas, sea eso lo que veamos.
El situar a los personajes en una sauna tan solo es la excusa para hablar de las formas tan diferentes que tenemos unos y otros a la hora de encarar las relaciones. Cuando hay unos que simplemente piensan en un encuentro casual, echar un polvo sin mas, jugar con el cuerpo y disfrutarlo, otros se dejan embelesar y sienten la necesidad de engañarse y ver en ese flirteo, la posibilidad de encontrar el amor verdadero. Reflejos, ambos, de la soledad en la que muchas veces nos hayamos sumidos y de la que cada cual intenta salir a su manera. Todo ello roto muy acertadamente con los soliloquios de Macarena que marcan el tono divertido y ácido de la función.

Los tres actores realizan un buen trabajo de interpretación. Jorge Quesada y Javier Martínez resultan convincentes en sus roles y dan perfectamente con los estereotipos necesarios para que la historia sea creíble, aunque quizá el texto de su historia se les quede algo corto, dejando la balanza inclinada a favor del bombón que es Macarena, con el que tanto nos divierte y se divierte Celia de Molina y del que exprime todo el jugo con mucha gracia y enorme complicidad.

Una función divertida que nos plantea con mucho cachondeo los tópicos que siempre se han atribuido al ambiente gay mas «promiscuo» y que, como marca del autor, deja un regusto un tanto amargo para que la función no sea tachada de frivolidad, cosa que tampoco tendría porqué ser un calificativo negativo para esta obra.

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Garaje Lumiere Gonzalo Grillo Ignacio Mateos Jota Linares Maggie Civantos María Hervás Mejor Dirección Novel Pablo Cabrera Paco Anaya Teatro

Mejor Dirección Novel

Título:

Mejor Dirección Novel

Lugar:
Garaje Lumiere

Autor:
Jota Linares
Paco Anaya

Reparto:
Pablo Cabrera (Iván)
Maggie Civantos (Leo)
Gonzalo Grillo (Esteban)
María Hervás (Eme)
Ignacio Mateos (Adrián)

Escenografía e Iluminación:
Chon López

Ayudante de Dirección:
Lydia Ruíz

Dirección:
Jota Linares

Mucho estaba tardando yo en acercarme por Garaje Lumiere a curiosear qué es lo nuevo que Jota Linares nos tenía preparado. Después del agridulce pero maravilloso sabor de boca que nos dejó a medio Madrid con «¿A Quién Te Llevarías A Una Isla Desierta?» y la placentera orgía de risas llenas de vísceras que nos regaló con su último corto «Ratas», no podía por menos que acudir a esta nueva cita.
Jota Linares junto a su inseparable amigo Paco Anaya han ideado un libreto que mezcla el cine, los amigos en la treintena y los secretos a voces. Un cocktail que se ha convertido en marca la casa.
En esta ocasión la función nos sitúa, literalmente, en la fiesta de la premiere de «Cuatro Septiembre al Año», la primera y exitosa película de Eme Betancourt, jovencísima directora que da con la clave para lograr que con su primera incursión en el cine, sea nominada nada menos que a 7 Goyas. Todo es perfecto hasta que sus cuatros «mejores» amigos se juntan y, entre copa de champán y copa de champán, descubren que tienen mucho mas que ver con la película de lo que ellos pensaban… y hubieran deseado.
Con este libreto Jota Linares y Paco Anaya demuestran la buena mano que tienen para dibujar personajes heridos, en constante conflicto interior y con ganas (y mucho miedo) a una segunda oportunidad. Personajes que a pesar de haber llegado a la treintena se sienten perdidos como adolescentes, insatisfechos en su posición y desconcertados ante la posibilidad de dar un paso equivocado. Me atrevería a decir que es casi un retrato generacional, pero sacándole de encima todo lo grandilocuente que pueda llevar ese término, tan solo es la invitación a echar un vistazo para que cada uno saque sus propias conclusiones.
Con unos diálogos certeros, que no dan puntada sin hilo; donde lo que aparentemente parece una nimiedad, algo ligero, e incluso con cierto tufillo a topicazo, acaba por abofetearnos y descubrirnos que viaja mucho mas adentro nuestro de lo que nos estamos creyendo. 
Una comedia con un poso amargo que deja que nos relajemos, comencemos a divertirnos y cuando ya nos tiene desprevenidos ¡Zas! Nos sacude haciéndonos ver que, lo que a nosotros nos está provocando la risa, es justamente lo que desgarra el alma de estos cinco personajes.
El conjunto es brillante, pero si agarramos el bisturí, diseccionamos ese «todo» y vamos viendo sus partes de manera individual, descubrimos unas escenas con un aroma absolutamente especial, donde los diálogos mas inverosímiles, a veces sucios, petardos, íntimos, otras inocentes o demoledores, pueden llevarnos a descubrir asombrosos matices escondidos en los personajes, asombrosos y posiblemente hasta un poco perturbadores, y es que estos diálogos están dichos en muchos momentos a la cara del espectador, arrojándonoslos a bocajarro, como si se nos exigieran una respuesta  (Habría que preguntarle a los actores lo que ven en nuestras caras en esos momentos porque debemos ser auténticos «poemas») Esta función tiene un grado de intimidad tan vívida que da hasta pudor.
El ritmo y la estructura cinematográfica es claramente un sello de su director, que apuesta por ilustrar la historia a golpe de secuencia, incluso la iluminación y la distribución de la escenografía hace del escenario un pequeño set de rodaje. Tan solo echo en falta algo de música que subraye ciertos momentos de la función, pero esto es apreciación mía, supongo que el que no esté es una razonada y justificada elección del director.
Me encanta el teatro de Jota porque hace reencontrarme con actores con los que disfruto mucho viéndolos trabajar. 
Actores como Pablo Cabrera que se lanza de cabeza a sus personajes y los llena de tanta que vida y tanta cercanía que, aún conociéndole en persona, consigue desconcertarme por la verdad que les entrega. Cada trabajo suyo es una demostración mas de lo grande que es, el dominio que tiene sobre la escena y lo lejos que puede llegar.
Maggie Civantos tiene una luz en su interpretación que enamora, hace del gesto mas pequeño un dibujo completo de la personalidad de su personaje. Una actriz que me fascina por su valentía y su forma de jugar en escena, que arriesga y que uno no puede dejar de mirar. Me gusta mucho su forma de trabajar y dar sentido a los diálogos.
María Hervás es la energía escénica personificada. No sé si ella llegará a leer esto o no, ni si le gustará, pero es mi Uma Thurman particular, tiene un magnetismo que le hace capaz de interpretar del mas barriobajero al mas glamuroso de los personajes. Regala a su «Eme» los aires de gran Diva en ciernes tan apropiados para conseguir dibujar esa soledad y confusión que necesita su personaje. 
Y los recién llegados al equipo, Gonzalo Grillo e Ignacio Mateos, dos descubrimientos mas que me quedo con todo el gusto del mundo. La energía que Gonzalo entrega en escena es muy potente e Ignacio   dice tantas cosas a través de sus ojos y desprende tanta sensibilidad que desarma.
Un elenco que funciona muy bien en el conjunto y que con su diversidad enriquecen la función. Tan solo un «pero» para alguno de ellos y es el cuidar la proyección de la voz, en los momentos mas íntimos se hace difícil escuchar con nitidez el texto y es una pena perderse ni una sola de las líneas.
Una función muy divertida, aparentemente ligera, pero con mucha «chicha» a la que hincar el diente. Con diálogos y situaciones deliciosas en su contundencia, que Paco Anaya y Jota Linares ponen en escena cuando otros muchos las cortarían ¡y a mi eso me encanta! y estoy convencido que a su reparto les pasa lo mismo porque eso se percibe desde las gradas del «Lumiere».
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Antonio de Cos Carlota Romero Garaje Lumiere Irene Herrarte Joaquín Navamuel Mario Retamar Pablo Rodríguez Seoane Teatro

Dos en la Ciudad

Título:
Dos en la ciudad

Lugar:
Garaje Lumiere

Autor:
Antonio de Cos

Elenco:
Mario Retamar
Carlota Romero
Joaquín Navamuel

Iluminación:
Pablo Rodríguez Seoane

Escenografía:
Irene Herrarte

Dirección:
Antonio de Cos


Una mirada furtiva. Un beso robado. Un guiño. Un amor de tres paradas de metro. Una discusión efímera. Un roce. Un destello de alegría. Una tristeza pasajera… Así es la vida en la ciudad, momentos aparentemente inconexos y que sin embargo nos llevan directos a nuestro destino. Y así son las historias que Antonio de Cos nos ofrece en estos días en la Sala Garaje Lumiere.
Antonio dirige un texto propio en el que, como él bien dice, se nos ofrece la oportunidad de asistir como “mirones” ante la vida de varios personajes. Vidas que transcurren anónimas, pendientes de si mismas y que, sin quererlo, acaban afectándonos. Vidas como las de “Preciosa” y “Perfecto”, que mientras sus destinos se balancean juntos en la esquina de Madison con la 42, la vida continúa en la ciudad de Nueva York…
En ocasiones a uno se le planta delante de las narices un montaje como este y se agradece. Un montaje cálido y amable, que provoca sonrisas, que te hace pensar, que te estimula y te descubre un juego divertido al que apetece jugar, que te hace sentir cómodo y donde descubres dentro de una aparente sencillez un texto divertidamente complejo; un texto que te sumerge en un pequeño caos de irrealidad, donde finalmente todo tiene su significado.
Una función poblada de personajes entrañables, algunos desquiciados, algunos quizá demasiado solos, otros bondadosos… Parecen sacados de una comedia americana de los 50, con una candidez rallando la inocencia casi infantil y que, sin embargo, poseen un sentido del humor absolutamente actual. Personajes que se mueven cómodamente en las situaciones mas “rocambolescas”, haciendo que parezca mas habituales de lo que en principio pueden resultar.
Antonio hace que en cuestión de minutos queramos a esos personajes, nos identifiquemos con ellos o al menos los comprendamos. En definitiva construye situaciones que apetecen y que queremos ver.
Es cierto que alguna de ellas me sobró y no empaticé (la historia del Papa, por ejemplo, creo que no está a la altura de las demás), pero el conjunto me pareció muy acertado y uniforme, haciendo que la hora de espectáculo volara y me dejara con un regusto muy agradable.
Me parecieron muy acertadas tanto la escenografía de Irene Herrarte como la iluminación de Pablo Rodríguez Seoane. Dibujan una atmósfera de realidad mágica, casi de cómic, que me encantó. Preciosas las transiciones a contraluz con la ciudad recortada al fondo, y esa mezcla de colores que aportan tanta calidez al conjunto.
Salí contento de descubrir a los tres actores que componen el reparto, Carlota Romero, Joaquín Navamuel y Mario Retamar; era la primera vez que los veía y creo que ofrecen un trabajo mas que interesante. Saltando de personaje a personaje y haciendo de cada uno de ellos un alma con vida propia. Divertidos, tiernos, reales. Un bonito trabajo que estoy contento de haber descubierto.
“Dos en la Ciudad” creo que es un montaje inteligente, divertido y muy dinámico que recomiendo a todo aquel que quiera sumergirse en un texto que juega con el absurdo y la cotidianidad.
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Carmen Pardo Cuarteto Daniel Acebes Diagoras Producciones Garaje Lumiere Heiner Müller Susana Garrote Teatro

Cuarteto

Título:
Cuarteto

Lugar:
Garaje Lumiere

Autor:
Heiner Muller

Elenco:
Susana Garrote (Merteuil)
Daniel Acebes (Valmont)

Producción:
Diagoras Proyectos Artísticos

Dirección:
Carmen Pardo





No hace mucho fuí a ver «La Hermosa Fea» donde Daniel Acebes estaba en el reparto. Tras la función estuvimos charlando y me comentó que al día siguiente estrenaba un nuevo montaje, «Cuarteto» de Heiner Müller y me quedé con la copla. Hace poco tiempo Daniel comentó por las redes sociales que lo traía a Madrid, a la sala Garaje Lumiere, así que, decidido a no dejar pasar la ocasión, fui a verlo. La obra me gustó bastante, pero también es cierto que se me escaparon varios aspectos de la misma y Dani se ofreció a despejarme todas mis dudas… ya aproveché y me empapé bien de cómo surgió esta nueva propuesta de Diagoras Proyectos Artísticos.
Para el que no lo sepa, la función tiene como habitantes a dos de los personajes principales de «Las Amistades Peligrosas», habla de sus relaciones, de sus pasados, sus conquistas, sus derrotas y de sus ambiciones.
Daniel me comentaba que decidió hacer esta función porque el cuerpo le pedía arriesgar, salir un poco de la línea de teatro que estaba realizando y atreverse a dar un paso diferente, darse el gusto de poder apostar por otro tipo de propuesta después de 10 años como productora. Poder mantener los montajes que lleva actualmente y además tener este que tanto le apetecía afrontar como actor. Además de lo que les supone «abandonar» temporalmente los teatros convencionales para entrar y explorar el mundo de las salas mas pequeñas e intentar llegar a un público diferente al que suelen tener.
Hablando de porqué este texto y de cómo se lo había planteado, me decía que este texto siempre ha sido encarado desde una lectura completamente diferente a la que el autor ha pretendido, de hecho no hace muchos días en el muro de Diagoras Producciones se publicaba esto: 
«La primera impresión que uno tiene de «CUARTETO» es que se trata de una obra muy negra, muy desagradable, muy irreverente, muy revulsiva, pero al mismo tiempo Müller ha insistido, como Chejov, en que sus obras son cómicas. Él se quejaba de que los directores se las tomaban demasiado en serio en cuanto a la concepción. escénica.»

Y esto es precisamente lo que define qué movió a Daniel, junto a Carmen Pardo, directora de la función, y Susana Garrote, compañera de reparto, para montar esta obra. Han intentado acercarnos una visión de este montaje de una forma mas sencilla, intentando no caer en la «sesudez» e incluso arrancar al público alguna risa. Evidentemente, dentro de lo que el propio texto les ofrecía.

Ahora bien, os cuento lo que fue la obra para mi, que también es un poco de lo que se trata cuando escribo la crónica de una función.

Confieso que cometí un error grave. Uno, como espectador, no debería ir al teatro con una idea preconcebida de lo que va a ver porque lo que se hace a si mismo es condenarse a no disfrutar. 
Si uno no conoce el texto, como era el caso, lo mejor es ir con la mente abierta, dispuesto a que le cuenten y le lleven por donde la compañía quiera… Lo sé, así dicho, suena hasta bien, pero es complicado de hacer y creo que cuanto mas teatro se ve, mas difícil es llegar a este estado de «hoja en blanco» para el espectador… Y yo, que a veces soy un tanto «pedantillo» e intento ser el mas rápido de la platea en sacar lecturas de lo que veo, me puse la trampa a mi mismo, así que, viendo la coreografía del comienzo de la función, la fastidié. En vez de mirar y dejar que me explicaran, yo di ordenes a mi cabeza de que aquello era una cosa completamente diferente a lo que realmente era… ¿qué sucedió? que apenas atendí al primer monólogo de Susana Garrote, no es que no la escuchara, si no que me forzaba a entender lo que yo quería, no lo que ella me contaba… una verdadera lástima porque ella está realmente bien y no supe apreciar el esfuerzo que supone para una actriz comenzar con todas las pilas desde el minuto uno de función.
 Pero bueno, el error no duró demasiado y lograron su propósito. Enseguida dejé de resistirme e hicieron que me rindiera a su propuesta, de lo que me alegro profundamente porque resultó ser una función con algunos momentos que fueron realmente interesantes. El texto es intenso, cuenta TODO, y al actor le deja libres dos caminos, o escenificar todo lo que cuenta con la palabra, o jugar a «vestir» con movimientos lo que dicen los personajes. 
Creo que este montaje, el de Diagoras, acertó escogiendo la segunda opción, pues la crudeza de lo que cuenta en bastantes momentos, resultaría excesivamente soez si se representara tal cual narran los propios personajes… Es cierto que en otros montajes quizá sería igual de válido, pero aquí, con la propuesta que nos traen, lo vi innecesario y es un punto a su favor. Sería muy fácil vender un montaje del que todo el mundo hablara porque prácticamente «follan» en escena y estoy seguro que todos iríamos de cabeza, movidos por el morbo y la curiosidad, pero Carmen Pastor apuesta por acariciarnos con cierta sutileza y que veamos algo mas allá que la propia carne, a pesar del alto contenido sexual de la función…

Daniel me comentó que la puesta en escena es muy simplista precisamente por el mismo motivo que han utilizado la sutiliza en sus interpretaciones, para no aturullar al espectador con mensajes innecesarios. Y a pesar de tener un espacio diáfano, consiguen perfectamente transmitir el encierro en el que se encuentran. Hacen que nos sintamos atrapados con ellos, «obligados» a mirar como terminará todo, aún sabiendo que no será agradable para uno de ellos…

Tanto Daniel como Susana se nota que se lo pasan bien interpretando a estos personajes, lanzándose sin miedo a encarnar a estos dos «monstruos» de la seducción acabados, que lo único que les queda es atormentar al otro, e intentar disfrazar ese patetismo en el que han caído, con un juego de intercambio de roles perverso y descarnado. Yo me lo pasé realmente bien viendo como espectador sus juegos de seducción, la transformación en otros personajes y sus entradas y salidas en los roles. Divertido, intenso y muy curioso.

Tras el lapsus inicial, puedo decir que me lo pasé bien y me resultó un trabajo muy interesante. Eso sí, no hagáis como yo, dejaros llevar desde el primer momento e intentad disfrutar su propuesta.

Desde aquí doy las gracias a Daniel por prestarse a charlar conmigo, aclararme las dudas que tenía y poder intercambiar impresiones sobre la función y otros muchos aspectos. 
¡Qué bien que haya profesionales abiertos a entablar diálogo con el público!
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Entrevista a Jota Linares y Pablo Cabrera – ¿A quién te llevarías a una isla desierta? 2ª Temporada.

Antes del verano tuve la suerte de encontrarme con un montaje que me caló muy hondo. El texto era un claro ejemplo de la desesperanza, de la amistad, del despertar a una madurez desconocida… Y es que me pasó algo que no siempre me ocurre, esta obra me dolió por dentro, hubo algo que se me desgarró e hizo que se me abrieran recuerdos que aunque escuecen, me provocan, a estas alturas del partido, sonrisas.
Con estas sensaciones tan despiertas, no podía quedarme en mi butaca quieto, quería conocer mas de cerca a las personas que me había hecho sentir de esa manera aquella noche de verano… y con el pretexto de su vuelta a Garaje Lumiere una nueva temporada, les propuse conocernos y charlar, que me contaran qué hay en el interior de esa Isla.

Jota Linares, director y co-autor, y Pablo Cabrera, nueva incorporación a este proyecto, se prestaron a pasar un rato con En Un Entreacto y responder a cuanto quisiera preguntarles. Desde ya les doy las gracias por ser tan generosos conmigo y contarme cosas tan interesantes. Sé que el resto del equipo también estuvo dispuesto a regalarnos un ratito, pero la salud y el trabajo no lo permitieron… A Juan Caballero, María Hervás y Maggie Civantos también les doy las gracias por hacer un trabajo tan bonito.
Nos encontramos en una terraza de Avenida de América, aprovechando los últimos resquicios de buen tiempo de la capital y entre risas, hablando de la próxima función, entré a saco con mi curiosidad.

  EN UN ENTREACTO.- Es curioso porque normalmente las obras de teatro son las que generan adaptaciones cinematográficas, sin embargo tú has hecho el camino a la inversa ¿Cómo surgió la idea de llevar a teatro el corto del mismo título?

 JOTA.- Fue en el 2006, era un guión de cine que estuvo apunto de hacerse, pero que se cayó en el último momento; incluso teníamos cerrado el reparto de la peli… se quedó en tierra de nadie. Aunque del casting surgieron buenos amigos con los que he trabajado mas tarde, como son Marta Hazas y Sergio Mur que iban a ser los Marcos y Marta originales. Paco y yo, Paco Anaya  es el coguinista, le cogimos mucho cariño a los personajes, a las situaciones y nos daba mucha pena pensar que nunca se iba a hacer. Después trabajamos en otros cortos y los dos maduramos, siempre decimos que es una historia que ahora mismo no haríamos… Paco ha ido por otros derroteros, mas hacia la comedia y yo me estoy politizando un poco mas, no cine social, es mas un cine crítico, pero siempre nos ha dado mucha pena dejar «La Isla» ahí, además que todo el mundo nos decía que era un texto muy bonito, que porqué no lo hacíamos y fue entonces cuando decidimos hacerlo obra de teatro; vimos que tenía posibilidades. Era fácil de adaptar porque todo ocurría en una única localización. Una noche nos propusieron hacerlo para la sala grande de Microteatro y lo adaptamos rápidamente, pero por finalmente no se pudo hacer porque quitaron la sala grande. Y como el reparto ya estaba hecho, una de las actrices, Maggie Civantos, me dijo que era una pena que no se hiciera, que probáramos en Garaje Lumiere. Lo presentamos y enseguida nos llamaron porque les había gustado mucho el libreto y nos programaron para dos meses, Mayo y Junio y fue el propio teatro el que decidió que prorrogáramos…

Fotografía de José Sanz

 EN UN ENTREACTO.- Ha funcionado fenomenal, ¿no?

JOTA.- Ha funcionado muy bien, tanto a nivel de espectadores como de crítica. No nos esperábamos esto… Y como funcionó tan bien, era triste dejarlo, aunque se fuera David (En la primera temporada el papel de Eze que ahora representa Pablo Cabrera, era interpretado por David Tortosa), aunque tuviéramos que buscar a otro prota, pero nos apetecía mucho. Hubo un momento que se plantearon muchas cosas sobre la mesa; la obra la había visto mucha gente y no sabíamos si iba a venir mas gente, si bajaría el número de espectadores… Lo del 21% de IVA nos preocupaba mucho… hay un momento que te planteas dos posibilidades, o que la gente no venga porque es caro y no ganemos nada o que la gente venga, pero que sea tan abusivo lo que tengamos que dar que sigamos sin ganar nada… pero al final nos decidimos porque era una cosa que nos apetecía, nos apetecía mucho a todos seguir y apareció Pablo…

EN UN ENTREACTO.- ¿Cómo apareció Pablo?

Fotografía de José Sanz

JOTA.- De la manera mas vieja, por casting.

PABLO.- Yo no pude ver “La Isla” en su momento, estaba con otro proyecto; y hablando con Juan (Caballero), le dije “Juan, no os he visto, ¿váis a volver?” y me dijo que sí y le pedí que me avisara porque tenía muchas ganas, había visto mucho trabajo de Jota, “3,2” me había gustado mucho…  Juan siempre me ha parecido un actor maravilloso, y tenía mucha ganas de verla… y mira, cosas de la vida, que estoy viéndola desde dentro. Cuando Jota publicó que estaba buscando un actor para sustituir a David, pensé “adelante” y allí me presenté, sin saber muy bien de qué iba la obra, pero con el equipo me bastaba. Así que me contestó, me hizo una prueba y aquí estoy… ¡Viendo la isla desde dentro y viviéndola!

JOTA.– Fue una cosa rara porque no era lo que buscaba… bueno, era, pero no era… Siempre lo hemos hablado Lydia y yo, Lydia es mi ayudante, lo que buscábamos era la ternura del personaje y viendo el “videobook” de Pablo vimos que nos la daba, dijimos “Sí, nos la inspira, pero es muy alto, no es rubio…» o castaño, que es algo que buscábamos para el personaje… es una tontería, pero habíamos pensado que tuviera los ojos verdes… pero hubo un momento que nos decidimos a probarlo… Lo que mas miedo nos daba era la altura porque en cine podemos falsearlo y en teatro no… Pero hizo la mejor prueba con diferencia y lo elegí. La prueba se la hizo yo solo, Lydia no estaba, pero en cuanto salí de la prueba la llamé y se lo dije…
 PABLO.– ¡Esa información yo no la tenía! Jajajaja
JOTA.–  Ha estado muy bien porque son de esas cosas que uno aprende, nosotros queríamos la esencia de Eze, un Eze que teníamos muy en la cabeza, y nos apareció uno que tiene la esencia, pero que a la vez lo ha cambiado bastante
Fotografía de José Sanz

EN UN ENTREACTO. A mi tu elección me llamó mucho la atención porque viendo a David Tortosa y a Pablo Cabrera en otros trabajos, no se me asemejaban en nada para interpretar un mismo personaje.

PABLO.– Yo no había visto la función, ni un DVD. No tenía una referencia de cual era el trabajo de David, tenía mi visión del personaje y es lo que les he ido enseñando y lo que les ha ido gustando y eso es lo maravilloso que tiene, porque otras veces te dan tu texto, un DVD y te dicen “tal día lo traes aprendido y hacemos un pase” y aquí no, aquí todos se han comprometido mucho, me han ayudado a incorporarme y de momento parece que está funcionando y es por eso que ha sido una sustitución/incorporación muy fácil para mi, a pesar de tener el listón tan alto como estaba.

EN UN ENTREACTO. Me da la sensación que esta incorporación, para el resto ha tenido que ser un poco retomar los ensayos desde el comienzo, ¿no?

JOTA.– Sí, lo que pasa que tanto María, como Maggie, como Juan, habían reposado los personajes estos dos meses y de repente han comenzado a dar cosas que antes no estaban dando. Los han hecho mas suyos y de esa manera ha sido partir un poco de cero para todos.

Fotografía de José Sanz

PABLO.– Pero como ellos tienen los personajes tan construidos y las escenas tan interiorizadas, en los ensayos solo tenían que darme un par de directrices y luego era seguir a María, a Maggie y a Juan. Y como ellos lo tenían todo tan claro, la escena subía sola. Teniendo un poco clara la escena, lo que pasaba, mirándoles a los ojos  a ellos y siguiéndoles, las escenas salían. Con ellos ha sido muy fácil.

EN UN ENTREACTO.-¿Ha habido alguna incorporación mas al montaje?
JOTA.– Hay cosillas, pero son cosas pequeñas, como la recuperación de la canción “Insurrección” de Manolo García que canta con Miguel Ríos. En el guión original tenía mucha importancia y hemos querido recuperarla, aquí no tiene el mismo peso, pero es un guiño a los compañeros del corto y a la gente que estuvo implicada al comienzo. Después hay pequeños detalles, que estaban ahí, pero que ahora han adquirido otra importancia u otras que han surgido que antes no nos habíamos planteado al hacer preguntas Pablo sobre su personaje  y que han hecho variar en algo al resto de personajes.
PABLO.- Pequeños matices.
Fotografía de José Sanz

JOTA.– Sí, pequeños matices. Yo creo que hay mas diferencia entre la primera función y la última de la primera temporada, que de la última a la primera de esta segunda.

PABLO.– Claro, eso algo lógico. Una obra es algo vivo, algo que evoluciona. Tanto Jota, como director, va descubriendo cosas y los que estamos dentro también vamos descubriendo cosas que durante los ensayos las has pasado por alto y que cuando ya estás mas seguro las vives mas. Te relajas y vas descubriendo cosas que antes no habías visto. Y eso es lo que lo hace tan bonito.
EN UN ENTREACTO.– ¿Qué diferencias ves tú, Jota, entre dirigir cine y teatro?
JOTA.- En este caso no mucha, pero porque esa era la novedad que nosotros queríamos incorporar a “La Isla” y era que fuera una película. Era el efecto que queríamos lograr con el público, trabajar con las luces y el espacio escénico. 
Por parte de Lydia y mía, la mayor diferencia era sobretodo la sensación de perder el control durante la obra, el no poder parar, bajar, cortar si algo está saliendo mal o querer matarlos si están haciendo lo que les sale de las narices, a pesar de haberles dicho que no… jajaja 
Para el tema de dirección lo que hice fue leer y quedar con gente de teatro que me indicara cuales eran los códigos teatrales, aunque como espectador ya los conocía. Pero hay momentos como el flashback que, aunque está hecho con luces y es todo teatral, está llevado de una manera muy cinematográfica…
EN UN ENTREACTO.- Yo que la he visto, puedo asegurar que entras totalmente en el código.
Fotografía de José Sanz

JOTA.– Sí, era básicamente hacer que el público tuviera la sensación de estar viendo una película. Quitando los cuatro monólogos que son mas teatrales, podría perfectamente hacerla en cine tal cual está… y es que su base es un guión de cine.

EN UN ENTREACTO. Pablo, tú que vienes de trabajar mucho teatro clásico, ¿cómo te sientes haciendo algo tan cercano y contemporáneo?
PABLO.- Yo siempre pienso que soy muy afortunado y que la vida me va llevando y tengo que dar gracias por muchas cosas… Creo que hace unos meses lo publiqué en Twitter, algo así como que me apetecía hacer un drama contemporáneo. En ese momento creo que estaba haciendo “El Perro del Hortelano”. Me encanta y es maravilloso hacer teatro clásico, pero ya he hecho “El Perro del Hortelano”, “La Hermosa Fea”, “Bodas de Sangre” que creo que es lo mas contemporáneo que he hecho… y de repente pienso que me apetece hacer algo así, como lo que estoy haciendo, y me vino caído del cielo. Para mi fue un”¡gracias!, me apatecía mucho un cambio de código«. 
También es cierto que me costó, el que de pronto me dijeran “Estás muy bien, pero estás muy teatral” y entonces mi cabeza hizo un cortocircuito y dijo “No entiendo nada… ¿Cuál es el problema? Estoy natural, pero estoy teatral… ¿cuál es el problema?” Fue un poco lo que me costó, creo…
Fotografía de José Sanz

JOTA.– Le rebajamos mucho, pero fue muy fácil. Le íbamos diciendo “Menos, menos, Pablo…” y cuando conseguíamos ese menos-menos, le decíamos “ahora nos lo creemos” y a partir de ahí trabajamos…

PABLO.– Mi personaje estaba muy claro, estaba muy bien escrito… No había problema de saber lo que a mi personaje le estaba pasando, todo venía hecho. Solo había que entrar en un código cinematográfico… yo he hecho muy poco cine, entonces era raro, yo pensaba “estoy en un escenario, ¿qué me estás hablando de cine…? No entiendo lo que me estás diciendo ¿cómo hago para lo que me estás pidiendo? Porque sé que tengo que proyectar la voz, se me tiene que oir, se me tiene que entender y tengo que dar algo que se me pueda ver desde la última butaca o grada, como es el caso” lo que mas me costó fue eso, pero después todo comenzó a fluir un poco mas y a disfrutarlo, y la verdad que da gusto, me apetecía mucho y para mi es un regalo el poder hacer esto. Ha sido un cambio que tenía tantas ganas que ahora lo que me queda es disfrutar de lo que nos queda.
EN UN ENTREACTO.-¡Claro! Ahora estáis programados hasta el 10 de Noviembre, todos los jueves, ¿no?
JOTA.- No, este es el último jueves y a partir de la semana que viene son todos los sábados. 
De momento hay que  ser cautos y ver como va reaccionando la gente, que somos conscientes de que la obra la ha visto mucha gente y además que la gente está dejando, por la situación actual, de asistir a estas cosas masivamente. Nuestra idea es continuar, pero hay que ir despacio porque no somos “El Rey León”…
PABLO.– Quizá esa es nuestra baza, que no somos “El Rey León”.  No todo el mundo puede pagar una entrada para verlo y de pronto nos ve y piensa, son 10€ que es un precio mas que razonable…¡Vamos!
Fotografía de José Sanz

EN UN ENTREACTO. Y contando con que habéis tenido tan buenas críticas, y la gente está acudiendo…

PABLO.– ¡Claro! Y cuando hay menos dinero, la gente se vuelve mas selectiva… y el boca a boca está funcionando muy bien… Definitivamente creo que es la baza que tenemos.
Y con esa determinación pasamos un rato charlando, con esperanzas de que el público reaccione y siga acudiendo a verles. Siempre con cautela, dejando que las cosas vayan por su cauce, siendo precavidos, pero sin perder el optimismo de saberse con un trabajo tan bonito entre manos.

Fotografía de José Sanz

Es cierto que la conversación duró mas y surgió el momento de preguntar a Jota y a Pablo por el tema de la subida de IVA. Dio para mucho y muy interesante, pero me vais a permitir que os haga una pequeña “jugarreta” y me lo reserve. Mis intenciones no son las de no publicarlo, si no todo lo contrario, quiero escribir algo especial con ello, con lo que ahora lo dejo guardado y en muy breve plazo de tiempo lo compartiré con todos.

Ahora solo quiero desearles el mayor de los éxitos y que el público siga saliendo tan emocionado de ver un trabajo tan bien hecho y con tanta honestidad.
De nuevo les doy las gracias por su tiempo y por querer compartir con “En Un Entreacto” un ratito de sus vidas para que todos podamos disfrutarlo.

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¿A Quién Te Llevarías A Una Isla Desierta?

Título:
¿A quién te llevarías a una isla desierta?

Lugar:
Garaje Lumiere

Autor:
Paco Anaya y Jota Linares

Elenco:
Juan Caballero
Maggie Civantos
María Hervás
David Tortosa

Director:
Jota Linares








Hay obras que me gustan mas, otras obras que me gustan menos. Obras que me entusiasman y obras que me dejan frío, pero hay algunas, solo algunas, que me agarran por dentro y no me sueltan.
Hay funciones que tienen un don especial y hacen que cuando sales de la sala se te quede un poso de desamparo en el alma. Un desamparo generado al verte obligado a cortar el lazo con ese momento que acaba de suceder. El desamparo del que es sabedor de que, con el último aplauso, deberá romper el cordón umbilical que se ha creado entre la obra y uno mismo. Y es que en algunas ocasiones, muy pocas, uno desearía quedarse a vivir atrapado en ese momento efímero que acaba de desaparecer. Esa es la magia del que sabe contar historias.
Creo que con lo dicho podría dejar de escribir esta crónica y ya todos sabrían lo que me ha parecido este montaje, pero me apetece hablar mas sobre ello.
«¿A quién te llevarías a una isla desierta?» Cuenta la última noche de cuatro amigos, EzeMarcos, Celeste y Marta, que comparten piso. La noche del 30 cumpleaños de Marcos. Esa noche se plantea, entre risas y alcohol, un juego que sacudirá violentamente la amistad que hay entre ellos.
Esa noche saldrán a flote muchas verdades ocultas que obligará a cada uno a decidir cual es su siguiente paso en la vida.

Con esta premisa los autores, Paco Anaya y Jota Linares, nos acercan un texto muy bien construido, que nos hace revivir ese momento que seguramente todos hemos vivido. El momento en el que uno se ve obligado, por eso tan jodido que es la «ley de vida», a tomar decisiones que afectarán a tu futuro.
El momento en el que se te plantea la encrucijada de tener que decidir si das un paso mas allá o te quedas en tu sitio y dejas que la vida haga las cosas por ti.
El momento en el que, diciéndolas en voz alta, conviertes en  «reales» esas verdades que llevas guardadas y que sabes que afectarán a la vida de todo el que te rodea.

El director, Jota Linares, nos pasea de manera muy dinámica entre sus personajes a través de escenas, flashbacks y monólogos, y nos sitúa a cada uno de ellos en el rol que va a tener que jugar en esta historia. Nos los ofrece en bandeja, sin juzgarlos, para que los degustemos a nuestro antojo, y seamos nosotros los que tomemos partida y  juguemos a decidir a quién de ellos nos llevaríamos a una isla desierta.

Y ahí tenemos a David Tortosa, Juan Caballero, Maggie Civantos y María Hervás, ofreciéndonos unas interpretaciones tan sumamente cercanas que, por momentos, olvidas que lo que estás viendo es una representación.  Hacen que creas que lo que ahí estás viendo se confunda con un pensamiento, con algo que llevas dentro, un recuerdo que te han «arrebatado» sin haberte dado cuenta. Aguantan a la perfección la cercanía del espectador, incluso te desafían con la mirada, hablando directamente a los que estamos sentados en la grada, haciendo que casi brote de tu boca una respuesta a lo que ellos te plantean; casi reprimiendo el acto reflejo de levantarte y secarle las lágrimas, o abrazar su desconsuelo… Y es que los cuatro, sin excepción, destilan una energía arrolladora, hacen palpable esa amistad, ese amor, esa sexualidad, esa inocencia, ese dolor… Hacen que casi sientas en ti mismo las caricias, los besos, las sonrisas, sus lágrimas. Da mucho placer poder disfrutar de actores de este calibre.

Ver esta función es el equivalente a volver a revivir de manera personal la ruptura con la inocencia. Es como echar la vista atrás y ver todo lo que se ha ido quedando por el camino provocado por «pequeños momentos sin importancia» y que construyen la vida que hoy es.
Salí con una sonrisa tristona, pero realmente es un gusto ir al teatro y que alguien sepa llegar hasta ahí dentro.

Lástima que esta crónica esté escrita un día después de que hayan terminado las representaciones. Eso sí, expreso desde aquí mi deseo de que haya una segunda temporada y que mas gente pueda gozar del trabajo de semejantes profesionales. ¡Un absoluto placer!

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