


Título:
Cerda
Autor:
Juan Mairena
Lugar:
La Casa de la Portera
Elenco:
Dolly
Inma Cuevas
David Aramburu
Soledad Rosales
Maria Velesar
Vestuario y Estilismo:
Íñigo Sádaba
Producción:
Kömoeres Producciones
Ayudante de Dirección:
Pablo Martínez Bravo
Dirección:
Juan Mairena
El mundo casi mitológico que genera La Casa de la Portera no deja de sorprenderme. Cada vez que atravieso su umbral, un mare magnum de personajes me invaden y me conquistan de una manera casi sobrenatural. A veces me siento un poco medium y tengo la necesidad de acercarme a este epicentro de vidas inventadas para escuchar a todos estos espíritus que viven dentro. Cuantas mas veces la visito, mas atrapado me tiene (Y eso que no consigo llegar a ver ni una cuarta parte de lo que programan) y menos me quiero desligar de ella… No sé, pero me da que esta casa provoca adicción…
Una historia de almas forzadas, todas ellas entregadas, sin posibilidad de elección, a una vida que no les corresponde; que les ha llevado a estar donde no deberían y con un solo anhelo, lograr la paz y la purificación de un mar materno pendiente de ser alcanzado.
Dentro de la historia hay un elenco de actores fabuloso, Dolly, Inma Cuevas, David Aramburu, Soledad Rosales y María Velesar. Con momentos llenos de genialidad y personalidades perfectamente perfiladas. Un reparto que nos tienen preparadas innumerables joyas escondidas en sus gestos, en sus bocas y sus miradas.
Entre todos ellos destaca Inma Cuevas que nos hechiza con una interpretación desarmante. Estamos ante una actriz que posee un «don» maravilloso y lo explota con una generosidad magistral, seña inequívoca de aquellos que están destinados a ser grandes. ¡Me fascina la sencillez, el desprejuicio y la entrega con la que trabaja esta mujer!
Destaco las miradas llenas de significado de Soledad Rosales, el juego y el tormento de David Aramburu, el sentido del humor de Maria Velesar y la contundencia y la presencia escénica tan potentes de Dolly.
Es cierto que alguna interpretación necesita una vuelta de tuerca en sus intenciones, estoy convencido que eso aportaría el toque explosivo que haría de este montaje un arma de destrucción masiva absolutamente imparable, pero en general todo está tan bien engarzado que no cabe otra opción que gozar como una auténtica Cerda de esta pieza que nadie debería perderse.
Son muy pocos los que consiguen fusionar con tanto acierto la ironía, la ternura, la transexualidad y el drama, con la denuncia, la comedia y el descaro, en poco mas de una hora.
Lo que hace Juan Mairena con «Cerda» es un destello de genialidad que ya me tiene espectante ante lo que pueda venir.