
«La Verdad de los Domingos» nació por un encargo del actor Óscar Piñero a su amigo Juan Bey para montar un microteatro en México DF. Lo que no sabían ambos es que esa pequeña pieza crecería y se expandiría de la manera que lo hizo. Llegando a convertirse en una pieza imprescindible que acabaría por representarse en todas las sucursales que Microteatro tiene por el país. Era inevitable que ese texto, tarde o temprano, tuviera un efecto boomerang y regresara a las manos de su creador, pero esta vez transformado en un reto para su «yo» actor: Ser el encargado de dar vida a su protagonista en España. ¡No hay nada como plantarle un buen desafío a un artista que disfruta de serlo!
La propuesta nos sitúa en la presentación de un libro: «La Resistencia de los Globos». Nosotros como público, nos convertimos en los seguidores y curiosos que acudimos a dicha presentación. Héctor Sinisterra, el autor, comienza con la presentación, pero su objetivo es otro, lo que verdaderamente quiere es aprovechar ese momento en el que tiene captada la atención de todos los asistentes para hablar de lo que realmente le importa: «La Verdad de los Domingos». Un libro que su editorial no quiere publicar por las ampollas que puede llegar a levantar, un libro que habla sin tapujos de nuestras mentiras, de cómo nosotros mismos nos enfrentamos a nuestra propia realidad a golpe de mentira, pero no sólo mentiras hacia los demás, si no esas otras que son aún más graves, las que nos decimos a nosotros mismos.
A partir del momento en el que se nos abre este planteamiento, Juan Bey saca su metralleta dialéctica y comienza a lanzar ráfagas de verdades dichas a la cara, no olvidemos que nosotros somos público que acude a la presentación del libro, es decir: Parte activa del espectáculo; con lo que todo lo que se dice, se nos dice mirándonos directamente a los ojos y planteándonos preguntas que esperan nuestra respuesta. Eso sí, nada de tensiones o nervios, que aquí todo está hecho para ser disfrutado, con un sentido del humor del que todos somos partícipes y que celebramos a golpe de carcaja; alimento del que su protagonista se nutre, haciendo que el espectáculo crezca y adquiera cada vez mayor contundencia.
Un texto francamente divertido e inteligente, que va y viene con un sentido del humor cáustico, socarrón y reflexivo. Nada de lo que dice es casual, tiene su porqué y conviene no tomárselo a la ligera porque momentos después lo retomará y nos lo lanzará a la cara. Entre la dirección de Sara Pérez y el trabajo de Juan Bey, el espectáculo adquiere el ritmo adecuado, delirante por momentos, reflexivo otros y con un puntito de ese amargor que llevan las verdades dichas a la cara, y es que Bey mete caña de la buena a la audiencia con algo tan sencillo como es llamar a los cosas por su nombre, no importa lo mucho que eso llegue a incomodarnos -¡ahí reside la gracia!- Es cosa nuestra si entramos creyéndonos tan «sinceros» con nosotros mismos y acabamos descubriéndonos unos mojigatos de tres al cuarto.
Podría haberse caído en un simple monólogo tipo Stand-Up si no fuera por su planteamiento, por la dirección de Sara Pérez y por ese lugar en el que nos acaba situando.
Aplaudo el estupendo trabajo de Juan Bey, un tío que sale a escena dispuesto, que se pringa en lo que cuenta, que tiene la valentía de mirarnos directamente a los ojos y desafía a sostenerle la mirada, no de una manera agresiva e incómoda, pero sí retadora. Tiene una energía muy poderosa y la maneja con desparpajo. Tiene encanto, tiene magnetismo y genera atracción, y esa es su arma para que nos demos a él con tanta entrega. Absolutamente fascinado con la línea por la que transita, sus giros y el lugar en el que concluye, dándole el peso que merece al conjunto.
La verdad está ahí, queramos o no, lo que pasa que nos cuesta mirarla de frente y ese temor es el que aprovecha esta función para soltarnos unas cuantas bofetadas bien dadas, yéndonos a casa con ellas puestas -¡y encima agradecidos!-
No deberíais quedaros sin conocer «La Verdad de los Domingos».
FICHA:
Título: La Verdad de los Domingos Autor: Juan Bey Dirección: Sara Pérez Elenco: Juan Bey Producción: La Coja Producciones Lugar: Teatro Galileo
Soy de la opinión de que los acontecimientos pasados no deben quedar únicamente en el recuerdo, como ya sabéis los que leísteis mi anterior crónica; pienso que hay que rescatarlos de la repisa donde los tenemos guardados y sacarles brillo para evitar que queden arrinconados con la llegada de nuevos acontecimientos. La memoria es frágil y enseguida se nos va la atención a otras cosas, por eso mismo es bueno que El Bucle Teatro haya recuperado «The Normal Heart» de Larry Kramer porque parece que en esta sociedad del 2.0 andamos sobrados de información, a salvo de los acontecimientos del pasado, de viejas plagas que ya solo son un mal recuerdo… ¡Cuánta afirmación falsa! La relajación mental es precisamente lo que fomenta que las sombras de lo que ayer fue, se fortalezcan en nuestro presente y hagan tambalear nuestro posible futuro.
Mantener viva la memoria es importante, es necesario. No deberíamos dejarnos llevar por ese impulso tan «español» que es la desidia y permitir enterrar según qué capítulos de nuestra historia. Tan sólo hay que procurar no caer en lo mismo de siempre y conseguir aportar una mirada diferente, personal, para evitar los consabidos comentarios del tipo «Otra de la Guerra Civil». En esta ocasión es Diágoras Producciones quien ha querido aportar su granito de arena a través del musical «Goodbye España», que en la versión original firmada por Judith Johson y K S Lewkowicz lleva por título «Goodbye Barcelona», pero que para evitar confusiones, politizaciones inexistentes y polémicas varias relacionadas con nacionalismos y gentes de pensamiento enrevesado, han preferido modificar el título y abarcar con él un acontecimiento que no sólo ocurrió en un punto concreto de nuestra geografía, si no que nos afectó a todos como país.




Amanda agoniza en la sala de un hospital. De repente la urgencia -con voz de niño-adulto- apremia para poder llegar al origen de todo, lograr hallar el punto exacto donde todo desembocó en este último instante y saber dónde se encuentra su hija Nina.



