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Bruno Ciordia Dennis Lumborg El Sol de York Mariano de Paco Un Buen Día

Un Buen Día

Título:
Un Buen Día

Autor:
Dennis Lumborg

Lugar:
El Sol de York

Elenco:
Bruno Ciordia

Escenografía:
Almudena López Villalba

Vestuario:
Gema Rabasco

Iluminación:
José Manuel Guerra

Espacio Sonoro:
Javier Almela

Dirección:
Mariano de Paco

Vivimos una época de mojigatería galopante, donde la doble moral campa a sus anchas y la opinión de todos trasciende en exceso; un arma peligrosa ya que corremos el riesgo de que la opinión más conservadora de un observador de nuestras vidas, acabe por ser tenida más en cuenta que la propia realidad, y eso es lo que “Un Buen Día” nos plantea.
Eddie nos habla de su familia con orgullo, mientras espera a que lleguen sus hijos, de los logros que ha conseguido a nivel personal, satisfecho con lo que ha construido, un hogar donde se apuesta por la claridad y la naturalidad para evitar que sus hijos crezcan bloqueados por los tabúes que la sociedad se empeña en imponer. Todo perfecto, ideal, hasta que la mirada de los demás convierten esa naturalidad en algo turbio y malsano… Esta es la premisa con la que parte “Un Buen Día”, exitoso texto escrito por Dennis Lumborg, que juega a mantenernos en la incertidumbre de si el protagonista es, o no, culpable de lo que se le acusa. Un texto que pone al espectador a prueba para que compruebe por si mismo si es de los que juzgan con ligereza o no.
Una buena propuesta pero que para mi gusto tiene un exceso de “buenrollismo” que más que acercarme a lo que cuenta, me distancia; todo es tan rematadamente simpático y dicharachero, que no encontré el enganche ni con Eddie ni con sus circunstancias. 
Hay un tufillo a “sitcom” yanqui que, para mi, juega a la contra, es como si de repente uno de los personajes masculinos de “Friends” fuera acusado de pederastia y no supiera asimilar el terrible problema que se le viene encima y siguiera soltando chistes y gracietas. 
Aunque es cierto que según va oscureciéndose el tono de la función, va adquiriendo peso e interés, creando dudas y planteando preguntas, incluso llega a incomodar; lo malo es que todo lo que va logrando acaba en nada al llegar a un desenlace que me resultó descafeinado y un tanto sin sustancia.
A pesar de lo que digo sobre la obra, Bruno Ciordia realiza un estupendo trabajo actoral, manteniendo durante la hora y media de monólogo, un personaje abrumado por los acontecimientos que reacciona como un niño asustado, regalándole un torrente de energía digna de ser apreciada, aunque como he dicho, el exceso de buenrrollimo me resulta forzado y me hizo no llegar a conectar con él. 
Si Mariano de Paco, director de la función, hubiera prescindido de todos esos amaneramientos y vocecillas de los personajes que entran y salen de la narración de Eddie, y no le viéramos bailotear como si no pasara nada en las transiciones, creo que la conexión hubiera funcionado mejor; las músicas y sus letras aportan el punto de acidez apropiado para percibir el tono que está queriéndose plantear y la labor del actor es suficiente como para conseguir introducirnos en los acontecimientos sin recurrir a la morisqueta facilona. De hecho, cuando los acontecimientos se enturbian, Bruno Ciordia adquiere una consistencia en escena más que notable, que apetece, provocando interés en lo que cuenta.
Un diez para esa escenografía cambiante, que se transforma ante nuestros ojos, como marco perfecto del angustioso viaje de pérdida de la inocencia por el que tiene que transitar este pobre padre de familia.
Quizá no haya sabido captar el ángulo desde el que se nos cuenta la historia y esto haya hecho perderme el atractivo de esta función que, planteando una situación muy dura desde una perspectiva algo blanda e inocentona, acaba por provocar un extenso debate tras la representación.
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Mensaje del Día Mundial del Teatro 2014

Donde quiera que haya sociedad humana, el irreprimible Espíritu de la Representación se manifiesta.
Bajo los árboles de pequeñas aldeas y sobre sofisticados escenarios en grandes metrópolis; en salones de actos de colegios y en campos y en templos; en suburbios, en plazas públicas, en centros cívicos y en los subsuelos de las ciudades, la gente se reúne en comunión en torno a los efímeros mundos teatrales que creamos para expresar nuestra complejidad humana, nuestra diversidad, nuestra vulnerabilidad, en carne y hueso, aliento y voz.
Nos reunimos para llorar y para recordar; para reír y contemplar; para aprender, afirmar e imaginar. Para maravillarnos ante la destreza técnica, y para encarnar dioses. Para dejarnos sin respiración antes nuestra capacidad de belleza, compasión y monstruosidad. Vamos para llenarnos de energía y poder. Para celebrar la riqueza de nuestras diferentes culturas, y para hacer desaparecer las barreras que nos dividen.
Donde quiera que haya sociedad humana, el irreprimible Espíritu de la Representación se manifiesta. Nacido de la comunidad, lleva puestas las máscaras y vestimentas de nuestras distintas tradiciones. Utiliza nuestras lenguas, ritmos y gestos, y abre un espacio entre nosotros.
Y nosotros, los artistas que trabajamos con este antiguo espíritu, nos sentimos impulsados a canalizarlo a través de nuestros corazones, nuestras ideas y nuestros cuerpos para revelar nuestras realidades en toda su cotidianeidad y su rutilante misterio.
Pero en esta época en la que tantos millones de personas luchan por sobrevivir, sufren bajo regímenes opresivos y el capitalismo depredador, huyen del conflicto y la escasez; en la que nuestra privacidad es invadida por servicios secretos y nuestras palabras censuradas por gobiernos intrusivos; en la que se aniquilan los bosques, se exterminan especies y se envenenan los océanos: ¿Qué nos sentimos impulsados a revelar?
En este mundo de poder desigual, en el que distintos órdenes hegemónicos intentan convencernos de que una nación, una raza, un género, una preferencia sexual, una religión, una ideología, un marco cultural es superior al resto, ¿se puede realmente defender la idea de que las artes deberían apartarse de las agendas sociales?
Nosotros, los artistas de escenarios y ágoras, ¿nos conformamos con las demandas asépticas del mercado, o utilizamos el poder que tenemos: para abrir un espacio en los corazones y las mentes de la sociedad, para reunir gente a nuestro alrededor, para inspirar, maravillar e informar, y para crear un mundo de esperanza y colaboración sincera?
                                                                                                                                Brett Bailey
Traducción:  Fernando Bercebal
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Edu Ferrés Jota Linares Lo Esencial Es Invisible a Los Ojos Nave 73 Reme Gómez

Lo Esencial Es Invisible A Los Ojos

Título:
Lo Esencial Es Invisible A Los Ojos

Autor:
Jota Linares

Lugar:
Nave 73

Elenco:
Edu Ferrés
Reme Gómez

Escenografía:
David Pizarro

Iluminación:
Chon López

Ayudante de Dirección:
Lydia Ruíz

Dirección:
Jota Linares

Cuando se va viendo mucho teatro y pasa el tiempo, uno va repitiendo autores, directores, actores… y va viendo sus evoluciones o sus estancamientos. Unas veces uno ve como trabajos que han fascinado se quedan en éxitos pasajeros, en momentos en los que «la flauta» suena y otras veces que, sin convencer demasiado, acabamos contemplando «el estirón» profesional, sorprendidos con avances mayúsculos. 
También hay veces que somos testigo de crecimientos coherentes, pero que sorprenden gratamente porque rompen con todo para explorar nuevos caminos por los que seguir contando historias.
Un ejemplo de esto que hablo es Jota Linares, cineasta que se ha dejado seducir por el teatro para contarnos algunas de esas historias que se gestan en su universo particular, aportándonos una visión muy peculiar sobre todo aquello que le rodea, y que ha decidido dar un paso adelante a su carrera, para ofrecernos una cara más adulta y un lenguaje más duro para contarnos según qué cosas.
Lo Esencial Es Invisible A Los Ojos es una historia de iniciación, de la complejidad en las relaciones amorosas y de denuncia en una época convulsa… ¿A alguien le suena de algo? 
Jota Linares, que sorprende con este giro en su teatro, ha querido dar su personal puñetazo sobre la mesa y contarnos sin medias tintas su visión de la actualidad, centrándose en el ámbito que el maneja con más familiaridad y enfrentándose a aspectos que escuecen en lo tocante a la cultura y la política, como la censura, la manipulación o las dobles morales que últimamente campan a sus anchas.
Lo ha hecho entretejiendo una trama en la que la actualidad y las relaciones personales transitan en diferentes planos permeables unos con otros; dando cabida a un amplio ramillete de temas que coinciden en un mismo instante. Ese en el que dos seres que huyen, se encuentran, se nutren el uno del otro, tanto de lo bueno, como de lo malo y que reanudan su huída.
Habla de las necesidades del ser humano por sentirse querido, de ser importante para los demás, de las ambiciones individuales, de hasta qué punto somos capaces de renunciar a nosotros por el otro o de la incapacidad de algunas personas para amar.
Un texto incisivo, repleto del universo personal del autor, lleno de referencias que convierten en estimulante la contundencia de algunos momentos. Que quizá peca en exceso de literario y que en algunos momentos resulta algo redicho, pero que, sin embargo, golpea donde quiere golpear, que muestra el crecimiento de unos personajes que se hacen adultos a la vez que su autor y las ganas de este por contar todo aquello que ve.
Un trabajo bien rematado por sus actores, tanto Reme Gómez, que me enamoró con su amarga luminosidad, como Edu Ferrés, con esa gravedad que le da una dimensión tan creíble a su personaje. El avance de los personajes, el calado de los agentes externos que les rodean, están muy bien asimilados y transmitidos, al igual que la debilidad y las necesidades de Celia, y el crecimiento y la determinación de Santi
Un pequeño aspecto a corregir, la proyección y la vocalización de ciertos momentos.
Punto negativo: La escenografía, no me terminó de convencer. Aporta poco, da sensación de suciedad no buscada e incómoda en las transiciones. Y esos momentos en los que se juega con las adicciones, me resultaron precipitados y no del todo bien resueltos.
Punto positivo: La inteligente utilización de las locuciones periodísticas en cada transición, sitúan con sencillez al espectador en el instante que va a vivir y hacen que todo avance con claridad.
Una función necesaria, que se implica y que ofrece con mucha rotundidad el mensaje de denuncia que quiere transmitir. Un avance hacia la madurez de un autor con mucho que decir y que muestra destellos de una versatilidad que me interesa y que seguiré de cerca.
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Daniel Pérez Dulcinea Juárez El Buscón Francisco de Quevedo Jacobo Dicenta Teatro Infanta Isabel

El Buscón

Título:
El Buscón

Autor:
Francisco De Quevedo

Versión:
Daniel Pérez

Lugar:
Teatro Infanta Isabel

Intérprete:
Jacobo Dicenta

Música y voz:
Dulcinea Juárez

Espacio Sonoro:
Jorge Muñoz

Iluminación:
David Linde

Dirección:
Daniel Pérez

No son muchas las oportunidades que uno tiene de asistir al teatro y sentirse teletransportado nada más hacerse el oscuro para que inicie la función, sintiendo que las bustacas del Teatro Infanta Isabel desaparecen, y encontrarnos sentados sobre los adoquines del suelo de una plaza, a la espera de la aparición del juglar que nos contará las aventuras y desventuras del famoso Don Pablos, El Buscón, personaje salido de la pluma de Quevedo.
Daniel Pérez ha realizado una versión, que él mismo ha dirigido, en clave de monólogo en la que el propio Don Pablos es quien cuenta a los espectadores sus andanzas.
Tan sólo con Jacobo Dicenta en escena, junto al maravilloso acompañamiento musical de Dulcinea Juárez, hacen de esta función un auténtido deleite con aromas artesanales. Es tal la fuerza en la simplicidad de la puesta en escena, que cualquier elemento más allá del actor y de la música, sobra.
La riqueza del lenguaje utilizado por Quevedo, los juegos de palabras, la aguda mala leche, el sacasmo, la ironía, son de una exquisitez tan gozosa que a uno la hora y poco de espectáculo se le pasa volando. Es un placer poder paladear todas y cada una de las palabras que el autor utiliza en boca de Dicenta para contarnos semejante historia, que estoy seguro haría sentirse afortunado a cualquiera de los personajes de Dickens.
El mayor atractivo de esta función es el enorme sentido del humor que contiene. El autor cuenta una historia terrible, llena de desgracias y desencuentros, llena de momentos que ponen los pelos de punta a pesar de estar contada en clave de comedia. Es un claro ejemplo de ese espíritu mediterráneo, como ya la definió Jacobo Dicenta cuando nos visitó en En Un Entreacto Radio, que marca la diferencia con otras historias que tocan el género de la picaresca. La amarga comicidad que destilan las situaciones que se nos cuentan, hacen que sea única; dándole el toque justo para que nos enganche y que nos fascine.
Lo de Jacobo Dicenta sobre las tablas son palabras mayores. Derrocha un torrente interpretativo que logra que nos entreguemos a su propuesta con sólo dirgirnos una mirada; él levanta una ceja burlona y consigue que queramos unirnos a su juego. No le hace falta nada en escena, él se encarga de sacarlo de la invisibilidad de la imaginación para mostrarlo ante nuestros ojos crédulos.
La forma en la que interpreta tiene un sabor a grandeza clásica que no es muy habitual, acercándonos al espíritu entrañable del cómico de toda la vida, del que aparecía sacudiéndose el polvo del camino mientras nos estaba ofreciendo el repertorio con el que hacernos pasar una fabulosa velada llena de universos inventados.
Sus movimientos, sus cabriolas, la forma de decir el texto, como ya dije una vez, tienen olor a madera de escenario y eso sólo lo poseen unos cuantos.

Totalmente recomendable ver esta versión de «El Buscón» para deleitarse con un gran texto que recupera la esencia del teatro de toda la vida.

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En Un Entreacto Radio GetafeVoz Jota Linares Lo Esencial Es Invisible a Los Ojos Nave 73 Rocio Navarro

En Un Entreacto Radio – Programa 12

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Llega ya el programa número 12 de En Un Entreacto Radio
Ya sabéis que me gusta poder acercaros los diferentes tipos de profesiones que rodean a un montaje teatral porque el teatro esconde mucho más que lo se ve cuando sube el telón.
En este programa quise invitar a charlar con nosotros al equipo de Nave 73, sala de teatro que desde hace un año está trayéndonos gran parte de las mejores propuestas que se dan cita en la cartelera de Madrid. Fue un estupendo encuentro con Álvaro Moreno, Alberto Salas y Rocío Navarro, que nos hablaron de lo que supone perseguir un sueño y que las casualidades acaben por llevarles a vivir el dulce momento en el que se encuentran actualmente.
Junto a ellos quisimos invitar también a Jota Linares, un cortometrajista andaluz al que se le coló el veneno del teatro hace ya tres montajes y que descubrió cómo dar una nueva dimensión a algunas de sus historias. Por eso se acercó a nuestro estudio de GetafeVOZ y nos presentó su trabajo teatral más reciente «Lo Esencial Es Invisible A Los Ojos» que ha estrenado precisamente en Nave 73.
Un programa en el que hablamos de cómo las casualidades acaban por desembocar en maravillosos momentos; cómo se pasa de pensar en marcharse del país porque las puertas se cierran a abrir una sala de teatro que acaba siendo todo un referente, o cómo recoger la caca de tu perro puede acabar brindándote la oportunidad que tanto estabas esperando… ¿Que de qué estoy hablando? Pues de todo lo que charlamos con nuestros invitados en el programa pasado, para descubrirlo solo tienes que dedicarnos un momento y escucharnos.
¡Bienvenidos a En Un Entreacto Radio!
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Entreactos Irene Arcos La Casa de la Portera María Inés González Miguel Ángel Cárcano Sara Martín Teatro

Entreactos

Título:
Entreactos

Autor:
María Inés González
Miguel Ángel Cárcano

Lugar:
La Casa de la Portera

Elenco:
Irene Arcos (Elena)
Sara Martín (Julia)

Escenografía:
Alberto Puraenvidia

Dirección:
Miguel Ángel Cárcano

Antes de anoche estuve en casa de unas amigas… o al menos esa es la sensación con la que vi «Entreactos» de María Inés González y Miguel Ángel Cárcano, que se representa todos los viernes en La Casa de la Portera (Sí, de nuevo estuve allí).
«Entreactos» cuenta la relación entre Julia y Elena a lo largo de 10 años. Instantes recogidos que hablan de los diferentes estados por los que transcurre la vida de cualquier pareja; que sea una pareja de mujeres es irrelevante, el transitar que cuentan es el de cualquiera de nosotros, más allá de nuestras inclinaciones sexuales. El texto no se mete en este tipo de jardines, ni hace sobreesfuerzos para «normalizar» ningún aspecto de sus vidas. Son dos seres que se conocen, se enamoran y deciden emprender un proyecto de futuro, punto. De hecho, creo que ya le estoy dedicando más líneas de las necesarias a este aspecto de la función.
Es inevitable sentirse identificado con ellas, con esos instantes que nacen y laten en un mismo lugar, esos entreactos que transcurren en el sofá de Elena
María Inés González y Miguel Ángel Cárcano logran recrear las sensaciones que todos hemos vivido en algún momento de nuestras vidas en pareja.
Cárcano, como director de la función, logra que nos entreguemos al juego de revivir con estas dos mujeres la excitación del primer momento, ese primer beso, los primeros pasos como pareja, los proyectos de futuro, conocer la manías del otro…y también cómo todo esto deviene en rutina. 
A esto hay que añadirle los aspectos individuales, las ambiciones personales, las frustraciones, que de alguna manera acaban por influir en el crecimiento más o menos sano de una relación. Nuestros temores, los sueños, las esperanzas que a veces nos avergüenza exteriorizas hasta con nuestra pareja.
Irene Arcos y Sara Martín hacen con su interpretación tan sincera y cercana que todos seamos un poco Elena y Julia, que sus besos nos sepan también a nosotros, que sus sonrisas las hagamos nuestras y que sus lágrimas nos empapen por dentro. Logran que nos sintamos plenamente identificados con su día a día. 
Es cierto que hay momentos en los que me faltó cierta evolución en los personajes para acabar por llegar a ver esos 10 años de viaje en los que transcurren los «Entreactos«, que no sólo fueran referencias del texto, pero por lo demás sentí la cercanía hacia ellas como para querer involucrarme en su propuesta.
Ver a Irene Arcos y Sara Martín representándonos estos diferentes instantes de la vida de Julia y Elena transmite esa sensación de que todo lo que sucede es fruto del momento, hay algo en sus miradas, en sus gestos, en su forma de hablar que hace que todo fluya con un aire de casualidad que apetece y que se agradece.
Hay mucha belleza dentro de esta historia llena de cotidianidad; es cierto que quizá es más de lo mismo, la historia de una pareja sin más, sin grandes conflictos, sin dramas devastadores o emociones desmedidas, pero puede que su atractivo resida precisamente en eso, en que sus vidas sean tan similares a las nuestras. En ver una función que habla de nosotros. Donde no hay malos ni hay buenos, donde a veces los sueños se cumplen a medias o donde uno acaba en un punto en el que no se hubiera querido encontrar, pero que asume y lo lleva como puede.
Salí de la función feliz, con una inyección de vitalidad. Es cierto que el regusto que se me quedó fue agridulce, pero como soy un tipo optimista, salí pensando en positivo. Queriendo a Elena y a Julia, como si fueran mis contradicciones interiores. Apeteciéndome seguir amando mi día a día y disfrutando de mis Entreactos personales.
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Antonio Muñoz de Mesa Iván Villanueva La Pensión de las Pulgas La Visita Olga Margallo Rosa Mariscal Teatro Uroc Teatro

La Visita

Título:
La Visita

Autor:
Antonio Muñoz de Mesa

Lugar:
La Pensión de las Pulgas

Elenco:
Iván Villanueva (Padre Lucio)
Rosa Mariscal (Esther)

Producción:
Olga Margallo
Uroc Teatro

Dirección:
Antonio Muñoz de Mesa

Y mira que sigo acudiendo con asiduidad a La Pensión de las Pulgas, creo que ya tengo hecho el pleno de programación para este mes, y aun así sigo sorprendiéndome de lo que me puedo llegar a encontrar.
El pasado sábado fui a ver “La Visita” que ya ha cumplido ocho meses de éxito en La Casa de la Portera y ahora comienza nuevo periplo en La Pensión de las Pulgas.
Después de tanto tiempo en cartel, seguro que no voy a aportar nada nuevo a lo que ya se ha dicho sobre este montaje escrito y dirigido por Antonio Muñoz de Mesa y que viene de la mano de la siempre eficiente Uroc Teatro, pero no puedo dejar pasar la ocasión de alabarla.

Un texto sobresaliente, inteligente, engarzado con exquisitez, que contiene tanto esperándonos escondido entre sus líneas que no solo debería verse, si no que habría que leerlo y releerlo, para deleitarse y escandalizarse una y otra vez con todo lo que guarda. Sus personajes no se andan con medias tintas, afrontan con ojos retadores el tema principal de la función, con el descaro de quien se sabe dominante en una situación tan espinosa como esta.

Que se hable del problema de la pederastia en la iglesia de una forma tan directa y con ese tufo tan retorcido y mercantilista, pero tan real, hace que sea inevitable que se nos pongan los pelos de punta. Se nos lanza la trama a la cara con una cotidianidad tan repugnante, que es inevitable quedar en shock. Confieso que no soy muy “escandalizable”, que incluso disfruto cuando las historias que me cuentan me hacen entrar en una línea de pensamiento incomoda, pero “La Visita” me provocó momentos en los que tuve que echarme las manos a la boca como gesto bloqueador de exclamaciones en voz alta, incluso sentí el impulso de ponerme en pie de la tensión que me generó la forma en la que se cuenta todo. Porque la virtud de esta función es esa, el “cómo” lo cuenta, porque por desgracia, con tanta sobredosis informativa, uno acaba por inmunizarse ante cualquier tipo de drama, pero cuando se muestra esa brutal realidad en la que nos recuerdan que no somos más que meras transacciones, es imposible no escandalizarse y, sobretodo, sentir asco y temor.

Es apasionante, si se puede utilizar ese calificativo para semejante situación, seguir el transcurso de esta función donde presenciamos el brutal choque de trenes entre La Iglesia y las aseguradoras; plagada de giros sorprendentes, escondidos en unas líneas de diálogo tan vibrantes y brillantes. Esta función derrocha una astuta inteligencia que logra atrapar aunque el tema nos provoque tanto rechazo. 

Y si el texto es soberbio, las interpretaciones de Iván Villanueva y Rosa Mariscal son sobresalientes. 

Terrible la naturalidad con la que afrontan la situación; la cretina sinceridad con la que el Padre Lucio habla de esa velada realidad y los conflictos morales de Esther como madre y agente de seguros. Dan una dimensión escalofriante a estos dos personajes que juegan a una doble moral y de términos ambiguos que resulta repulsivo. El pulso que mantienen durante toda la función es formidable, logran un tempo aparentemente sosegado donde la tensión es muchas veces tan insoportable que hacen que el público no deje de removerse incómodo en sus asientos y provocar carcajadas en situaciones detestables; tanto es así que uno no puede dejar de mirar al resto de espectadores para comprobar que también han caído en esa terrible risa y así calmar la conciencia. 

“La Visita” es un viaje por un campo de minas que asusta, repugna y enfada, por ofrecernos una terrible y desalentadora realidad de la que somos conscientes y de la que nos sabemos meras piezas de ajedrez que se mueven a su entero antojo; y por la que os recomiendo que os dejéis provocar.

Una fantástica muestra de lo grande que es la generación de dramaturgos y el teatro tan extraordinario que tenemos la fortuna de ver crecer.

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Ahora Empiezan Las Vacaciones El Pelícano Juan Codina La Casa de la Portera Lola Casamayor Luis Luque Paco Bezerra Raúl Tejón Raquel Pérez Strindberg Teatro

Ahora Empiezan Las Vacaciones

Título:
Ahora Empiezan Las Vacaciones

Autor:
Paco Bezerra
(Versión de «El Pelícano» de Strindberg)

Lugar:
La Casa de la Portera

Elenco:
Lola Casamayor
Juan Codina
Raquel Pérez
Raúl Tejón

Producción:
Teatro Portátil y La Casa de la Portera

Ayudante de Dirección:
Eduardo del Olmo

Dirección:
Luis Luque

Yo sé que vais a comenzar a pensar, si no lo habéis hecho ya, que en el momento que entro en La Casa de la Portera pierdo toda objetividad y me entrego a la locura de ensalzar todo lo que veo allí, pero es que si no os habéis dejado caer por semejante lugar, no sabéis lo que se despierta dentro de uno cuando vive las cosas que se fraguan allí…
Han tenido que pasar cuatro temporadas para que vaya a ver «Ahora Empiezan Las Vacaciones»… No tengo excusa, lo sé, y ahora, después de verla, yo mismo pienso que no sé en qué andaba pensando para no haberlo hecho antes y haber venido devotamente en peregrinación a cada una de sus reposiciones.
Esta es una versión de Paco Bezerra inspirada en «El Pelícano» de August Strindberg, la idea parte de un dicho según el cual, si el pelícano hembra ve que sus crías están sufriendo por pasar hambre, es capaz de abrirse el pecho con su propio pico para alimentarlas de su sangre. Con esta premisa parte la historia de esta familia que vive encerrada en una atmósfera insana, conviviendo con secretos soterrados que les mantienen en un limbo enfermizo, en el que han aprendido a vivir masticando silenciosamente sus miserias.
Este texto es pura hiel. Desde el mismo momento que comienza la función se nota lo agrio del ambiente, el espesor y la turbiedad del aire, que lo hacen casi irrespirable. 
Luis Luque dirige una descarnada pieza en la que florecen los instintos primarios del ser humano como animal que es. La madre pare a sus hijos, los mantiene el tiempo justo para que sobrevivan por si solos (y casi ni eso), pero en el momento que esos hijos ya se valen por ellos mismos, sobran, son estorbos, e incluso se convierten en rivales para esta posesiva mantis religiosa. El problema surge cuando a ese instinto animal se le añade la codicia y la conciencia humanas, y lo que en principio sonaba a pura ley de vida, se convierte en un enfermo comportamiento de desarraigo de esta mujer con el corazón hueco, cegada por el latido de la ambición, tan ciega que cuando el depredador, volviendo al simil animal, ronda su territorio, ella es incapaz de verlo, convirtiéndose en otro estúpido eslabón de la cadena alimentaria.
Durante todo la función hay una sensación profunda de dolor por parte de esos hijos que piden a gritos unas migajas de amor; que han sufrido el más brutal de los desprecios, unos seres a los que se les ha intentado asfixiar el ansia de cariño, que jamás han conocido el calor de un abrazo. Dos seres desvalidos que no tienen hueco dentro de esta vida y a los que se lo han hecho saber de la manera más cruel.
Vi la función absolutamente sobrecogido, aterrorizado con las situaciones que se iban sucediendo en este salón rojo de La Casa de la Portera. Hubo un punto en el que se me hizo un nudo en la garganta que se iba apretando más y más, y acabé por sentirme tan pequeño y arrinconado que a cada movimiento amenazador por parte de los personajes, no podía evitar saltar en mi sitio, temiendo colarme dentro de la función y que ellos acabaran por posar sus ojos en mi.
Es abrumador el sentimiento de desasosiego que Luis Luque consigue provocarnos, es tan doloroso que cuando se aproxima el final, uno casi siente felicidad por el paso hacia la liberación que van a dar estos dos hermanos… Demoledor.
Lola Casamayor está soberbia como La Madre, un personaje profundamente odioso, rastrero, que asquea más y más a cada segundo que pasa y que pone los pelos de punta. Es un placer verla interpretar a tan poquita distancia y disfrutar de todas sus reacciones, de esa mirada que supura rabia.
Raúl Tejón es terrorífico. La frialdad de sus parlamentos, esos movimientos pausados, llenos de amenaza, esas explosiones de rabia… Es un placer, escalofriante, descubrir nuevos aspectos en su forma de interpretar.
Juan Codina y Raquel Pérez son seres de otro planeta, lo que estos dos actores son capaces de transmitir, la evolución que sufren se aprecia hasta en su degradación física, es absolutamente maravilloso; parece que han nacido para interpretar a estos dos hermanos. Pocas veces he sufrido junto a un personaje como lo he hecho con ellos, casi sentía mi mano apretando las suyas en ese fabuloso final.
Los cuatros actores junto a su director hacen un trabajo magistral. Lo que consiguieron provocarme con sus interpretaciones a nivel sensorial es tan grande que no se merecen más que elogios desmedidos por mi parte y aplausos, muchos aplausos. Nunca había sentido el poder tan brutal de colarme dentro de un espectáculo de la manera que lo han conseguido ellos.
Si vosotros sois como yo, que os habéis dejado estar y aún no habéis vivido este «Ahora Empiezan Las Vacaciones», no lo dejéis pasar por más tiempo. Aún estáis a tiempo de vivir una de las mejores funciones que he podido ver en muchísimo tiempo.
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Claudio Tolcachir Daniel Acebes David Castillo El Buscón El Castigo Sin Venganza El Perro del Hortelano Emilia En Un Entreacto Radio GetafeVoz Jacobo Dicenta Lope de Vega Quevedo Rakatá

En Un Entreacto Radio – Programa 11

El pasado día 24 de Febrero En Un Entreacto Radio tuvo la suerte, casualidades de la vida, de convertirse en un programa especial dedicado al Siglo de Oro gracias a la visita de nuestros dos invitados en el estudio.

Primero estuvo Daniel Acebes que nos visitó por segunda vez. En esta ocasión vino a hablarnos de, nada más y nada menos, dos funciones en las que está participando en estos momentos junto a la Compañía Rakatá – Fundación Siglo de Oro. «El Perro del Hortelano» y «El Castigo Sin Venganza» de Lope de Vega, un ciclo con e que la compañía está celebrando su 10º Aniversario sobre las tablas.

Después tuvimos con nosotros en los estudios de GetafeVOZ a Jacobo Dicenta, quien nos trajo su versión de «El Buscón» de Quevedo, que actualmente está representando en el Teatro Infanta Isabel de Madrid junto a Dulcinea Juárez. Tuvimos una maravillosa charla en la que repasamos su carrera y descubrimos uno de esos cómicos que transmiten la pasión por el teatro de una manera absolutamente pura.

Por supuesto no me voy a olvidar de la estupenda entrevista que nos concedió David Castillo, quien estuvo presente vía telefónica, en nuestro repaso a la cartelera y nos habló de la extensa gira que han comenzado con «Emilia» de Claudio Tolcachir.

Un programa que nos hizo pasar una magnífica tarde teatral, en muy buena compañía.

¡Bienvenidos a En Un Entreacto Radio!

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Cristina Soria David Tortosa Jorge Monje Laura Molpeceres Maggie Civantos Sala AZarte Teatro Un Balcón Con Vistas

Un Balcón Con Vistas

Titulo:
Un Balcón con Vistas

Autor:
Laura Molpeceres

Lugar:
Sala AZarte

Elenco:
Maggie Civantes
Jorge Monje
David Tortosa
Cristina Soria

Escenografía:
Irene Herrarte
Alfonso Díez

Iluminación:
Aitor Delgado

Dirección:
Laura Molpeceres


Cuando vemos una comedia, por lo general, caemos en hacer una valoración excesivamente ligera. Supongo que eso es debido a que cuando uno se ríe, lo pasa bien y no tiene que pedirle a su corazón que se encoja de sufrimiento, parece que no lo aprecia igual… Una injusticia en toda regla en la que todos hemos caído en más de una ocasión.
Pero voy a bajarme de la pedantería analítica para contaros qué es lo que uno se puede encontrar en “Un Balcón Con Vistas”.
Es una función que nace con el sencillo propósito de divertir al espectador, con un ritmo enloquecido desde el comienzo hasta el final, perfectamente bien llevado por sus protagonistas, donde los actores se enredan entre ellos, juegan y hacen de esta comedia, una locura de 60 minutos sin un momento para respirar, convirtiéndola en una especie de loca atracción de feria, que sube, baja, gira bruscamente, y que cuando uno cree que ha tocado techo, encuentra un nuevo giro con el que sorprender.
Tiene cierto aire a sitcom, con unos personajes entrañables. Más allá del carácter de cada uno de ellos, todos tienen ese punto amable que hace que no sepas por quien decantarte, en unos momentos eres afín a uno y al momento te encuentras dándole la razón al que es contrario.
Con unos diálogos escritos por Laura Molpeceres, que también es la responsable de la dirección, ágiles, inteligentes, que se retuercen por si solos y se desenrollan como un matasuegras o como una pedorreta burlona; con unas situaciones que surgen tan espontáneas que uno no sabe si está viendo al actor improvisar o lo que está viendo es fruto del libreto. Vemos enloquecer a los personajes, tropezarse, atropellarse, dibujar situaciones paralelas a la acción que, posteriormente, cobrarán protagonismo en la trama principal, miradas, gestos, todo está perfectamente medido.
Maggie Civantos, David Tortosa, Cristina Soria y Jorge Monje funcionan como una fantástica maquinaria bien engrasada, están sincronizados, y demuestran ser auténticos “cartoons” encerrados en cuerpos de carne y hueso, que salen a escena a jugar, con ganas de divertirse, y lograr que pasemos un magnífico rato de carcajadas y locura. 
Un trabajo agotador, detallista y muy bien tratado, en el que se intuyen esas «antenitas» que deben tener los actores que trabajan al servicio de la función, para enriquecerla con sus acciones y alimentarla con todo lo que suceda a su alrededor.
Hacer comedia no es nada sencillo y, sin embargo, ellos logran convencernos de que sí lo es; saben llevar el tempo con soltura, los gags duran lo justo para disfrutarlos y querer que vengan más y logran que salgamos con la sonrisa puesta.

Creo que las pretensiones de este juguete cómico no son otras que las de lograr que el espectador se deje llevar por la historia, se ría con ganas y disfrute de un agradable rato de entretenimiento.
Ahora han parado las representaciones por unos días, pero en breve prometen volver a mostrarnos lo que hay tras ese balcón con vistas, así que estad atentos porque, si tenéis ganas de echaros una buena comedia a los ojos, ellos tienen entre manos lo que estáis buscando.

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