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Arturo Turón Confesiones A Alá María Hervás Teatro Teatro Lara

Confesiones A Alá

Título:

Confesiones A Alá

Autor:
Arturo Turón (Basado en el libro
de Saphia Azzeddine)

Lugar:
Teatro Lara

Elenco:
María Hervás

Iluminación y Ambientación:
Jon Corcuera

Figurinista:
Ana López Cobos

Escenografía:
Beatriz López y Eduardo Basanta

Sonido:
Esteban Ruíz

Dirección:
Arturo Turón

«Confesiones a Alá» ha regresado a la cartelera madrileña. Tras su paso por el Teatro del Arte, ahora va a hacer del hall del Teatro Lara su nueva casa.
Una función que tuvo un gran éxito, que dentro de la profesión se valoró muchísimo y que incluso hizo que estuvieran nomidados a los últimos premios Valle-Inclán, todo un logro para una función nacida del Off Madrileño.

Jbara es una muchacha bella, no lo sabe, y cuando llegue a ser consciente de ello, muchos ya se habrán aprovechado de ella… De momento es una joven de a penas 16 años que vive en las montañas del Magreb con su familia. 
Llena de inocencia e ignorancia, nos deja adentrarnos en su historia, esa que hará que conozcamos en primera persona como una niña malhablada y descarada nos cuenta su día a día, su teoría de cómo saber si uno sigue siendo virgen, su anhelo por descubrir cómo es un autobús por dentro, la curiosidad por esa gente que quiere fotografiarse con ella y su pueblo por el simple hecho de ser pobres, que nos habla sin rubor de los escarceos sexuales, inconscientemente consentidos, que tiene con gente de su aldea… hasta el momento en el que queda embarazada, y es repudiada por su familia; obligándola a descubrir que todo ese mundo de curiosos interrogantes que siempre le había llamado la atención, no es tan maravilloso como parecía en su imaginación. Teniendo que enfrentarse a la crudeza de una mujer que aprende a base de golpes, de remordimientos,  de fantasmas, de sometimiento, incluso que llega a rozar el poder con sus dedos, pero que siendo mujer en la sociedad en la que vive, estará destinada a hacer lo que el hombre de turno tenga que decir.
Veremos la evolución de esta mujer que se crece ante la adversidad, que respira hondo y sacando fuerzas de flaqueza logra sobrevivir, llevando como único compañero y confidente a un silencioso Alá, presente en todo momento y justificación perfecta para entender y aceptar todo lo que le sucede en la vida.

Esta es la propuesta que Arturo Turón nos ofrece con una dirección sensibilizada con el tema y una versión inspirada en el original de Saphia Azzeddine que, aunque ya contaba con su propia adaptación teatral, él ha preferido realizar la suya para acercarnos al mundo de Jbara
Un texto lleno de encanto, de inocencia, de una candidez emocionante y a veces desasosegante. Con mucho sentido del humor, a veces un tanto naif, que habla sin trabas sobre los aspectos más desagradables del viaje de la protagonista, mostrándonos el interior de estas mujeres que al mundo occidental se nos presentan como incógnitas. 
María Hervás se expone a través de un trabajo arriesgado, desprendiéndose de prejuicios, transformándose, sosteniendo a esta Jbara que supone un paso adelante en su carrera y que la sitúa en una liga mucho más potente, aunque en momentos es complicado de sostener, pero que acaba por llevarlo a buen término. No hay que olvidar que son más de 90 minutos de intenso monólogo en el que la actriz nos muestra a una mujer que sufre una evolución tremenda, y bastante explícita, tanto en lo físico como en lo psíquico, un recital interpretativo que merece la pena.

Una puesta en escena que apuesta por la simplicidad en los espacios, de la que destaca esa estupenda música; la sencilla, pero eficaz, iluminación y unas proyecciones que apoyan la historia de esta mujer. Lástima que quede algo deslucida a causa del espacio tan reducido y, admitámoslo, limitado del hall del Lara. Las entradas y salidas de los actores, la acústica, la incomodidad para los espectadores que estén más allá de la 2ª fila… Quizá haya que hacer algunos ajustes para adaptar este montaje y que pueda lucir con el brillo que Arturo Turón lo ideó; en esta función cada elemento suma y sería una pena que tuvieran que hacer ciertos sacrificios por las carencias que ofrece el lugar.
¡Ojo! Que el hall del Lara para mi tiene su encanto, pero hay algunas propuestas que ciertamente sufren siendo programadas en él. Esperemos que el nuevo espacio que está por surgir del Lara juegue a favor de lo que allí se programe.
Pero de lo que estamos hablando es de “Confesiones a Alá” y creo que es una función con una enorme sensibilidad y cercanía, que gracias a la adaptación de Arturo Turón se convierte en un maravilloso reto para cualquier actriz, y que en este caso es María Hervás la que lo acepta poniendo toda la carne en el asador.

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Arturo Querejeta Daniel Albaladejo Eduardo Vasco Noviembre Teatro Otelo Shakespeare Teatro Federico García Lorca

Otelo

Título:
Otelo

Autor:
William Shakespeare

Lugar:
Teatro Federico García Lorca
(Versión Yolanda Pallín)

Elenco:
Daniel Albaladejo (Otelo)
Arturo Querejeta (Yago)
Cristina Adua (Desdémona)
Fernando Sendino (Casio)
Isabel Rodes (Emilia)
Héctor Carballo (Rodrigo)
José Ramón Iglesias (Brabancio/Montano)
Paco Rojas (Dux/Ludovico)
Ángel Galán (Pianista/Criado)

Iluminación:
Miguel Ángel Camacho

Vestuario:
Lorenzo Caprile

Escenografía:
Carolina González

Dirección:
Eduardo Vasco


Soy sincero, no había visto “Otelo” en teatro hasta este momento, alguno no dará crédito a esto, pero tampoco voy a fustigarme por ello. Las ocasiones se nos plantan delante cuando tiene que ser, y no por ser un clásico he de verme todas las obras de Shakespeare en cuanto son programadas en la ciudad, a parte del texto, tiene que seducirme lo que voy a ver y si no me llama la atención, espero a otro montaje nuevo que venga a conquistarme. Y así ha pasado con Otelo, que lo he visitado en cine, he leído el texto, pero en teatro hasta ahora… nada. Y seguro que ha habido montajes que merecían ser vistos, pero no se pusieron en mi línea de tiro.
Este montaje que estuvo en las tablas del Federico García Lorca de Getafe, llegará en breve a Almagro y posteriormente se quedará en el Teatro Bellas Artes de Madrid a pasar el verano. En él podemos ver una versión de Yolanda Pallín que respeta el original, adaptándolo a una duración bastante asequible, sin que por ello uno sienta que se ha mutilado sin ton ni son.

Este Otelo respira respeto, solemnidad, incluso cierto aire operístico en su puesta en escena. Nos mueve a través de la tragedia con un ritmo bien marcado. Todo está bien medido bajo la batuta de Eduardo Vasco, con vistas a ofrecer una propuesta de calidad y un claro gusto por el trabajo correctamente ejecutado. Ya ha habido en esta temporada un exceso de clásicos despellejados y maltratados, así que, que llegue una compañía a ofrecernos un “Otelo” sin ánimo de absurda innovación se agradece, ¡qué queréis que os diga!
Una estupenda iluminación de Miguel Ángel Camacho, complementaria a la escenografía de Carolina González, que gana en estética a cada cuadro, pasando de la abstracción al más puro realismo. O la ambientación y el dramatismo que otorga la música del piano en directo, con aromas a cine mudo, tocada por Ángel Galán y ese exquisito vestuario de Lorenzo Caprile, que llama la atención por lo bello y cuidado, son claro ejemplo de la calidad y la sobriedad con la que han querido presentarnos esta producción de Noviembre Teatro.
Daniel Albaladejohace de su Otelo un placer creciente. Este actor cuida hasta el más mínimo detalle de su interpretación, las intenciones, la forma de mirar, de decir, de contar… Crece y crece durante la función, y hace que uno sufra al ver cómo el veneno de los celos le va devorando cruelmente, como ese amor incondicional acaba superado por esa bestia interna que desata un desenlace que ni él mismo desea. Un auténtico gigante en escena.
Al igual que ese Yago interpretado por Arturo Querejeta que sabe saltar de esa fingida mansedumbre inicial hacia su amo hasta descubrir ese ser envidioso, cruel y uno de los más perversos de cuantos se han creado para la escena. ¿Quién no querría hincar el diente a un personaje como este? Arturo Querejeta juega todas las cartas que le ofrece y gana de mano. Sus soliloquios dirigidos al espectador son auténtico veneno sombrío.
A Cristina Adua le falta cierto peso escénico para rematar su Desdémona, quizá la inmensidad de Albaladejo y Querejeta la dejan algo pequeña frente a este reto. Y frente a las tablas de compañeros de elenco como Fernando Sendino, Isabel Rodes o José Ramón Iglesias (Como Montano)


La parte más débil del reparto es sin duda el personaje de Rodrigo que va degenerando en una especie de pelele al que llegado su terrible desenlace, a mi como espectador, no me provoca ninguna lástima; tanto traspiés y «patoseo» premeditado llegan a cansar e incluso a sobrar.

Lo único que le reprocho a este montaje es que, dentro de tanta verdad, de la cuidada puesta en escena y de unas interpretaciones tan maravillosas, uno descubra una violencia tan “de mentira”. En ocasiones excesivamente fingida como son los casos de Yago contra Emilia o el final de Desdémona. A mi el cuerpo me pedía, dentro de esta historia tan terriblemente cruel, que esa violencia que uno sabe que está por llegar y que rezuma en cada cuadro, haga su aparición con mucha más contundencia, algo mejor coreografiada para engañar al espectador y terminar de sobrecogernos. Hubiera sido el remate perfecto a la tragedia que Shakespeare nos lanza desde este maravilloso texto. Y es que descubrir el truco nos puede alejar de la atmósfera conseguida de un solo manotazo.

Obviando esos nubarrones, creo que es un montaje apetecible, bien rematado y que ofrece la oportunidad de disfrutar de dos enormes actores y un elenco dispuesto a traernos un Shakespeare en condiciones para terminar la temporada.

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Alfonso Casas Amores Minúsculos Iñaki Nieto Los Zurdos Nave 73 Teatro

Amores Minúsculos

Título:

Amores Minúsculos

Autor:
Iñaki Nieto (Basado en el comic de Alfonso Casas)

Lugar:
Nave 73

Elenco:

DESEO                              PASIÓN
Guillermo Barrientos      Álvaro Cea
Pablo Castañón                Álvaro Puertas
Elena Alférez                    Celia Arias
Mariona Tena                   Miriam Juanes
Héctor González               Ramón San Román
José Asunción                   Javier Martínez

Escenografía:
BATAVIA, Elvira Ruíz

Iluminación:
Javiér Hernández

Música:
Juan Hernando

Producción:
Los Zurdos (Iñaki Nieto, Edu Díaz y Diego Rebollo)

Dirección:
Iñaki Nieto

Ha llegado a nuestra cartelera «Amores Minúculos», un nuevo montaje que ofrece un retrato generacional, al más puro estilo de «Los Miércoles No Existen» (es inevitable hacer comparaciones), es decir, un elenco juvenil, caras conocidas, con una historia cercana y dos repartos diferentes que nos cuentan la misma historia.
En esta ocasión todo sucede en un espacio de tiempo mucho más corto, con una línea argumental más sencilla y directa, donde la media de edad ha bajado, y donde se nos habla de esos jóvenes a punto de llegar a la treintena que se plantean si eso del «Amor» es algo que pasa o que hay que buscarlo.
Basada en el comic de Alfonso Casas que lleva el mismo nombre, «Amores Minúsculos», dirigida y adaptada por Iñaki Nieto; habla de esos instantes en los que sentimos como alguien irrumpe inesperadamente en nuestras vidas volviéndonos el corazón del revés. El instante justo en el que se enciende la chispa que no sabemos si acabará por ser un simple fogonazo cegador o será el inicio de esa gran historia de amor que todos esperamos.
Como ya decía, en esta función se pueden ver con dos repartos diferentes, a los que han llamado «Deseo» y «Pasión«, y de los que, habiendo visto ambos elencos, puedo decir que hay diferencias bastantes notables entre uno y otro. Quizá no sea correcto comparar, cada trabajo está enfocado desde una perspectiva diferente, las químicas y las personas no son las mismas, pero yo como espectador he encontrado mis preferencias.
Hay que partir de la base de que la historia es bastanta tópica, no hay que ir con la idea de ver la obra definitiva que dibuje a toda una generación, ni mucho menos, simplemente hay que ir con ganas de ver un divertimento que contiene elementos juguetones, desenfadados y con algún giro tramposillo. Eso sí, tiene algunos agujeros en el libreto que deberían ser subsanados para redonderla un poco más. Y no me vale la excusa de que está así en el comic. Creo que ya que se realiza una adaptación, hay que intentar mejorar las carencias del original, ¿no?
El primer elenco que vi fue «Pasión«, un reparto que tiene sus luces y sus sombras. 
Comenzó la función con un volumen muy flojo y excasa proyección, yo me encontraba sentado en la penúltima fila de una abarrotadísima grada de Nave 73, y apenás si escuché el primer monólogo de Álvaro Cea, pero no solo le pasaba a él, era la tónica general del reparto, al igual que algún personaje excesivamente parco en reacciones y en expresividad, las intepretaciones con sobredosis de televisión hacen mucho daño en teatro. 
Hay excepciones como Celia Arias, que destaca por su energía, capaz de levantar escenas ella sola. O Javier Martínez y Álvaro Puertas que dan algo de poso y madurez a sus personajes. 
En general la función no estaba del todo asentada, el ritmo tenía excesivos altibajos y salí con la sensación de que las emociones que pretendían generarme con la historia, venían provocadas realmente por la música, acertadísima en cada momento, de Juan Hernando y no por el trabajo actoral. Creo que es un reparto al que aún le queda trabajo por hacer, que pasa por encima muchos matices que están en el texto y al que la dirección debería pulir intenciones. Sus personajes están excesivamente estereotipados como para llegar a empatizar con lo que les sucede.
Después he visto «Deseo«, un reparto que desde el mismo comienzo sale a escena con ganas de comerse lo que le pongan por delante y demuestran un peso que llama gratamente la atención, interesa. Y eso que fui con desconfianza.
El texto lo tienen mucho más interiorizado, saben de lo que están hablando, lo que te quieren contar. Es un elenco mucho más potente, donde se ve que el engranaje encaja. De él quiero destacar el maravilloso trabajo que hace Elena Alférez que no para de crecer durante toda la función, un auténtico placer ver como hace evolucionar a su personaje. Sin desmerecer al resto de actores, que dibujan unos personajes mucho más interesantes, más naturales, en los que se ve con claridad cuales son las relaciones entre unos y otros, transmitiendo una realidad en sus situaciones que, aún conociendo la historia y sabiendo los giros, consiguieron que saliera emocionado y divertido. Un trabajo muy recomendable de ver para todo aquel que tenga ganas de pasar un rato agradable.
Habría que ver que sale de mezclar un elenco y otro.
Un «pero» que pongo a la función en general es el empeño en acercar la acción tanto a la primera fila. Tan solo es una apreciación mía y el director tendrá sus razones para haber decidido hacerlo así, pero creo que Nave 73 posee un espacio escénico enorme y resulta incomodísimo tener al actor tan cerca cuando no es teatro de proximidad. Si la acción transcurriera metro y medio más atrás, sería perfecto. El espectador de la primera fila no se sentiría invadido y los que lo ven desde atrás no tendrían que estar esquivando cabezas para ver lo que sucede.
«Amores Minúsculos», si saben sacar partido de lo que tienen entre manos, podría estar llamada a ser una de esas obras que perduran en cartelera meses y meses, pero hay que cuidar algunos aspectos y pulir ciertas carencias que pueden hacer que se quede en un fogonazo.
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Amores Minúsculos Bernard-Marie Koltès César Barló Celia Arias Edu Díaz En Un Entreacto Radio José Gonçalo Pais La Noche Justo Antes De Los Bosques Marta Flich Ramón San Román Triple A

En Un Entreacto Radio – Programa 19

En la variedad está el gusto, al menos eso es lo que dicen, y nosotros desde En Un Entreacto Radio nos aplicamos el cuento. En nuestro programa Nº 19 no puede haber más tipos de teatro y además tan diferentes.
Primero tuvimos un repaso a la cartelera donde pudimos charlar con Marta Flich, que nos presentó el regreso de Triple A, función en la que actúa junto a sus compañeras Ondina y Sara Gómez, pero de la que además es autora y directora. Una comedia musical que se sacude todo tipo de prejuicios y viene con la sana intención de divertir a cuanto espectador quiera ir a verlas.
Después, en el estudio de GetafeVOZ contamos con parte del multitudinario elenco que ha dado vida en teatro al comic de Alfonso Casas, «Amores Minúsculos». Contamos con la visita de Ramón San Román, Celia Arias y Edu Díaz, que nos hablaron de esos dos repartos cambiantes, de cómo se lanzaraon a la aventura de poner en escena esta historia y sobre el amor. Una entretenida charla que dio mucho de sí.
Y finalmente nos dimos el placer de poder volver a tener en nuestro estudio a César Barló y a José Gonçalo Pais, que nos presentaron «La Noche Justo Antes De Los Bosques» de Koltès. Una apuesta muy arriesgada con la que AlmaViva Teatro regresa a los escenarios madrileños tras su gira Mejicana. Una charla en la que hablamos y nos implicamos todos los presentes, y de la que disfrutamos con ganas.
Como os decía, contamos con Comedias Musicales, Romanticismo Moderno y Monólogos desgarradores, ¿quién puede pedir más en hora y poco?
Espero que lo disfrutéis como lo hicimos nosotros.
¡Bienvenidos a En Un Entreacto Radio!
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Alejandra Mayo Alejandro Saá Alicia Garau Daniel Acebes El Castigo Sin Venganza Ernesto Arias Lope de Vega Rakatá Rodrigo Arribas Teatro La Latina

El Castigo Sin Venganza

Título:
El Castigo Sin Venganza

Autor:
Lope de Vega

Lugar:
Teatro La Latina

Elenco:
Rodrigo Arribas (Federico)
Alejandra Mayo (Casandra)
Jesús Fuente (Duque)
Elena González (Lucrecia)
Alejandro Saá (Batín)
Julio Hidalgo (Marqués Gonzaga)
Alicia Garau (Aurora)
Daniel Acebes (Floro)
Andrés Bernal (Ricardo)

Vestuario:
Susana Moreno

Escenografía:
Almudena López Villalba

Iluminación:
Chahine Yavroyan

Música:
Santiago Ibarretxe

Dirección:
Ernesto Arias

Me gusta la gente que arriesga, que se tira a la piscina y que creen en sus propuestas. Como es el caso de La Fundación Siglo de Oro (RAKATá). Que con la que está cayendo ponen sobre las tablas nada más y nada menos que dos montajes de Lope de Vega a la vez, titulándolo Ciclo del Siglo de Oro. Y como las antiguas compañías de repertorio llevando El Perro del Hortelano y El Castigo Sin Vengaza, por los escenario, casi en doble sesión, para disfrute del personal.
Ya es la segunda vez que plantan su propuesta en la capital, antes de marcharse a hacer gira internacional, incluyendo el famoso Globe que les dio fama cuando fueron seleccionados para mostrar su versión de Enrique VIII y que ahora contarán con otra azaña más que sumar a su curriculum relacionada con el mismo espacio, la de ser los primeros en interpretar sobre ese escenario una función que no sea de Shakespeare. ¡Ahí es nada!
Pero bueno, actualmente, lo que están haciendo es ese ciclo del que hablaba en el Teatro de La Latina, otro Mihura con el que lidiar en pleno mes de Junio. Un reto que superan con olgura con esta propuesta que juega con la sencillez de su puesta en escena y con unas interpretaciones que van creciendo junto a la función.
Confieso que vi una de sus funciones de El Perro del Hortelano que resultó un tanto complicada en los Teatro del Canal que me desilusionó bastante, aunque ahora me han chivado que la cosa ha mejorado sustancialmente, y venía temeroso de ver qué era a lo que me iba a enfrentar cuando viera El Castigo Sin Vengaza. Pues bien, lo disfruté y mucho.
Cuanta con un verso bastante asequible para todo tipo de públicos, con pasajes ciertamente bellos, de esos que dan ganas de memorizar; una trama poco común para lo que solemos ver de Lope de Vega y con una puesta en escena muy plástica, que entre escenografía e iluminación llega a tener un aire pictórico que le regala una épica y un dramatismo muy potentes. Hay momentos en los que uno parece estar cotemplando un cuadro que cobra vida, como esa fantástica presentación del Duque, y con mención aparte de ese maravilloso e impactante desenlace. No sé cómo harán para mantener toda esta plasticidad cuando se la lleven al Globe, ya que allí se representará a plena luz del día y con el mínimo de escenografía… ¡Ya nos contarán!
Quizá en momentos la función sufre algunos altibajos, aunque acaba por estabilizarse en cuanto somos conscientes de que aquí se masca la tragedia. Creo que nunca había visto un Lope tan sorprendentemente cruel como el que se nos presenta en El Castigo Sin Venganza y os confieso que me encantó.
Ernesto Arias dirige con gusto a unos actores que, como viene siendo habitual en la compañía, juegan con el texto, dan el ritmo apropiado al verso y nos lo sirven en bandeja, trabajándolo con un gusto exquisito. Es cierto que no todas las interpretaciones van en la misma sintonía y algún actor debería bajar el aspaviento y el ademán porque, más allá de provocar una pretendida comicidad y aligerar la intensidad de algunos pasajes, resulta incómodo y algo molesto para la trama. Pero esto no resta para disfrutar de otros miembros del reparto como son Alejandra Mayo a la que le sienta igual de bien ser sirvienta que señora o Rodrigo Arribas que cuenta con los versos más bellos de la función y que son tan disfrutables de la forma en la que nos los hace llegar. Los dos juegan con una estupenda complicidad y una medida vis cómica, para llevarnos confiados a ese inesperado desenlace. No quiero dejarme sin mención a Alejandro Saá quien nos guía con mano experta hacia el interior de la función, aunque parezca que el autor lo deje algo olvidado hacia el final, o Alicia Garau de la que me encantó su evolución a lo largo de la trama.
El Castigo Sin Venganza es un montaje que he disfrutado con ganas; sencillo, pero efectivo, y que además creo que es de esas funciones que ayudan a acercar el Siglo de Oro a la gente que se enfrenta por primera vez al teatro en verso, que se olvida un poco del típico enredo cómico-amoroso que estamos acostumbrados a ver y que yo, personalmente, agradezco infinitamente.
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Alicia Rodríguez Borja Roces El Umbral de Primavera Encrucijada o nihil novum sub sole Néstor Villazón Teatro

Encrucijada o nihil novum sub sole

Título:

Encrucijada o nihil novum sub sole
Autor:
Borja Roces
Poemas Néstor Villazón
Lugar:
El Umbral de Primavera
Elenco:
Borja Roces
Alicia Rodríguez
Vesturario:
BlueBirds
Iluminación y Sonido:
Juanan Morales, Alberto Morales, J.Bustos y Andrei
Dirección:
Borja Roces 
 
«Encrucijada o Nihl Novum Sub Sole» es un espectáculo que mezcla el teatro físico, los poemas, las reflexiones en voz alta junto con un aire de performance. Un montaje que habla de la desesperación, el dolor (interno y externo), lo molesto que puede ser en ocasiones el «Buenismo», la creación, la angustia, el llanto… Es en definitiva un baúl donde introducir la mano y sacar cualquiera de sus ingredientes para contemplarlo, para dejar que se despliegue ante nosotros y que lo catemos. Lo malo es que cuando ya tienes todos esos ingredientes fuera del baúl, uno no sabe muy bien qué hacer con ellos, los contempla cada uno por separado y pueden resultar más o menos interesantes, pero si uno intenta encontrar el nexo que les de el sentido, no lo encuentra.
Hay ciertos momentos de la función que se utiliza una premeditada profundidad que a mi, como espectador, me provocó ir distanciándome poco a poco hasta llegar a un punto de no retorno. Uno entra dispuesto a dejarse empapar por la propuesta que Borja Roces, creador del espectáculo, ha querido mostrar; el problema es que el menú es tan extenso y variopinto que no se llegan a encontrar los elementos que puedan generar un buen maridaje. Solo en las ocasiones en las que intensidad se toma con humor o afloja, y nos deja ver algún sentimiento no coreografiado, es cuando uno encuentra el remanso donde le gustaría quedarse. Remanso del que se empeñan en sacarnos para intentar impresionar a golpe de efecto. Al finalizar la función, con el guiño de sus actores, uno se queda pensando si ellos se lo han tomado tan en serio como nosotros o todo es una cabriola para lanzarnos una burla o un mero divertimento.
El momento en el que Alicia Rodríguez más me gustó, fue cuando brilla con su monólogo del llanto, columpiándose entre la sonrisa llena de lágrimas y la oscura congoja, consiguiendo que el público deje escapar risas que poco a poco van apagándose a golpe de sentimiento para acabar dejándola volver a fluir. El resto está bien ejecutado, pero no con el resplandor alcanzado en este momento.
Borja Roces se arriesga, se tira a la piscina y eso es muy valorable, pero para mi, cuando realmente se le aprecia el trabajo es cuando afloja y deja que veamos el brillo que lleva dentro. Hay una transformación en él cuando lo que nos cuenta abandona los altos vuelos y da paso a algo más terrenal, cuando deja que su cara y su cuerpo exprese el interior. Hay un encanto especial que llama poderosamente la atención. Hubiera preferido más dosis de eso que de esa pretendida poética que me perdió en retóricas que a mi no acabaron por convencerme.

No todo teatro es para todos los públicos y hay veces que uno no encaja con lo que le muestran, pero para ello hay que verlo y descubrirlo.
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Elepé En Un Entreacto Radio Fran Arráez Jano Sanvicente La Pensión de las Pulgas La Toñi Unplugged LaCanoa Teatro Peceras Pintame Sala NADA TAPE Teatro Lara Yolanda Vega

En Un Entreacto Radio – Programa 18

En Un Entreacto Radio vuelve una quincena más tan bien acompañado como viene siendo costumbre.
En este programa 18, no quisimos dejar a nuestros Entreacteros sin nuestro ya habitual repaso a la cartelera, con Adriana Salvo que nos habló vía telefónica sobre «Píntame«, el proyecto en el que trabaja como actriz, que han puesto en pie y que se ha podido ver en la Sala NADA, y donde os dimos unas cuantas ideas para que no os perdáis los estrenos más destacados.
En el estudio contamos con la visita de Yolanda Vega y Jano Sanvicente, que vinieron en representación de LaCanoa Teatro para hablarnos de «TAPE», función que hemos podido ver en La Pensión de las Pulgas y que ahora se está representando en el escenario principal del Teatro Lara. Una charla divertida donde pudimos conocer un poco más de los entresijos de esta compañía que con su primera función ya han puesto el listón tan alto y de sus componentes.
Y para despedir el programa quisimos contar con uno de los iconos del teatro Off actual, Fran Arráez, co-fundador de The Zombie Company junto a Carlos Be, que vino a presentarnos los tres montajes que tiene actualmente funcionando en Madrid, «ELEPÉ», «Peceras» y «La Toñi Unplugged», nos habló de su trayectoria, de lo que es trabajar en tantos montajes simultáneos y además nos regaló varias primicias, ¿se puede pedir algo más?
Un programa que disfrutamos de principio a fin y que desde aquí podréis hacerlo vosotros también, siempre es un placer contar con invitados tan entregados y con ganas de parlotear con nosotros sobre teatro.
¡Bienvenidos a En Un Entreacto Radio!
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La Casa de la Portera May Ríos Saúl de la Fuente The Room

The Room – Trabajando Para El Diablo

Título:
The Room – Trabajando Para El Diablo

Autor:
May Ríos (Basado en «Sicario, confesiones de un asesino en Ciudad Juárez» de Chales Bowden y el documental de Gianfranco Rosi «El Sicario, Room 164»)

Lugar:
La Casa de la Portera

Elenco:
May Ríos

Producción:
José A. Villegas

Dirección:
Saúl de la Fuente

Yo ya no sé si cuando voy a La Casa de la Portera me siento cómodo, incómodo, me da miedo, me siento confortable, si es un sitio demencial, tradicional… Cada vez que quiero definirlo, aparece otro montaje que me lo presenta como un espacio completamente nuevo.
Y ahora, con «The Room», se ha convertido en un agujero de entrada al infierno…

La verdad que el concepto teatro documental me tiraba para atrás, no me resultaba nada atractivo y dejé pasar la anterior oportunidad de ver esta pieza, todo por un problema de prejuicios autoimpuestos. A veces uno es un poco bobo y se pierde propuestas más que interesantes por ponerle trabas absurdas; menos mal que la Portera ha estado avispada y lo ha vuelto a programar para que los «prejuiciosos» podamos enmendar nuestro error.

«The Room» es el testimonio en primera persona de un sicario mejicano que trabajó para un cartel, que nos habla de cómo se introdujo en el mundo de las drogas, los secuestros y los asesinatos. Nos narra la historia de su vida de tú a tú, y cuando digo de tú a tú me refiero a que te lo cuenta mirándote directamente a los ojos, con toda la crudeza de esa realidad.

Un texto duro, inspirado en una entrevista realizada por Charles Bowden a un verdadero sicario y en un documental de Gianfranco Rosi, «El Sicario. Room 167». Un texto sin concesiones, no hay momento que afloje esa atmósfera irrespirable que se genera encerrado con este personaje. 
La dureza con la que nos son contados los hechos ponen los pelos de punta, impresiona escuchar de primera mano cómo una persona anestesia su lado humano por la ambición de conseguir dinero y lo poco que importa la vida ajena cuando uno se siente poderoso.

Durante la función, la sensación de estar en constante peligro es palpable, cada movimiento que hace este hombre encapuchado nos hace retreparnos en nuestro asiento, esconder las manos, intentar fundirnos con las paredes de La Casa de la Portera y hacernos invisibles; en cada subida de tono o giro brusco, uno contiene la respiración y desea pasar desapercibido; el público está deseando en todo momento que no clave sus ojos en los suyos, quieres que se mantenga lo más alejado posible. La angustia de sostenerle la mirada mientras te cuenta las barbaridades vividas, es una experiencia indescriptible, consigue que acabes por retirar la vista hacia otro lado. Y por las caras que teníamos todos, la sensación era generalizada, y es que, un tipo al que tan solo le ves los ojos y parte de la boca, y que desprende tanta agresividad, que cuenta con tal frialdad las atrocidades que ha cometido a lo lardo de su vida, hace que sientas la necesidad casi primaria de alejarte. Huir de algo que se sabe una realidad.

May Ríos realiza una interpretación aterradoramente sublime, tan real, con esa voz, esa mirada, esos silencios que se agarran a la garganta… Todo adquiere un peso y una densidad que asustan. 
Uno se siente permanentemente amenazado con su presencia. La potencia de su actuación es tan brutal que supera a la crueldad de todo lo que cuenta. Sus acciones, la forma de explicarse, el nerviosismo que transmite, la frustración en momentos, la exitación de otros, hacen que desconfiemos y hasta el momento en el que el pasamontañas nos desvela la realidad, a penas si nos permitimos a nosotros mismos hacer ni un leve sonido.

Una propuesta que no sé si denominarla de Teatro Documental o cómo, porque lo que uno siente es tan físico que quizá algo documental sugiera distancia y esto es todo lo contrario. En la vida, por la forma en la que se nos implica, he estado tan inmerso como espectador en una experiencia teatral como en esta.
Absolutamente recomendable vivirla aunque sea una sola vez.

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Antonio de Cos Chema Muñoz Francesco Carril Lucía Carballal Mamen Camacho Mejor Historia Que La Nuestra Paloma Zavala Teatro Lara

Mejor Historia Que La Nuestra

Título:
Mejor Historia Que La Nuestra

Autor:
Lucía Carballal

Lugar:
Teatro Lara

Elenco:
Mamen Camacho (Maite)
Antonio De Cos (Roberto)
Chema Muñoz (Luis)
Paloma Zavala (Paula)

Espacio Escénico:
Francesco Carril

Espacio Sonoro:
Eduardo Castro

Iluminación:
Pablo Seoane

Vestuario:
Laura Renau

Dirección:
Francesco Carril

El tema de la proximidad de la muerte y la reconciliación con los seres queridos es muy recurrente tanto en el teatro como en el cine, pero al igual que cada uno somos un mundo, hay formas infinitas de poder revisitar este argumento.
Una de ellas es esta «Mejor Historia Que La Nuestra» que nos ofrece Lucía Carballal como autora y Francesco Carril como director.

Un padre enfermo de cáncer decide abandonar el tratamiento de quimioterapia al que se está sometiendo para poder morir en paz, pasando los últimos días de su vida con cierta calidad y en compañía de su hija, quien regresa del extranjero para estar con él en estos últimos instantes y buscar una reconciliación entre ambos. La historia nos habla de esos últimos días entre padre e hija, unos momentos en los que las heridas se reabren para intentar ser sanadas de dentro hacia fuera, aunque escueza.

Una bella función que, aunque en su trama se plantean posibilidades y personalidades que después no son utilizadas a favor de la fuerza dramática de la historia, nos hace disfrutar de un montaje lleno de humanidad y gusto por el optimismo, más allá de lo doloroso que es el planteamiento. 

La historia a parte de contar con el padre y la hija, tiene otros dos personajes, el novio de ella y la chica que cuida al padre, pudiendo contemplar de esta manera cuatro costados diferentes de la misma historia. Una interesante combinación entre lo que hacemos, lo que queremos hacer y lo que debemos hacer. Una propuesta que plantea varios debates que, como sucede con las historias bien contadas, acaban por durar aún terminada la función.

Los personajes quieren hablar con claridad, quieren expresar todo aquello que les oprime, pero llegado el momento, no lo ven tan sencillo, pudiendo llegar a ser malinterpretados, así que se prestan al juego de ir sacando capas a través de instantes por los que llegar a conocerse, comprenderse y perdonarse.
La función explora esos equívocos y mira dentro de la herida que eso provoca, pero sin regodearse en ella, como seguramente tampoco lo haríamos en la vida real, si no que se parapetan tras una amarga comicidad que, a veces, incluso dice más que la propia palabra directa.

«Mejor Historia Que La Nuestra» nos regala momentos memorables como el juego con la bola del mundo o el monólogo a través del interfono. Pequeñas delicias que uno contempla y disfruta agradecido. Al igual que el detalle en el vestuario y la escenografía que intentan hacer un mismo todo entre escengrafía, personajes y actores en esta propuesta.

El trabajo vocal y físico de Chema Muñoz me pareció una maravilla, lo sentí cercano, real, con una carga dramática conmovedora, jugando con un amplísimo abanico de matices que me llegaron a estremecer por sentirlos tan reales, además de percibir con absoluta claridad a través de sus gestos la personalidad de su personaje, aunque si es cierto que no es la que se le quiere dibujar en esa primera escena. ¿Donde ha quedado ese borracho agresivo? Puede que en su momento lo fuera, pero no creo que afecte en exceso a lo que nos cuentan después. Ni si quiera cuando se enfrentan a la botella de whisky.
Una esforzada Mamen Camachotiene la compleja tarea de trabajar el dolor de haber sido un cero a la izquierda, una sombra alimentada de la vida de los demás y que ahora debe demostrar que se vale por si misma. Mamen logra transmitir esa debilidad, la desesperación de una personaje que se revuelve por dejar de ser ese ser infravalorado y que está aterrado por ese final inminente.

El personaje de Antonio De Cos es un ser enamorado, generoso y dedicado, con sus pequeños dramas personales que salen a la luz, pero que relega a un segundo plano para «estar donde tiene que estar y cuando tiene que estar», Antonio muestra la debilidad humana de su personaje, los dilemas y la sensatez en sus decisiones. Haciéndole un verdadero ser de carne y hueso.
La que menos me convenció fue Paloma Zavala como la cuidadora del padre, creo que no llega a encontrar el código con el que trabajan sus compañeros y es una pena porque el personaje tiene maneras, brilla entre tanto drama y es una pieza fundamental para algunas decisiones del resto de personajes.

Una bonita función que contiene un texto interesante, quizá con algunos flecos que rematar, pero que sobretodo recomiendo porque cuenta con algunas bellas interpretaciones llenas de honestidad y maravillosa, aunque dolorosa, cercanía.

Categorías
AlmaViva Bernard-Marie Koltès César Barló José Gonçalo Pais La Noche Justo Antes De Los Bosques La Puerta Estrecha Teatro

La Noche Justo Antes De Los Bosques

Título:
La Noche Justo Antes De Los Bosques

Autor:
Bernard-Marie Koltés

Lugar:
La Puerta Estrecha

Elenco:
José Gonçalo Pais

Producción:
AlmaViva Teatro

Dirección:
César Barló

En Madrid uno puede pensar que ya ha visitado todas las salas de teatro y nunca llegará a ser cierto. Con este “Baby-Boom” teatral que estamos viviendo, pierdo la noción de cuántos espacios me quedan por conocer. Uno de esos espacios, no por haber abierto hace poco, que ya llevan su tiempo, es La Puerta Estrecha. Un lugar donde nada más entrar ya se percibe el gusto por ofrecer una atmósfera misteriosa y cálida, donde cada rincón parece querer contar su historia. Los ojos te bailan a todos lados y, aunque se mire varias veces al mismo rincón, siempre acabas por descubrir un detalle nuevo. Si no hubiera ido a cosa hecha, sabiendo que iba a ver teatro, podría haber pensado que era una tienda de antigüedades o un café con una decoración pretendidamente original. Me agradó conocer este espacio.

Está bien que los espacios teatrales no solo cuiden su programación, si no que también pongan intención en la estética del lugar donde vamos a ver las funciones; dice mucho de ellos y hace que uno quiera volver, o no…
La Puerta Estrecha se identifica por tener una personalidad muy marcada, tanto en su apariencia, ya os lo podéis imaginar con lo que os cuento, como en la línea de programación que desarrolla.

En esta ocasión, lo que me llevó a descubrir esta sala fue la nueva propuesta de Alma Viva Teatro que ha roto su esquema de trabajar sobre textos clásicos para afrontar valientemente un monólogo de Bernard-Marie Koltés, “La Noches Justo Antes De Los Bosques”. La dirección, como ya es habitual, corre a cargo de César Barló y el monólogo lo interpreta un entregadísimo José Gonçalo Pais. 

A ver, hay que ir sabiendo que no es un texto fácil de digerir, exige un esfuerzo por parte del espectador, que debe estar alerta para no perderse en el complejo entramado que construye Koltés a través de las palabras de este joven inmigrante. De todos modos quien va a ver un texto de este autor ya sabe que no va a ver algo sencillo o amable, no está hecho para agradar cualquier paladar.

César Barló nos reta a cosernos a la piel del protagonista, prestarnos a escuchar cuanto tiene que contar y perdernos en el laberinto de su mente.
Un hombre que escupe desesperación e indignación, que tan solo busca ser escuchado, un animal acorralado por la sociedad, apaleado y expulsado a los suburbios; un tipo que tan solo quiere vivir, que le dejen vivir, que cada vez que lance su mano hacia la claridad, intentando asirse, no reciba un golpe para que la retire de nuevo y regrese a la cloaca donde ha sido confinado. Todo ello contemplado desde un primerísimo primer plano, casi colándonos en su interior, y respondiendo a sus provocaciones revolviéndonos en nuestras butacas, ¿de verdad queremos escucharle?

Una puesta en escena abstracta, bella a su manera y llena de simbolismo. Vomitada con la misma crudeza que el propio texto.

Muy interesante el uso de la cámara, haciendo que sintamos el rostro del actor entre nuestras manos. Y ese juego con el espacio y la iluminación que nos hace viajar por esa noche desasosegante, lluviosa, dolorosamente confusa al comienzo, de atmósfera pastosa, casi pegajosa, hasta ese momento violento y vejatorio que estalla convirtiendo esa noche lluviosa en catarsis y baño purificador. Bálsamo de inocentes.
Uno sale conmovido, magullado, incluso sintiendo cierta culpabilidad, y algo confuso, pero percibiendo un ligero brillo esperanzador que atenúa tanta aspereza. 

César Barló tiene el don de sacar de sus actores un instinto primario, deshumanizándolos para extraer de ellos una esencia animal que hace que los miremos desde un ángulo diferente, comprendiendo sin juzgar sus comportamientos. 

José Gonçalo Pais realiza un trabajo de alto riesgo, pone toda la carne en el asador, comprometido sea cual sea el resultado; dándose por entero a la propuesta, con absoluta honestidad, y como resultado nos hace pasar por un sin fin de sensaciones, a veces nos repugna, a veces nos produce rechazo, nos emociona, nos identificamos con él, incluso a través de esa mirada feroz que posee, nos enamora, nos excita y enternece. Hay algo de su entrega que fascina e incluso nos da la sensación de ser capaz de poder llegar aún más allá. 

AlmaViva Teatro regresa con un complejo trabajo de equilibrio que vuelve a sorprender metiendo el dedo directamente en la llaga, sin contemplaciones, como nos gusta viniendo de ellos, pero que corre el peligro de resultar incomprendido si no se entra con pie derecho en lo propuesta.

Yo desde aquí pido que César Barló se líe la manta a la cabeza y monte su versión de Roberto Zucco, eso puede ser un auténtico trallazo.

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