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El Plan

La semana pasada tuve la ocasión de poder asistir a una de las representaciones de «El Plan», función escrita y dirigida por Ignasi Vidal que se está representando en La Pensión de las Pulgas.

La función nos habla de tres amigos que han quedado para realizar un plan, pero debido a la avería del coche en el que se tenían que mover, se ven obligados a esperar en casa de uno de ellos. Durante esa espera aflorarán aspectos de su amistad que provocarán un giro absolutamente inesperado en sus vidas.

Una historia que habla de la amistad, del desempleo, de la desesperación de quien se sabe en una vía muerta. De cómo cuando la soga aprieta sin piedad, podemos llegar a tomar decisiones que nunca nos hubiéramos planteado.cartel-el-plan

«El Plan» es un texto inteligentísimo, Ignasi Vidal tiene muy claro por dónde quiere llevarnos y no duda en utilizar todas las armas que tiene a su alcance para conseguirlo. Un texto que deja que te confíes, que te identifiques y empatices, para abofetearte con ganas.

Posee unas líneas de diálogo que, de tan bien escritas, parecen improvisadas; llenas de una realidad tan palpable que es imposible no posicionarte de su lado, tan cotidianas como «destroyer«.

Es un auténtico placer que la dureza de cuanto se plantea, el acido sentido del humor, la mala hostia y el cabreo que se gastan los personajes y, a la vez, la amistad que se profesan, sea tan cercana porque nos hace verlo con ojos «no teatrales», quiero decir, con nuestra propia mirada, no la del acomodado espectador que solemos ser.

Estos tres tíos cabreados con la vida y que sobreviven ante toda la mierda que les rodea, son reales, están vivos. Ellos son el momento que nos ha tocado vivir, la crudeza de nuestra sociedad puesta en el pellejo de unos tipos perdidos y desesperanzados.

Javier Navares, David Arnaiz y Chema del Barco no podían transmitir más hiperrealismo en sus interpretaciones. Me creo todo lo que dicen, lo que hacen, veo en ellos a los colegas de mi barrio, a esos tipos desencantados que me rodean, que sobreviven ante la situación que les ha tocado porque se tienen entre ellos. Son un reflejo sin filtros de nuestra realidad y es raro verlo con tal tino sobre las tablas.

Compro cuanto me quieran vender porque traspasan ese línea que, como espectador, pocas veces te planteas, si lo que estás viendo está siendo improvisado en ese instante o es parte de la función; tanto si fuera una cosa como si es la otra, hay que aplaudir con ganas a este equipazo que han formado entre actores y director por la absoluta honestidad que nos hacen respirar viéndoles trabajar. No es una función que uno vea sentado cómodamente, ni si quiera cuando las risas hacen acto de presencia.

Hay muchas funciones que pretenden ser retratos generacionales, y «El Plan» creo que es de los que más se ajustan; no sé si es por la edad, la cercanía de lo que plantea o porqué, pero Igansi Vidal ha dado de lleno en la diana.

Si tuviera que definir esta función diría que es «Una putada», por cuanto plantea y cómo lo hace, pero rematadamente bien hecha.

Título: El plan Autor: Ignasi Vidal Lugar: La Pensión de las Pulgas Elenco: Javier Navares, David Arnaiz y Chema del Barco Iluminación, Escenografía y Sonido: Sergio Gracia y Enrique Villaluenga Ayudante Dirección: Esther Santos Tello Dirección: Ignasi Vidal 

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Chema del Barco David Arnaiz El Plan Ignasi Vidal Javier Navares La Pensión de las Pulgas

El Plan

Título:
El plan

Autor:
Ignasi Vidal

Lugar:
La Pensión de las Pulgas

Elenco:
Javier Navares
David Arnaiz
Chema del Barco

Iluminación,Escenografía y Sonido:
Sergio Gracia y Enrique Villaluenga

Ayudante Dirección:
Esther Santos

Dirección:
Ignasi Vidal 

La semana pasada tuve la ocasión de poder asistir a una de las representaciones de «El Plan», función escrita y dirigida por Ignasi Vidal que se está representando en La Pensión de las Pulgas.
La función nos habla de tres amigos que han quedado para realizar un plan, pero debido a la avería del coche en el que se tenían que mover, se ven obligados a esperar en casa de uno de ellos. Durante esa espera aflorarán aspectos de su amistad que provocarán un giro absolutamente inesperado en sus vidas.
Una historia que habla de la amistad, del desempleo, de la desesperación de quien se sabe en una vía muerta. De cómo cuando la soga aprieta sin piedad, podemos llegar a tomar decisiones que nunca nos hubiéramos planteado.
«El Plan» es un texto inteligentísimo, Ignais Vidal tiene muy claro por dónde quiere llevarnos y no duda en utilizar todas las armas que tiene a su alcance para conseguirlo. Un texto que deja que te confíes, que te identifiques y empatices, para abofetearte con ganas.
Posee unas líneas de diálogo que, de tan bien escritas, parecen improvisadas; llenas de una realidad tan palpable que es imposible no posicionarte de su lado, tan cotidianas como «destroyer«.
Es un auténtico placer que la dureza de cuanto se plantea, el acido sentido del humor, la mala hostia y el cabreo que se gastan los personajes y, a la vez, la amistad que se profesan, sea tan cercana porque nos hace verlo con ojos «no teatrales», quiero decir, con nuestra propia mirada, no la del acomodado espectador que solemos ser.

Estos tres tíos cabreados con la vida y que sobreviven ante toda la mierda que les rodea, son reales, están vivos. Ellos son el momento que nos ha tocado vivir, la crudeza de nuestra sociedad puesta en el pellejo de unos tipos perdidos y desesperanzados.
Javier Navares, David Arnaiz y Chema del Barco no podían transmitir más hiperrealismo en sus interpretaciones. Me creo todo lo que dicen, lo que hacen, veo en ellos a los colegas de mi barrio, a esos tipos desencantados que me rodean, que sobreviven ante la situación que les ha tocado porque se tienen entre ellos. Son un reflejo sin filtros de nuestra realidad y es raro verlo con tal tino sobre las tablas.
Compro cuanto me quieran vender porque traspasan ese línea que, como espectador, pocas veces te planteas, si lo que estás viendo está siendo improvisado en ese instante o es parte de la función; tanto si fuera una cosa como si es la otra, hay que aplaudir con ganas a este equipazo que han formado entre actores y director por la absoluta honestidad que nos hacen respirar viéndoles trabajar. No es una función que uno vea sentado cómodamente, ni si quiera cuando las risas hacen acto de presencia.

Hay muchas funciones que pretenden ser retratos generacionales, y «El Plan» creo que es de los que más seajustan; no sé si es por la edad, la cercanía de lo que plantea o porqué, pero Igansi Vidal ha dado de lleno en la diana.
Si tuviera que definir esta función diría que es «Una putada», por cuanto plantea y cómo lo hace, pero rematadamente bien hecha.

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Constelaciones

Una historia de amor puede crear infinitos caminos, puede ir por diferentes derroteros, puede ser la más bella o la más desastrosa de las historias, incluso puedo no ser. Todo depende del momento, la circunstancia; esa casualidad que haga que todo estalle y se convierta en lo inesperado.

«Constelaciones», texto escrito por Nick Payne, es el punto inicial de todas esas historias que pudieron ser y no fueron o todas esas historias que parecía que no iban a poder ser y finalmente fueron.cartel-a41

En esta función uno transita entre universos paralelos y lo que puede ser un cruce de miradas casual e inocuo, puede convertirse en la más bella historia de amor, en el destino de nuestras vidas.

¿Os imagináis el sin fin de posibilidades que se nos abren por delante en nuestras vidas? Y de todas ellas nosotros escogemos una, tan solo una con la que vivir, pero ¿y si pudiéramos observar lo que hubiera podido ser de nosotros si hubiéramos escogido, voluntaria o involuntariamente, otra opción? Pues eso es «Constelaciones», y más te vale haberte abrochado bien el cinturón de seguridad de tu butaca porque el viaje se vuelve de vértigo.

Todo comienza con un intento por chuparse el codo propio y las consecuencias cósmicas que eso conlleva… Dos personajes, tan solo dos, que se desdoblan y se reinventan a cada latido, que van y vienen, que encuentran diferentes pliegues en el espacio-tiempo y viven y reviven una y cien veces su historia de amor, cada una de una manera distinta, pero todas igual de probables. Una gozada de texto que nos hace reír, que expresa todo un caleidoscopio de sentimientos humanos, alegría, desenfado, desilusión, sorpresa, tristeza, dolor… pero sobretodo y por encima de todo AMOR. Y todo ello con la sencillez de una escenografía mínima que varía a golpe de luz.

No creo que haya nadie que asista a esta función y no se vea reflejado en ella… es más, y que no ansíe poder tener la oportunidad de volver a tirar los dados, aunque solo sea por curiosidad, y ver qué otra opción se nos  hubiera podido poner por delante en el camino. Es como esos libros de «Elige tu propia aventura», que leíamos de pequeños, hecho teatro.

Un delicioso enjambre de «Y si fueras…» dirigido por Fernando Soto con una precisión y un sentido del ritmo maravillosos. Algo hay en la función que deja entrever que en este equipo todos son actores, aunque en estos momentos ostenten el rol de director y ayudante del mismo; la delicadeza y la minuciosidad con la que se lleva a cabo la puesta en escena lo deja patente.

Esta historia podía haberse convertido en un pegote, en una paja mental bien grande y, sin embargo, es un camino en el que el «Más difícil todavía» sucede a cada línea de diálogo, y eso es gracias a lo inmensos que están sus dos protagonistas, Inma Cuevas y Fran Calvo. Juegan las situaciones con un nivel de cercanía tan potente que nos conquistan desde la primera mirada que comparten entre ellos. Un trabajo complejo el de estos dos actores que hacen un tándem inmejorable, pendientes todo el tiempo uno del otro, de los gestos, de las palabras, de las miradas; con unas coreografías repletas de marcas invisibles para el espectador y, sin embargo, esenciales para vertebrar este montaje.

Fran e Inma, Inma y Fran, se transforman en dos funambulistas que convierten el arte de la repeteción en algo fascinante de contemplar y digno de aplaudir.

«Constelaciones» es una historia que sabe a esa miel que tanto tiene que ver con sus personajes, pero que además nos aguijonea con el dolor del destino. No se la pierdan.

Título: Constelaciones Autor: Nick Payne Lugar: Teatro Lara Elenco: Inma Cuevas y Fran Calvo Escenografía e Iluminación: The Blue Stage Family Ayudante Dirección: Daniel Gallardo Dirección: Fernando Soto

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Constelaciones Fernando Soto Fran Calvo Inma Cuevas Nick Payne Teatro Lara

Constelaciones

Título:
Constelaciones

Autor:
Nick Payne

Lugar:
Teatro Lara

Elenco:
Inma Cuevas
Fran Calvo

Escenografía e Iluminación:
The Blue Stage Family

Ayudante Dirección:
Daniel Gallardo

Dirección:
Fernando Soto

Una historia de amor puede crear infinitos caminos, puede ir por diferentes derroteros, puede ser la más bella o la más desastrosa de las historias, incluso puedo no ser. Todo depende del momento, la circunstancia; esa casualidad que haga que todo estalle y se convierta en lo inesperado.
«Constelaciones», texto escrito por Nick Payne, es el punto inicial de todas esas historias que pudieron ser y no fueron o todas esas historias que parecía que no iban a poder ser y finalmente fueron.
En esta función uno transita entre universos paralelos y lo que puede ser un cruce de miradas casual e inocuo, puede convertirse en la más bella historia de amor, en el destino de nuestras vidas.
¿Os imagináis el sin fin de posibilidades que se nos abren por delante en nuestras vidas? Y de todas ellas nosotros escogemos una, tan solo una con la que vivir, pero ¿y si pudiéramos observar lo que hubiera podido ser de nosotros si hubiéramos escogido, voluntaria o involuntariamente, otra opción? Pues eso es «Constelaciones», y más te vale haberte abrochado bien el cinturón de seguridad de tu butaca porque el viaje se vuelve de vértigo.
Todo comienza con un intento por chuparse el codo propio y las consecuencias cósmicas que eso conlleva… Dos personajes, tan solo dos, que se desdoblan y se reinventan a cada latido, que van y vienen, que encuentran diferentes pliegues en el espacio-tiempo y viven y reviven una y cien veces su historia de amor, cada una de una manera distinta, pero todas igual de probables. Una gozada de texto que nos hace reír, que expresa todo un caleidoscopio de sentimientos humanos, alegría, desenfado, desilusión, sorpresa, tristeza, dolor… pero sobretodo y por encima de todo AMOR. Y todo ello con la sencillez de una escenografía mínima que varía a golpe de luz.

No creo que haya nadie que asista a esta función y no se vea reflejado en ella… es más, y que no ansíe poder tener la oportunidad de volver a tirar los dados, aunque solo sea por curiosidad, y ver qué otra opción se nos  hubiera podido poner por delante en el camino. Es como esos libros de «Elige tu propia aventura», que leíamos de pequeños, hecho teatro.

Un delicioso enjambre de «Y si fueras…»dirigido por Fernando Soto con una precisión y un sentido del ritmo maravillosos. Algo hay en la función que deja entrever que en este equipo todos son actores, aunque en estos momentos ostenten el rol de director y ayudante del mismo; la delicadeza y la minuciosidad con la que se lleva a cabo la puesta en escena lo deja patente.

Esta historia podía haberse convertido en un pegote, en una paja mental bien grande y, sin embargo, es un camino en el que el «Más difícil todavía» sucede a cada línea de diálogo, y eso es gracias a lo inmensos que están sus dos protagonistas, Inma Cuevas y Fran Calvo. Juegan las situaciones con un nivel de cercanía tan potente que nos conquistan desde la primera mirada que comparten entre ellos. Un trabajo complejo el de estos dos actores que hacen un tándem inmejorable, pendientes todo el tiempo uno del otro, de los gestos, de las palabras, de las miradas; con unas coreografías repletas de marcas invisibles para el espectador y, sin embargo, esenciales para vertebrar este montaje.
Fran e Inma, Inma y Fran, se transforman en dos funambulistas que convierten el arte de la repeteción en algo fascinante de contemplar y digno de aplaudir.

«Constelaciones» es una historia que sabe a esa miel que tanto tiene que ver con sus personajes, pero que además nos aguijonea con el dolor del destino. No se la pierdan.
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Alberto Conejero Daniel Grao Federico García Lorca La Piedra Oscura Nacho Sánchez Pablo Messiez Rafael Rodríguez Rapun Teatro María Guerrero

La Piedra Oscura

Título:
La Piedra Oscura

Autor:
Alberto Conejero

Lugar:
Teatro María Guerrero

Elenco:
Daniel Grao
Nacho Sánchez

Escenografía y Vestuario:
Elisa Sanz

Iluminación:
Paloma Parra

Espacio Sonoro:
Ana Villa

Dirección:
Pablo Messiez

Lo admito, me es completamente imposible poder escribir sobre “La Piedra Oscura” y lograr mantener la compostura mientras hablo de la función. Podría decir que lo siento, pero no es cierto. Creo que esto que me está sucediendo y que me impide escribir una crónica como siempre, es algo tan bello como el impulso de querer aplaudir en pie cuando una función te ha llegado bien adentro. Así que he decidido convertir esta crónica, si esto es posible, en un aplauso desgranado en palabras.
Aplaudo el placer de haber podido ver a Pablo Messiez y a Alberto Conejero fundidos en un mismo montaje. Antes de “La Piedra Oscura” entre uno y otro, cada uno por su lado, ya me habían hecho viajar a sitios en mi interior que me da pudor explorar y que, sin embargo, ellos logran alcanzar como si nada. Conejero y Messiez pertenecen a ese tipo de teatro que me gusta que me acaricie, aunque a la vez me escueza. Y es que duele, no se puede negar que ver «La Piedra Oscura» duele. Duele la historia que contiene, las palabras que se dicen en voz alta, y las que no son capaces de brotar, las que se quiebran en la garganta, todas ellas duelen; y también duele la memoria, el recuerdo, las miradas, la desesperación… La vida. ¡Y eso es una belleza!
Aplaudo con lágrimas en los ojos la forma de transmitir el desconsuelo, la tristeza, el miedo que se siente “viviendo” junto a Rafael ese último intento desesperado por trascender. La comunión entre estos dos desconocidos que son Rapun y Sebastián, luchando por vencer el terrible desasosiego que provoca pensar que uno puede marcharse de esta vida cayendo en el olvido y sin cumplir nuestro cometido, sea cual sea… 
Hay frases dichas en esta función que aún resuenan en mi interior y que atenazan, emocionada, la garganta:
«Tuve tanto miedo. Pero te encontré. Ahora alguien sabe quién fui.”-
-«Nadie puede desaparecer del todo, ¿verdad?”-
De hecho, aún no he sido capaz de poder hablar con nadie de la función sin sentir que las lágrimas volvían a mis ojos, que la voz se me quebraba y que incluso se apoderaba de mi una especie de vergüenza al poner en palabras lo que sé que se me ha quedado clavado en el corazón.
Aplaudo todo el amor que hay dentro de esta función. 
Un amor que nos emociona, que nos rompe, que nos hace acabar temblorosos. 
El mismo amor que Rafael siente por Federico, el poeta, el dramaturgo, y también la persona; el amor apasionado que Sebastián comienza a comprender que no debe temer ni sufrir; el amor por preservar la memoria y el recuerdo. El mismo que Alberto Conejero ha volcado creando este texto que, para mi, ha nacido llamado a ser un clásico contemporáneo. El amor que Messiez ha puesto para darle cuerpo, con esa forma de ver, de mostrar y pellizcar, y con el que Daniel Grao y Nacho Sánchez se han entregado abiertos en canal. Y el de Elisa Sanz creando semejante espacio y Ana Villa colando el mar y la lluvia en el María Guerrero y Paloma Parra haciéndonos mirar… ¡Qué viaje tan gozoso! ¡Tan bello! ¡Tan doloroso!
Aplaudo a Daniel Grao y a Nacho Sánchez por entregarse y ser la carne, la sangre, las lágrimas, las miradas, los susurros, los gritos, los silencios, de Rafael y Sebastián y de tantas otras ausencias que de alguna manera, y gracias a «La Piedra Oscura», han dejado de ser anónimas; porque ahora, y gracias a ellos, son una realidad que resuena en las almas emocionadas de cuantos hemos podido compartir esta función.
¡Qué injusta es la vida por habernos arrebatado la “La Piedra Oscura” de Lorca, y qué maravillosa es a la vez por habernos regalado la de Conejero… y la de Messiez, y la de Grao, y la de Sánchez, y la de…!
Y ahora aplaudo en pie, desde aquí y a golpe de crónica o lo que sea esto que ha salido, y no paro de hacerlo desde el día que la vi, pues aunque parezca mentira ese mismo día que viví la función no fui capaz. La emoción me pudo. A mi, si me hubieran dejado, ni siquiera hubiera aplaudido al finalizar, a mi lo que el cuerpo me pedía era quedarme allí sentado y llorar, llorar la función como se merece, y después dejar que se disolviera ese nudo que no me dejó gritar los «Bravos» que se me agolparon en la garganta, que se me pasara el temblor de piernas que me impidió levantarme, para después sí, desgañitarme gritando y dejándome las manos aplaudiendo puesto en pie, tal como hago en este momento, pues no se merece menos.
¡Buf! Y después dicen que porqué amo el teatro…

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La Piedra Oscura

la-piedra-oscura-wpcf_300x427Lo admito, me es completamente imposible poder escribir sobre “La Piedra Oscura” y lograr mantener la compostura mientras hablo de la función. Podría decir que lo siento, pero no es cierto. Creo que esto que me está sucediendo y que me impide escribir una crónica como siempre, es algo tan bello como el impulso de querer aplaudir en pie cuando una función te ha llegado bien adentro. Así que he decidido convertir esta crónica, si esto es posible, en un aplauso desgranado en palabras.

Aplaudo el placer de haber podido ver a Pablo Messiez y a Alberto Conejero fundidos en un mismo montaje. Antes de “La Piedra Oscura” entre uno y otro, cada uno por su lado, ya me habían hecho viajar a sitios en mi interior que me da pudor explorar y que, sin embargo, ellos logran alcanzar como si nada. Conejero y Messiez pertenecen a ese tipo de teatro que me gusta que me acaricie, aunque a la vez me escueza. Y es que duele, no se puede negar que ver «La Piedra Oscura» duele. Duele la historia que contiene, las palabras que se dicen en voz alta, y las que no son capaces de brotar, las que se quiebran en la garganta, todas ellas duelen; y también duele la memoria, el recuerdo, las miradas, la desesperación… La vida. ¡Y eso es una belleza!

La-piedra-oscura-4
Foto de Marcos G Punto

Aplaudo con lágrimas en los ojos la forma de transmitir el desconsuelo, la tristeza, el miedo que se siente “viviendo” junto a Rafael ese último intento desesperado por trascender. La comunión entre estos dos desconocidos que son Rapun y Sebastián, luchando por vencer el terrible desasosiego que provoca pensar que uno puede marcharse de esta vida cayendo en el olvido y sin cumplir nuestro cometido, sea cual sea… 

Hay frases dichas en esta función que aún resuenan en mi interior y que atenazan, emocionada, la garganta:

Tuve tanto miedo. Pero te encontré. Ahora alguien sabe quién fui-

-Nadie puede desaparecer del todo, ¿verdad?-

De hecho, aún no he sido capaz de poder hablar con nadie de la función sin sentir que las lágrimas volvían a mis ojos, que la voz se me quebraba y que incluso se apoderaba de mi una especie de vergüenza al poner en palabras lo que sé que se me ha quedado clavado en el corazón.

Aplaudo todo el amor que hay dentro de esta función. Un amor que nos emociona, que nos rompe, que nos hace acabar temblorosos. 

El mismo amor que Rafael siente por Federico, el poeta, el dramaturgo, y también la persona; el amor apasionado que Sebastián comienza a comprender que no debe temer ni sufrir; el amor por preservar la memoria y el recuerdo. El mismo que Alberto Conejero ha volcado creando este texto que, para mi, ha nacido llamado a ser un clásico contemporáneo. El amor que Messiez ha puesto para darle cuerpo, con esa forma de ver, de mostrar y pellizcar, y con el que Daniel Grao y Nacho Sánchez se han entregado abiertos en canal. Y el de Elisa Sanz creando semejante espacio y Ana Villa colando el mar y la lluvia en el María Guerrero y Paloma Parra haciéndonos mirar… ¡Qué viaje tan gozoso! ¡Tan bello! ¡Tan doloroso!

Foto de Marcos G Punto
Foto de Marcos G Punto

Aplaudo a Daniel Grao y a Nacho Sánchez por entregarse y ser la carne, la sangre, las lágrimas, las miradas, los susurros, los gritos, los silencios, de Rafael y Sebastián y de tantas otras ausencias que de alguna manera, y gracias a «La Piedra Oscura», han dejado de ser anónimas; porque ahora, y gracias a ellos, son una realidad que resuena en las almas emocionadas de cuantos hemos podido compartir esta función.

¡Qué injusta es la vida por habernos arrebatado la “La Piedra Oscura” de Lorca, y qué maravillosa es a la vez por habernos regalado la de Conejero… y la de Messiez, y la de Grao, y la de Sánchez, y la de…!

Y ahora aplaudo en pie, desde aquí y a golpe de crónica o lo que sea esto que ha salido, y no paro de hacerlo desde el día que la vi, pues aunque parezca mentira ese mismo día que viví la función no fui capaz. La emoción me pudo. A mí, si me hubieran dejado, ni siquiera hubiera aplaudido al finalizar, a mi lo que el cuerpo me pedía era quedarme allí sentado y llorar, llorar la función como se merece, y después dejar que se disolviera ese nudo que no me dejó gritar los «Bravos» que se me agolparon en la garganta, que se me pasara el temblor de piernas que me impidió levantarme, para después sí, desgañitarme gritando y dejándome las manos aplaudiendo puesto en pie, tal como hago en este momento, pues no se merece menos.

¡Buf! Y después dicen que porqué amo el teatro…

Título: La Piedra Oscura Autor: Alberto Conejero Lugar: Teatro María Guerrero Elenco: Daniel Grao y Nacho Sánchez Escenografía y Vestuario: Elisa Sanz Iluminación: Paloma Parra Espacio Sonoro: Ana Villa Dirección: Pablo Messiez

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Ariana Martínez CNTC Constelaciones Don Juan Tenorio En Un Entreacto Radio Fran Calvo GetafeVoz Inma Cuevas Teatro Lara Teatro Pavón

En Un Entreacto Radio – Programa 30

Desde En Un Entreacto Radio seguimos fieles a nuestras quincenas teatrales.
Como siempre hacemos, en nuestro programa número 30, nos lanzamos a por estos 70 minutos en los que nos colamos entre los recovecos de las artes escénicas, acercándoos toda la actualidad teatral desde nuestro rincón de GetafeVOZ.
Esta quincema volvimos a haceros nuestras sugerencias particulares desde la cartelera. Trayendo los montajes que a nosotros nos parece que no hay que perderse. Ya sabéis que son muchos más, lo nuestro solo es una pincelada entre la inmesa oferta que os espera.
Los primeros invitados de este programa fueron Inma Cuevas y Fran Calvo que vinieron a charlar con nosotros sobre «Constelaciones», montaje con el que regresan a Madrid, concretamente al Teatro Lara. Pudimos descubrir de su mano los Universos Paralelos y sus múltiples opciones, pero no solo eso, además disfrutamos de su cercanía y nos divertimos coversando de, entre otras cosas, Coplas en inglés y alguna primicia que nos regalaron, pero para saber de qué hablamos deberéis escuchar el programa…
Y acabamos el último programa del mes de Enero con la visita de Ariana Martínez, actriz que interpreta a Inés de Ulloa en el «Don Juan Tenorio» que ha montado Blanca Portillo con la CNTC y que actualmente podemos ver en el Teatro Pavón, y que en breve reanudará su gira por toda España. 
Ariana ha sido una de las primeras invitadas que nos ha abierto las puertas a un montaje de gran formato, hablándonos de cómo se trabaja en ellos y además con semejante directora. Una charla que dio para emocionarnos, reirnos y descubrir una actriz a la que hay que seguir muy de cerca.
Un programa que nos dejó una maravillosa energía positiva como colofón a una deseada y disfrutada charla entre amigos entreacteros.
¡Bienvenidos a En Un Entreacto Radio!
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Ariana Martínez Beatriz Argüello Blanca Portillo CNTC Don Juan Tenorio Jose Luis García-Pérez Juan Mayorga Juanma Lara Miguel Hermoso Teatro Pavón

Don Juan Tenorio

Título:
Don Juan Tenorio

Autor:
José Zorrilla (Versión Juan Mayorga)

Lugar:
Teatro Pavón

Elenco:

José Luis García-Perez (Juan Tenorio)
Luciano Federico Marcos (Cristófono Butarelli)
Eduardo Velasco (Ciutti)
Daniel Martorell (Miguel)
Juanma Lara (Gonzalo de Ulloa)
Francisco Olmo (Diego Tenorio/ Escultor)
Alfonso Begara (Capitán Centellas)
Alfredo Noval (Rafael de Avellaneda)
Miguel Hermoso (Luis Mejía)
Raquel Varela (Gastón/Lucía/Monja Tornera)
Marta Guerras (Ana de Pantoja)
Beatriz Argüello (Brígida)
Rosa Manteiga (Abadesa)
Ariana Martínez (Inés de Ulloa)
Eva Martín (La mujer)

Asesor de verso:                        Maquillaje:                   Música original y espacio sonoro:
Vicente Fuentes                       Helena Cuevas            Pablo Salinas

Coreografía:                              Vestuario:                      Iluminación:
Verónica Cendoya                   Marco Hernández        Pedro Yagüe


Dirección y espacio escénico:
Blanca Portillo

Que el teatro quiera renovar, revisitar o darle la vuelta a los clásicos me produce un cosquilleo muy excitante.
Me gusta que lo retuerzan y rebusquen entre sus pliegues para aportar algo nuevo o al menos un punto de vista diferente, y si quien me lo promete es Blanca Portillo, yo corro a por mi entrada sin pensármelo ni un segundo. Y gracias a eso he podido ver este «Don Juan Tenorio». 
Una propuesta que se nos vende como la versión en la que Juan Mayorga, y la visión renovadora de Blanca Portillo, revelarán la verdadera identidad de Don Juan; dejando a un lado esa imagen de galán seductor que el paso del tiempo ha ido dando a este hombre pendenciero, canalla y egoísta que salió de la pluma de José Zorrilla.
Mayorga y Portillo se han propuesto recordarnos, sin aplicar velos ni filtros, la verdadera identidad de este personaje del teatro clásico español que se ha ido diluyendo en una inmerecida fama de seductor y romántico, mostrándonos -pido disculpas por el trazo grueso de la descripción- quién es en realidad Juan Tenorio, en esta versión los “Dones” y las “Doñas” han quedado fuera; un tiparraco follapavas, egoísta, con un alto grado de maldad, que no ha superado el furor hormonal de la adolescencia y que sigue reaccionando desmesuradamente ante la frase “No tienes huevos a…”,  y que sigue emborrachándose con los colegas, presumiendo de ser quien la tiene más grande y apostando con ellos a ver cuántas mujeres es capaz de tirarse, y que cuando todo se le va de las manos, y aún cagado de miedo y con todas las de perder, sigue poniéndose “gallito”, pero que pasado por el verso de José Zorrilla siempre queda mucho más vistoso para todos los públicos.

Bueno, pues tampoco creo que haya sido para tanto, la verdad. Si es cierto que se le ha intentado dar un toque diferente, que se ha pretendido meterle un aire macarra a la función, pero… para mi la cosa se ha quedado en más intención que resultado. Me explico.
Esta  función es un vehículo teatral al que le cuesta pasar de 0 a 100. Creo que tiene un comienzo poco atractivo, está muy bien lo de las sombras que revolotean por la escena como esos fantasmas que rodean a Don Juan, pero la languidez con la que ellos se mueven es la misma con la que se retrata todo ese primer cuadro en la Hostería del Laurel. Se supone que ya desde este momento el tono de la función debe quedar patente, es ahí donde se gesta todo, desde donde arranca este desafío y sus posteriores consecuencias, donde la potencia debe hacernos vibrar por todo lo que se nos cuenta que puede surgir después de este primer encuentro, pero la presentación de los personajes es lenta, cansina, poco atractiva, de hecho la historia no comienza a tomar cuerpo hasta que irrumpen en escena los personajes femeninos. La función toma un cariz mucho más interesante en el momento en el que Inés de Ulloa y Brígida aparecen en escena, ellas oxigenan y dan un brío mucho más interesante al conjunto, aportando peso y contenido, y arrancando de esa cadencia tan aburrida al Tenorio y todo su séquito de matones; aunque el derroche de originalidad en la caracterización de ellas me despistó, sobretodo en Ana de Pantoja y Lucía, no entendí muy bien la propuesta, cosa que no evitó poder disfrutarlas, todo sea dicho.

Un problema muy grande que hace que la función vaya y venga en su ritmo son esas transiciones eternas, con esas canciones que frenan la atmósfera lograda; cuando uno ve salir a la cantante una vez tras otra, no puede evitar resoplar y pensar en todo lo que queda por delante y en cuántas canciones más quedarán por ser escuchadas… Una lástima porque creo que los elementos escénicos son acertados y bien aprovechados, generando diferentes espacios, pero al tener que ser movidos al ritmo de la música, a uno se le quitan las ganas de apreciarlo. 
También creo que si se hace un montaje donde hay enfrentamientos y peleas, se debería montar con una lucha escénica que fuera creíble, a mi personalmente eso de «hacer que…» me parece algo horrendo que me saca de todo, y aquí no hay quien se crea ni una sola de las peleas. Eso sí, mucha gente ha criticado las muertes de Gonzalo de Ulloa y Luís Mejía en plan Gran Guiñol y yo las aplaudo con ganas, fue un ramalazo de lo que realmente esperaba.
 

A nivel actoral, no tengo nada que criticar, todo lo contrario, creo que es un estupendo elenco, salvo alguna inexplicable excepción, que juega la propuesta que les han puesto sobre la mesa. José Luis García-Pérez, Ariana Martínez, Beatriz Argüello, Miguel Hermoso, Juanma Lara, a la cabeza de este estupendo cartel, son el motivo por el que recomendaría ver la función. Arriesgan, se exponen y crean momentos interesantes e incluso bellos. Lo único que me «rechina» es la presencia permanente e innecesaria de, Miguel, ese personaje que en un momento se pone a “rapear” y que a penas si vuelve a abrir la boca, pero que permanece en escena prácticamente el 100% de la función; no logré comprender el sentido de esta incorporación, después me dijeron que simbolizaba la inocencia, pero francamente, a mi me parece que no aporta nada a la historia. Cuestión de gustos, como siempre…

Pienso que hubiera podido llegar a disfrutar más de esta función si no hubiera sufrido la sobreexposición mediática a la que nos han sometido para vender un montaje que se vendía solo. 
Tanto se ha hablado del asunto del cambio, de la genitalidad de la función y el «desenmascaramiento» de este clásico, que cuando uno se encuentra con el montaje, no puede evitar pensar que aquello no es para tanto, que de hecho se han podido ver montajes en los que el Don Juan ya ha sido retratado con más acierto en su maldad y egoísmo. Tan solo hay que mirar hacia La Cebada. A buen entendedor…
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Don Juan Tenorio

Que el teatro quiera renovar, revisitar o darle la vuelta a los clásicos me produce un cosquilleo muy excitante.

Me gusta que lo retuerzan y rebusquen entre sus pliegues para aportar algo nuevo o al menos un punto de vista diferente, y si quien me lo promete es Blanca Portillo, yo corro a por mi entrada sin pensármelo ni un segundo. Y gracias a eso he podido ver este «Don Juan Tenorio». 10377617_598257443628884_5794190237591044996_n

Una propuesta que se nos vende como la versión en la que Juan Mayorga, y la visión renovadora de Blanca Portillo, revelarán la verdadera identidad de Don Juan; dejando a un lado esa imagen de galán seductor que el paso del tiempo ha ido dando a este hombre pendenciero, canalla y egoísta que salió de la pluma de José Zorrilla.

Mayorga y Portillo se han propuesto recordarnos, sin aplicar velos ni filtros, la verdadera identidad de este personaje del teatro clásico español que se ha ido diluyendo en una inmerecida fama de seductor y romántico, mostrándonos -pido disculpas por el trazo grueso de la descripción- quién es en realidad Juan Tenorio, en esta versión los “Dones” y las “Doñas” han quedado fuera; un tiparraco follapavas, egoísta, con un alto grado de maldad, que no ha superado el furor hormonal de la adolescencia y que sigue reaccionando desmesuradamente ante la frase “No tienes huevos a…”,  y que sigue emborrachándose con los colegas, presumiendo de ser quien la tiene más grande y apostando con ellos a ver cuántas mujeres es capaz de tirarse, y que cuando todo se le va de las manos, y aún cagado de miedo y con todas las de perder, sigue poniéndose “gallito”, pero que pasado por el verso de José Zorrilla siempre queda mucho más vistoso para todos los públicos.

Bueno, pues tampoco creo que haya sido para tanto, la verdad. Si es cierto que se le ha intentado dar un toque diferente, que se ha pretendido meterle un aire macarra a la función, pero… para mi la cosa se ha quedado en más intención que resultado. Me explico.

Esta  función es un vehículo teatral al que le cuesta pasar de 0 a 100. Creo que tiene un comienzo poco atractivo, está muy bien lo de las sombras que revolotean por la escena como esos fantasmas que rodean a Don Juan, pero la languidez con la que ellos se mueven es la misma con la que se retrata todo ese primer cuadro en la Hostería del Laurel. Se supone que ya desde este momento el tono de la función debe quedar patente, es ahí donde se gesta todo, desde donde arranca este desafío y sus posteriores consecuencias, donde la potencia debe hacernos vibrar por todo lo que se nos cuenta que puede surgir después de este primer encuentro, pero la presentación de los personajes es lenta, cansina, poco atractiva, de hecho la historia no comienza a tomar cuerpo hasta que irrumpen en escena los personajes femeninos. La función toma un cariz mucho más interesante en el momento en el que Inés de Ulloa y Brígida aparecen en escena, ellas oxigenan y dan un brío mucho más interesante al conjunto, aportando peso y contenido, y arrancando de esa cadencia tan aburrida al Tenorio y todo su séquito de matones; aunque el derroche de originalidad en la caracterización de ellas me despistó, sobretodo en Ana de Pantoja y Lucía, no entendí muy bien la propuesta, cosa que no evitó poder disfrutarlas, todo sea dicho.

Un problema muy grande que hace que la función vaya y venga en su ritmo son esas transiciones eternas, con esas canciones que frenan la atmósfera lograda; cuando uno ve salir a la cantante una vez tras otra, no puede evitar resoplar y pensar en todo lo que queda por delante y en cuántas canciones más quedarán por ser escuchadas… Una lástima porque creo que los elementos escénicos son acertados y bien aprovechados, generando diferentes espacios, pero al tener que ser movidos al ritmo de la música, a uno se le quitan las ganas de apreciarlo.

También creo que si se hace un montaje donde hay enfrentamientos y peleas, se debería montar con una lucha escénica que fuera creíble, a mi personalmente eso de «hacer que…» me parece algo horrendo que me saca de todo, y aquí no hay quien se crea ni una sola de las peleas. Eso sí, mucha gente ha criticado las muertes de Gonzalo de Ulloa y Luís Mejía en plan Gran Guiñol y yo las aplaudo con ganas, fue un ramalazo de lo que realmente esperaba.

A nivel actoral, no tengo nada que criticar, todo lo contrario, creo que es un estupendo elenco, salvo alguna inexplicable excepción, que juega la propuesta que les han puesto sobre la mesa. José Luis García-Pérez, Ariana Martínez, Beatriz Argüello, Miguel Hermoso, Juanma Lara, a la cabeza de este estupendo cartel, son el motivo por el que recomendaría ver la función. Arriesgan, se exponen y crean momentos interesantes e incluso bellos. Lo único que me «rechina» es la presencia permanente e innecesaria de, Miguel, ese personaje que en un momento se pone a “rapear” y que a penas si vuelve a abrir la boca, pero que permanece en escena prácticamente el 100% de la función; no logré comprender el sentido de esta incorporación, después me dijeron que simbolizaba la inocencia, pero francamente, a mi me parece que no aporta nada a la historia. Cuestión de gustos, como siempre…

Pienso que hubiera podido llegar a disfrutar más de esta función si no hubiera sufrido la sobreexposición mediática a la que nos han sometido para vender un montaje que se vendía solo.

Tanto se ha hablado del asunto del cambio, de la genitalidad de la función y el «desenmascaramiento» de este clásico, que cuando uno se encuentra con el montaje, no puede evitar pensar que aquello no es para tanto, que de hecho se han podido ver montajes en los que el Don Juan ya ha sido retratado con más acierto en su maldad y egoísmo. Tan solo hay que mirar hacia La Cebada. A buen entendedor…

Título: Don Juan Tenorio Autor: José Zorrilla (Versión Juan Mayorga) Lugar: Teatro Pavón Elenco: José Luis García-Perez, Luciano Federico Marcos, Eduardo Velasco, Daniel Martorell, Juanma Lara, Francisco Olmo, Alfonso Begara, Alfredo Noval, Miguel Hermoso, Raquel Varela, Marta Guerras, Beatriz Argüello, Rosa Manteiga, Ariana Martínez, Eva Martín Asesor de verso: Vicente Fuentes Maquillaje: Helena Cuevas Música original y espacio sonoro: Pablo Salinas Coreografía:  Verónica Cendoya Vestuario: Marco Hernández Iluminación: Pedro Yagüe Dirección y espacio escénico: Blanca Portillo

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En Un Entreacto Radio – Programa 29

En Un Entreacto Radio se sacudió por fin las navidades de encima y estrenó el 2015 a golpe de teatro, ¡como ya sabéis que nos gusta!
Tras un comienzo un tanto atropellado, cosas del directo, dimos comienzo con nuestra habitual sección de cartelera, donde repasamos la cartelera y las recomendaciones de la quincena, entre las que hemos incluido «Luz Frágil» función de la que hablamos con Abel Guillot, actor que forma parte de este montaje, y que nos atendió telefónicamente. 

Después dimos paso a la primera entrevista de este año, la que tuvimos con parte de la Compañía Proyecto Bufo, Arturo Bernal, Darío Sigco y Jaime Moreno, que estrenaron a comienzos de mes «Árbol Adentro». Un montaje que se puede ver en la Sala Cuarta Pared, donde dan rienda suelta a los espíritus, los zombis, la memoria histórica y los recuerdos de familia. Una divertídisima charla con estos tres  artistas que inundaron el estudio de GetafeVOZ de un buen rollo muy especial.

Y, como ya viene siendo habitual en los cierres y comienzos de temporada de «En Un Entreacto» nos quisimos rodear de buenos amigos, con ellos desempolvamos nuestra sección La Mesa Camilla en la que charlamos con ellos sobre lo que destacamos de lo que llevamos de temporada, repasando nuestros favoritos del 2014 y las funciones que más nos apetecen del 2015.

Esta vez, La Mesa Camilla tuvo el enorme placer de poder contar con amigos de la talla de Iduna Ruíz del blog Ábrete Sésamo, Irene López de Gran Vía Comunicación y Jesús Ortega de Efecto Escena. Una maravillosa compañía con la que dar los primeros pasos en este nuevo año se convirtió en una tarde llena de risas. Amigos que además nos regalaron unas cuantas exclusivas que nos pusieron los dientes largos.

Un estupendo regreso del que disfrutamos con unos invitados de altura.
¡Bienvenidos a En Un Entreacto Radio!
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