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El Señor Ye Ama Los Dragones

A estas alturas del partido, cuando a penas si queda una semana de representaciones, aún salgo yo a contar mis impresiones sobre «El Señor Ye Ama A Los Dragones»ElSeñorYe_cartelA4

Me consuelo a mí mismo diciéndome eso de que nunca es tarde… Pero es que este mes de Abril ha sido un mes relax para En Un Entreacto, eso sí, no iba a dejar escapar la ocasión de ver esta función escrita por Paco Bezerra y dirigida por Luis Luque y comentarlo… ¡Estaría tonto! Y es que, después de haber visto el anterior trabajo del tándem Bezerra-Luque, ¿quién se resiste a sumergirse en alguno de sus mundos? Sabemos que no tienen nada de inofensivos, que vienen con los colmillos bien afilados, pero no importa si sabemos que son ellos quienes nos muerden. (¡Ahí queda eso!)

La historia nos sitúa en una gran ciudad en la que algo extraño está sucediendo, una niebla de procedencia desconocida se ha apoderado de las calles, sumiéndolo todo en la oscuridad; algo que llena de temor a los habitantes de un edificio colmena que, como bien describe la propia función, tiene a la clase más desfavorecida, lo obreros, viviendo en el sótano junto a los trasteros, y a la Reina residiendo en el ático, desde donde lo domina todo. Una distancia que no solo es física, y que no siempre es superior por encontrarse en lo más alto. Una distancia que Magdalena, la todopoderosa presidenta de la comunidad, se ve obligada a romper en el momento en el que observa una sombra misteriosa recorriendo «sus» dominios de manera sospechosa, viéndose obligada a relacionarse con quien jamás hubiera deseado.

Entrar en la Sala Max Aub del Matadero es ser engullido de golpe por el universo de la función. ¡Qué maravilla de puesta en escena! La escenografía es una delicia de Mónica Boromello que junto a la iluminación diseñada por Felipe Ramos y las proyecciones de Álvaro Luna, hacen que realicemos el viaje de ida y vuelta del infierno al paraíso o viceversa, dependiendo para quién, con absoluta fascinación.

Bezerra y Luque han creado un entramado que supura una muy disfrutable y bien traida mala hostia. Gloria Muñoz y Lola Casamayor son dos auténticas bestias pardas de la escena que dibujan un par de personajes absolutamente despreciables, pero que nos hacen gozar con su aire de villanas «malas malosas». Nos reímos con ellas, de sus hijoputeces, porque sabemos que en nuestras propias comunidades de vecinos existen perras como ellas escondidas tras las mirillas, y es por eso mismo que contemplamos con gusto cómo el destino se las traga y vuelve a vomitarlas de nuevo, eructándolas a la cara.

Aplaudo el grado tan mamarracho que alcanzan algunos momentos, el humor chusco que se emplea para abofetear conciencias, y la ternura con la que lo combinan y lo potencian gracias a Chen Lu y Huichi Chiu, haciendo que soltemos unas risotadas que acabarán por sernos aplastadas en la cara con la aparente inocencia de una tarta de merengue, pero que dejan ese dolor punzante latiéndonos en la cara y que no queremos que nadie nos note.

Un bocado envenenado contra los prejuicios, lleno de un sarcasmo refrescante que deja con ganas de más… ¡De mucho más!

¡Qué satisfacción comprobar cómo hay artistas de la talla de Paco Bezerra y Luis Luque a los que les sobra genio como para llenar grandes escenarios o espacios no convencionales y que su arte no pierda un ápice de calidad!

Ya iba siendo hora que se les pusiera al alcance del gran público.

Título: El Señor Ye Ama Los Dragones Autor: Paco Bezerra Dirección: Luis Luque Elenco: Gloria Muñoz, Lola Casamayor, Chen Lu y Huichi Chiu Escenografía: Mónica Boromello Diseño de Luces: Felipe Ramos Diseño de Vestuario: Elisa Sanz Diseño De Videoescena: Álvaro Luna Lugar: Matadero. Naves del Español

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Camilo Vásquez De Mutuo Desacuerdo En Un Entreacto Radio Fernando J. López GetafeVoz Mikeka N'Shimbi Periodo de Reflexión Viridiana Moreno

En Un Entreacto Radio – Programa 34

Volvemos con En Un Entreacto Radio después de un pequeño parón reconstituyente con más ganas si cabe de ponernos ante los micros y poder acercar a la familia Entreactera la actualidad teatral.
En este último programa, repasamos las propuestas que nos ofrece la cartelera madrileña y además recibimos en nuestro estudio de GetafeVOZ a profesionales que nos muestran dos caras diferentes de un teatro social muy necesario. 
Por un lado recibimos la visita de Camilo Vásquez, Viridiana Moreno y Mikeka N’Shimbi, director y actrices de «Periodo de Reflexión», función que nos acerca el tema de la trata de personas y la prostitución con toda la crudeza y realismo que solo un  buen trabajo como este que podemos ver en La Casa de la Portera puede llevar a buen puerto.
Y por otro lado volvemos a recibir en nuestro programa a Fernando J. López, autor de «De Mutuo Desacuerdo» y gran amigo del programa, por algo fue uno de nuestros primeros entrevistados. Esta vez nos vino a hablar sobre esta función que, a través del humor, nos plantea el conflicto de los matrimonios separados con hijos pequeños. Exitoso montaje que podemos ver en el Teatro Bellas Artes
Dos propuestas que no nos resistimos a que podáis conocer de mano de sus propios creadores escuchando este nuevo podcast.

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Día Internacional del Teatro Krzysztof Warlikowski

Manifiesto del Día Mundial del Teatro 2015

Los verdaderos maestros del teatro son los más fáciles de encontrar lejos del escenario. Y por lo general, no tienen interés en el teatro como una máquina para la replicación de convenciones y reproducción de clichés. Ellos buscan la fuente pulsante, las corrientes de vida que tienden a pasar por alto las salas de espectáculos y la multitud de personas empeñadas en copiar algún mundo u otro. Copiamos en lugar de crear mundos que están enfocados o incluso dependientes de debate con el público, sobre las emociones que se hinchan por debajo de la superficie. Y en realidad no hay nada que pueda revelar las pasiones ocultas mejor que el teatro.
Muy a menudo me dirijo a la prosa de orientación. Día tras día me encuentro pensando en los escritores que hace casi cien años describen proféticamente sino también serenamente el declive de los dioses europeos, el crepúsculo que sumió a nuestra civilización en una oscuridad que aún no se ha iluminado. Estoy pensando en Franz Kafka, Thomas Mann y Marcel Proust. Hoy me gustaría también contar con John Maxwell Coetzee entre ese grupo de profetas.
Su sentido común del inevitable fin del mundo -no del planeta-, sino del modelo de las relaciones entre humanos y del orden social y la agitación, es conmovedoramente actual para nosotros aquí y ahora. Para nosotros que vivíamos conformes al fin del mundo. ¿Quién vive en la cara de los delitos y conflictos que diariamente nacen en nuevos lugares más rápido incluso que los medios de comunicación ubicuos pueden mantenerse al día? Estos incendios crecen rápidamente aburridos y desaparecen de los informes de prensa, para no volver. Y nos sentimos desamparados, horrorizado y cercados. Ya no somos capaces de construir torres y los muros que construimos tercamente no nos protegen de cualquier cosa, por el contrario, ellos mismos exigen protección y el cuidado que consume una gran parte de nuestra energía de la vida. Ya no tenemos la fuerza para tratar de vislumbrar lo que hay más allá de la puerta, detrás de la pared. Y es por eso exactamente por qué el teatro debe existir y donde debe buscar su fuerza. Para mirar dentro buscamos lo que está prohibido.
La leyenda trata de explicar lo que no se puede explicar. Debido a que se basa en la verdad, que debe terminar en lo inexplicable», así es cómo Kafka describe la transformación de la leyenda de Prometeo. Estoy convencido de que las mismas palabras deben describir el teatro. Y es esa clase de teatro, el que se basa en la verdad y que encuentra su fin en lo inexplicable es lo que deseo para todos sus trabajadores, los del escenario y los de la audiencia, lo deseo que con todo mi corazón.
                                                                                             Krzysztof Walikowski
                                                                                                                      
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Daniel Acebes El Secreto de las Mujeres En Un Entreacto Radio GetafeVoz Pablo Cabrera Rocío Muñoz-Cobo

En Un Entreacto Radio – Programa 33

Estaba vez En Un Entreacto Radio quiso dedicar la temática de su programa al lado más femenino del teatro.
El pasado día 8 de Marzo, como ya es habitual, se celebró el Día Internacional de la Mujer, y nosotros, a nuestra particular manera particular, quisimos hacer un programa totalmente dedicado a ellas.

Por un lado tuvimos el enorme placer de contar con Rocío Muñoz-Cobo, que vino a hablarnos de «Alma», montaje inspirado en «Persona» de Bergman, que Arturo Turón ha puesto en escena, adentrándonos en su interior de la mano de Rocío, con la que además tuvimos el enorme placer de conversar sobre su carrera e incluso vivir un momento muy emotivo, pero para averiguarlo, debes escuchar el programa.

Y por otro lado contamos con la presencia de dos grandes amigos del programa Daniel Acebes, que lucha mano a mano con David Tortosa por ser el invitado que más veces a venido a nuestro estudio de GetafeVOZ, y Pablo Cabrera que charlaron con nosotros sobre «El Secreto de las Mujeres», comedia musical que analiza entre carcajadas la guerra entre sexos. Una despedida de programa como nos gusta, sintiéndonos en compañía de la familia Entreactera.

Además dimos nuestro habitual repaso a la cartelera madrileña y nuestro personal punto de vista sobre la actualidad cultural.

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Periodo de Reflexión

Ya he repetido hasta el hartazgo que entrar en La Casa de la Portera es como traspasar un portal a otra dimensión, uno entra en cualquiera de sus salas y sabe que le va a tocar de una manera que no puede vivir en otros espacios, da igual que sean mundos inventados o la más cotidiana de las situaciones, y es así como nos adentramos en «Periodo de Reflexión», un golpe de Teatro Documental escrito por Sergio Martínez Vila y dirigida por Camilo Vásquez que dejará noqueado al que se atreva a asomarse por allí.cartel_pdr

Todo comienza con Joy (Mikeka N’Shimbi), una inmigrante ilegal procedente del Congo que apenas si sabe español. Una mujer que se encuentra en las dependencias de una comisaria cualquiera donde tiene un encuentro con una policía (Carolina Clemente) que no está preparada, ni psíquica y ni profesionalmente para enfrentarse con un caso como el de esta mujer.

A Joy la obligan a prostituirse en un «puticlub» de mala muerte, donde la trata de mujeres es la moneda de cambio, ella apenas puede comunicarse y no comprende que le esté sucediendo esto tan solo por ser mujer… Un caso terrible que se da la mano con el de otras tres mujeres con las que convivió, la Madame del antro en cuestión (Marta Malone), una rumana ya entrada en años que instruye con toda crudeza a sus «putas», las cuales tienen que cumplir con una deuda que los hombres con los que han tenido la desgracia de cruzarse las obligan a pagar.

Junto a ellas nos encontramos a Gabi (Viridiana Moreno), una muchacha latina que mantiene una farsa aprovechando la distancia que la separa de su familia, vistiéndolo todo de rosa y de proyectos irrealizables, y Nerea (Fabia Castro) la única española, una joven perdida en una espiral de drogadicción, que la ha dejado a merced de los hombres que ven en ella una forma fácil de hacer dinero. Un pelele humano que a pesar de su corta vida, ya se encuentra en una vía muerta.

Unas historias terriblemente duras, mostradas sin ningún tipo de amabilidad. Cinco mujeres solas, desamparadas y sin esperanza que se resquebrajan ante nuestra mirada. Cinco historias que en nuestro día a día pasan absolutamente desapercibidas, pero que están ahí, más próximas a nosotros de lo que pensamos y, seguramente, de lo que quisiéramos.periodo-de-reflexic3b3n_t8a6844

Es escalofriante y absolutamente desasosegante el retrato que Sergio Martínez Vila y Camilo Vásquez muestran. Son historias a las que uno quisiera volver la cabeza y no mirar, ignorando su existencia, pero que en «Periodo de Reflexión» te obligan a conocer sosteniéndote la cara y escupiéndotelas a bocajarro. En ningún momento uno permanece cómodamente sentado en su silla relajado y ajeno a cuanto sucede en escena; uno escucha, contempla, sostiene la mirada a las actrices y nota como se le revuelven el alma y las tripas al conocer estas situaciones tan tristemente habituales. Como bien dicen en un momento de la función, nunca más podré volver a mirar esos «puticlubs» de carretera con la indiferencia de antes…

Hay momentos atroces, como ese en el que la Madame nos presenta a sus chicas, hablando con ese desapasionamiento que da el repetir lo mismo una vez tras otra, como un triste mercado de carne; o la historia de Nerea dicha directamente a los ojos del espectador, yo fui objeto de su monólogo en la función a la que asistí… Quien la ha visto sabe de lo que hablo. O esa tristísima conversación telefónica de Gabi, donde uno se da cuenta de que no hay lugar para ella; o la impotencia de Joy intentando expresarse ante esa policía hastiada y sobrepasada…

Las cinco actrices están soberbias, se han embarcado en este proyecto tan poco amable con una verdad y una honestidad tan aplastante que no me explico cómo pueden soportar marcarse dos funciones seguidas cada miércoles.periodo-de-reflexic3b3n_t8a6938

Hay tanto dolor y crudeza en todo lo que transmiten y cómo lo dicen, que da pudor sostenerles la mirada. Cinco interpretaciones contundentes que dejan nuestro alma vibrando de desasosiego. Escribo esta crónica sobre la función y aún hoy me invade una amarga tristeza recordándolas.

Una nueva ocasión para declararme absoluto admirador de este tipo de teatro tan descarnado y tan necesario. Quizá nosotros no podamos hacer nada, no esté en nuestras manos poner remedio a ciertas situaciones en las vidas de los demás, o quizá sí, pero eso no quita para permitirnos vivir en la indiferencia y el desconocimiento. Hay muchas vidas por ahí fuera que merecen ser escuchadas para evitar que caigan en el olvido, y por eso mismo hay que aplaudir y agradecer la existencia de «Periodo de Reflexión».

Título: Periodo de Reflexión Autor: Sergio Martínez Vila Idea y Dirección: Camilo Vásquez Elenco: Carolina Clemente, Mikeka N’Shimbi, Marta Malone, Viridiana Moreno y Fabia Castro Vestuario: Guadalupe Valero Escenografía: Alfonso Díez Lugar: La Casa de la Portera

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Eterno Creón

La semana pasada realicé uno de esos ejercicios que tanto me gustan y que pocas veces logro realizar, entregarme a ciegas a un montaje. Desconocía «La Tebaida» de Jean Racine de la que bebe Manuel De para poner en escena este «Eterno Creón», eterno-creon-cartel_(1)1426001155_bigy decidí no leer nada, dejarme llevar y ver qué sucedía. Tan solo sabía cual era su reparto, motivo más que suficiente para despertar mi curiosidad.

La historia habla de Etéocles y Polinice, hijos de Edipo, que tras su muerte deben repartirse el tiempo de reinado, tal como desea el padre fallecido, pero esto lleva al enfrentamiento entre los dos hermanos, ya que los dos quieren conservar la corona más tiempo del estipulado.  

Yocasta, madre de ambos, es quien media entre ellos sin demasiado éxito, luchando por lograr el entendimiento entre ambos hijos ya que tras las sombras se esconde Creón, tío de ambos, que permanece a la espera de que ambos hermanos se destruyen para ser quien acabe finalmente poseyendo la corona.

Un montaje que habla del odio, de la ambición y de la terrible corrupción que no entiende de lazos familiares, cosa que a ojos del espectador lo hace todo mucho más terrible. Un montaje lleno de desgarradora actualidad, que se mezcla en el tiempo dejándonos en un limbo temporal, en el que las proyecciones de desastres bélicos, enfrentamientos deportivos y tragedias familiares vienen vestidas con túnicas y trajes de chaqueta.

primer plano actriz
Foto Simona Cheli

Esta no es una propuesta sencilla, el espectador debe llegar a ella con todos los sentidos bien despiertos, porque corre el riesgo de poder quedar descolgado o sentirse apabullado ante la espiral de acontecimientos. La historia central no tiene demasiada dificultad, de hecho el director ha optado por centrarse en el suceso principal, deshaciéndose de subtramas, para desarrollarla con más dedicación, aunque eso no quita para que la forma que tiene Manuel De de contar, se despliegue con una alta complejidad no apta para todos los públicos… Cosa que estoy seguro no pretende.

Todo un ejercicio escénico enriquecido con proyecciones, músicas que redondean atmósferas y situaciones, y que de alguna manera me sugieren sabores del teatro alternativo de otros tiempos, en el que no se miraba tanto la pulcritud de la propuesta, si no lograr la contundencia y la denuncia a través de los elementos y del trabajo actoral, creando momentos llenos de dureza y de imágenes poderosas.

Foto Simona Cheli
Foto Simona Cheli

Las interpretaciones, como suele pasar en cualquier estreno, aún son delicadas de someter a juicio, todos sabemos que los cimientos se van asentando a lo largo de las funciones, se van limando imperfecciones, y sobretodo si hablamos de la complejidad con la que tienen que batallar en «Eterno Creón». Pero Jesús Calvo, Iván Ugalde y Manuel Domínguez, se arriesgan y dan cuanto tienen en escena. Eso sí, Carmen Mayordomo se queda con el cetro, ella sigue demostrándonos que es la reina de la entrega, su interpretación es lo más visceral que uno pueda echarse a la cara en el teatro actual y apuesta por enfrentarse al riesgo saltando sin red y sabiendo aterrizar de pie.

Manuel De ha sabido rodearse de un equipo dispuesto, y en sintonía, que da cuerpo a ese universo arriesgado que es «Eterno Creón». Un bocado de realidad que no resulta en absoluto lejano a nosotros.

Título: Eterno Creón Autor: Manuel De (Basado en «La Tebaida» de Jean RacineDirección: Manuel De  Elenco: Carmen Mayordomo, Jesús Calvo, Iván Ugalde y Manuel Domínguez Iluminación: Jesús Antón Espacio Sonoro: Letal Delirios Audiovisuales: Manuel De Escenografía: Carmen Pérez-Luco Lugar: Nave 73

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Alma Andrea Dueso Arturo Turón Bergman Cristina Masson Nave 73 Rocío Muñoz-Cobo

Alma

Título:
Alma

Autor:
Arturo Turón 
(Basado en «Persona» de Ingmar Bergman)

Lugar:
Nave 73

Elenco:
Rocío Muñoz-Cobo
Andrea Dueso
Cristina Masson

Escenografía:
Juan Divasson

Iluminación:
Jon Corcuera

Espacio Visual:
Sergio Lardiez

Vestuario:
Ana López

Dirección:
Arturo Turón

Unos elementos escénicos naturalistas se reparte en un espacio imaginario que no puede dejar de recordar al Dogville de Lars Von Trier. Las luces de la sala se apagan y un relampagueo de imágenes nos acercan a lo que se nos viene encima; viendo aquello pensé en Bergman, pero también en Buñuel, incluso en Lorca, y en Pasolini, y el corazón se me encogió al descubrir que la voz de Jim Morrison era el colchón poético sobre el que todo ello reposaba y de repente… Electra se queda muda… Fascinante y enigmático, ¿verdad? Pues así es como arranca «Alma», la adaptación escénica que Arturo Turón ha tenido la osadía de realizar de «Persona» de Bergman. Y no utilizo el término osadía como falta de respeto o de vergüenza, si no como jugada arriesgada o peligrosa, ya que el director se expone a ser juzgado y comparado, y eso es lo que me apasiona de su labor, porque yo no creo que Arturo quiera compararse, si no que lo utiliza como vehículo para expresarse.

Que nadie vaya a ver esta función pensando en encontrarse algo sencillo, pensado para agradar a cualquier tipo de paladar. Más de uno y de dos no pasarán por el aro, eso está más que claro, pero yo, que soy el espectador con el turno de palabra, puedo decir que aún paladeo con gusto la propuesta. Sí, quizá en algún momento peque de densa, no vamos a negarlo, pero yo la degusté con placer y cierta fascinación. Me gusta recoger el guante de ciertos retos teatrales y entregarme a ellos, al igual que aplaudo el intento por explorar y beber de cuanto referente nos agite por dentro.

Los problemas internos, mentales, psíquicos, de los actores y actrices, siempre son un tema recurrente. Son personas que se exponen y fuerzan sentimientos, corriendo el riesgo de quebrarse, incluso hartarse o querer dejar de ser quienes son, al darse cuenta de la farsa que viven día sí y día también, y no solo sobre las tablas. Pero también hay que mirar a todos aquellos seres anónimos que tienen necesidad de ser escuchados, de expiar sus pensamientos a base de darles voz, de sentirse vivos a golpe de exceso de verborrea. De ahí surgen tanto Elisabeth, actriz que en plena representación deja de hablar por decisión propia, y Alma, joven enfermera que la cuida en su retiro voluntario, y que decide abrirse a ella, confesándole inocentemente sus más íntimos secretos, hasta el momento en el que Elisabeth, desde su mutismo envenena esa inocencia, llevándola a enfrentarse con sus propias dudas y demonios.
Un juego de espejos donde ambas mujeres se mostrarán desde lados opuestos que terminarán por tocarse y fusionarse.

Andrea Dueso se enfrenta al reto de dar cuerpo a esta función como única voz, y atrapar al espectador con un personaje como Alma, que tiene tanto que contar y del que en momentos nos apiadamos y enternecemos, y del que en otros acabamos por hastiarnos. Nos muestra su inocencia sin filtros y eso no siempre sabemos recibirlo con agrado y comprensión. Y ahí radica la complejidad de su cometido, mantener ese equilibrio de manera interesante para el espectador,  hasta llegar al momento en el que todo se rompe, donde toda esa luz es ensombrecida, dando paso al reverso que cualquier persona portamos y del que no somos conscientes hasta que no nos vemos a través de los ojos de otro. Perturbador.

Y ahí está Rocío Muñoz-Cobo y la difícil tarea de lograr crear un personaje como Elisabeth, que desde el silencio y la escucha logre destilar tantas sensaciones, que transmita el hartazgo y esa extraña fascinación hacia los demás, hacia esa necesidad que tenemos todos de «regalarnos» a los extraños. Qué forma de mirar, de opinar sin hablar, de apoyar y subrayar cuanto Andrea dice… Su Elisabeth es ese gato cruelmente juguetón que observa sin compasión a un esperanzado ratón que acabará entre sus fauces , pero… ¿finalmente eso será así? Ahí lo dejo para no destripar nada a quien vaya a verla.
Impresionante la magnifica elección de actrices, la conexión y la simbiosis que se genera entre ambas mujeres. 

El caso es que ambas actrices, junto a la coreógrafa y bailarina Cristina Massón, y al gran equipo que dan forma a «Alma», tejen un poema teatral, lleno de belleza, de contrastes y similitudes, que uno se lleva a casa y que, aún pasados los días, uno lo nota que sigue latiendo. Es desasosegante, terriblemente fría, cruel, y por eso mismo creo que es fascinante.
«Alma» es de esas funciones de largo recorrido que, si se la deja crecer, conseguirá tener un poso tan potente que apetecerá revisitarla unas cuantas veces, además de ir descubrir y desgranando todos esos detalles que Arturo Turón esconde dentro de ella.

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Alma

Unos elementos escénicos naturalistas se reparten en un espacio imaginario que no puede dejar de recordar al Dogville de Lars Von Trier. Las luces de la sala se apagan y un relampagueo de imágenes nos acercan a lo que se nos viene encima; viendo aquello pensé en Bergman, pero también en Buñuel, incluso en Lorca, y en Pasolini, y el corazón se me encogió al descubrir que la voz de Jim Morrison era el colchón poético sobre el que todo ello reposaba y de repente… Electra se queda muda… Fascinante y enigmático, ¿verdad? Pues así es como arranca «Alma», la adaptación escénica que Arturo Turón ha tenido la osadía de realizar de «Persona» de Bergman. Y no utilizo el término osadía como falta de respeto o de vergüenza, si no como jugada arriesgada o peligrosa, ya que el director se expone a ser juzgado y comparado, y eso es lo que me apasiona de su labor, porque yo no creo que Arturo quiera compararse, si no que lo utiliza como vehículo para expresarse.ALMACARTELBAJA(1)

Que nadie vaya a ver esta función pensando en encontrarse algo sencillo, pensado para agradar a cualquier tipo de paladar. Más de uno y de dos no pasarán por el aro, eso está más que claro, pero yo, que soy el espectador con el turno de palabra, puedo decir que aún paladeo con gusto la propuesta. Sí, quizá en algún momento peque de densa, no vamos a negarlo, pero yo la degusté con placer y cierta fascinación. Me gusta recoger el guante de ciertos retos teatrales y entregarme a ellos, al igual que aplaudo el intento por explorar y beber de cuanto referente nos agite por dentro.

Los problemas internos, mentales, psíquicos, de los actores y actrices, siempre son un tema recurrente. Son personas que se exponen y fuerzan sentimientos, corriendo el riesgo de quebrarse, incluso hartarse o querer dejar de ser quienes son, al darse cuenta de la farsa que viven día sí y día también, y no solo sobre las tablas. Pero también hay que mirar a todos aquellos seres anónimos que tienen necesidad de ser escuchados, de expiar sus pensamientos a base de darles voz, de sentirse vivos a golpe de exceso de verborrea. De ahí surgen tanto Elisabeth, actriz que en plena representación deja de hablar por decisión propia, y Alma, joven enfermera que la cuida en su retiro voluntario, y que decide abrirse a ella, confesándole inocentemente sus más íntimos secretos, hasta el momento en el que Elisabeth, desde su mutismo envenena esa inocencia, llevándola a enfrentarse con sus propias dudas y demonios.

Un juego de espejos donde ambas mujeres se mostrarán desde lados opuestos que terminarán por tocarse y fusionarse.

Andrea Dueso se enfrenta al reto de dar cuerpo a esta función como única voz, y atrapar al espectador con un personaje como Alma, que tiene tanto que contar y del que en momentos nos apiadamos y enternecemos, y del que en otros acabamos por hastiarnos. Nos muestra su inocencia sin filtros y eso no siempre sabemos recibirlo con agrado y comprensión. Y ahí radica la complejidad de su cometido, mantener ese equilibrio de manera interesante para el espectador,  hasta llegar al momento en el que todo se rompe, donde toda esa luz es ensombrecida, dando paso al reverso que cualquier persona portamos y del que no somos conscientes hasta que no nos vemos a través de los ojos de otro. Perturbador.

Y ahí está Rocío Muñoz-Cobo y la difícil tarea de lograr crear un personaje como Elisabeth, que desde el silencio y la escucha logre destilar tantas sensaciones, que transmita el hartazgo y esa extraña fascinación hacia los demás, hacia esa necesidad que tenemos todos de «regalarnos» a los extraños. Qué forma de mirar, de opinar sin hablar, de apoyar y subrayar cuanto Andrea dice… Su Elisabeth es ese gato cruelmente juguetón que observa sin compasión a un esperanzado ratón que acabará entre sus fauces , pero… ¿finalmente eso será así? Ahí lo dejo para no destripar nada a quien vaya a verla.

Impresionante la magnifica elección de actrices, la conexión y la simbiosis que se genera entre ambas mujeres. 

El caso es que ambas actrices, junto a la coreógrafa y bailarina Cristina Massón, y al gran equipo que dan forma a «Alma», tejen un poema teatral, lleno de belleza, de contrastes y similitudes, que uno se lleva a casa y que, aún pasados los días, uno lo nota que sigue latiendo. Es desasosegante, terriblemente fría, cruel, y por eso mismo creo que es fascinante.

«Alma» es de esas funciones de largo recorrido que, si se la deja crecer, conseguirá tener un poso tan potente que apetecerá revisitarla unas cuantas veces, además de ir descubrir y desgranando todos esos detalles que Arturo Turón esconde dentro de ella.

Título: Alma Autor: Arturo Turón (Basado en «Persona» de Ingmar Bergman) Lugar: Nave 73 Elenco: Rocío Muñoz-Cobo, Andrea Dueso y Cristina Masson Escenografía: Juan Divasson Iluminación: Jon Corcuera Espacio Visual: Sergio Lardiez Vestuario: Ana López Dirección: Arturo Turón

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Andrés Requejo El Eunuco Elegy En Un Entreacto Radio GetafeVoz Selfie

En Un Entreacto Radio – Programa 32

Otra quincena en la que En Un Entreacto Radio estuvo al pie del cañón, intentando acercar a todos nuestros amigos la actualidad teatral. Un programa que, aunque la tecnología nos lo quiso poner complicado, logró charlar con Alejo Sauras sobre «El Eunuco» dentro de nuestra sección de cartelera.

Después recibimos en nuestro estudio de GetafeVOZ a Alberto Fernández Prados y a Amalia Hornero, que desde ya forman parte de la familia Entreactera, para conversar sobre «Selfie«. La obra de teatro que está colgando «No hay localidades» en la Sala AZarte desde comienzos de febrero. 

Y tras hacernos nuestro propio Selfie con nuestros invitados, hemos despedido el programa con una visita que nos hacía especial ilusión, la del gran Andrés Requejo que ha venido a hablarnos de «Elegy» que esperamos que tras su paso por la Sala Mirador, tenga una larga y fructífera vida, ya que por desgracia está tan de rabiosa actualidad y es tan necesaria. 

No se puede pedir más para 70 minutos de actualidad teatral.

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En Un Entreacto Radio – Programa 31

Nos adentamos en una nueva quincena llena de En Un Entreacto Radio, y no podíamos hacerlo de mejor manera que ampliando nuestra familia Entreactera. ¡Y de qué manera!

En este programa tuvimos el inmenso privilegio de poder visitar «La Piedra Oscura» de la mano de su director, Pablo Messiez. Un regalo poder, por fin, charlar con él y que lo hiciéramos sobre esta función que está llamada a ser un Clásico Contemporáneo -los que la habéis visto sabéis a lo que me refiero- pero no solo eso, es que además la entrevista la pudimos hacer desde las mismas tablas donde esta joya parida por la mente del gran Alberto Conejero cobra vida cada noche, el Teatro María Guerrero.

Y además, como la cosa va de clásicos, esta quincena recibimos en nuestro estudio de GetafeVOZ a parte de la Compañía Si O Si Teatro que en estos momentos está poniendo en escena desde Nave 73, «Un Cuento De Invierno» de W. Shakespeare. Un montaje que respira aromas de corrala, de cómicos de la legua y las nuevas tecnologías, ¿que cómo es eso? Pues tan solo tenéis que escuchar a Rocío Marín, Carlos Martinez-Abarca y Carlos Lorenzo, para saber a lo que nos referimos.

También tuvimos un pequeño recuerdo para la desaparecida Amparo Baró y dimos un paseo por la cartelera de la capital.

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