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Danzad Malditos

Siempre los finales felices, siempre las sonrisa y el sentimiento «sanote» de pensar que todo marcha a las mil maravillas, que todos llegaremos si le ponemos empeño…¡MENTIRA! Por cada vencedor hay un puñado de almas desilusionadas, de perdedores ¿y qué pasa con ellos? Con quienes no lo consiguen. Los que se quedan en el camino. Los que quedan con la mirada perdida cuando no son los elegidos.

Foto Dominic Valvo

A mi me interesa mucho más saber qué sucede con esos que han perdido, que estaban dispuestos a dejarse el alma por lograr un momento de gloria, por ínfima que nos parezca; conocer el fuego helado que se les come por dentro. Yo quiero ver las tripas revueltas de quienes pelean con uñas y dientes y que ven una y otra vez que son los otros, y no ellos, los que se llevan la gloria. Quiero entrar en el vacío del desconsuelo de quien se ha hecho jirones el alma y ha acabado mordiendo el polvo. Quiero saber cómo suena el grito descarnado que normalmente se pierde entre los ecos de aplausos y vítores para el vencedor.

Es fascinante descubrir cómo puede haber tanta belleza entre las miserias de esos seres que aprietan los dientes con fuerza, conteniendo la rabia, que están dispuestos a sacrificar su lado humano para lograr su propósito; que fuerzan la carne y los huesos hasta la extenuación para alivio de sus almas. Que intentan impedir que el desaliento les devore las entrañas y seguir; chillando, llorando, sangrando, pero siempre tirando hacia adelante, hasta lograr su meta o acabar golpeando el suelo con la boca y, desde allí, ver pasar la sonrisa del vencedor pisando la dignidad que aún les queda.

Por eso mismo salí seducido por «Danzad Malditos». Un espectáculo que te agarra por las tripas y tira de ti, provocando una mezcla entre fascinación y repugnancia. Que genera esa inconfesable excitación que nos produce contemplar el sufrimiento ajeno.

Un circo de almas que luchan desesperadas hasta la extenuación.

Es imposible no verse como uno más entre ellos y a la vez aliviado de que por esta vez nos toque verlo sentados desde la butaca.

No podía ser otro más que Alberto Velasco quien se pusiera al frente de semejante reto. Nadie como él puede sacar tanta hermosura de una propuesta como esta y lograr que la degradación del ser humano y la derrota, alcancen cotas de atracción y belleza tan altas como las que logra él, exprimiendo hasta el último aliento de las almas de un elenco sublime.

Si hay un «pero» en este espectáculo es la dramaturgia de Félix Estaire, que comenzó despertando en mi la seducción de adivinar al individuo que se esconde tras esa amalgama de almas vibrantes, pero que se pierde según avanza la función. Sí, es bella la poética de cuanto dice, pero acaba devorada por la potente contundencia del resto de elementos que conforman el espectáculo y que ya hablan por sí solos. Quizá el azar de la propuesta, el que todo esté abierto a múltiples posibilidades, hace que sea el elemento peor parado a mi forma de sentir el espectáculo.

La escenografía de Alessio Meloni nos grita la angustia desde ese espacio que naufraga bajo el polvo, la iluminación de David Picazo transmite el desnudo desasosiego que suele quedar oculto a nuestra vista y la música de Mariano Marín nos crea un nudo desesperado en el estómago de continua agonía. Brillantísima e inolvidable puesta en escena.

Foto Dominic Valvo

Y ellos: Guillermo Barrientos, Carmen del Conte, Karmen Garay, José Luis Ferrer, Rubén Frías, Ignacio Mateos, Nuria López, Sara Parbole, Txabi Pérez, Rulo Pardo, Sam Slade, Ana Telenti y Verónica Ronda. Estoy enamorado de su trabajo, de cuanto me transmitieron, la pasión, el dolor, la pena, la rabia. Aplaudo la valentía y el arrojo con el que se han dado a este espectáculo con un nivel de exigencia tan descomunal.

Es tan gratificante ver artistas, tan diferentes entre ellos, arrojando sus almas a la arena y entregarse con la desnudez, la potencia y la valentía que demuestran, que me hicieron salir emocionado, feliz; pensando que el empeño merece la pena y que tenemos un teatro realmente vivo, que respira y vibra pasión.

Aplaudo con entusiasmo el arrojo de todos esos artistas que un día decidieron apostar por ellos mismos, creer en la labor de equipo y sacar adelante, desde las entrañas, un espectáculo que muy pocas veces se puede ver en nuestro teatro y que quizá abra las puertas a un lenguaje poco explorado. Aplaudo que se haya creído en ellos y que no haya muerto en el Frinje.

«Danzad Malditos» es ese grito desgarrado de quien no ceja en la lucha, un homenaje a los perdedores que no se dan por vencidos y que nos ha conquistado.

Título: Danzad Malditos. Dirección: Alberto Velasco. Dramaturgia: Félix Estaire. Elenco:  Guillermo Barrientos, Carmen del Conte, Karmen Garay, José Luis Ferrer, Rubén Frías, Ignacio Mateos, Nuria López, Sara Parbole, Txabi Pérez, Rulo Pardo, Sam Slade, Ana Telenti, Verónica Ronda y Alberto Frías. Coreografía: Alberto Velasco. Escenografía: Alessio Meloni Vestuario: Sara Sánchez de la Morena. Iluminación: David Picazo. Música Original: Mariano Marín. Lugar: Naves del Español – Matadero (Teatro Español)

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Worksoap – Copia de una copia

No es sencillo arriesgarse. Da miedo sacar los pies del tiesto y abandonar la zona de confort para explorar nuevos caminos, pero es que lo interesante está ahí ¡Lo demás ya está más que trillado!

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Foto Helena de Llanos

Nadie repara en quien se pierde entre la multitud, anónimo y camuflado, vistiendo y asintiendo igual que el resto. Por supuesto que los batacazos son más sonados y el estruendo de una lágrima que cae fuera de ese círculo de seguridad, que nos mantiene engañosamente reconfortados, llama tanto la atención que hace que todos se giren para ser testigos y asientan con un arqueo de ceja: «Si ya sabía yo…»

Esta ida de cabeza tan grande que me marco como reflexión de comienzo de crónica refleja tanto el sentido de la existencia que me transmite la compañía Almaviva Teatro como su apuesta por su último montaje «Worksoap – Copia de una copia». Una compañía que gusta de la intensidad y que pelea por diferenciarse y jugar con las capas que envuelven todo para finalmente quedarse con la mínima expresión y convertirlo en la clave de su filosofía de trabajo.

Foto Helena de Llanos

A César Barló, capitán de esta embarcación, no le va eso de ir por aguas tranquilas para llegar a un puerto donde brindar con su tripulación, a él lo que le va es lanzarse al ojo del huracán, al centro de la tormenta, y desde allí liarse a carcajadas, abrazado a esos otros locos que se han enrolado en su aventura y gozar del viaje sin saber si el final del camino está en ese puerto donde emborracharse o en el fondo del mar, ¡qué mas da!. Quizá los que miramos desde fuera quedemos un tanto estupefactos, sin saber si aplaudirles ansiosos por unirnos a esa locura o marcharnos reflexivos a casa, pero lo que no se le puede negar que los convencionalismos le sobran y se los sacude de encima a golpe de teatro de resistencia.

Él no cree en que lo que se «es» en el comienzo, sea lo que deba quedar; a él lo que realmente le excita es contemplar la evolución del embrión, dejarle solo en medio de la escena aprendiendo a respirar y que, aunque a veces parezca que le falte el aliento y no se vaya a recuperar, permitirle que se desarrolle mientras suda sangre si hace falta, para que al fin logre ponerse a caminar.

Esta vez la apuesta vuelve a ser de esas de fuerza bruta, inspirándose en «El Club de la Lucha», tanto en el texto de Chuck Palahniuk como en la película de David Fincher, a la que acude en varias ocasiones a lo largo de la función, poniendo en pie una propuesta que habla de la identidad del individuo frente a la aplastante despersonalización de la masa; del desdoblamiento de cada uno de nosotros, de la ruptura con lo establecido, del enfrentamiento con nuestro yo más primario, ese que vive en lo más hondo de nosotros y que intentamos retener, tratando de ignorarlo y ver si así impedimos que respire el aire que respiramos nosotros, sabiendo que en el momento que lo haga no querrá volver a las profundidades de donde salió.

Olvidaos de las peleas y la violencia explícita de su predecesor cinematográfico, aquí no tienen lugar, aunque confieso que un poquito más de explicitud hubiera sido una bocanada de aire fresco que le hubiera sentado de maravilla. La dramaturgia de César Barló se basa en el personaje principal, en su dualidad, apoyándose en ese hombre que convive confundiendo los mundos interior y exterior, que se destruye para reconstruirse en aquello que ya era y que no sabía, revelándose contra si mismo y contra un sistema que le fuerza a aceptar ser parte de la sumisión «borreguil» de la masa global.

Foto Helena de Llanos

Un experimento vivo que crece y evoluciona a golpe de función, soportado por dos actores entregados al sobreesfuerzo exigido por la dirección y que lo transforman de manera sobresaliente en un ejercicio fascinante en ocasiones y desquiciado en otras. José Gonçalo Pais y Sergio Torres son dos torrentes de energía desbocada, que juegan a intercambiarse roles, a introducirse en la piel del otro, a robarse el aliento y cargar contra la dificultad que atañe el hacer accesible un propuesta que quizá da por sabidos ciertos pasajes claves y que, en algún momento, se para en exceso en otros que pecan de irrelevantes, pero que ha sabido extraer la esencia de una historia que resulta extrañamente fascinante y ciertamente perturbadora. Con momentos en los que el trabajo actoral es casi un extraño intercambio de almas.

Una puesta en escena que juega con la performance, la pantomima y el laboratorio actoral, que arriesga sin prejuicios, que rezuma mucho sentido del humor y es menos tremendista de lo que aparenta, aunque quizá en algunos momentos se guste en exceso y olvide que la están mirando.

Almaviva Teatro destila personalidad y afianza su identidad con este montaje, ¡por eso nos gusta!

Título: Worksoap – Copia de una copia. Dramaturgia: César Barló (A partir de El Club de la Lucha de Chuck Pahniuk) Elenco: José Gonçalo Pais y Sergio Torres. Espacio y Vestuario: Rosa M. Sánchez. Dirección: César Barló. Lugar: La Puerta Estrecha.

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En Un Entreacto Radio – No Hay Mejor Defensa Que Un Buen Tinte

Seguimos fieles a nuestra cita quincenal y En Un Entreacto Radio regresa para acercar la actualidad teatral a nuestros oyentes.
Moira Lagarde vuelve a estar con nosotros para expresar su opinión y acercarnos a los aspectos más espinosos del panorama teatral. Hoy hemos hablado de críticas, happenings y performance, pero no lo ha hecho sola, esta vez se ha traído una amiga muy conocida por todos con la que hemos conversado y hemos comenzado una de las tardes más surrealistas de nuestra existencia como programa de radio: La Toñi.
Después la tarde ha seguido en ascenso y hemos recibido en el estudio a parte de la compañía que actualmente representa «No Hay Mejor Defensa Que Un Buen Tinte», Juanma Pina, su director, y dos de sus actores Mario Alberto Díez y Fran Arráez. Con ellos hemos viajado por todo un universo de locura y comedia que han hecho qe disfrutemos como locos en un programa irrepetible, ¿y te lo vas a perder?
¡Bienvenidos a En Un Entreacto Radio!

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La Necesidad de Náufrago

Todos vamos a la deriva, arrastrados irremediablemente por la corriente, pataleando y dando brazadas intentando remar a la contra, resistiéndonos y queriendo llevar nuestro propio rumbo.  A veces, bien por esas brazadas o por puro azar, acabamos en orillas que nos apetecen, donde disfrutamos del sol, del aire fresco, donde correr libres; otras veces lo intentamos  en vano, golpeándonos con las rocas del fondo que nos laceran y nos abren heridas; un viaje lleno de cambios de ritmo, de sensaciones encontradas, que irremediablemente nos hará desembocar en el mar donde quizá encontrar nuestro remanso de paz.la-necesidad-del-nc3a1ufrago-redes-sociales-4-1

Pablo Cano Sales a la cabeza de SieTeatro Producciones es quien retrata este viaje río abajo con “La Necesidad del Náufrago”, componiendo y dirigiendo este conjunto de recuerdos, de situaciones, aparentemente inconexas que conforman una cadena infinita de “Necesidades”, las que podría tener cualquiera de nosotros.

Esta comedia con tintes dramáticos, como la propia compañía la define, nos abre las puertas a diferentes situaciones que viajan desde la más común de las realidades hasta rozar dimensiones paralelas llenas de surrealismo. Premisa interesante que parte desde un lugar atractivo, pero que se tropieza con un final irregular.

Hay que destacar una estupenda puesta en escena en la que doce sillas juegan a transformar el espacio en 16 escenas con identidad propia que van mutando según lo requiere la situación.  Pablo nos lleva de la mano, junto a los cuatro actores: Javier Prieto, Víctor Nacarino, Diego Cabarcos y Carmen Valverde, por todas ellas como quien muestra diferentes cuadros de tonalidades variopintas. Una estupenda labor que muestra la versatilidad de su autor a la hora de desarrollar situaciones y de sus cuatro actores para saltar de registro a golpe de efecto de luz. Cuando ellos se divierten, nosotros lo hacemos más aún. Si bien todos están correctos, dando rienda suelta a cuanto recurso tienen guardado en la chistera para dar cuerpo a ese aluvión de personajes que tienen que encarnar, quiero destacar el trabajo tanto de Víctor Nacarino como de Diego Cabarcos que logran llegar sin importar el registro que les toque en suerte con una sencillez que disfruté con mucho gusto.

Una propuesta que entretiene, que divierte, con muy buenas ideas, pero que me dejó con la duda de saber hacia dónde me quisieron llevar. No logré encontrar un nexo de unión con el que poder rematar el conjunto de historias que se plantean y que por otra parte, como cuadros individuales, funcionan perfectamente. Quizá no hubiera intención alguna de unirlas, tan solo el placer de plasmarlas en escena, pero como espectador yo sí sentí esa «Necesidad» a la que se apela para lograr rematar el espectáculo, o al menos comprender el «por qué».

Título: La Necesidad del Náufrago Autor/Director: Pablo Cano Sales Elenco: Javier Prieto, Víctor Nacarino, Diego Cabarcos y Carmen Valverde Escenografía y Vestuario: Tania Tajadura Iluminación: Antonio Cabrera Espacio Sonoro y Música Original: Eusebio López Lugar: El Umbral de Primavera

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La Fundación

 Todos cuando comenzamos nuestra andadura estamos desorientados y damos palos de ciego, esto es extrapolable a cualquier ámbito de la vida, pero refiriéndonos al ámbito teatral: Si en un momento dado alguien, en este caso José Martret acompañado de Raquel Pérez y Luis Luque, que ya tienen un bagaje, se prestan voluntarios para allanar el camino de los que comienzan, es más que de agradecer. Tanto para el artista “apadrinado” como para los espectadores que tenemos la ocasión de desla-fundaciocc81ncubrir talentos emergentes.

Es maravilloso sentir que en este mundo tan lleno de egos desmedidos se pueden encontrar remansos de generosidad. Saber que hay manos tendidas al servicio de las generaciones venideras.

En esas está Ruth Rubio, una de las participantes en el ciclo «Nuevos Directores de Escena», quien ante la posibilidad de poder poner en escena un montaje con el que hacer su carta de presentación, ha optado por apostar fuerte, recuperando y adaptando un grande de nuestra escena como es Buero Vallejo. Un autor que no es muy representado en nuestros escenarios (¡una lástima!) y que, sin embargo, Ruth ha decidido sacudirle el polvo y volver a ponerlo en la órbita teatral, adaptándolo a los tiempos y al espacio que exige La Pensión de las Pulgas.

“La Fundación” es un texto que surca, con vuelo raso, los límites de la cordura. Que nos habla de la capacidad que tiene la mente humana para romper con todo aquello que nos perturba y crear un nuevo estado en el que sentirnos reconfortados y libres de toda culpa. Un mundo ideal con fisuras por las que el olor putrefacto de la realidad se cuela irremediablemente, reteniéndonos y obligándonos a afrontar ese destino que nos espera y que no hace concesiones. Una realidad donde la bondad y la crueldad se dan la mano y no tienen porqué ser partes enfrentadas, pero sí decisivas en nuestras acciones y determinante para nuestra supervivencia.

Tras ver la función se me vino a la mente un pensamiento: Que «La Fundación», tal y como la ha ideado Ruth, aún sigue muy vigente. Es un claro reflejo de nuestro estilo de vida, donde la realidad nos golpea con tanta contundencia que preferimos crear una burbuja donde refugiarnos de todos esos olores nauseabundos que nos llegan desde el exterior y a los que quitamos importancia autoengañándonos con falsos bálsamos, a pesar de saber que tarde o temprano deberemos enfrentarnos a ese putrefacción y esa realidad que nos hiere y en la que debemos sobrevivir ¿Quizá interesados? ¿Excesivamente cobardes? ¿Algo estrategas? Eso cada espectador que lo juzgue cuando la vea.

«La Fundación» está repleta de nombres de peso en el circuito Off y grandes conocidos de Porteras y Pulgas: Abel Zamora, Juan Caballero, Javier Mejía, Julio Vélez, Noemí Rodríguez y Fran Boira juegan, algunos con más acierto que otros -¡Ojo! No olvidemos que están comenzando a caminar- a favor de la propuesta de su directora. No podía ser de otra manera, pues para llevar a buen puerto este montaje y lograr ese ambiente opresor e inquietante con solvencia, se necesita de profesionales curtidos en las distancias cortas, que supieran dibujar las acciones y reacciones de sus personajes con credibilidad, dibujando con pincel de trazo fino y lograr que, con el permiso de Don Antonio, una mirada de soslayo o una respiración puedan llegar a decir más que una línea de diálogo.

«La Fundación» es el primer, y valiente, paso de su directora Ruth Rubio, quien ya pisa con rotundidad el camino por el que quiere transitar.

¡Nos va a encantar acompañarla!

Título: La Fundación Autor: Antonio Buero Vallejo Adaptación/Dirección: Ruth Rubio Elenco: Abel Zamora, Juan Caballero, Javier Mejía, Julio Vélez, Noemí Rodríguez y Fran Boira Escenografía y Vestuario: Pier Paolo Álvaro y Roger Portal Lugar: La Pensión de las Pulgas

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En Un Entreacto Radio – Danzad Malditos y Desde Los Escombros

En Un Entreacto Radio regresa para traeros eso que tanto nos gusta y que es motivo por el que nos reencontramos cada quince días. El Teatro.
Regresamos para acercaros una vez más la actualidad de la cartelera y charlar con los habitantes de los escenarios.
Hoy tuvimos doble ración de entrevistas.
Arrancamos con un estreno del que mucho hemos oído hablar desde que este pasado verano arrasó en el Frinje: “Danzad Malditos”. Rubén Frías y Guillermo Barrientos nos visitaron para poder charlar sobre este montaje que se nos viene.
Y también contaremos con María Prado y Aranza Coello directora y actriz, ambas miembros de CuartoYMitad Teatro, que se acercarán a este nuevo entreacto para presentarnos “Desde Los Escombros”, una función gestada en la Primera Edición del Máster de Creación Teatral de la Universidad Carlos III de Madrid coordinado por Juan Mayorga.
Por supuesto, contaremos con nuestra sección habitual de cartelera y las preguntas musicales de César López.

¡Bienvenidos a En Un Entreacto Radio!

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Entre Tu Deseo y El Mío

Todos ansiamos ser «algo más». Que nuestro paso por la vida deje una impronta en la historia de la humanidad.

Foto Jael Levi

Se nos ha educado de tal manera que no concebimos que la vida pueda ser esto y ya está, que seamos seres anónimos que no tienen que brillar y deslumbrar, sino «ser», sin más. Pero no es que no lo concibamos para nosotros, es que no lo hacemos ni si quiera para que nuestros hijos, sobrinos -Aquellos que nos preceden- tengan una vida barnizada de sencillez y ansiamos, porque decir que «deseamos» es maquillarlo de buenos sentimientos cuando todo esto va más de egoísmo encubierto, que sean todo eso que nosotros no hemos podido ser: Ese descubridor, ese líder o ese artista. Al final lo que sucede es que vivimos para convertir nuestros sueños frustrados en los planes de vida de otros a los cuales seguramente no les hayamos dado ocasión ni de poder planteárselo. Y «Entre tu deseo y el mío» va de eso, de la carga insoportable en la que se convierten nuestros sueños incumplidos para quienes no los soñaron.

María ya no puede más y decide acabar con su vida a golpe de pastilla; mientras ingiere una a una las píldoras que darán alivio a su tormento, rememora su paso por la vida: Reflejos desafinados del sueño frustrado de una madre que es incapaz de ver más allá del plan de futuro diseñado para su hija.

«Entre tu deseo y el mío», texto escrito por Juan Diego Botto, es un traje a medida para su hermana María Botto, para ella por el reto interpretativo que le supone y para nosotros para que podamos descubrir una maravillosa composición que muestra segundo a segundo durante toda la función. Un personaje que indudablemente lleva cosido a su piel. Esa forma de lograr subir a lo más alto para tocar la inocencia y la luz, y acto seguido lanzarse en picado hacia el más oscuro de los abatimientos y escupir la rabia en forma de incómoda ironía, emociona y sobrecoge. Y esa voz en la que le caben Judy Garland y Janis Joplin sin que se den de tortas ¡Tan opuestas y, sin embargo, tan iguales! Un sutil resumen de lo que es esta función.

Foto Jael Levi

Pero no solo está ella, bajo la batuta de Cristina Rota se encuentra Carmen Balagué, que es un fantástico contrapunto como esa madre defraudada por la vida que lleva clavados en el alma los pedacitos de un espejo de deseos quebrados en los que pretende que su hija se refleje, sin reparar que las aristas filosas que le sobresalen de esas heridas con las que ha aprendido a vivir, desgarrarán las alas de una hija que ni si quiera ha tenido ocasión de aprender a volar por si misma.

Ellas dos no están solas en escena, también está Mateu Bosch al cual le toca bailar, a mi forma de ver, con la más fea y defender un tramo de función que es totalmente prescindible.

«Entre tu deseo y el mío» nos engancha desde el comienzo con ese doloroso y catártico «Over The Rainbow» que abre las puertas hacia este viaje por el boulevard de los sueños rotos de dos mujeres intoxicadas de desesperación y frustración que no nos son en absoluto lejanas. Víctimas de una sociedad que nos vende que, para que sintamos que nuestra vida haya merecido ser vivida, debemos inmolarnos a golpe de éxito ante los demás.

Título: Entre tu deseo y el mío. Texto: Juan Diego Botto. Dirección: Cristina Rota. Elenco: María Botto, Carmen Balagué y Mateu Bosch. Iluminación: Cristina Rota y Jesús Díaz Cortés. Escenografía: Mónica Boromello y Alessio Meloni. Proyecciones: Mónica Duce. Asesor de voz: Íñigo Asiain. Lugar: Sala Mirador

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En Un Entreacto Radio – Ruth Rubio presenta La Fundación

El 2º En Un Entreacto de la temporada ha estado lleno de novedades y de momentos dignos de no olvidar.
Hemos estrenado nueva sección y nueva voz Entreactera: Moira Lagarde es la nueva integrante de nuestros Entreactos, un personaje que estará con nosotros a partir de ahora para aportarnos su visión libre sobre la cartelera, opinará sobre las funciones y sobre todo aquello que esté relacionado con el mundo de la escena. ¡Atentos! Tiene mucho qué decir y no se lo va a callar.
Y en nuestras charlas Entreacteras hemos contado con Ruth Rubio, una artista que ha sido todo un descubrimiento y que ha venido a presentarnos «La Fundación», primera función con la que se pone a los mandos desde La Pensión de las Pulgas.
¡No os perdáis todo lo que ha sucedido en esta nueva entrega de En Un Entreacto Radio!

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NOC

Los que me leéis un poco más de seguido sabéis que no soy muy dado a entregarme a los espectáculos cabareteros y de variedades -¡Qué le voy a hacer si he nacido así de intenso!- pero como aparte de intenso he nacido curioso, este sábado pasado me sacudí esas «intensidades» de encima y me entregué a NOC en el Nuevo Teatro Alcalá.

Un espectáculo que lleva tres temporadas de éxito en el Off madrileño no puede dejarse escapar por prejuicios, además, a nadie le viene mal aflojarse un poco el corsé y entregarse sin preocupación al buen rollo, al colorido y a la excentricidad.

NOC es un show ideado y dirigido por David Quintana donde se dan lugar los números musicales en directo, los sketches de fonomímica, las acrobacias, las coreografías y el gusto por el cabaret, que logran engancharnos a la despreocupación y la diversión durante 90 minutos.

El ambiente nada más entrar, topándote con las candilejas, las mesitas, la ambientación ya te predispone a lo que te vas a encontrar. Fantástica escenografía de Alessio Meloni que tiene la capacidad de situarnos al mismo tiempo delante y detrás del escenario para que seamos testigos de la vida de sus protagonistas entre bambalinas y en escena, y que engrandece el contenido de esta propuesta.

El ritmo que David Quintana ha dado a NOC es trepidante y sorprendente, los números se van sucediendo uno tras otro sin dar respiro, manteniendo la sonrisa del público en un constante hasta los saludos finales. Y es que la compañía realiza un trabajo fabuloso. Si he de poner un «pero» sería el exceso de números de fonomímica en detrimento del resto de disciplinas, pero bueno, es el sello y origen de su creador en Los Quintana y es lógico que estén tan presentes.

Sorprenden los números individuales, sobretodo en un espacio tan reducido, donde disfrutamos del talento de prácticamente todos ellos.

La maestra de ceremonias o mejor dicho: la Reina Bataclana, una fantástica Isabel Dimas, demostró a pesar del problema con ese micro rebelde, la calidez, el buen humor y la cercanía con la que trabaja, y sobretodo y por encima de todo la estupenda voz con la que nos deleita a lo largo del espectáculo; invitación más que suficiente para dejarnos atrapar entre brillos de lentejuelas, pelucones y comedia.

José Cobrana es luz y humor, está sencillamente para comérselo. David Vento y su aro nos dejaron boquiabiertos, Sergio Franco es pura energía a golpe de tacón que acompañado de Elsa Cabo Ambros -¡Numerazo de claqué!- y Nataliya Andrukhnenko se marcan unas estupendas coreografías, unas divertidas, otras sensuales, siempre efectivas.

Un híbrido entre el cabaret, la revista, el vodevil, con reminiscencias a los clubs de ambiente de finales del Siglo XX, mezclado con el music-hall americano y la varieté, que sin más pretensiones que las de divertir y entretener con elegancia, dan un sabor a las noches de Madrid que amenazaba con extinguirse y que gracias a espectáculos como NOC se recupera y se reaviva.

Es un placer salir del teatro con el corazón contento.

Titulo: NOC – Un Auténtico Vodevil Autor/Dirección: David Quintana Elenco: Isabel Dimas, Jose Cobrana, Sergio Franco, David Vento, Elsa Cabo Ambros y Nataliya Andrukhnenko Escenografía: Alessio Meloni Vestuario: Los Quintana Lugar: Nuevo Teatro Alcalá.

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Mis Cosas Preferidas

Cuando hablamos de la corriente Off de nuestro teatro es obligatorio hacer referencia al teatro Off argentino, a cómo surgió «allá» y cómo hemos bebido de él para dar forma a lo que hoy vivimos por aquí, pero pocas han sido las ocasiones que hemos podido vivirlo en primera persona.

Ahora La Pensión de las Pulgas nos trae, por tiempo limitadísimo, «Mis Cosas Preferidas», escrito y dirigido por Macarena García Lenzi e interpretada por Valeria Giorcelli; una pieza venida directamente de Buenos Aires con la que podemos comprobar cómo se las gastan en la escena Off Porteña.

Para la ocasión nos traen, como ellas mismas lo definen: «Una pieza para cuatro personajes con uno solo en escena». Donde conoceremos a Brenda, una mujer que prepara el reencuentro con sus tres mejores amigas de juventud. Vivimos con ella la ansiedad y los preparativos del momento, la llegada de cada una de sus amigas, la relación que las une, el repaso de aquellos ¿maravillosos? años y cómo este reencuentro nos va desvelando los aspectos más íntimos de la amistad, el porqué del distanciamiento y la situación actual.

Cuando nos encontramos con «Mis Cosas Preferidas» no sabemos muy bien en qué terreno nos movemos y eso es lo que la hace tan interesante; genera en nosotros las ganas de adentrarnos en el mundo de Brenda y descubrir hacia dónde nos dirige. Ella tiene un look un poco a lo «¿Qué Fue de Baby Jane?» y aunque es un ser lleno de pura emoción, nos inquietan sus maneras excesivas. La sabemos una mujer adulta, pero a la vez nos da la sensación de estar con una niña en su cuarto mientras se divierte con sus amigas imaginarias a tomar el té, cosa que descoloca y despierta toda nuestra curiosidad.

El texto juega a desvelarnos el sentido de la historia a golpe de conversación. Sí, sí, como digo, la actriz está sola en escena, pero aun así logra con su interpretación que el monólogo no sea tal y que veamos y oigamos a cada una de sus amigas sin ningún tipo de problema. Conversaciones a veces banales, a veces corrosivas, que mientras se deslizan por los recuerdos y las bromas de antaño, toma una dirección muy clara, aunque un tanto predecible, cosa que no resta un ápice de interés a lo que estamos presenciando porque la forma de presentarlo es un verdadera filigrana escénica, para desvelarnos el auténtico lugar en el que nos hallamos.

Lo que Valeria Giorcelli nos presenta es un ejercicio de interpretación absolutamente sobresaliente. La forma en la que se mueve, cómo expresa intenciones, los gestos y miradas que pueblan la función, son de una precisión tan milimétrica que uno se descubre a si mismo mirando a las interlocutoras de Brenda sin cuestionarse que realmente no están allí, porque llega un punto de la función que incluso casi puedes asegurar que las puedes escuchar.

El viaje que se marca la actriz bajo la batuta de Macarena García Lenzi es bestial, puro delirio actoral; la agilidad con la que se dirige a sus amigas, cómo las mira, cómo atiende a cuanto le dicen, cómo reacciona, es una auténtica virguería…  ¡y que parezca tan fácil!

Creo que hay que ser un poco niño y un poco loco -Creo que esta es una buena definición para referirse a los buenos actores- para llegar al resultado con el que esta actriz nos obsequia.

No quiero desvelar demasiado para no romper la ilusión que guarda la función, pero el viaje en el que nos embarcamos con «Mis Cosas Preferidas» tiene mucha más miga de la que uno espera. Un trufa de chocolate rellena de sorpresiva hiel que debéis probar raudos y veloces porque en breve se esfumará –¡pena penita pena!– de nuestra cartelera.

Título: Mis Cosas Preferidas Autora: Macarena García Lenzi Elenco: Valeria Giorcelli Escenografía e Iluminación: Fabián Harsanyi Vestuario: Laura Ohman Dirección: Macareba García Lenzi Lugar: La Pensión de las Pulgas.

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